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Red Jalisco, Coalición de Trabajadores de la Educación

La prensa ha dicho...


Tips para padres de adolescentes

El desarrollo del  ciclo vital de la familia supone ciertas crisis que cuestionan intensamente a los padres: el primer hijo,   el inicio de su vida escolar y, más pronto de lo que se esperaba, la adolescencia.
     Durante este periodo, madres y padres suelen estar muy confundidos; el adorable niño que tenían hasta hace apenas uno o dos años, se ha transformado en un completo extraño. Ya no tiene esa mirada que tan bien le conocíamos, se rehúsa a estar cerca de nosotros, su tono de voz ha cambiado y comienza a tener ideas raras y ajenas a la familia.
     En el contexto del trabajo terapéutico solemos escuchar a padres desesperados que no saben ya qué hacer con el hijo o la hija: "si le digo, mal; si no le digo, peor. Nada le parece...".
     Esta columna tiene como intención sugerir algunas cosas que permitan a mamás y papás tener una perspectiva diferente, encontrando una posición en donde la experiencia y sus recursos personales vuelvan a ser útiles.
     Los siguientes ejercicios están dirigidos al común de los adultos que, con frecuencia, frente a este momento del ciclo de vida de su familia se han olvidado que alguna vez fueron adolescentes, y que ahora tal vez su hijo o hija necesite conocer a ésa persona que alguna vez fueron.
     Piense en todas las personas que tiene usted a su cuidado. Ahora, antes de seguir leyendo, cuéntelas con los dedos. Cuando haya contado a todas, deténgase y conteste a esta pregunta:  ¿Me he incluido yo en la lista?
     Muchos de los padres que vemos, ponen toda su energía en cuidar de los demás; extienden sus cuidados en todas direcciones, menos en la que los señala a ellos. ¿Se da usted cuenta de lo que eso significa para su propio cuidado?
     Para que la persona esté segura de que se incluye firmemente en la lista de personas que tiene a su cuidado, imagine que descubre lo siguiente: de pronto tiene una niña más (o un niño, en el caso de los padres varones),   alguien a quien casi no le han hecho caso.  Esa niña o niño es su yo interior.
     Ahora pregúntese si le ha dedicado a ese menor su tiempo, su cuidado y atención, en la misma medida en que los ha dedicado a los demás. ¿No se ha comportado usted con su yo como la madrastra de la Cenicienta, favoreciendo a los demás como ella favorecía a las hermanastras?
     Ojalá tome la resolución de que, haga usted lo que haga en su vida, a partir de ahora cuidará de su yo interior. Esto le permitirá acercarse con mayor asertividad a sus hijos e hijas adolescentes.

Guías para madres que quieren a sus hijas

Está muy enraizada la creencia de que las jóvenes y las niñas reciben en la escuela toda la información importante y responsable sobre su salud, sus derechos, su sexualidad y sobre la vida en general. Las madres nos confiamos de ello. Sin embargo, creemos (o queremos creer) tanto en la instrucción, en la escolarización, en el buen juicio de los maestros, que les dejamos demasiada responsabilidad sobre sus hombros.
     Hace poco mi hija, que cursa el 3º de secundaria, me contó llorando que una maestra había humillado horriblemente a una compañera en clase porque se descubrió que estaba embarazada y tenía una semana que no regresaba a su casa. La chica tenía una historia familiar atroz; al parecer sus hermanos mayores y su padre la molestaban sexualmente...
     La preocupada carita de mi hija pedía a gritos una explicación, un acto para detener tanta injusticia... Recordé entonces un maravilloso material que recibí justamente vía Internet de parte de una querida amiga.
Así, además de organizarme con otras mamás para pedir explicación clara en la escuela, fincar responsabilidades internas y dar algún apoyo a la chica embarazada... yo también regresé al pupitre.

