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Sandra Nancy Mansilla

Hermenéutica Feminista

Senderos de las mujeres

 

Hace un tiempo que las mujeres vamos dando pasos por diversos senderos de búsquedas y hallazgos, de caminos perdidos y encontrados.

Cuando decidimos leer la Biblia con ojos de mujeres entonces comenzamos a decir a nuestro modo nuestras cosas de mujeres, que también son las cosas del mundo y las cosas de Dios.

Son pasos que nos conducen a nosotras mismas, nos llevan al abrazo, nos hacen bailar,

nos hacen regresar a la memoria, nos conducen a la caricia, nos hacen saltar de alegría,

nos hacen patear con ira, o descalzarnos en la tierra sagrada del misterio.

Las plantas de nuestros pies nos enseñaron que la tierra que pisamos es nuestra amiga,

Y que también hay lugares de los cuales es mejor alejarse o partir.

Pies, pasos, senderos, llegadas y partidas dibujan nuestros mapas de mujeres,

nuestros territorios y fronteras, nuestros horizontes y nuestros itinerarios.

Viajeras, exploradoras, nómadas, peregrinas,

mujeres en los caminos, en las calles, en los puentes, en las plazas,

siempre inquietas, sin prisa, pero sin pausa....

 

Presentación

  1. En esta síntesis queremos presentar el tenor que ha adquirido la Lectura Popular de la Biblia desde las Mujeres (LPB-M) en nuestras experiencias a lo largo de los últimos 10 años. Estas experiencias se han nutrido permanentemente de los marcos teóricos y aportes metodológicos de tantas teólogas y biblistas que en los últimos años han contribuido con sus investigaciones en este campo.
  2. En la misma se sistematizan las intuiciones, las certezas y los logros que consideramos pasos dados sobre terreno firme. A la vez, como exigencia intrínseca, re-situamos el sentido que tiene la LPB-M en relación a la actual situación social, política y económica que constituye hoy el difícil escenario donde transcurre la vida cotidiana de las mujeres y sus familias.
  3. Otro sujeto, otro escenario, otras luchas

  4. En la lectura que hacemos de la realidad se entretejen el deseo, la esperanza y el poder, ya que para nosotras las mujeres nuestro deseo, nuestra esperanza y nuestro poder son tan reales como la barbarie de este sistema.
  5. Constatamos que la vida cotidiana de muchas mujeres se ha tornado territorio de luchas y resistencias. Un proceso de transformación, que se arraiga en la toma de conciencia personal de las causas de tantas subordinaciones y sometimientos, desencadena otros procesos que se proyectan comunitaria y socialmente, invitando y contagiando a la resistencia y a la esperanza.
  6. Es reconocido que, en nuestro continente, en la base del fenómeno actual de resistencia popular activa se encuentra la incorporación masiva de las mujeres participando, organizando y decidiendo, superando así el viejo paradigma del liderazgo patriarcal. Cuando ellas toman la calle, con ellas se moviliza la familia entera: donde ellas van, van los hijos; con ellas va la vecina, la comadre, la amiga, la hermana, la madre. Se tejen otros pactos y redes de solidaridad.
  7. Se evidencia además un fuerte vinculo entre las luchas callejeras y las organizaciones que proveen las soluciones cotidianas y permanentes: comedores populares, roperos comunitarios, meriendas, y otras formas que frecuentemente son creadas y sostenidas por las mismas mujeres. "La vida en primer lugar" es la consigna silenciosa que anima tantas y tantas acciones solidarias que van entretejiendo redes de resistencia y sostén ante la vida amenazada.
  8. De las acciones concretas se circula hacia otros lenguajes para decir el deseo, la esperanza, y el poder: Gestos simbólicos como un cacerolazo visibilizan al sujeto mismo que reclama: aquella misma que frente a la olla vacía no se queda callada y sale al espacio público, movilizando y socializando un reclamo: el hambre, la falta de trabajo, la impotencia.
  9. Se trata de un nuevo actor, con otras luchas, con otras formas de hacer y decir la lucha, el cual aporta nuevos sentidos a las acciones. La simbólica de la vida y de la muerte, de la lucha y de la resistencia parece ser el campo donde se libra la prueba mas difícil, la prueba de los imaginarios, de los horizontes, de los deseos y las esperanzas que alientan nuestro poder de mujeres.
  10. A simple vista un comedor, una merienda, un ropero pueden no ser desestabilizadores de un sistema, pero los sujetos de esas acciones experimentan en ellas un real empoderamiento que posibilita otras formas de comprender la realidad. Así, las mujeres hoy transitan y recrean el camino de los imaginarios simbólicos que están detrás de las acciones.
  11. Las mujeres que hacen consciente su lucha y los sentidos que le asignan a esta, van logrando en forma efectiva invertir el discurso hegemónico y opresor: ya que la misma simbólica organizadora de la casa patriarcal, en la cual el varón trabaja y sostiene al núcleo familiar, la esposa, los hijos, los ancianos, que moran a la sombra de lo privado, esa misma simbólica es devuelta al sistema en un lenguaje de denuncia ya no tan solo con palabras sino con la presencia misma en la calle de los niños con sus madres, y con sus abuelos/as. Queda así al descubierto la mentira y la violencia que encubre el sistema y sus discursos.
  12. Nuestra lucha de mujeres se torna así una lucha también simbólica: de lenguajes y representaciones que revisten o desenmascaran los sentidos de las palabras y de las acciones.
  13. Otro mundo será posible cuando sea posible también la construcción de nuevas lógicas, de nuevos símbolos y de nuevos imaginarios.
  14. La LPB-M como espacios de recreación de sentidos e imaginarios

