Gente de México 2002

CANCIONES:

1. Ella
2. Arturo
3. Merlín
4. Soy
5. La Espina De Su Amor
6. La Mar

Créditos.

Grabado por John Gore
Música y Textos: Arturo Meza
Violín: Adriana Calleja
Portada: Adrián Monsivais
Contraportada: Gustave Doré
Diseño: Miguel Jiménez.


Ella.

Ella se llama tierra, agua, ella se llama luna.
Uno se queda quieto cuando pasa muy cerca su aura.
Ella es un Ángel que me saca la espina
Y hace mi canto menos triste
Y hace mi canto menos triste.
Ella se llama aire, estila, ella se llama fuego y pan
Tiene en sus manos mares blancos donde navega el alba
Ella no miente cuando dice que me ama
Ella no sabe lastimar, ella no sabe lastimar
Ella no tiene lágrimas, ella no tiene lágrimas.
Ella no tiene lágrimas.

Arturo.

Vago sin alas, navego sin corazón,
Entre la bruma, oscura es mi canción,
Ciego en las luces soy un anciano del mar,
Naufrago buscando una isla, herido al centro del huracán.
Busco raíces etéreas en la orfandad,
Abro la piedra, busco semillas dentro de la sal.
Siglo tras siglo cazando quimeras y libertad,
Este alfabeto del diablo es mi miseria, es mi prisión.
He construido las lenguas del mundo,
Y hoy desperté callado sin algo para cantar.
Mi anhelo divino no se consume en la oscuridad,
Para tenerlo debo huir y abandonar,
Mi muerte y mudarme hacia la vida y renacer,
De mis cenizas, sin Santo Grial para beber.
Se me ha confiado el fuego del cielo y lo he apagado,
He convertido el oro en plomo, el plomo en sangre,
La sangre en lodo, el lodo en hambre.
Tengo que levantarme de las tinieblas,
Y caminar de nuevo sobre la arena,
Y construir un castillo de paz.
Un pueblo celeste sin Ginebrina ni Excalibur,
La he perdido en tierra de lobos,
La he llorado tanto, era mi Ángel, era mi alma,
Tan necesaria y yo tan pequeño,
Tan de la nada, tan del silencio y de un solo canto,
Canto que le ama, no tengo otro.
Alma de mi alma.

Merlín.

El príncipe de oscuras garras volvió a punzarme el corazón,
Camelot sigue girando en las tinieblas del terror,
La mesa redonda de los Ángeles está partida en dos,
El ángel de los ojos muertos ha penetrado en mi región,
A estado robando impunemente mis esferas de cristal,
Donde reposa el fuego de los mundos nuevos,
Va dejando huecos en la música celeste,
Tendrá que regresar y colocarla sabiamente,
De lo contrario un mundo suyo va a pagar,
Bien sabe que actúa con sagrados juegos,
Y si lleva leña de mi hoguera hasta su pueblo,
Es posible que se acabe el frío o brote un río nuevo,
Pero si roba el cofre azul de los misterios,
Acabará matándose como en los viejos tiempos,
Entonces beberá la furia de los elementos y
Nacerá el día del dolor eterno, eterno.
Si alguna vez lloré, si alguna vez reí,
Si alguna vez ame a una mujer fue cuando estuve ahí, ahí.
Cuando resuene el canto del Dragón en los confines
Arturo se despertará en su burbuja cósmica,
Cabalgará entre la bruma de la estepa lànguida
cruzarà de nuevo el bosque oscuro, en su silente soledad,
Va de nuevo mi regreso al mar, las insomnes travesías
He cruzado laberintos y mil cordilleras áridas,
Para encontrarme con mi hijo en su constelación, en su constelación.
Todo camino puedo soportar a su lado,
Y hoy amaneció su dulce voz en mi conciencia biónica,
Me desató del núcleo hacia el oriente de su corazón.
Sus dragones hicieron la fisura entre los mundos negros
Y volví al flujo incandescente de mi estrella mágica.
La doncella etérea de Mercurio que resguarda Excalibur,
Que resguarda Excalibur.
Si alguna vez lloré, si alguna vez reí,
Si alguna vez ame a una mujer fue cuando estuve ahí, ahí.
Si alguna vez lloré, si alguna vez reí,
Si alguna vez ame a una mujer fue cuando estuve ahí, ahí.
Si alguna vez lloré, si alguna vez reí,
Si alguna vez ame a una mujer fue cuando estuve ahí, ahí.

