ANASTASIO

Escena de caza en una placa de bronce y oro.

Anastasio era un alto funcionario de la corte de Zenón, y ya hombre mayor, cuando fue elegido emperador en 491, fue el primer emperador romano luego de sus antecesores bárbaros y conservó el trono hasta su muerte en 518.

 

Hombre de firmes convicciones, era ferviente monofisita, apoyándose para esto en el Henotikón o Edicto de Unión, lo que le dio inmediatamente el apoyo de las provincias de Siria y Egipto, pero también le significó innumerables problemas en Tracia y Asia, y sobre todo en la capital, donde los ortodoxos se levantaron una y otra vez contra él.

Además era fervoroso partidario de los verdes, uno de los dos partidos fuertes de la capital, lo que produjo serios levantamientos de los azules, que se habían organizado en su contra y trataron de tomar el poder infinidad de veces durante su mandato.

 

El accionar de Anastasio fue el de un inteligente diplomático: daba concesiones cuando la situación apremiaba, para luego, poco a poco, volver a su política habitual.

 

Esto, sin embargo, provocó que el clima de guerra social e inquietud se prolongara durante prácticamente todo su mandato.

 

Su principal obra de gobierno fue el apoyo al comercio y las artesanías, que estableció luego de eliminar impuestos que gravaban los intercambios comerciales y la producción de productos, con lo que las actividades comerciales y la producción de artesanías se incrementaron considerablemente.

 

Además tomó medidas para equilibrar el valor de la moneda, obteniendo un gran éxito.

 

Sin embargo, sobre la población campesina, mayoría absoluta en el Imperio Bizantino, si bien eliminó impuestos, exigió que el resto de los tributos se pagaran en dinero y no en especie, como venía haciéndose normalmente.

 

Esto provocó más levantamientos y revueltas, debido a la presión que los agricultores y pequeños productores recibían por culpa de los edictos del emperador, que además obligaban a vender los alimentos a precios bajos fijados por el gobierno.

 

A pesar de ello, se puede reconocer en Anastasio a un excelente administrador, y un buen emperador, porque el tesoro del Imperio creció hasta límites insospechados.

 

Al morir dejaba al Imperio Romano con una economía saneada, y con una gran prosperidad económica y financiera, listo para cualquier empresa que se abordase.

 

R. C.

 

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