El "diseño inteligente" y sus consecuencias
Noam
Chomsky
El presidente George W. Bush es partidario de enseñar en las escuelas
tanto la evolución como el "diseño inteligente", a fin de que la gente pueda
darse una idea sobre la índole del debate.
Para quienes lo proponen, la teoría del diseño
inteligente se basa en la noción de que el universo es demasiado complejo para haberse
desarrollado sin la ayuda de un poder superior a la evolución o a la selección natural.
Para sus detractores, el diseño inteligente es
creacionismo, la interpretación literal del libro del Génesis en una forma levemente
distinta, o simplemente vacua, algo tan interesante como el "no conozco", que ha
sido siempre verdad en la ciencia antes de que se obtuviese el conocimiento. En
consecuencia, no puede haber "debate".
La enseñanza de la teoría de la evolución ha sido
durante largo tiempo dificultosa en Estados Unidos. Ahora ha surgido un movimiento que
promueve en las escuelas la enseñanza de la teoría del diseño inteligente.
El asunto ha salido a la superficie en la sala de un
tribunal de Dover, Pensilvania, donde la junta directiva de una escuela exige a los
estudiantes que escuchen en una clase de biología las hipótesis sobre el diseño
inteligente. Aquellos padres conscientes de la separación constitucional de la Iglesia y
el Estado han iniciado juicio contra la junta directiva.
A fin de ser imparciales, tal vez las personas que
escriben los discursos del presidente deberían tomarlo en serio cuando le hacen decir que
las escuelas necesitan tener mente amplia y enseñar todos los puntos de vista.
Por ahora, el currículo no ha abarcado un punto de vista
obvio: el diseño maligno. A diferencia del diseño inteligente, para el cual la evidencia
es cero, el diseño maligno tiene toneladas de evidencia empírica, mucho más que la
evolución darwiniana. Su criterio se basa en la crueldad del mundo. Sea como sea, el
telón de fondo de la actual controversia evolución-diseño inteligente constituye el
generalizado rechazo de la ciencia, fenómeno con profundas raíces en la historia de
Estados Unidos que ha sido cínicamente explotado para obtener mezquinas ganancias
políticas durante el último cuarto de siglo.
La teoría del diseño inteligente suscita la pregunta
sobre si es inteligente desechar las evidencias científicas acerca de asuntos de suprema
importancia para la nación y el mundo como el calentamiento global.
Un conservador chapado a la antigua cree en el valor de
los ideales del iluminismo: racionalidad, análisis crítico, libertad de palabra,
libertad de investigación y trata de adaptarlo a la sociedad moderna. Los padres
fundadores de Estados Unidos, hijos del iluminismo, defendieron esos ideales y dedicaron
muchos esfuerzos para crear una Constitución que apoyara la libertad religiosa, y al
mismo tiempo garantizara la separación de la Iglesia y el Estado. Estados Unidos, a pesar
de mesianismos ocasionales de sus líderes, no es una teocracia.
En nuestros tiempos, la hostilidad de la administración
de Bush a la información científica está poniendo al mundo en riesgo de una catástrofe
ambiental. Y sin importar si usted piensa que el mundo se desarrolló solamente desde el
Génesis o hace millones de años, eso es algo demasiado serio como para ignorarlo.
A mediados de este año, durante la preparación de la
cumbre del Grupo de los Ocho, las academias científicas de todas las naciones integrantes
de esa organización (incluyendo la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos),
acompañadas por las de China, India y Brasil, pidieron a los líderes de las naciones
ricas que tomaran acciones urgentes a fin de impedir el calentamiento global de la
atmósfera.
"El conocimiento científico del cambio climático es
ahora bastante claro como para justificar una acción inmediata", dice la
declaración. "Es vital que todas las naciones identifiquen pasos que puedan tomarse
ahora, para contribuir a una reducción sustancial y de largo plazo de los gases causantes
del efecto invernadero".
En su principal editorial, The Financial Times refrendó
este "toque de atención" mientras observaba: "Hay, sin embargo, alguien
que se mantiene en la negativa, y lamentablemente se encuentra en la Casa Blanca: George
W. Bush insiste en que todavía no sabemos lo suficiente sobre este fenómeno de cambio
(climático a escala) mundial".
El rechazo de la evidencia científica en materia de
supervivencia es algo rutinario para Bush. Hace pocos meses, en la reunión anual de la
American Association for the Advancement of Science, destacados investigadores del clima
de Estados Unidos dieron a conocer "la evidencia más convincente hasta ahora"
de que las actividades humanas son responsables del calentamiento global, según The
Financial Times.
Ellos predijeron efectos climáticos importantes,
incluyendo reducciones severas en las reservas de agua en las regiones que dependen de los
ríos alimentados por nieve derretida y glaciares.
En la misma reunión, otros investigadores importantes
proveyeron evidencia de que el derretimiento de los mantos de hielo en el Artico y
Groenlandia está causando cambios en el balance de salinidad del mar que amenaza
"cerrar el cinturón de transmisión oceánica", encargado de transferir calor
desde los trópicos hacia las regiones polares mediante corrientes como las del Golfo de
México. "Estos cambios pueden traer reducciones de temperatura significantes a
Europa del norte", señaló el informe.
Como la declaración de las academias nacionales en la
cumbre del Grupo de los Ocho, la publicación de "la evidencia más convincente hasta
ahora" tuvo escasa difusión en Estados Unidos, pese a la atención que se le prestó
por los mismos días a la implementación de los protocolos de Kyoto, en el cual el más
importante gobierno rechazó formar parte.
Es importante enfatizar "el gobierno". La
información estándar de que Estados Unidos es casi el único en rechazar los protocolos
de Kyoto es correcta solamente si la frase "Estados Unidos" excluye a su
población, la cual favorece totalmente el pacto de Kyoto (73 por ciento, según una
encuesta del Program on International Policy Attitudes).
Tal vez sólo la palabra "maligno" puede
describir el fracaso en reconocer, y todavía menos en confrontar, el asunto absolutamente
científico del cambio climático. Así es como la "claridad moral" del gobierno
de Bush extiende su displicente actitud hacia el destino de nuestros nietos.
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