CAREZZA O EL MÉTODO STOCKHAM.
El método Carezza es el nombre con el que la Dra. Alice Bunker Stockham bautizó al sistema que desarrolló de ‘metafísica sexual no religiosa’, difundido en los Estados Unidos durante el siglo XIX,  que en gran parte se basa en las aplicaciones ‘prácticas’ del yoga tántrico hindú. Literalmente, Carezza es una palabra italiana que significa caricia, y en dialecto es carencia -de eyaculación-. Suele ser confundido con el coitus-interruptus y también con el acto sexual con eyaculación fuera de la vagina.
El método Carezza es básicamente una receta para el buen sexo, y permitir desarrollar los aspectos espirituales utilizando la sexualidad. Si se accede al método con un corazón respetuoso, permitirá realmente experimentar sentimientos espirituales mientras se lo practica. No hace falta ningún culto religioso determinado para experimentar visiones espirituales de unidad y belleza sexual, y es posible encontrar una nueva experiencia espiritual cada vez, a partir del más usual de los actos biológicos. Esa experiencia ha cambiado la vida de innumerables personas. También es cierto que estos sentimientos espirituales han formado la base de cultos mágicos y de varias religiones orientadas hacia el sexo, pero está en uno mismo el ubicarse en el contexto metafísico que mejor se adapte al propio modo de ser.

Pese a las diferencias culturales, la esencia de las instrucciones referidas al qué hacer para ‘sacralizar’ el sexo, son marcadamente similares entre las distintas "escuelas". Por sí sola, esta similitud es un indicador de que existe una verdad biológica universal escondida bajo las variadas formas de sexo sagrado. En el método Carezza, son ignoradas las instrucciones específicas del aspecto religioso de cualquier tendencia que sea, sin afectar la esencia de las enseñanzas del aspecto espiritual. El método Carezza usa del placer simplemente para disfrutar un sexualidad más intensa, que puede conducir a experiencias espirituales sin vinculación con una religión específica, revestimientos culturales que reposaban sobre una verdad espiritual-biológica básica.

El método Carezza incluye varias prácticas físicas, y espirituales no religiosas, que son técnicas fisiológicas propias de tradiciones hindues, budistas y taoístas, utilizadas hoy día por distintas corrientes psicológicas y de prevención y tratamiento en salud de occidente. Tales prácticas pueden o no incluir acto sexual, aunque indudablemente incluyen la sexualidad.

En las prácticas no religiosas como la del método Carezza, no hay premios por evitar el orgasmo totalmente excretor de semen, esto es, no se acepta la teoría tántrica  o taoista de que la energía ‘kundalini’ sea "desperdiciada" por eyacular. Así pues, elegir tener un orgasmo con eyaculación, o no tenerlo, depende de su estado de ánimo, del día del mes (para la mujer), de cómo se sienten con los beneficios del método "puro" (sin eyaculación), y de cuánto disfruta cada uno de este entrenamiento puramente corporal de avanzar hacia el orgasmo.

El basamento teórico del método Carezza es el hallazgo neurológico de la existencia de cuatro puntos en el cerebro que controlan la respuesta sexual en las personas de ambos sexos. El primer punto neural en la serie regula la excitación -erección peneana y clitoridiana-, el segundo que regula la contracción muscular involuntaria -eyaculación-, el tercero que produce el orgasmo propiamente dicho -sensación de culminación sexual-, y el cuarto punto -llamado"botón maestro"-, que al ser estimulado "dispara" la actividad de los tres centros mencionados anteriormente, llevando a que sucedan en secuencia usual la erección y el orgasmo, que en el hombre suele ser acompañado por eyaculación.

Mediante un aprendizaje consciente y controlado, es posible lograr separar el centro de "disparo" de este proceso y entonces experimentar erección (sistema circulatorio), orgasmo (sistema neurológico), y eyaculación (sistema muscular involuntario) independientemente uno de otro.

Todos hemos experimentado en un momento u otro esta disociación del centro "maestro", que no siempre sucede bajo nuestra voluntad consciente, por ejemplo, cuando alcanzamos erección pero no orgasmo, o cuando tenemos una eyaculación "involuntaria" -irse en seco-, o cuando sucede un orgasmo "insatisfactorio" en el que las contracciones no acarrean el grado normal de placer sensorial.
Esta regulación conciente permite lentificar o detener las entre 8 y 25 contracciones que normalmente suceden en la regulación biológica pre-eyaculatoria, prolongando el tiempo que hay entre ellas, de forma que la persona pueda experimentar orgasmo sin eyaculación. Como el control voluntario de la musculatura requerida, no forma parte de nuestros aprendizajes corrientes en la vida, el método Carezza viene a cubrir esta carencia.

