SOMOS PARTE DE LA OTRA CAMPAÑA EN CHIAPAS | |||||
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vie, 06-Oct-2006 11:44 AM Sugerencias para escribir la Otra historia 1. La historia que conocemos es básicamente la historia escrita desde el Poder, que hace hincapié en aquellos acontecimientos que más le convienen para su perpetuación, silenciando o narrando a su manera aquellos que atentan precisamente contra él. Constatamos en toda la historia de la humanidad que no hay poder sin rebeldía. La Otra historia es la historia de esta rebeldía, la historia de aquellos acontecimientos –y aquellas palabras que los acompañan- que marcaron una orientación posible de la historia, en contra de su actual curso, en el sentido de desplegar lo que más de humano hay en el hombre y en la mujer, de desplegar lo que es común y no lo que nos separa –y no lo que nos aliena: el poder y sus instituciones-, aunque aquellos acontecimientos fueran reprimidos y no lograran imponerse. Acontecimientos pues rebeldes que han marcado la historia y que de haberse desplegado hubieran cambiado la orientación de la historia y que por tanto marcan una orientación posible y no utópica de ésta.
2. La mitología progresista domina la historia escrita y quiere
explicar, en forma teleológica, la sucesión de los acontecimientos,
disolviendo aquello de singular que éstos contienen, y entendiendo
la historia a partir de una concepción acrítica de la
idea del progreso, como un movimiento ascendente hacia la modernidad,
desde el hombre salvaje al hombre moderno o en versión marxista
(Engels) desde el comunismo primitivo al comunismo. Por el contrario,
se trata de anotar aquellos acontecimientos rebeldes en su rebeldía
misma, entender lo singular del acontecimiento sin disolverlo en su
valoración-utilización desde una perspectiva progresista. 3 Sin idealizar el pasado. También éste está atravesado por relaciones de poder. Nuestra lectura del pasado ha de criticar pues aquellas relaciones de poder, todo aquello que hay de sumisión, de alienación en las relaciones sociales que vemos establecidas. Sería una forma de superioridad, una forma encubierta de racismo dejar de criticar en las relaciones y formas del pasado aquellos aspectos y formas de alienación y sumisión que entre nosotros hoy no aceptamos y criticamos. Por otra parte, no es fácil el acceso al pasado: los cambios de paradigma de una época a otra y el consecuente reconocimiento del error dado por verdadero, nos advierten de la dificultad del saber sobre el pasado. Tampoco es fácil acercarnos al pasado sin cargarlo de ideología, sin buscar en él lo que hoy nos falta de humanidad, en un paraiso perdido.Como escribe Aubry citando a Wallerstein, rememorar el pasado es un acto social del presente. La “verdad cambia porque la realidad cambia. Es desde el presente, desde nuestra situación en el ahora que miramos el pasado. La ética es pues primera, va por delante: nuestra crítica práctica y teórica al poder marca nuestra lectura del pasado. Lectura que se hace pues desde el presente, un presente no cerrado en él mismo –como si lo que existe fuera todo lo que puede existir- sino abierto a lo posible, a lo posible en la historia, no más allá fuera de este mundo. 4. Esta Otra historia tampoco puede ser victimista. No se trata tanto de escribir la historia de la represión como la historia de la libertad, no es lamento sino afirmación de rebeldía y de dignidad.Muchas veces al escribir contra el poder y contra la historia narrada desde el poder escribimos sobre la represión, sobre el dominio que el poder ha ejercido sobre hombres y mujeres, sobre las instituciones que han ejercido este dominio, sobre el Estado que nos somete. Al escribir la Otra historia tendría que predominar la narración de las resistencias a este poder, a esta dominación. Hacer incapié en el hecho de que el Estado no logra dominarnos, que a pesar de tener todo el poder mediático, político, económico, técnico…,no puede acabar con la rebeldía, no puede domesticar al viejo topo.
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