     

  15. La Lectura Popular de la Biblia desde las Mujeres se asemeja a un diálogo cuerpo a cuerpo con la Biblia, como nos gusta decir: una verdadera "danza" con ritmo y códigos propios; constituye un estilo particular de leer la Biblia que se considera ya como una Hermenéutica específica.
  16. Las experiencias a lo largo del continente fueron creciendo y afianzándose dando lugar a un estilo de relación de las mujeres entre sí y con la Biblia que hoy las convoca desde las muchas y variadas realidades por las que ellas transitan hacia un lugar nuevo desde donde recrean la mirada sobre sus vidas, sobre sus deseos, sus nostalgias, sus luchas y sobre Dios.
  17. La novedad que ha surgido de la hermenéutica bíblica, nutrida con los aportes de las disciplinas de género, ha sido posible en base a la experiencia de una lectura crítica y atenta de la Biblia por parte de las mujeres desde su creciente conciencia feminista. Las mujeres que van pasando por la experiencia manifiestan un sentimiento de reconciliación con su ser mismo de mujeres, con sus espacios sociales y eclesiales y con Dios mismo. Por eso decimos que la LPB-M puede comprenderse como un espacio de liberación en permanente construcción.
  18. Esta constatación en el terreno de la experiencia religiosa y del discurso teológico va encarrilando la gran tarea de la de-construcción y la re-construcción de nuestras prácticas y nuestros discursos tradicionales.
  19. La LPB-M favorece la construcción de significados y sentidos mediante múltiples procesos subjetivos e intersubjetivos. Puede comprenderse como un proceso de interculturalidad en tanto encuentro y dialogo de identidades. Esta dimensión simbólica apela, además, a una dinámica de intertextualidad entre dos corpus o textos sagrados: el de la Biblia y el de las mujeres.
  20. La hermenéutica feminista va explorando el enorme dinamismo simbólico que transcurre y rige la cotidianidad de los espacios sociales: la casa, la familia, el barrio, la iglesia, el taller, las organizaciones sociales y políticas, la escuela, la universidad, etc. Afirma por eso su propia dimensión cultural e intercultural, en tanto contribuye a la reconstrucción de aquellos espacios en clave de justicia y solidaridad, y a su vez, recrea el imaginario simbólico que se halla en las bases de las estructuras de las relaciones intersubjetivas de las dinámicas sociales y políticas.
  21. Hoy la LPB-M y, en general, los grupos de mujeres que trabajan desde una perspectiva liberadora y de género van re-significando los imaginarios simbólicos a través de los cuales se produce la cultura, la política y la sociedad, a la vez que van transformando los sentidos y las posibilidades atribuidos al ser mujeres en cada escenario vital.
  22. Consideramos que en el actual contexto social, político y económico de nuestro continente, el protagonismo de las mujeres en las organizaciones sociales y democráticas ha de ser nutrido en todas sus vertientes. La transformación social en una perspectiva feminista emerge íntimamente ligada a la afirmación de la identidad y de la construcción de la autoestima. Es por eso, que el acompañamiento de los procesos de transformación y empoderamiento de las mujeres de sectores populares hacia la participación en las instancias de una ciudadanía plena, no descarta el cultivo de la espiritualidad, la mística y la ética cristiana, antes bien, las requieren y demandan permanentemente.
  23. Estimamos, pues, que el desarrollo de una conciencia crítica de identidad de género empodera efectivamente a las mujeres a nivel personal y colectivo, en tanto posibilita, por un lado, la apropiación de herramientas de análisis de las dinámicas cotidianas de circulación del poder en todas sus expresiones y, por otro, ejercita permanentemente la deconstrucción de los discursos hegemónicos del sistema dominante. De este modo se va vislumbrando un alcance político para nuestra hermenéutica bíblica de mujeres, siempre atenta a acompañar tanto los procesos de afirmación por parte de las mujeres protagonistas de la LPB-M, así como su proyección ética y solidaria.
  24. Estas consideraciones teóricas nos ayudan a situar, ampliar y complejizar la relación entre la LPB-M, la cultura y las dinámicas sociales coyunturales. Lejos de reducirla al dominio exclusivo de las iglesias y de una religión de claustro, ubicamos la LPB-M en una frontera interdisciplinaria e inter-cultural que intenta fomentar un diálogo entre la Palabra de Dios y las diversas dimensiones subjetivas y transubjetivas de la vida cotidiana de las mujeres.
  25. Métodos.... pasos, sendas y caminos

