LA OTRA CAMPAÑA
(Conclusiones: II y última)
Jorge Luis Muñoz

Había pensado publicar al menos tres columnas de conclusiones, pero
las cosas cambian. En primer lugar esta columna debe incorporarse a la
resistencia que se actualiza con la Convención. Esperemos que no nos
caigan con una dogmática divina, como nos pasó en la Otra Campaña (la
del EZLN), en la que los adoradores de Marcos solamente admitían la
discusión de las formas de adoración del citado líder. Ojalá que este
que nace sea un movimiento de raigambre distinta, en tanto, desde esa
trinchera recomenzaremos. Esta es pues la última entrega de "La Otra
Campaña", me quedo con la esperanza de que algún día reviva.
II
La sociedad por si sola genera sus castas, las alimenta y las sostiene
hasta el último momento en que vive. La sociedad crea a sus poderosos;
que estos sean de carácter gandalla, autoritario; perversos o
angelicales es producto de las posibilidades que una formación social
contiene. Marx muestra que para este sistema la concentración de
riqueza le es inherente, y con ello todo lo que implica, empezando con
la creación de castas de poderosos que por generaciones se apoderan de
los países y de las gentes. Podemos verificar esto por donde miremos.
En los círculos televisivos, en los de la política, entre los
industriales, etc. etc. desde hace muchos años que son los mismos, las
mismas familias. De padre a hijo se turnan riquezas y poderes. Los
actores estelares de TELEVISA son hijos de padres que a su vez fueron
actores estelares de la empresa. Del mismo modo, los políticos
encaramados en el poder son hijos, parientes o protegidos de quienes
fueron políticos de primer nivel. Salinas fue hijo de ministro, de
Cárdenas todo mundo sabe la historia y tenemos que dejarle ahí para no
provocar pruritos.
Pero esos privilegiados son producto y necesidad para el sistema, son
hijos del sistema y piensan y sienten como el sistema en tanto que son
humanos. Esto es, son hijos de su circunstancia. Unos de mala fe,
otros de buen talante y de mejor intención, pero todos pugnan por la
mejoría del sistema. Luchan por lo único que entienden y pueden
entender. Para ir contra el sistema se necesita estar fuera de él,
haber nacido fuera de su seno o ser expulsado de alguna manera.
Castoriadis mostraba una terrible angustia cuando reconocía que el
sistema condiciona de tal manera que llega a perderse la línea que
divide el condicionamiento de la determinación. O sea, si bien es
cierto que no podemos admitir el determinismo conductista, si debemos
aceptar el sobre condicionamiento del sistema para con la gente, que
es lo que permite entender la apatía generalizada. Pero en todo caso
las neurociencias arrojan resultados sorprendentes, de donde se
desprende que la gente puede llegar a ser controlada a tal grado que
los personajes de ficción de la novela "Un mundo Feliz" parecen de
caricatura.
Lo cierto es que las mismas neurociencias aportan datos que nos
indican que aún en medio del más terrible control, cada individuo
contiene elementos de fuga que atentan contra el control que padecen.
Así que la cuestión en la actualidad es como atacar o hacer que
prosperen esas líneas de fuga que minan el control.  O lo que es lo
mismo, la lucha social puede ir en sentido de "mejorar" al sistema o
de crear un mundo nuevo. En el primer caso "mejorar" significa
sostener involuntariamente las tendencias dominantes del sistema, o
sea, sostener a los ricachos y poderosos aunque un nuevo arreglo pueda
significar que escurran mayores dádivas hacia los jodidos, esperando
en el mejor de los casos, que las líneas de fuga, omnipresentes en
todo lugar y circunstancia, a la larga acaben minando al sistema. 
En el caso de la creación de mundos nuevos, habría que tener presente
que estos no garantizan nada de lo que conocemos y damos como bueno.
De ellos pueden surgir horrores o paraísos. Sin embargo son la única
posibilidad de que el sistema no se perpetuará a nuestras espaldas,
valido de nuestra movilización en pro de un cambio. Pero crear un
mundo nuevo no se logra por la sola movilización de la gente, hay que
movilizarse para abonar la vida colectiva, darle posibilidades
materiales de existencia a los colectivos, rehacerlos, recrearlos,
inventarlos para que en ellos surjan las nuevas posibilidades. En la
creación de nuevos mundos no se puede jugar al Mesías, estos
personajes tuvieron su papel en la historia y en los grados de control
que actualmente se tienen no caben, lo que un Mesías construye en un
día, los medios lo deshacen en unos pocos segundos.