     Verán: al material de mi amiga le di forma de documento sencillo y se lo pasé a mi hija y a sus amigas para que lo leyeran. De ellas fue la idea (y también el apoyo) para compartir con ustedes, queridas amigas, esta guía. A ellas les fue de utilidad. Espero que también ayude a otras jovencitas y a sus padres para globalizar el respeto a nuestros derechos humanos. El documento original se publicó en México y se llama Guía de orientación jurídica para madres y padres adolescentes (DIF, Unicef y CDHDF).
     Creo que su enseñanza puede aplicarse en cualquier país del mundo, no sólo latinoamericano. Las preguntas y las respuestas (aunque algunas son muy locales) forman parte de la información general que las jóvenes y las niñas deberían comprender. Por supuesto que esta información estará limitada si en casa no se complementa con la "orientación de  vida" de las madres.
     1.¿Es importante conocer nuestros derechos?
     Sí, para que la sociedad los respete y desarrolles mejor tu potencial. Actualmente la ley te otorga los derechos necesarios para que no se  te margine y se te trate con respeto y dignidad.
     2. ¿Puedo decidir libremente sobre el uso de métodos anticonceptivos?
     Sí, (en México) los artículos 4º constitucional y 67 de la Ley General de Salud, garantizan el derecho que tiene toda persona a decidir de manera libre y responsable sobre el número de hijos que desea tener, y el espaciamiento de los embarazos, con respeto a su dignidad. Sobre esta materia, nadie te puede imponer decisiones con las que no estés de acuerdo.
     3. ¿Qué se considera como abuso sexual?
     Es el acto mediante el cual alguien (pariente, conocido o desconocido) te induce u obliga a tener prácticas sexuales sin llegar a la penetración. (Es importante explicar a las jóvenes que, en términos legales, muchos códigos dicen: "sin el propósito de llegar a la penetración", y que esta frase no atenúa la responsabilidad del delito, sino sólo lo describe y diferencia del de la violación).
     Esas prácticas pueden consistir en caricias de partes íntimas, o bien de los órganos sexuales de otra persona que toque cualquier parte de tu cuerpo. Lo mismo ocurre si te obligan a observar un acto sexual.
     4. ¿Qué se considera como violación?
     Es cuando una persona te obliga, por medio de la violencia física o moral (cuando hay una relación de afecto, de confianza, de amistad o de consanguinidad) a tener sexo, con el propósito de llegar a la penetración, introduciendo el pene por la vagina, la boca o el ano. También se considera violación la introducción de cualquier elemento u objeto distinto al miembro viril, por medio de la violencia física o moral.
     De la misma manera es violación cuando una persona tiene relación sexual con menores de 12 años, y con personas enfermas física o mentalmente que no puedan entender los hechos, aunque no exista violencia.
     5. ¿Qué es estupro?
     Es cuando alguien tiene relaciones sexuales con una persona mayor de 12 años y menor de 18, y que obtiene su consentimiento por medio de engaños.
     6. En caso de que mi abuelo, mi padre, mi tío, mi hermano o mi primo tengan relaciones sexuales conmigo, ¿qué debo hacer?
     Si alguno de tus familiares cercanos tienen relaciones sexuales contigo cometen un delito llamado INCESTO, por lo que debes y puedes denunciarlo. Lo mismo se aplica si eres víctima de abuso sexual.
     7. Si me embarazo producto de una violación, ¿puedo abortar?
     Sí. En algunos Códigos Penales de México y de otros países, el aborto no es un delito cuando el embarazo es producto de una violación. Para ello hay que presentarse en las Agencias en Delitos Sexuales, porque además debes tener el antecedente (para agilizar los trámites) de haber hecho la respectiva denuncia de violación. En la misma Agencia deberán darte información sobre los trámites a seguir para llevar a cabo el aborto.
     8. Si mi embarazo es producto de haber sido violada por algún pariente, ¿qué puedo hacer?
     Lo primero que tienes que saber es que fuiste víctima de un delito y que ese delito se agrava (en algunos Códigos) si lo comete algún familiar, los padres o los abuelos. Es indispensable que denuncies. Acompáñate de una persona de tu completa confianza, para que su apoyo moral te ayude.
     9. ¿Otras personas pueden decidir si debo abortar o no en caso de embarazo por violación?
     No.
     10. Si mi embarazo es producto de una violación ¿me puedo quedar con el bebé?
     Sí. Siempre y cuando hayas meditado tu decisión. No existe ninguna ley que te prohíba continuar el embarazo. Lo mejor es que te asesores con profesionales responsables en psicología, orientadores sociales y trabajadoras sociales, entre otras personas.
     11. Aunque yo no quiera,  ¿alguien me puede obligar a casarme por estar esperando un bebé?
     No. Los Códigos Civiles expresan (en su mayoría) que nadie puede obligarte a contraer matrimonio si no estás de acuerdo. Si aún así te fuerzan, debes contarle la situación al juez.
     12. ¿Puedo asistir embarazada a la escuela?
     Algunos artículos constitucionales de cada uno de nuestros países, establecen el derecho a la educación sin distinción alguna. Ese sería el sustento legal bajo el cual ninguna escuela podría prohibir el acceso a alguna alumna embarazada. Aunque la realidad -en muchos casos- muestra lo contrario, principalmente en escuelas privadas.
     El artículo 28 de la Convención de los Derechos del Niño, dice que toda niña o adolescente tiene el derecho a recibir educación primaria y secundaria de manera obligatoria, por lo cual no existe ningún argumento legal válido para que te excluyan.
     13. ¿Mi familia me puede maltratar por el hecho de que sea madre adolescente?
     No. Los Códigos Civiles establecen que la familia está obligada a evitar conductas que generen violencia familiar, o sea el uso de la fuerza física o moral. En el caso de que los padres no quieran hacerse responsables de atender tus necesidades básicas por estar embarazada, y mientras seas soltera, podrás acudir a los Tribunales de lo Familiar en cada uno de los países o de los estados de la República mexicana.
     Considero que esta es información elemental que todas deberíamos hacer llegar a nuestros hijos e hijas; tal vez ellas no estén en una situación así, pero siempre podrán orientar a otras y defenderse en caso de que lo requieran. Naturalmente, esta información deberá darse en un ambiente que eduque con responsabilidad y conciencia de lo que significa ejercer la libertad.

