EL ENCUENTRO SEXUAL CONVENCIONAL.
Un acto sexual considerado ‘normal’ comienza por los llamados ‘juegos preliminares’, esto es la mirada, el contacto de caricias, besos, abrazos. Aquí la excitación es progresiva y suavemente creciente.

Continúa luego con la penetración, donde el genital masculino se introduce dentro del genital femenino, y comienza un movimiento rítmico de entrada y retirada parcial, que produce una fricción entre ambos genitales, la cual aumenta la excitación en forma más rápida.

Todo este proceso sucede hasta aquí en forma voluntaria, y es seguido por la fase involuntaria, donde las fricciones dejan de ser voluntarias y se transforman en espasmódicas, involuntarias, más intensasy de una más profunda penetración. La sensación que sucede es totalmente placentera como de ‘derretirse’, que es propia de la irradiación de la exitación desde los genitales hacia el resto del cuerpo. En la mujer pueden entonces desencadenarse contracciones de la membrana vaginal posterior.

En tantra, esto se conoce como la bajada de la energía femenina lo cual, si el practicante no está entrenado, desencadena la respuesta masculina de contracciones involuntarias de eyaculación.
Si se continúa la fricción, aumenta la excitación lograda y se acompaña por el reflujo de la onda excitatoria que ahora viene del cuerpo hacia los genitales. El movimiento ahora involuntario desencadena el orgasmo de ambos en forma casi o totalmente simultanea. Acompañando la descarga eyaculatoria y de los mutuos ‘orgasmos’, sobreviene un nuevo flujo de placer, que ahora vuelve a salir de los genitales hacia todo el cuerpo, acompañada por una relajación global progresiva y completa.

El orgasmo sucede por sí mismo, si se dan las condiciones de aumento de la excitación hasta el ‘punto de no-regreso’, ese momento que al ser sobrepasado hace del orgasmo algo inevitable. Aclaremos desde ahora que el éxtasis tántrico no es un orgasmo convencional, sino un estado mucho más profundo en placer y en contenidos.

El éxtasis sexual u orgasmo es una fuente de energía cuya intensidad es proporcional a la diferencia entre la tensión y la relajación corporal que sucede durante el acto de unión. Si la tensión muscular global no aumenta demasiado, y si la relajación no es profunda, se obtiene poco o ningún placer, y quizás hasta displacer, y el organismo no se energiza, la energía se retrae. Es señal de disfunciones psíquicas -en general son neurosis-.

Retomar una erección capaz de llevar a un nuevo ‘orgasmo’ puede demorar un mínimo de 20 minutos, mientras que la mujer puede retomar la excitación casi inmediatamente. También por esta razón se considera que la mujer es multiorgásmica.

No obstante, todo el proceso del orgasmo convencional, es pasible de ser reprimido, negado, interrumpido, o reemplazado por un síntoma, o bien disfrutado en silencio, o con risas, con gritos, mientras los espasmos placenteros se extienden por todo el cuerpo.

Las sensaciones placenteras son tanto más intensas cuanto más suaves y lentos sean los movimientos excitatorios previos, y cuanto más armonía e identificación existe en la pareja. La liberación de la energía genital es fuente de grandes mejorías y posee marcados efectos terapéuticos. En el tantrismo, los efectos del orgasmo se extienden aun más allá de lo meramente terapéutico, para alcanzar el núcleo esencial del Ser: el Despertar de la completa Seidad.

A diferencia del ‘orgasmo’ masculino que sucede por la descarga de la excitación acumulada en el glande por la fricción, en el orgasmo femenino, según Francoise Doltó, pueden distinguirse cuatro formas con sus respectivos puntos disparadores. Esas cuatro formas son: clitoridiano, clitoridiano-vulvar, vulvo-vaginal, y útero-anexial. Pueden producirse aisladamente, o en sucesión encadenada si se dan en el orden donde uno provoca al siguiente, o bien parecen solo un único orgasmo, pues no se percibe espacio entre ellos.

La sexualidad no genital de carácter perverso -sexo oral, anal, muscular, etc. con niños, púberes, personas del mismo sexo, zoofilia, etc.- tiene una dinámica diferente, y suele constituirse, si se hace habitual, en perturbación y hasta alteración de la función genital normal.

Entrando en la concepción tántrica, lo que usualmente llamamos orgasmo, ese estremecimiento fugaz y placentero que acompañaa la eyaculación y/o a la descarga de la tensión libidinal, no es realmente orgasmo sino la placentera sensación de alivio que sucede a toda excreción exitosa. Sensaciones más o menos intensas similares a la del orgasmo, acompañan también al parto, a la defecación, a la micción, al vómito, a la tos productiva, a la expulsión de mucosidad, al estornudo, e incluso al vaciar un grano de pus. La diferencia radica en el contenido emocional que conlleva la sexualidad.

Todo esto puede hacer que nos demos cuenta que en realidad no sabemos tanto del orgasmo. El orgasmo tal como lo conocemos hoy, desde la perspectiva del practicante tántrico, es solo una eyaculación precoz. La secuencia encadenada de orgasmos cada vez más profundos en la mujer, la convierten en el modelo del logro de la ampliación -profundización- de la conciencia, lo cual constituye otra de las razones para llamar al Tantra como el Culto al Extasis Femenino. Aquí el varón tiene mucho que desarrollar para equiparar su profundización de la conciencia con la mujer.
Las personas en general, obtienen placer en su relación sexual.

Ese placer puede llegar a producir un orgasmo, esto es, un punto culminante de placer, caracterizado por corrientes sucesivas de placer que los pensamientos no logran apartar, creando una especie de silencio o vacío mental: solo hay placer. El orgasmo es una reacción progresiva de contracciones espasmódicas involuntarias de la musculatura lisa -no voluntaria y por ende no controlable- de la pelvis, que se va extendiendo a los músculos vecinos de la zona y se extiende a todo el resto del cuerpo, con una reacción posterior de relajación profunda. Como esta es una característica propia de la energía femenina, el orgasmo es calificado como femenino. Esto implica que en el proceso interno de cada persona, con una libido masculina -activa- y un orgasmo femenino, lo que sucede es una uniónsexual interna. También demuestra que, cuando se habla del Tantra como Culto a lo Femenino, se está significando, entre otras cosas, Culto del Orgasmo.

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