La Otra Campaña del EZLN y la movilización social pejeciana pueden
elegir entre "mejorar" al sistema o intentar otros mundos. Marcos
creyó erróneamente que invitando a la autoorganización se lograrían
destapar otros planetas. Tierna ingenuidad de nuestro admirado
personaje, porque todos pensamos como el sistema, todos somos
priístas, así que lo único que podemos proponer son formas de
organización priísta, o sea, acarreo o más de lo mismo.  A la gente
había que proponerle acciones de sobre vivencia, pero no porque por
ahí se fuese a conseguir algo, sino porque por ahí "podría" surgir
algo; en tanto que se estaría reforzando la autonomía de la gente, se
estaría reforzando la posibilidad de que la gente escapara un poco al
control que sobre ella ejerce el empleo, la educación y otros factores
(punto aparte son los medios). O sea, hay que construir autonomías de
base material y no solamente volitivas.
La movilización pejeciana solamente es interesante porque encierra la
posibilidad de  minar el control social, no porque lleve siquiera en
germen alguna propuesta inquietante para el sistema. Por ello debemos
apoyarlo, porque abre alguna verdadera posibilidad de cambio, pero a
la vez es necesario aclarar hasta el hartazgo que el camino es el de
la búsqueda de autonomías, fíjese bien, el de la búsqueda, no el del
encuentro de autonomías. No podemos decir desde ahora que es autonomía
y que no, podemos criticarlas, más no censurarlas. (Hasta aquí lo
publicado en el ahuejote).
+
A los esclavos de la antigüedad les garantizaban el sustento, ahora
vivimos en el terror de cuando nos despidan del empleo. La derecha
está empecinada en explotar este terror, la izquierda en
administrarlo. Alguien debiera preocuparse por erradicarlo, por
convertirlo en un impulso vital, creativo.
+
Recibo algunos mails con improperios como este: "por dios, deja de
decir tanta pendejada". O sea, si no eres de mi tribu no oigo, si no
dices lo que entiendo son pendejadas lo que afirmas. Me reconforta
saber que no son del comité pro defensa de la libertad de expresión.
+
Los movimientos sociales tienen su propia personalidad por más que
conserven la marca de sus líderes. Nacen de modos impensados, la
mayoría de las veces muy diferentes a como los llegamos a idealizar.
Los imaginamos como movilizaciones organizadas en las que la gente
participa con miras claras y concretas; pero en realidad nacen como
quieren guiados por una luz en la oscuridad a la cual se va siguiendo
a tientas movidos por la fe y el deseo de que haya algo más. La luz en
la oscuridad suele ser la voz del líder, aunque bien pueda ser la
esperanza que se niega a morir.
+
El peje mostró los tamaños y no parece huir hacia adelante como
Cárdenas. Puede no gustar a muchos, pero está abriendo alguna
posibilidad de cambio. Hasta hoy hemos medido al Peje de una manera
ordinaria,  ojala que acabemos midiéndolo de la cabeza al cielo. Sería
sano que Marcos dejara la capucha por un momento para poder ver bien
cuanto mide. AMLO y Marcos, juntos o cada quien por su lado pueden ser
el agua que necesita esta nación acostumbrada a los caudillos. Aunque
Marcos ya marcó su distancia del Peje, las circunstancias podrían
reunirlos, ya que los caminos no.
+
Hace mucho tiempo que quienes no aceptamos nada que no sean
construcciones concretas de caminos que lleven a la autonomía entramos
en resistencia, no fue por convicción, ni siquiera lo deseamos, fue
solo que ya no tuvimos a donde ir. Nos marginamos de los perredistas,
nos corrieron los zapatistas y en el plantón de reforma acabamos
desencantados. Resistir, pura pose necia la nuestra, es cierto, pero
no nos da la gana aceptar voluntariamente lo que a guevo se nos impone.
