Para refundar la educación
Puntos para un programa de
izquierda
Armando
Martínez Moya*
* Asesor académico
e investigador de la UDG y UPN (Unidad 141, Guadalajara).
Comentario Previo
Un proyecto alternativo de nación desde el espacio
educativo tiene que partir de una visión transformadora, la cuál debe contener
líneas que vertebren un auténtico proceso de cambio, implementado en un proceso de transición que invoque un replanteamiento de
todo el espectro educativo en su conjunto. Por el tamaño y sedimentación del
sistema educativo, la transición deberá ser dilatada pero sostenida. Aquí se
exponen solo algunas de líneas que podrían caminar por ese sentido, las cuales
se ubican en dos perspectivas: lo propiamente educativo y lo institucional.
El espectro institucional y
las políticas educativas
Problema: uniformidad que produce inequidad
Por su trayecto histórico, el sistema educativo es un
aparato de dimensiones mayúsculas, lo que ha ocasionado que la implementación
de las políticas educativas carguen con un signo de inequidad secular, pues por
razones multifactoriales, los propósitos educativos no se concretan hasta los
actores –alumnos y maestros–, de manera efectiva y persistente. De ahí que las
deficiencias en el aprendizaje escolar sean un síndrome crónico y cada vez más
contundente; ni las reformas o las políticas que se cíclicamente se van
implementando resuelven el problema. De tal suerte que el proceso de
aprendizaje, lo pedagógico, lo cognoscitivo sigue teniendo graves deficiencias
y limitaciones. Esta situación desemboca entonces en fenómenos como el fracaso
escolar, la deserción, la reprobación. El abandono escolar.
De ahí que sea
necesario implementar:
-
Una
reforma al sistema educativo mexicano a fondo, consistente entre otros
aspectos, en que el diseño de las
políticas educativas se sustenten y confeccionen conforme a las condiciones expresas de los usuarios, es
decir partir de las condiciones sociales, regionales y culturales de los
alumnos y su contexto, diseñándose los programas y promociones de capacitación
conforme a sus características y condiciones y no que estos tengan que
sujetarse los usuarios a los lineamientos generales que marque el sistema
educativo de manera unilateral en lo general, como ha venido sucediendo desde
ahora.
-
Que las políticas educativas se confeccionen
de manera federalizada respecto a los
planes y programas de estudio; de actualización y capacitación magisterial y
todo lo que conlleve la organización de determinadas políticas educativas. Es decir, que el diseño de los
lineamientos educativos para la educación básica, sean elaborados a partir de
equipos de trabajo representativos de todo el país. De esta forma, al diseñarse –con suficiente
tiempo y anticipación–, esta nueva forma de trabajo realmente democrático, los
proyectos curriculares y todos aquellos cambios y acciones complementarias confeccionadas
de manera plural, corresponderá a un
modelo realmente integrador, el cuál reflejará todos los ámbitos regionales,
sociales y culturales de México.
Problema: falta de formación disciplinar y específica
Además de enfrentar el subsistema mas multitudinario y todo lo que ello
implica. Los docentes, –conforme el modelo escolar vigente–, tienen que ser
expertos en todo: enseñanza de biología, historia, español, valores,
matemáticas, expertos en disciplina, etcétera, además de tener la
responsabilidad de estar preparados para trabajar en todos los niveles
educativos. Este gran reto, en las condiciones de cobertura profesional y
sujetos a las vicisitudes que marca la operación del proceso en cada una de las
escuelas, hace por lo regular muy difícil que el maestro cumpla con esta
responsabilidad.
Son por lo tanto, conocedores panorámicos
de todo, pero en realidad desconocedores o con grandes
limitaciones en cada uno de los aspectos a trabajar en el aula. Situación que genera
una precariedad pedagógica en la mayoría de las áreas. Resultando que los
alumnos, al no obtener una formación sólida, resientan una cada vez más baja
calidad de la educación básica. Esto
hace pensar en la necesidad de desarrollar una formación orientada a un ámbito
de conocimiento específico en la formación de los maestros.
-
Debe haber una reforma en los
procesos de formación, actualización, superación y capacitación
magisterial para profesionalizar a los docentes de educación primaria. De esta forma cada docente se
hará profesional exclusivo en un ciclo escolar determinado (primero y
segundo; tercero y cuarto; o quinto
y sexto), a partir de su formación posterior a la licenciatura. Para ello,
los modelos curriculares de posgrado, especializaciones y diplomados, así
como los programas de capacitación, deberán sustentarse en la formación de docentes con un alto grado de
especialización y un perfil específico. En este sentido deben replantearse
la forma o asignación de responsabilidades escolares para que los maestros
vayan involucrándose académicamente en áreas exclusivas de trabajo por
ciclo: por ejemplo: maestros con conocimientos especializados en procesos
de lecto-escritura y de desarrollo del
pensamiento matemático si se ubican exclusivamente en primero y segundo
grado. Y así sucesivamente: cada docente se especializará en aquellas
áreas de conocimiento que correspondan al currículo que trabajará.
-
En igual sentido, debe
profesionalizarse el trabajo de asesoría técnica y asistencia educativa,
creándose profesionalmente perfiles profesionales de psicopedagogía, para
lo cual debe crearse una cobertura de formación en las instituciones
formadoras de docentes como las Normales y la UPN. Acompañando a esta
promoción, deberán abrirse en todas y cada una de las
escuela primarias, un gabinete interdisciplinario, donde laboren
institucionalmente un trabajador social, un psicólogo y un pedagogo.
La política y el sindicato
como evidencias de desnaturalización gremial
Problema: simbiosis institución-sindicato
Por la forma histórica como se fue configurando el
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, es sumamente difícil impulsar
en él una profunda transformación para reorientarlo hacia autenticas funciones
en defensa de los maestros y en apoyo a una mejor educación pública. El SNTE se
sostiene no solamente por sus características de instancia de control vertical
y corporativo, sino por la inercia reproductiva que se ha asimilado en los
docentes a través de décadas. De ahí que lo que parece más prudente y sensato y
aprovechando la cobertura del proceso de federalización
que se ha venido impulsando, es necesario desarrollar una reforma integral para
que en cada entidad federativa se refunde bajo nuevas circunstancias cada sindicato.
-
Es entonces necesario impulsar un
proceso de desmantelamiento del sindicato como instancia nacional, entendido
éste como corporación al servicio de intereses caciquiles
y corporativos.
Para ello, deben desarrollarse desde el Estado políticas de tipo integral e
interregional a fin de legitimar el carácter plural y representativo de las
políticas educativas. (Ver punto Uno). De esa manera, al llevarse hasta las
últimas consecuencias un verdadero proceso de federalismo, las Secciones
Sindicales Federales del SNTE, ya no tendrán razón de ser. Los nuevos sindicatos estatales de maestros en
cada uno de las entidades federativas, deberán ser reconocidos precisamente por
cada gobierno existente legitimamente, siempre y
cuando se exprese en su fundación y formas de
organización, una participación realmente democrática, lo cual deberá
reflejarse en sus nuevas normas y estatutos.
El desmantelamiento del corporativismo podrá empezar por la refundación
de un sindicalismo democrático, emancipado del poder del Estado y desligado
definitivamente al caciquismo, el charrismo y el clientelismo.
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