LA EXPERIENCIA CON LA PAREJA.
Considere que aun cuando el sexo haya llegado a ser algo muy sagrado e importante, en ello participan como mínimo dos personas. Si no tiene una pareja con quien intercambiar amor sexual, no hay ni sexo ni sacralización. Quien no tiene pareja puede optar por trabajar en sí mismo mediante el autoerotismo, y esperar hasta encontrar una pareja que se interese en sexualidad sagrada, o postergar su aprendizaje para otra época de su vida.

Cuando las personas se encuentran en un vínculo comprometido y solamente a uno se le despierta el interés en el método Carezza, necesitará una cierta prudencia para comentar el tema con su pareja. ya que podría tomarse como estar desinteresado en el sexo "normal" o que desvaloriza la sexualidad de su pareja, como que no es lo "suficientemente buena pareja" para el sexo. Discutir con su pareja de lo  espiritual que subyace en lo biológico, o que necesita un poco de práctica para que los encuentros sexuales sean menos "espontáneos" que los efectuados sin control, puede aparecer como reclamos no muy "románticos". Prepárese para afrontar pacientemente esas preocupaciones, y por si acaso, revise su propia psiquis. para descubrir si no existen otras motivaciones ocultas.

LA TÉCNICA.
El primer paso en la técnica es percibir cómo funciona el reflejo del orgasmo. Simplemente observándolo unas diez o más veces, por ejemplo mientras se masturba -para no perturbar a su pareja-, se podrá apreciar que hay un breve momento apenas antes de llegar el orgasmo, donde se percibe conscientemente que este va a suceder. Sin embargo aún no es inevitable la eyaculación. En ese punto es donde posteriormente se centrará el trabajo.

En los orgasmos típicos de varones y mujeres, suceden de 8 a25 contracciones musculares involuntarias -eyaculatorias para el varón- en el momento del orgasmo. Las mujeres suelen tener más contracciones que los hombres -entre 9 y 30-, cantidades que varían de una vez a otra.
Observe entonces cuántas contracciones experimenta usualmente, y, en lugar de evitar que se desencadene el orgasmo, intente dejar que ocurran una o dos contracciones, y deténgase, relájese. Si puede aprender a dejar que ocurran una o dos oleadas de contracciones orgásmicas y relajarse en ese momento respirando pausadamente, permaneciendo atento, y dejando que sus músculos abdominales lleguen a quedar fláccidos, sin intentar pensar en otra cosa que distraiga su atención, entonces podrá aprender a repetir esto una y otra vez. Es como si estuviese en la cumbre de una ola de placer, una ola que no rompe y se derrama sobre la orilla. Imagínese a si mismo en esa ola, como por ejemplo en esas filmaciones de practicantes de surf, que sobre su tabla se mantienen deslizándose sobre la cresta de la ola.

Puede practicar esto con su pareja o mientras se masturba. En esta parte suele ser más fácil practicar con una pareja, porque puede lograr mantenerse en el borde de la ola simplemente cambiando de posición suavemente y así frenándose de ir hacia la etapa del empuje pélvico involuntario que se intenta "suprimir".

Mientras aprende a cabalgar en la cresta-de-la-ola, túrnese con su pareja. Si uno monta en la ola de gloria, el otro actúa como un "cuidador", vigilando que el jinete-de-la-ola no caiga en el arrastre del orgasmo. Cuando el jinete-de-la-ola se cansa, antes de agotarse se relaja, e intercambian su rol. Durante un encuentro sexual, resulta posible intercambiar roles a menudo, durante una hora o más. Es posible también descansar en un estado semi-detumescente, y comenzar otra vez más tarde si se prefiere. Cuando con la pareja logren llegar a estar afinados el uno con el otro, ya no pensarán más en quién está cabalgando la ola y quién está guiando; los papeles se mezclarán y enredarán, y ambos simplemente "estarán" allí. Esa es básicamente la "enseñanza secreta" del método Carezza.

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