  26. Nuestro método arraiga en la confianza de saber que la Palabra de Dios, en el sentido del concepto bíblico dabar, palabra-acontecimiento, tiene su lugar en nuestra vida cotidiana, en nuestros cuerpos, en nuestras experiencias de mujeres que construyen senderos de justicia junto a otros y otras.
  27. En tanto afirma un horizonte ético de justicia evangélica, la interpretación feminista de la Biblia cuestiona y procura superar el paradigma androcéntrico patriarcal que permea la exégesis y la hermenéutica bíblica tradicionales.
  28. Asimismo, reconoce la equivalencia de autoridad de las mujeres como sujetos legítimos de interpretación bíblica. Mas aún, dada la milenaria postergación, reclama la necesidad y la urgencia de la voz de las mujeres a fin de promover un discipulado y una eclesiología de verdadera comunión, igualdad y hermandad.
  29. La LPB-M tiene su punto de partida en las actuales experiencias de las mujeres. Este paso visibiliza la situación de nuestra condición de género, ofreciendo la herramienta principal de nuestro ejercicio hermenéutico, la herramienta de la sospecha. La perspectiva de género se asemeja a una lupa a través de la cual descubrimos los mecanismos que han sostenido y perpetuado la invisibilización, la opresión y la violencia sistémica contra las mujeres y contra tantos "otros" por siglos y siglos.
  30. Por eso, en los primeros pasos narramos con diversas expresiones nuestras historias de vida, nuestras memorias y las de aquellas que nos precedieron. Se trata de un tiempo para leer y compartir nuestros textos vitales, el cual constituye un movimiento de toma de conciencia de nuestra condición de género, recuperando la memoria y sabiendo leer en nuestras vidas las marcas que formaron nuestra identidad de mujeres.
  31. Como los antiguos sabios que, frente a las encrucijadas del presente, del pasado y del futuro, escudriñaban las vísceras de las criaturas sacrificadas, así también nosotras escudriñamos las entrañas de nuestro pueblo para interpretar la realidad. Como profetisas y visionarias tenemos la certeza de que en nuestros clamores, en nuestros deseos y en nuestras esperanzas mas entrañables Dios va entretejiendo con nosotras la nueva creación: historia de salvación, que es salud, sanación, evangelio de vida, justicia y esperanza para los mas pobres.
  32. Nuestra espiritualidad brota pues de un contacto fluido con esas certezas que se expresan principalmente en el cuerpo con sus sentidos. Y en ellas oímos los clamores que brotan de lo mas hondo, los gemidos que suben hasta despertar la memoria de las antiguas promesas, las esperanzas que nos contaron nuestras madres y nuestros padres.
  33. Nuestra fe en la encarnación y en la resurrección confirma en nuestro círculo hermenéutico la centralidad del cuerpo. De ahí que para interpretar la realidad presente, la Biblia, la memoria del pasado, o las construcciones teológicas miramos críticamente a través del prisma de los cuerpos y sus lenguajes.
  34. Consideramos que los cuerpos y especialmente los cuerpos de las mujeres han sido por muchos siglos denigrados. Para las mujeres cristianas el Evangelio no siempre nos fue anunciado como una buena noticia. Negación, desprecio, culpabilización son aprendizajes que tenemos que desandar desde nuestra creciente toma de conciencia de la gravedad y el impacto que estas enseñanzas han tenido en nuestra vida, en la historia de la humanidad y en su relación con la naturaleza.
  35. Cuerpos estigmatizados por su marca sexual, por su belleza y armonía, por su poder de engendrar y alimentar, fueron exiliados de su propio poder y convertidos en lugar de dominación y violencia, de culpa y sometimiento. Los senderos de justicia de las mujeres comienzan muchas veces en la reivindicación del poder de su propio cuerpo, y desde su autoestima se irradia una acción sanadora y redentora de su propio ser, de su propia historia, de su entorno mas cercano y sus horizontes mas lejanos.
  36. La LPB-M propicia metodológicamente este camino del cuerpo como punto de partida y clave de interpretación. Partimos del encuentro con un cuerpo socializado, narrado, objetivado, el cuerpo de la cultura, resultado del disciplinamiento de género. Esta herramienta metodológica que nos ayuda a comprender nuestras vivencias del cuerpo, nos ayuda también para descubrir en los textos bíblicos aquello que pertenece al contexto cultural en que fue escrito.
  37. Constatamos que los ejercicios de percepción de cuerpo, movimientos y técnicas de expresión, ejercicios de conexión con las propias sensaciones y emociones son también útiles para la interpretación. El bibliodrama como experiencia de re-lectura a partir de los lenguajes del cuerpo es frecuentemente implementado en la hermenéutica feminista, como un recurso didáctico en el cual hacen síntesis y se expresan los procesos tanto personales como grupales.
  38. "Desde la vivencia del trabajo corporal y plástico surgen preguntas no habituales, emerge la sospecha, el cuestionamiento, se aclaran gestos o movimientos de los cuerpos en el texto al leerlos desde las propias memorias y sensaciones; se pueden desmitificar personajes y actitudes tomados por normativos hasta el momento; y a través del juego se pueden recrear, simbolizar y llegar a un nuevo ordenamiento, una nueva comprensión".
  39. Asimismo nuestras liturgias recuperan creativamente el lenguaje de los cuerpos como medio de expresión y como contenido mismo. El dialogo entablado entre el cuerpo del texto y el cuerpo del lector celebra su hermenéutica con lenguajes propios que circulan en fragancias, colores, movimientos, música, texturas, gestos, caricias, abrazos. Los cuerpos, en sus procesos de sanación y liberación, se tornan ellos mismos mensaje y anuncio anticipado de la esperanza de la resurrección.
  40.  