Hablando de sexualidad con púberes

¿Cuándo fue la última vez que te sentaste a ver con tu hijo adolescente una película o la telenovela juvenil de moda? Quizá pienses que es una pérdida de tiempo o que tienes cosas más importantes que hacer. Pero difícilmente habrá una tarea más trascendente que compartir con tus hijos lo que a ellos les gusta o interesa.
     Ya no hay tema relacionado con la sexualidad que no se aborde en el cine o en la televisión, desde métodos anticonceptivos o masturbación hasta violación y homosexualidad. Estos contenidos te pueden dar una valiosa oportunidad para abrir la comunicación con tu hijo o hija sobre esos asuntos, porque es muy difícil que, sobre todo el varón, se acerque a ti, mamá, a hacerte alguna pregunta.
     Antes que nada, es necesario que te des cuenta de cuál es tu actitud respecto a la sexualidad, y empezar a nombrar las cosas por su nombre. Los adolescentes manejan un vocabulario bastante amplio y exacto para hablar de ese tema; a veces somos nosotras las que nos asustamos o incomodamos al mencionar las palabras precisas que nombran los genitales o las sensaciones que acompañan a la atracción sexual que tu hijo ya empieza a experimentar.
     Cuando los míos eran muy pequeños, recuerdo que me encerraba sola en el baño y frente al espejo empezaba a decir en voz alta las palabras pene, vagina, testículos, etc., todas aquéllas que por supuesto mi mamá jamás habría utilizado frente a mí. Las repetía hasta que ya casi sonaban sin sentido.
     Aunque parezca irrisorio, fue un buen ejercicio para desbloquear algún resto de vergüenza que me impidiera usar estas palabras con mis hijos, o que provocara que ellos percibieran incomodidad en mí. Claro que no faltó un día en que mi pequeño regresara de la escuelita y me dijera a boca de jarro que su maestra le había dicho que no se decía pene, sino "pizarrín". ¡No supe si reír o llorar!
     Es importante entender que son nuestras propias actitudes o tabúes los que se interponen para poder hablar de sexualidad con nuestros hijos. Indudablemente es un reto para cualquier mamá quedarse impávida cuando el niño dispara preguntas como "Mami, ¿cómo puso mi papá su semillita en ti para que yo naciera?".
     Con los adolescentes el reto es aún mayor. No es suficiente darles la información "fría" sobre los riesgos de un embarazo a su edad, o mostrarles el uso del condón. El acercamiento tiene que ser completo. Eres tú como mamá, como mujer, haciéndole saber a tu hijo que te interesa lo que piensa, lo que siente y lo que está viviendo. Y que, aunque te asuste un poco (¡o mucho!), estás dispuesta más que nada a escucharlo sin juzgarlo.
     Es común caer en la trampa de preocuparnos por lo que "debo decirle a mi hijo" para prevenirlo de tantos peligros y, sin embargo, la clave está en escuchar lo que él tiene que decir. Si él percibe tu disposición y tu apertura, estarás creando el ambiente de confianza básica para entablar un diálogo. Necesitas encontrar la manera de abrir la puerta a la comunicación para que él se arriesgue a compartir sus pensamientos, sus inquietudes y después, por qué no, sus sentimientos.
     Obviamente no es fácil; se trata de la intimidad física y emocional, tanto la tuya propia como de tu hijo, pero sí es posible. Una vez que establezcas la cercanía y confianza necesarias, entonces y sólo entonces tendrás oportunidad de influir en tu hijo, de expresarle tus temores, tus opiniones y acompañarlo así en el difícil proceso que representa la adolescencia.

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