Revista de la
Academia Colombiana de Radiología Oral y Maxilofacial

No. 1, Julio de 2002



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EL CASO CLÍNICO:

QUISTE DENTÍGERO

María Margarita Sonn G.L.*

* Radióloga Maxilofacial, U.N.A.M., México D.F., Centro de Radiología Maxilofacial y Diagnóstico Dental, Cuernavaca, Morelos, México.

 

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Introducción

Se denomina quiste a una cavidad anormal revestida de epitelio que contiene material líquido o semisólido. Éste consta de tres estructuras fundamentales: una cavidad central (luz), un revestimiento epitelial y una pared externa (1).

La cavidad quística suele contener material líquido o semi sólido, como residuos celulares, queratina o moco, mientras que el revestimiento epitelial puede ser de distintos tipos: estratificado queratinizado o no queratinizado, seudoestratificado, cilíndrico o cuboidal. Estos diversos tipos de revestimiento epitelial en ocasiones están presentes en queratoquistes odontogénicos, donde los de tipo ortoqueratinizado son más frecuentes que los de tipo paraqueratinizado (2).

Este quiste rodea la corona de un diente impactado o retenido. La acumulación de líquido en la luz entre el epitelio reducido del esmalte y la superficie del esmalte hace que la corona y la raíz o raíces permanecen por fuera (3).

El quiste dentígero (también conocodo como odontógeno) es considerado un quiste bucal común, mientras que el quiste periapical es el más frecuente.

Se origina después de la completa formación de la corona, por la acumulación de líquido entre el epitelio reducido del esmalte y la corona dental. Si el quiste se origina antes de la formación de la corona, el resultado puede ser un quiste primordial o un quiste que afectará un diente que muestre hipoplasia del esmalte.

La patogénesis del quiste dentígero puede darse inicialmente por la transformación quística de los islotes del epitelio en la pared de tejido conectivo del folículo dental o incluso fuera del mismo, este epitelio transformado se une entonces con el epitelio folicular del revestimiento para formar una cavidad quística solitaria alrededor de la corona dental. Mientras sea posible se debe considerar poco probable esta teoría, o al menos poco común (4).

El estudio realizado en ratas por Bando y Nagayama en 1993, demuestra que las infecciones periapicales producen quistes dentígeros en los dientes subyacentes (5).

El quiste dentígero afecta casi siempre la corona de un diente permanente normal o está asociado con ella. Rara vez daña un diente deciduo. La mayoría de las veces el diagnóstico es fácil de determinar por medio de una radiografía. La frecuencia más alta la tienen los terceros molares inferiores, después los caninos superiores y por último los premolares inferiores con los terceros molares superiores.

Este tipo de quistes se observan durante la segunda y tercera década de la vida y no tienen predecisión por el sexo o raza.

Si se observan múltiples quistes dentígeros, hay que descartar que el paciente padezca de un síndrome de nevo basocelular múltiple o una displasia cleidocraneal, ya que en estas dos enfermedades se observan múltiples dientes supernumerarios y por consiguiente múltiples órganos retenidos con mayor probabilidad de formación de quistes dentígeros.

Los quistes dentígeros que se relacionan con los dientes supernumerarios no erupcionados constituyen el 5-6% de todos los quistes dentígeros y el 90% de este tipo de quistes se relacionan con un mesiodiente maxilar (6).

El diámetro de estos quistes dentigeros varía considerablemente. Se presentan casos con diámetros menores de 2 cm, hasta expansiones masivas de los maxilares donde se produce una significativa deformidad de la región afectada.

A pesar de que los quistes son de expansión lenta, pueden adelgazar considerablemente las láminas corticales y rara vez las erosionan. Cuando las láminas corticales sufren erosión, su palpación permite detectar una masa fluctuante de consistencia gomosa y no vaciable.

La reabsorción radicular de los dientes adyacentes es considerada en el 55% de los casos según reporte de Struthers y Shear (7).

El quiste dentígero es radiológicamente muy similar al ameloblastoma uniquístico, al fibroma ameloblástico, al tumor de Pindborg (tumor odontogénico epitelial calcificante) y al fibromixoma. Por eso se recomienda la realización de un diagnóstico diferencial.

 

Aspectos Clínicos:

 

Aspectos Radiográficos:

 

 

Quiste Dentígero y su asociación con otras neoplasias:

 

Aunque ocurre raras veces, junto con un quiste dentígero puede originarse alguna neoplasia epitelial diferente (ameloblastoma, carcinoma mucoepidermoide o carcinoma de células planas). En esas circunstancias el quiste y la neoplasia asociada al mismo requieren por lo general un tratamiento más agresivo.

