Domingo 17 de julio de 2005

BAJO LA LUPA

Alfredo Jalife-Rahme

De la globalización a la orwellización

SolecitoNuevo retroceso de las libertades civiles

LA GRAVE CRISIS de la globalización financiera feudal -que inició su declive en 1998, para los "técnicos", con la quiebra de la correduría Long Term Capital Management, y para el gran público, en marzo de 2000, con el desplome del índice tecnológico Nasdaq- generó, a nuestro juicio, el entorno propicio del nuevo paradigma geoestratégico que vive la humanidad y que sentó sus reales con los atentados del 11/9, cuyas consecuencias fueron las dos guerras de Irak y Afganistán, lo cual inició de facto la orwellización en Estados Unidos que exige adoptar ineludibles medidas de seguridad doméstica (v. gr. la Seguridad del Hogar), que van desde el Acta Patriótica, pasando por el control neototalitario de los multimedia, hasta la "alerta de información total" (TIA, por sus siglas en inglés), que vigila todas las transacciones comerciales y financieras de los consumidores (y de sus similares extranjeros "globalizados", quienes utilicen los "servicios" de las trasnacionales estadunidenses).

LAS LIBERTADES CIVILES, los derechos ambientales y humanos (que incluyen la libertad de expresión), han pasado a segundo término frente a la ubicua amenaza terrorista, que ha obligado a impulsar otros temas e intereses en materia de seguridad, real o inventada. La orwellización doméstica pasa por la militarización de la seguridad mediante las cuatro letras "C" de la "revolución en asuntos militares" (RMA, por sus siglas en inglés): control, comando, comunicación y computación. La orwellización, anglosajona por antonomasia, descuella conforme declina la globalización financiera feudal, y pretendió incorporar a Europa a su esquema de seguridad "controlada" bajo su comando cibernético, mediante la explotación de los atentados. Los del 11/3 en España se le revirtieron con la defenestración electoral de Aznar, pero ahora intenta una segunda prueba con los atentados del 7/7 en Londres, gestados seis días después del ascenso a la presidencia rotatoria de la Unión Europea (UE) del actor fuera de serie Tony Blair, quien desea imponer el modelo bushiano unilateral de las medidas domésticas de protección y seguridad a Gran Bretaña y, de ser posible, al resto del viejo continente. Según el criterio imperativo de la seguridad contra el terrorismo, Blair buscará incorporar y unificar a la UE, que quedaría así dominada por la orwellización anglosajona.

LA MORBIDA EXPLOTACION de los atentados terroristas, atribuidos a la trasnacional Al Qaeda por la dupla anglosajona Bush-Blair, ha sido prístina en la geopolítica medioriental y centroasiática con el objetivo manifiesto de capturar el petróleo y el gas en la zona fronteriza de amortiguamiento de sus competidores geoeconómicos: Rusia, China, India y la UE (por el lado norafricano que los geógrafos anglosajones e israelíes consideran como parte del Medio Oriente hasta Irán). Este despliegue irredentista de gran envergadura tiene su corolario en el frente doméstico anglosajón mediante la orwellización doméstica que vigila y controla las mentes y los movimientos de sus ciudadanos: condicionados permanente y sicológicamente (por el doble método pavloviano y skinneriano) con amenazas (la mayor parte de las veces infundadas, pero muy bien publicitadas) y con los escalonamientos de los colores de alerta, bajo la noble encomienda de protegerlos de atentados por venir de las fanáticas hordas islámicas.

DURANTE LA guerra fría, las universidades anglosajonas fueron expertas en crear la "imagen del enemigo" con las consabidas técnicas ideológicas y sicológicas que repiten sin juicio crítico, y sin cesar, la mayor parte de sus poderosos multimedia, propiedad en su mayoría de las trasnacionales constitutivas del complejo militar-tecno-industrial, que pretenden transformar la realidad circundante para avanzar su agenda geopolítica foránea y su equivalente neototalitario doméstico. Hoy en las aulas del escrutinio académico (sic), el islámico barbárico ha sustituido al comunista escarlata.

TALES TECNICAS cibersicológicas le han funcionado a las mil maravillas a la dupla anglosajona durante dos guerras mundiales, una guerra fría, y ahora piensa volver a explotarlas en su "guerra contra el terrorismo global", que han catalogado como la "tercera guerra mundial". Gran Bretaña se parecerá cada vez más a la sociedad orwelliana de Estados Unidos, como Blair se mimetiza cada vez más con su controlador Baby Bush. No por nada era británico el autor de la novela inmortal 1984, George Orwell, seudónimo de Eric Arthur Blair (sic); ¡vaya coincidencia literaria de apellidos!

EL GRAN ACTOR Tony Blair sustituye el fallido "eje del mal" bushiano con su novedosa "ideología del mal" para combatir a Al Qaeda. El gobierno laborista (sic) de Blair (¿Tony o Eric Arthur?) afina los últimos detalles de las nuevas leyes de "prevención antiterrorista", que penalizan actos que "provean o reciban entrenamiento en la utilización de sustancias peligrosas" e inciten o preparen en forma indirecta al terrorismo, así como la persecución de "predicadores del odio" (The New York Times, 16 de julio). Cabe todo en las nuevas leyes draconianas del orwelliano Blair, válgase la redundancia: hasta la penalización de los críticos de la globalización financiera feudal, quienes pueden ser equiparados a terroristas verbales.

