CARTA SOBRE LA PRESA DE ARCEDIANO

-respuesta a Eduardo Mar de la Paz-

 

Agradeciendo de antemano su atención a la presente quisiera felicitar a Público y al Sr. Eduardo Mar de la Paz por abrir un cauce de diálogo público con respecto a la presa de Arcediano. Así sin rodeos ni representaciones institucionales quizá se anime la participación pública en este y otros temas de importancia colectiva.

 

Con respecto al artículo ARCEDIANO, me parece que el periodista abre y cierra su postura de diálogo en un mismo párrafo: Es importante escuchar todos los argumentos pero limitándolos “…a las observaciones de carácter técnico de la obra”.

 

Parece razonable, moderno, negociador, responsable… sin embargo… ¿Qué es el “carácter técnico de la obra”?¿qué queda fuera del “carácter técnico”?¿los árboles? ¿la limpieza del río verde? ¿los animales no enjaulados? ¿las flores no encarceladas en laboratorios botánicos? ¿los ejidatarios guarachudos? ¿las leyes emanadas de la revuelta de los incultos miserables muy poco modernizables?

 

¿Qué queda dentro? ¿las ganancias de los futuros negocios inmoviliarios?¿los pedidos de concreto y varilla?¿el número de miserables que podrán obtener un empleo temporal mal pagado? ¿los costos de subir y sanear el agua? ¿la posibilidad de especular con los terrenos aledaños?¿alguna especie de privatización del servicio de agua?¿la necesidad de maquillar el fracaso del neoliberalismo con obras megalomaniazas?¿el endeudamiento del estado para mantener el equilibrio de la macroeconomía fracasada?

 

Por otro lado, ¿porqué no es dato importante el pueblo atemorizado o la perdida de un santuario natural visitado diariamente por miles de tapatios? Seguramente el señor aprendió algún recetario de economía facilita puesto que no duda en afirmar categóricamente  que con el abasto del agua florecen (sic) las ciudades y su economía. “ la inversión inmobiliaria y desarrollo industrial - agrega- tienen un fuerte impulso…”

 

Demasiado optimista. Las leyes de la ganancia no dependen solo del agua, también del concreto, de los energéticos, de la guerra permanente y de la historia del capital. No cabe duda de que el Sr. Mar de la Paz es un pragmático sofista y puede servirnos como arquetipo de la actual elite “ilustrada” en el poder. Una elite enajenada con sus propios alucines y dogmas tecnócratas y economicistas. Los que no dan oportunidad alguna a la humanidad contra los dictados de don dinero. Una elite que cree en el libre comercio aunque nunca se haya dado en la historia de la humanidad, una elite enajenada que cree en el crecimiento económico al infinito llegada la hora -que nunca llega- del “primer mundo”; que cree que ser civilizado es llenar de concreto y asfalto la tierra, entubar ríos, podar árboles, enjaular animales y plantas y promueve el turismo sacando a los miserables del centro de las ciudades, que cree que ser civilizado es hacer la guerra a quienes se nieguen aceptar las condiciones de una burguesía imperialista y sus sucursales regionales.

 

Yo no quiero rebatir lo técnico. Quiero que se respete la naturaleza y sus ciclos y no que se haga negocio con sus restos. Quiero a la barranca y su pueblo de Arcediano por que eso son y no podemos seguir permitiendo que proyectos megalomaníacos acaben con nuestros ríos y nuestros lagos como ya lo hicieron en El Salto, en Los Colomos, en Chapala, en Acatlán de Juárez, en La Primavera…

 

Quizá al Sr. Le parezca un tanto lejano esquizofrénico mi argumento. Yo lo entiendo. Es necesaria una REVOLUCION CULTURAL que no haga despertar la sensibilidad más allá de lo “técnico” de este mismo sistema y forma de entender el mundo en plena decadencia…

 

Atte: Lic. José Luis González Glez.

 

Pd: ¿Confían ustedes en la responsabilidad del Sr. Dau Flores después de su cuestionable papel en las explosiones del 22 de Abril de 1992?

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