Uno de los problemas que más afectan la reserva es la enorme cantidad de basura que se deposita en el predio cada vez que sube el río. El río viene cargado de bolsitas y envases plásticos, trozos de telgopor y otros desperdicios de este tipo, que no son biodegradables. Esta es la basura que los habitantes de Buenos Aires tiramos a las calles, que luego bajan por las alcantarillas hasta llegar al río. O proveniente de descargas de basura o rellenos costeros. O tirados fuera de borda.

Después de una crecida, cuando el río desciende, la vegetación de la reserva actúa como "filtro" o "peine", reteniendo en sus ramas una gran cantidad de este material. Por eso encontramos arbustos que parecen vestidos para las Navidades, con innumerables bolsitas plásticas deshilachadas - y otros finos decorados - tendidos de sus ramas.
(Vale decir, la basura que verás al transitar la senda seguramente no fue arrojada por los visitantes que te precedieron.)

Propongo entonces al visitante dos actitudes posibles frente a esta situación, que no es precisamente el aspecto más atractivo de la visita:

• Aprovechar la oportunidad y ser testigo del problema: viendo esto se toma conciencia de lo que estamos haciendo con nuestro río. Te pueden decir esto o aquello en el diario, pero aquí estarás viendo en vivo cómo estamos polucionando el Río de la Plata con basura. ¡Hay que frenar las causas!
  
  
• Apreciar lo bueno. En primavera, la vegetación tupida tapa mucho de la basura que no se pudo juntar - apenas esta a la vista en pocos lugares del sendero. A pesar de las mencionadas bolsitas, la reserva alberga una enorme diversidad de plantas, aves e insectos autóctonos. Aquí podrás encontrar e identificar este tesoro silvestre. Vení a identificarlos con tu guía de aves o de plantas y no dejes que la basura te distraiga demasiado