27 de Agosto, 2004.
A dos mil años.
Carta pública a su excelentísima majestad Cardenal
Juan Sandoval Iñiguez.
Agradezco su atención a la presente.
Por encima de todo, porque un servidor no es líder empresarial, funcionario
gubernamental, o luminaria alguna, sino un trabajdor
de la calle más, de esos que en los periódicos son descritos como una plaga, un
don nadie sin propiedad alguna más allá de un área pirata para practicar JUDO,
que por no dar para la renta de un local digno se mantiene arrumbada.
He leído con
profunda tristeza e indignación su posición con respecto a los PRESOS POLÍTICOS
de la pasada “Cumbre” de burgueses y burócratas de Europa y América Látina. Contrariamente a las enseñanzas de quien dice usted
su guía, los ricos se van adueñando del país y de los destinos y riquezas del
pueblo, y usted no parece indignado. Por
el contrario, usted paseo con beneplácito por las calles por fin limpias de
miserables y demás fauna que tuvo la ocurrencia JESÚS de defender hace dos mil
años.
No escribo para
cuestionar su religión, de la cual he renunciado al perder la ingenuidad, sino
para cuestionar sus aseveraciones con respecto al informe de la COMISIÓN
NACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS.
Disculpe que sea
tan directo, pero pensando en el asunto
he llegado a la conclusión de que
sin la figura histórica de JESÚS, llamado el CRISTO, no existiría hoy el
concepto de los DERECHOS HUMANOS, mucho menos los de la JUSTICIA y la LIBERTAD.
Usted ha bendecido las instalaciones la policía y prácticamente maldice a los
trabajadores, ambulantes y demás miserables que pueblan las cárceles del
sistema burgués actual. Nada me ha hecho recordar más la pasión de cristo que
los gorilas imperiales y sus armas contra lo cuerpo y el cráneo de los
crucificados modernos. Usted les aplaude, los admira y los bendice.
No es que yo crea
que los DERECHOS HUMANOS concebidos hoy como una limosna a la justicia y como
un pretexto para omitir el respeto a nuestros derechos políticos y sociales
sean el fondo del asunto; muy por el contrario creo que el principal problema
es la impunidad, la inconsitucionalidad y el cinismo de nuestros gobernantes. Lo
sucedido, parece ser, no fue una acción aislada provocada por la ignorancia o
por la falta de respeto y la soberbia de los poderosos contra la historia y las
máximas leyes de los hombres y los cristianos, sino un Plan concebido por los poderosos y avalado por la institución
que usted representa para criminalizar la protesta social y la acción política
contra la evidente injusticia del sistema que usted santifica. Finalmente, la
violación a los preceptos de la justicia revolucionaria plasmada en la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos ha sido la pauta de parte
de quienes le otorgan jugosas limosnas. No se puede tapar el sol con un dedo.
Se puede intentar engañar, manipular al pueblo. Pero la justicia en la cual
dice usted creer de dientes pa´ fuera y la verdad de
los hechos es siempre contundente.
Solo quiero
recordarle algunas cosas. A quienes intentaron romper la valla los ampara el
artículo 39 constitucional (aunque no le guste a muchos) y por lo tanto son
PRESOS POLÍTICOS. A ellos y quienes no participaron y que están presos se les
han violado sus garantías individuales. No voy a detallar a Usted caso alguno
pues creo que siendo congruentes con las enseñanzas cristianas la obligación
debería ser suya. Supongo que usted ha leído el EVANGELIO Y QUE USTED SABE que
al último hombre al cual JESÚS prometió el paraíso fue precisamente un
delincuente, un crucificado –quizá un “globalifóbico”
o un “altermundista” o un “bandido” de aquellos días.
Es evidente que no creo que usted sea el representante de CRISTO en la tierra.
De pequeño me hicieron creer en una doctrina y me partieron el alma todos
ustedes. Después de todo, ante los hechos, la esperanza cristiana sigue
muriendo. Creo que usted ni está ni le interesa estar del lado de los pobres.
Qué próximo encuentro religioso a realizarse en esta ciudad será una burla a la
memoria de JESÚS mientras los católicos acepten este tipo de situaciones cada
vez más frecuentes en México y en el mundo. A usted no le gusta ni le interesa
ni la JUSTICIA, ni la VERDAD, ni el EVANGELIO. Usted es aquel del cual habla
Joaquín Sabina “Ocupate del alma dijo, el gordo
vendedor de carne”. Usted, sus burgueses hipócritas y su gobierno fascista son
el ANTICRISTO más evidente. Una de sus miles de cabezas…
Atte:
José Luis González
G.
PD1: Pregunto:
¿Todos los católicos cristianos son igualmente tibios o abiertamente déspotas
como usted?
PD2: ¡Viva Juárez!
¡Viva Villa! ¡Viva Zapata! ¡VIVA CRISTO REY!