  41. Nuestra lectura de la Biblia aplica críticamente los métodos clásicos de la exégesis bíblica y recoge sus resultados en función de los presupuestos hermenéuticos y opciones metodológicas de la perspectiva de las mujeres. Integra aquellos métodos conocidos con otros surgidos en la propia experiencia de lectura. La herramienta de la sospecha nos ayuda a estar atentas al sesgo patriarcal que caracteriza a ciertos resultados de la investigación exegética, así como tambien a algunos instrumentos de trabajo tales como las traducciones, los comentarios, vocabularios, diccionarios, e incluso disciplinas auxiliares como la filología, la arqueología, la historia, la sociología, la antropología, etc.
  42. Sabemos que la Biblia tiene una visión androcentrica y patriarcal, porque fue escrita por varones desde los varones y para los varones. Pero sabemos también que la Palabra de Dios no se reduce a la Biblia. Los senderos de búsqueda y construcción de la justicia, signo de los tiempos, dabar entre las mujeres, constituyen el elemento de discernimiento y juicio crítico de lo que proclamamos como Palabra de Dios en nuestras vidas.
  43. En nuestra lectura de la Biblia rastreamos la memoria de sabiduría guardada en los relatos. Tomamos conocimiento de las realidades históricas y culturales donde fueron producidos los textos, reconstruimos los contextos de vida de los personajes que se narran, indagamos el sentido que tiene todo eso para nosotras hoy.
  44. Nuestro dialogo con la Biblia desea ser un camino de construcción colectiva de poder y conocimiento en el cual las experiencias y la sabiduria de las mujeres no queden errantes, sin saber de dónde vienen ni a dónde van. Por eso alentamos la producción, la conservación, el intercambio y la transmisión del saber de las mujeres.
  45. La dimensión ética de la hermenéutica feminista tiene un horizonte profético en tanto pone al descubierto y denuncia la manipulación que el poder patriarcal hace en su lectura de la Biblia, legitimando la injusticia estructural de tantos sistemas políticos, económicos e incluso religiosos que oprimen a los más débiles.
  46. La comprensión de la ética desde esta perspectiva tiene un horizonte holístico, ya que no se queda únicamente en las relaciones humanas sino que va más allá, captando la relación y la interdependencia de todo con todo. Esta comprensión imprime un carácter propio incluso a su modo de vivir el ecumenismo, que no se reduce exclusivamente a un intercambio intraeclesial, sino que se abre al dialogo con otras experiencias de interpretación de la esencia del ser humano, del mundo y de la trascendencia, tanto del pasado como del presente.
  47. Finalmente, y para concluir, podemos decir que las mujeres que transitamos por la LPB-M aspiramos a:

 

Agradezco el aliento de tantas compañeras de diversas organizaciones, instituciones y denominaciones eclesiales que se dispusieron con mucho interés y alegría para realizar una lectura atenta y critica del presente escrito. mi nombre junto al de ellas...

Sandra Mansilla

Miembro de la Comunidad Teologica "Rajab" y del Equipo "Género y Biblia" del IDEAS, Argentina.

Referente para la hermenéutica feminista

REBILAC

 

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