Domingo 7 de agosto de 2005
EN LA FASE DE transición hacia el nuevo orden hexapolar nada es definitivo y
sus integrantes cada vez más se van a percatar de la futilidad de las políticas
unilaterales, cuando la interdependencia ha asentado como nunca sus reales. El
nuevo orden hexapolar estaría constituido por Estados Unidos y lo que quede de
la Unión Europea (UE) al borde de la balcanización político-financiera, como
viejos polos de poder en declive, con la adición de los cuatro nuevos polos
emergentes del siglo XXI representados por el acrónimo BRIC (siglas de Brasil,
Rusia, India y China, según la pertinente clasificación de la correduría
estadunidense Goldman Sachs).
LAS TENDENCIAS geoestratégicas parecen encaminarse más bien hacia los
traslapes y las yuxtaposiciones de poder e intereses de cada uno de sus seis
polos. La decadencia económica y financiera de Estados Unidos, así como el
fracaso rotundo del unilateralismo anglosajón de carácter lineal y simplón en
Irak, aceleraron la compleja transición hacia la hexapolaridad.
ANTE LA DESCOMUNAL ofensiva militar de la otrora unipolaridad estadunidense,
que habrá vivido pocos años (ocho: desde el derrumbe del imperio soviético en
1991 hasta el agotamiento bursátil de la globalización financiera feudal en
1998), la cual intentó vanamente perpetuarse mediante el montaje hollywoodense
anglosajón de la "guerra contra el terrorismo global islámico", no le
quedó más remedio a Rusia y a China que pasar a la contraofensiva por medio de
su cada vez mayor cooperación militar, en la que destacan sus trascendentes
ejercicios conjuntos del 18 al 25 de agosto desde el puerto ruso de
Vladivostok, pasando por el mar Amarillo, hasta la costa china de la provincia
de Shandong, de lo cual los dilectos lectores de Bajo la Lupa fueron avisados
con bastante antelación.
DESDE EL PERIODICO conservador londinense The Times (3 de agosto), Jane
Macartney afirma con propiedad que los "juegos de guerra de los viejos
enemigos envían un poderoso mensaje a Estados Unidos", además de que
"Rusia y China esperan firmar un acuerdo masivo de venta de armas después
de emprender ejercicios militares conjuntos por primera vez". Luego de
recordar que "en la década de los 70 ambos países, que fueron amargos
enemigos, libraron una guerra por una disputa territorial menor",
Macartney asevera que "Rusia exhibirá sus más modernos bombarderos a su
mejor cliente militar y China tendrá la oportunidad de demostrar que se ha
convertido en una potencia que hay que reconocer". El "interés
común" de ambas potencias "incluye la venta de petróleo ruso para
ayudar a suplir las necesidades energéticas del rápido crecimiento económico de
China, así como el objetivo estratégico de demostrar a Estados Unidos que otros
poderes están emergiendo en Oriente". Queda diáfano que para Rusia,
"China constituye un importante mercado y una fuente de divisas
duras". La panoplia militar que desplegarán más de 100 mil soldados
durante ocho días es de primer nivel: desde los aviones caza de alta tecnología
Sukhoi 27 y la nueva gama de Tupolev (95MS y 22M3), pasando por bombarderos
dotados de misiles nucleares crucero, hasta los submarinos atómicos chinos con
"capacidad de guerra antisubmarina". A juicio de Macartney, "la
exhibición de fuerza es suficiente para sacudir a los vecinos de China, que no
irá demasiado lejos para tumbar el equilibrio de fuerzas en el océano Pacífico",
cuando "China se ha basado también en su diplomacia para incrementar su
influencia, erosionando en forma lenta la preminencia de Estados Unidos en el
proceso". Es cierto, con el omnipotente yuan frente al devaluado dólar
China dispone de un buen rato para divertirse sin necesidad de disparar un solo
tiro, mientras Rusia vende a China los armamentos de alta tecnología que
Estados Unidos impidió que la UE le entregara.
VADIM SOLOYOV, EDITOR en jefe del Observatorio Militar Independiente, citado
por Macartney, suena engallado: "Estos ejercicios son un desafío para
Estados Unidos y sus aliados: una nueva alianza militar se está formando. Ahora
Rusia y China pueden crear un segundo polo frente a la unipolaridad". ¡Ni
hablar!
SERGEI BLAGOV ("Calculada exhibición de fuerza", Asia Times, 6
de agosto) aduce que "los juegos de guerra sin precedente de Rusia y China
deben ser vistos como un mensaje dual a Estados Unidos y a las repúblicas
centroasiáticas sobre la extensión a la que Moscú y Pekín se encuentran
preparadas en llegar para proteger sus intereses". Se ha aducido en forma
oficial por los participantes, quizá para no generar demasiada tensión, que se
trata de un "escenario de juegos de guerra en el que un Estado islámico
centroasiático se encuentra plagado por la violencia terrorista y solicita
ayuda de los estados vecinos -¿quién más que Rusia y China?- para restaurar la
ley y el orden". En forma interesante, cuatro repúblicas islámicas
centroasiáticas (Uzbekistán, Kazajstán, Tayikistán y Kirguizia), miembros de la
Organización de Cooperación de Shanghai (que ha cobrado una vibrante vida
después de su bautizo insulso), han sido invitadas a observar los juegos de
guerra, lo que seguramente les brindará mayor seguridad en cuanto a su futuro
incierto se refiere, después de la brutal desestabilización de la dupla
anglosajona Bush-Blair mediante el cuento texano de la instauración de la
"democracia" y los "derechos humanos". Sin tapujos, Blagov
afirma que el escenario de juegos de guerra denominado Misión de Paz 2005
vislumbra una "práctica de intervención conjunta para conservar a un
régimen amigo en el poder" y cuestiona en forma acuciosa que los
"bombarderos estratégicos y los submarinos son difícilmente necesarios
para las horadaciones antiterroristas", lo cual es más que cierto. Cabe
señalar que ninguna de las repúblicas islámicas centroasiáticas tiene acceso a
los mares calientes. Viene lo mejor: "Las maniobras son un mensaje a
Estados Unidos, conforme Rusia y China desean sostener y expandir su influencia
en Asia central para confrontar el dominio global de Washington".