Soy.

Soy el sueño del dragón, soy el eco de un volcán de fuego,
Un refugio en el desierto, una estela en el invierno,
Un ángel sin soledad, sin soledad.
Soy el carro de Ezequiel, soy el coro de Gabriel,
Soy la báscula de fuego, soy la espada de Miguel,
Soy la paz en tu destierro, soy la luz en este infierno,
Un ángel sin soledad, sin soledad.
Soy la cuna de seres donde la angustia
Se hizo sueño y sus sueños libertad.
Soy la cruz de los tormentos donde el dolor se hizo fuego
Y ese fuego dignidad espiritual, espiritual.
Soy el sueño del dragón, soy el eco de un volcán de fuego,
Un refugio en el desierto, una estela en el invierno,
Un ángel sin soledad, sin soledad.
Soy el carro de Ezequiel, soy el coro de Gabriel,
Soy la báscula de fuego, soy la espada de Miguel,
Soy la paz en tu destierro, soy la luz en este infierno,
Un ángel sin soledad, sin soledad.
Soy la cuna de seres donde la angustia
Se hizo sueño y sus sueños libertad.
Soy la cruz de los tormentos donde el dolor se hizo fuego
Y ese fuego dignidad espiritual, espiritual.
Solo vengo a entregaros mi alma
Mi amor, mi amor, espiritual.
Soy la cuna de seres donde la angustia
Se hizo sueños y esos sueños libertad.
Soy la cruz de los tormentos donde el dolor se hizo fuego
Y ese fuego dignidad espiritual, espiritual.

La espina de su amor.

Uso, sangro, hiero, lastimo a mi amada
Llora, clama, llora, clama.
Vago, fiero, muero, quemo mi pena
Tierra, niebla, tierra, niebla.
Sólo fui un fantasma entre su piedra
Solo fui la espina de su amor.
Sólo fui un fantasma entre su piedra
Solo fui la espina de su amor.
Ella no volverá, ríe, juega con flores,
Danza, canta, danza, canta.
Sólo fui un fantasma entre tu piedra,
Sólo fui la espina de tu amor.
Sólo fui un fantasma entre tu piedra,
Solo fui la espina de tu amor.
Me quedo en el desierto de ésta sed,
Te espero hasta que pudra el corazón.
Me quedo en el desierto de ésta sed,
Te espero hasta que pudra el corazón.

La mar.

Mientras las penas y el viento me llevan al mar.
Un ave trina y el sol renacen ya,
Canta la brisa y mi alma se llena de paz,
Ella no volvió, su mundo no era acá,
Navegando voy, navegando voy, navegando voy.
Extraños continentes me ofrecen sus puertos,
Mi barca no arribará en sus costas,
Mi único puerto de abrigo se incendió atrás,
Mi amada se escondió de nuevo en un tajal,
Navegando voy, navegando voy, navegando voy.
Tras dulces sirenas, mil cantos me dan
Neptuno y las Nereidas, me acarician.
El mundo del ruido se ha apagado ya,
He vuelto a mi lugar, mi casa es el mar,
Debo navegar, y nunca naufragar,
Navegando voy, navegando voy.
Mi cuerpo sigue igual.
Debo navegar, y nunca naufragar, navegando voy.

En la imágen, portada del CD original y la edición azul.



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© 2000 - 2005Eduardo Rodriguez Esparza


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