 

Caso Clínico

 

Se presenta al Centro de Radiología Maxilofacial y Diagnóstico Dental de la ciudad de Cuernavaca, Morelos, México, una paciente del sexo femenino y de la edad de 6 años, 6 meses para la realización de sus estudios de ortopedia maxilar.

Antes de realizar los estudios llama la atención los aspectos clínicos de la paciente, ya que presenta un aumento de volumen en zona maxilar derecha que compromete la narina nasal del mismo lado.

Al sonreír la paciente muestra un temporal del central superior derecho con cambio de color a consecuencia de una muerte pulpar (Figura 1).

Figura 1. Fotografías extraorales de la paciente.

En la auscultación intraoral, el aumento de volumen se presenta más evidente. Abarca las zonas bucal y palatina.

Del lado derecho el aumento de volumen provocó la perdida de fondo de saco, mientras que en el paladar se extendió hasta zona de molares de forma unilateral (Figura 2).

Figura 2. Fotografías intraorales donde se aprecia el aumento de volumen.

La madre reporta que a la paciente le fue tomada una radiografía periapical (dentoalveolar) de la zona de los centrales superiores para ver el estado del temporal superior derecho, alrededor de 6 a 8 meses atrás.

El odontólogo tratante define esta radiografía como "normal" y dice que la imagen radiolúcida que se observa alrededor de los ápices de los temporales se trata del saco folicular de los gérmenes de los dientes permanentes. La radiografía tomada por el odontólogo se aprecia en la figura 3.

Figura 3. Radiografía periapical de los incisivos centrales superiores. Se advierte una imagen radiolúcida bien circunscrita que involucra los ápices de los dientes temporales central y lateral en el cuadrante superior derecho. Los gérmenes de los permanentes han sido desplazados.

Se procede a la toma de una ortopantomografía para la valoración general de la patología de los maxilares (Figura 4), ya que los signos clínicos nos indican que no se trata de un simple absceso. Se complementa este estudio con una radiografía oclusal superior (Figura 5).

Figura 4. Ortopantomografía. Las flechas señalan la extensión de la zona locular.
Figura 5. Radiografía oclusal superior. Se aprecia la expansión de la lesión y desplazamiento de los gérmenes dentales.

En estas dos proyecciones se observa una imagen unilocular de gran tamaño, con bordes bien definidos, de comportamiento expansivo. Compromete a los ápices de los órganos dentales de los temporales, del central al canino, hasta los premolares superiores derechos.

Esta lesión con características quísticas abarca hasta la fosa canina y el seno maxilar derecho. Dentro del seno maxilar se aprecia el desplazamiento de los gérmenes permanentes del central, lateral, canino y premolares.

Para valorar con mayor definición el seno maxilar derecho, se procede a tomar una tomografía coronal de senos paranasales (Figura 6).

Figura 6. Tomografía coronal de senos. Se aprecia la expansión de la lesión y desplazamiento del germen del canino.

Este estudio muestra que el germen del canino se localiza dentro del antro maxilar.

El reporte histopatológico confirma que esta lesión quística se trata de un quiste odontogénico.

 

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BIBLIOGRAFÍA

(1) Sapp J. Philip, Eversole Lewis R., Wysocki George P. Patología Oral y Maxilofacial Contemporánea, Editorial Harcourt, Madrid, España, MCMXCVII, 39.

(2) Norman K. Wood, Goaz Paul W. Diagnóstico Diferencial de las Lesiones Orales y Maxilofaciales, Ed. Harcourt Brace, Madrid, España, 1998, 283-285.

(3) Sapp J. Philip, Eversole Lewis R., Wysocki George P. Patología Oral y Maxilofacial Contemporánea, Editorial Harcourt, Madrid, España, MCMXCVII, 42-43.

(4) Shafer W.G., Levy B.M. Tratado de Patología Bucal, Interamericana, México, 1986,264-269 .

(5) Bando Y, Nagayama M. Odontogenic cyst induction by periapical infection in rats, J Oral Pathol Med 22:323-326,1993.

(6) Lustmann J, Bodner L. Dentigerous cyst associated with supernumerary teeth, J Oral Maxillofac Surg, 17:100-102,1988.

(7) Struthers P, Shear M. Root resorption by ameloblastoma and cyst of the jawas, Int.J Oral Surg 5:128-132.1976.

 

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