+
Es una ventaja ser de la raza jodida, puedes disfrazar de protesta a
tus resentimientos y a tus frustraciones las puedes vestir de
propuestas de democracia, de justicia y de libertad. A tu lucha
cotidiana por el bolillo la puedes transformar en marchas, mítines y
plantones y no hay nadie que dude de tu sinceridad. Pero al margen de
todo eso, puedes algún día darte cuenta de que nunca estarás en la
marcha de las estrellas, entonces, es cuanto te empiezas a sentir
libre, empiezas a saborear el hecho de estar vivo. Sabes entonces que
eres parte de la creación, aunque el responsable ande de fuga.
+
La resistencia tiene un significado muy claro entre la raza jodida: No
morirse de hambre, negarse a avalar pendejadas, resistir a la degradación.
+
No podemos ignorar que estamos en tiempos parecidos a los romanos en
donde el único camino que aparece como posible es el de la integración
al sistema. Dos alucinaciones son típicas en esta etapa: una, que se
puede ingresar al sistema e intentar desde adentro un cambio. Esta
alucinación karateca (o sea usar el impulso del sistema en su contra)
es una de las más persistentes, ya que parece muy posible, pero más de
uno nos hemos topado con la amarga realidad de que el sistema acaba
imponiendo sus usos y costumbres, y los que persisten en ello terminan
como corruptillos u oportunistas. Acá en Xochimilco la intenté hasta
con los bejaranistas sin lograr (con nadie) tan siquiera un minuto de
su atención. Por más que intentaba explicar que había que diversificar
la acción política y no concentrarse en lo electoral, jamás
consintieron siquiera alguna acción individual distinta a lo
electoral. Mi caso sería provinciano y aislado, pero compañeros
actuando a niveles de dirección del partido, como Pedro Castillo, han
obtenido resultados parecidos. Aún más, si fuera a nivel del PRD no
habría mayor problema, la cosa es que fuera del PRD es lo mismo, sean
organizaciones ciudadanas, ultras, guerrilleras, etc. etc. etc. El
priísmo comanda toda acción política. Quizá llegue el momento que los
mismos señores beneficiarios del sistema añoren la aparición de sus
bárbaros.
La segunda alucinación típica es que al sistema se le cambia mediante
una revolución armada, una movilización masiva, o una acción
concentrada contra el sistema (al estilo Bolchevique). La revolución
Rusa nos enseñó que mientras el cambio no se de desde abajo, lo único
que crearemos serán nuevas modalidades de los mismos horrores. Nuevos
amos sustituirán a los antiguos y decrépitos y se inaugurará una nueva
época de explotación del hombre por el hombre.
El imperio romano era igual de asfixiante, por ello los judíos de los
tiempos de Cristo propusieron la revolución de la vida propia teniendo
como centro a Dios. La novedad pronto dejó de serlo, pero por su
eficiencia pronto fue integrada al sistema y persiste hasta nuestros
días con un buen grado de operatividad. Ciertamente que la religión ya
no es lo que fue, pero nadie le quita su eficiencia en el control de
la gente.
Hoy ya no es posible revivir la revolución "cristiana", que fue una
revolución volitiva, en donde la voluntad jugaba un papel primordial.
Y no es posible porque los medios masivos de comunicación se han
apoderado de la voluntad colectiva. Insistir como los marxistas en
"crear consciencia" es seguirle el juego al sistema, es lo mismo que
pretender "ser bueno" para ganarse los favores divinos.
Los piratas, los vendedores ambulantes, los asentamientos irregulares,
los peseros, los taxistas, los tianguistas, entre otros, nos enseñan
que el camino es el de la construcción de islas económicas
entrelazadas, en donde la consciencia y la voluntad jueguen un papel
secundario.
Si los medios se valen para el control de la manipulación de la
consciencia y el control de la voluntad, toda búsqueda de nuevos
caminos deberá de excluirlas de su programa. ¿Contradicción en los
propios términos en los que se enuncia la anterior tesis? Si así fuese
habría una cierta correspondencia en tanto que se rompería la lógica
lineal imperante. Sin embargo la cosa es harto simple: la consciencia
es uno de los productos del pensamiento, al igual que la razón, la
ciencia, el conocimiento y otros desarrollos del mismo. Pero así como
hay pensamiento, existen otras funciones cerebrales (intuición,
representación, premonición, ideación, etc., etc.) que no requieren de
la consciencia en un primer plano para funcionar. ¡Esas otras
posibilidades de ser son las que hay que rescatar si se quiere algo de
eso que intuimos como CAMBIO!
Sep. 06

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