SUELE SUCEDER QUE uno de los mejores servicios secretos del mundo, como el británico, con el mayor número de cámaras callejeras de vigilancia per cápita, exhiba fallas infantiles en la "prevención". Los franceses no tienen remedio: siempre echan a perder los montajes hollywoodenses de la dupla anglosajona, y el ministro del Interior del gobierno chiraquista, Nicholas Sarkozy, quien podrá ser acusado de todo menos de ser antineoliberal, denunció que "una parte de los kamikazes islámicos del equipo responsable de los atentados de Londres había sido detenido en la primavera de 2004 para luego ser liberado" (Le Monde, 13 de julio). ¡Oh, la, la! Cabe señalar que el homólogo británico de Sarkozy, Charles Clarke, reaccionó en forma airada y desmintió el "error" de juicio del francés.

CON TALES ANTECEDENTES, ¿por qué no fue detenido en forma "preventiva" el supuesto terrorista islámico británico-pakistaní filmado con la mochila en la espalda que presuntamente contenía las bombas y los detonadores? ¿Cómo pudo en forma ubicua sembrar tantas bombas en varias estaciones del Metro sin ser detectado? Suena paradójico que a mayor orwellización ocurran fugas mayores. En Estados Unidos las Torres Gemelas sufren un segundo atentado nueve años más tarde, y en Gran Bretaña se les escurrieron tres adolescentes islámicos, previamente detenidos, en plena cumbre hipervigilada del G-8.

THE ECONOMIST, PORTAVOZ de la globalización financiera feudal, titula: "¿Se encuentra el enemigo dentro?" (14 de julio), en referencia a la identidad étnico-religiosa de los tres adolescentes imputados, para luego fustigar el "radicalismo por Internet". ¿Se prepara tanto la depuración interna como la censura orwelliana de Internet de la que advirtió George Tenet, anterior director de la CIA? A riesgo de ser tildado de terrorista en potencia, ¿qué adolescente islámico se atreverá a portar en su espalda una mochila con sus pertenencias? Que hayan sido tres adolescentes británicos de origen pakistaní los imputados como autores irrefutables (sic) de los atentados del 7/7 (quienes dejaron pasaportes y huellas burdas en todos lados, que hasta parecen haber sido "siembras" de la "justicia nintendo" tanto de la delirante PGR foxiana como de la hilarante procuraduría del estado de México del salinista Navarrete Prida) conlleva consecuencias geopolíticas extremas en Pakistán, con sus macabros servicios secretos de inteligencia (ISI, por sus siglas en inglés): la célebre "conexión pakistaní", que apoyó a Osama Bin Laden en la guerra de los mujaidines contra la URSS en Afganistán, donde se coludió con Estados Unidos en la talibanización y la narcotización (en el sentido del negocio de tráfico de heroína). A fortiori, la autoría del químico egipcio también desemboca en la próxima agenda desestabilizadora en el mar Mediterráneo oriental (que avalan los frescos atentados de kamikazes en Turquía, en el mar Egeo), en Noráfrica, en el mar Rojo, en el cuerno de Africa y en Africa oriental. Los atentados de Al Qaeda son muy previsibles desde el punto de vista conceptual y geopolítico.

LA DEDICATORIA TERRORISTA atribuida a tres "adolescentes islámicos británico-paquistaníes" (principal segmento demográfico del Islam, cuyo 50 por ciento es menor de 15 años) obliga a la desislamización migratoria en Gran Bretaña, donde ya empezaron los linchamientos vengativos (en Estados Unidos, su equivalente lo constituye la desmexicanización migratoria del racista Samuel P. Huntington) y hay la amenaza de la aplicación de un diabólico neomalthusianismo del segmento juvenil mayoritario del planeta que coincide con la demografía islámica y su geografía petrolera (¿para resolver la demanda económica del futuro, imposible de conceder bajo el imperante modelo plutocrático anglosajón?).

TIEMPOS DIABOLICOS se viven en Estados Unidos y en Gran Bretaña. Michael Meacher, diputado laborista británico y anterior ministro del Medio Ambiente del mismo Blair (de mayo de 1997 a junio de 2003: siete años de convivencia ministerial, suficiente para conocerse), expuso la "conexión paquistaní" de los macabros servicios secretos ISI con la autoría del 11/9: "La falsa guerra del terrorismo" (The Guardian, 6 de septiembre de 2003; ver Bajo la Lupa, "La bomba Meacher", 7 de septiembre de 2003). "Los ataques del 11/9 le dieron a Estados Unidos el pretexto ideal para emplear la fuerza con el fin de asegurar su dominio global". ¿El 7/7 forma parte de la misma superchería anglosajona de la dupla Bush-Blair, atrapada en una espiral incesante de mentiras con tal de avanzar su agenda bélica y petrolera al precio que fuere, incluyendo la orwellización de sus propias sociedades, para que perviva su plutocracia agazapada?

 

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