COMO SABE CUALQUIER jugador de ajedrez, no es lo mismo la ofensiva que la
defensiva, y el ministerio ruso de Defensa ha sido muy cuidadoso en remarcar
que los juegos de guerra se realizan a "más de mil kilómetros de
Taiwán", justamente en la provincia china de Shandong. Se trata de poner
en evidencia el irredentismo anglosajón ante los ojos de los habitantes de la
región.
SI A CHINA le sobran pletóricas reservas monetarias y Rusia dispone de un
arsenal militar respetable, no es nada incomprensible que los juegos de guerra
tengan como propósito ulterior la compra masiva por China de sofisticadas armas
rusas a cambio de la venta masiva de energéticos rusos para paliar las
necesidades apremiantes de China. La venta del bombardero estratégico ruso
Tupol 22 M3 a China (que puede cargar misiles crucero nucleares a larga
distancia) puede alterar la correlación de fuerzas en el mar Amarillo y el Mar
del Sur de China.
LOS MILITARES estadunidenses del Comando del Pacífico estarán vigilando muy
de cerca el alcance y el grado intimidatorio de las maniobras conjuntas en la
cercanía de la península coreana, como ha declarado un portavoz del Pentágono.
Nikolas K. Gvosdev, asesor de alto nivel del Centro Nixon y editor de la influyente
revista National Interest, admite que los ejercicios representan un
"paso cualitativo" en la mejoría de los vínculos entre Rusia y China,
pero aclaró que Estados Unidos no debería sobrerreaccionar, porque podría
orillarlos a estrechar todavía más sus relaciones. Reconoce que el deseo de
ambos es reducir la influencia de Estados Unidos en sus respectivas regiones,
pero ambos también tienen "un fuerte interés en mejorar las relaciones con
(Estados Unidos)". Los rusos han realizado también ejercicios conjuntos
con Estados Unidos, la OTAN e India (The Washington Times, 4 de agosto).
EN FORMA MUY regionalista, rayana en el aldeanismo, Teo Chee Hean, locuaz
ministro de Defensa del diminuto Singapur, desprecia con su censura el poderío
nuclear militar ruso para santificar a Estados Unidos que, a su juicio,
"permanecerá como la primera potencia mundial en el futuro cercano",
al tiempo que "China e India no pueden ser ignoradas como nuevas potencias
influyentes" (China Daily, 5 de agosto). ¿Pero quién es el insensato
que ignora el poderío ascendente de China e India? Si Chee no capta la nueva
correlación de fuerzas en el Pacífico, menos entenderá la decadencia de Estados
Unidos. Lo grave de su irracionalidad es que ignora el poderío actual de Rusia
(nuclear, tecnológico, energético y educativo), también una cabal potencia del
Pacífico, pero su desequilibrado punto de vista es atractivo porque traduce el
irredentista pensamiento lineal de sus amos anglosajones cuando ensalza en
forma desmedida a Japón, que "juega un papel más activo en la arena
estratégica global (sic)" por encima de China e India, a quienes reduce en
forma absurda a un estatuto menor de "potencias regionales". Para ser
una potencia en toda su amplitud no basta vender carros y televisores, pero el
insensato Chee cree fervientemente en que el futuro de la región de Asia
Pacífico estará dominado por Japón, China e India en su interacción con Estados
Unidos.
MUCHO MAS EQUILIBRADO en sus juicios geopolíticos, Adam Wolfe (3 de agosto),
del centro de pensamiento Reporte de Noticias de Poder e Interés (PINR, por sus
siglas en inglés), pondera el "calentamiento del 'gran juego' en Asia
central". Considera que en vísperas de la cumbre del G-8, "Rusia y
China propinaron dos fuertes golpes a las ambiciones de Estados Unidos en Asia
central" mediante la sonora declaración del Nuevo orden mundial del
siglo XXI de la cumbre de la OCS en Astana (capital de Kazajstán), y que
fue "hostil a los intereses de Estados Unidos". La declaración, que
se pronunció por la multipolaridad y un cronograma de retiro del ejército
estadunidense de Afganistán, no pudo asestar un golpe definitivo, pero "ha
sido el más severo desafío a los intereses de Estados Unidos en Asia central
desde su invasión a Afganistán en 2001". Wolfe concluye que Estados
Unidos, Rusia y China libran el "gran juego", como lo hicieron hace
150 años la Rusia zarista y el imperio británico victoriano. Con la salvedad de
que en esta ocasión Rusia y China actúan en conjunto contra Estados Unidos.