Tomado de Juventud Tecnica Digital

www.juventudtecnica.cu

 


Juego de manos: el Toque Terapéutico.

Jorge Bergado Rosado

 

 

El Toque Terapéutico atribuye sus efectos a un supuesto intercambio de “energía” entre las manos del terapeuta y el cuerpo del paciente.

http://www.myhealingconnection.com  


Un enfermero en el Centro Médico del Sagrado Corazón en Eugene, Oregón, estaba atendiendo a una recién operada y abandonó brevemente la habitación en busca de un analgésico que aliviara el dolor que sufría. Cuando regresó encontró en el cuarto a otra trabajadora del hospital, quien le anunció que le ayudaría a quitarle el dolor a la operada.

Mientras el primero inyectaba el analgésico a través de la venoclisis, la segunda comenzó a realizar pases con sus manos sobre el cuerpo de la paciente, sin tocarla, pero pretendiendo con sus gestos recoger algo que flotase sobre el cuerpo de la paciente y arrojarlo a los pies de la cama.

A los pocos minutos de aquella extraña pantomima la paciente manifestó que comenzaba a sentir alivio del dolor. El enfermero, todavía sorprendido por la bizarra ceremonia, tuvo el cuidado de informar a la paciente que le había administrado un analgésico y que su alivio no tenía, por tanto nada de mágico. Pero su sorpresa fue mayor cuando se enteró de que en su hospital no solo se permitía esa práctica sino que se ofrecían cursos a distintos niveles y que lo visto por él aquel día era parte de un sistema de tratamiento conocido como Toque Terapéutico (TT)(1).

El prana, la “energía vital” y Dolores Krieger

La creadora del TT, Dolores Krieger, es una enfermera profesional con un doctorado y una reconocida carrera como Profesora Emérita de Ciencias de la Enfermería en la Universidad de Nueva York. Un sitio web la eligió como Enfermera Destacada en febrero de 2012 (2).  La foto que acompaña su entrevista para dicho sitio muestra un rostro cuadrado, con arrugas que le enmarcan la sonrisa y le confieren un aire bondadoso a una mujer de cabellos cortos y blancos, y ojos pequeños pero muy vivaces. Una persona satisfecha, una mujer con una carrera profesional exitosa y que se precia de haber creado algo importante para ayudar a la humanidad que sufre.

 

Dolores Krieger (izquierda) y Dora Kunz, las 'inventoras' del Toque Terapéutico. http://www.therapeutictouchnetwork.com/TT.html

 

 

La autora del sitio web refiere en estos términos su primer encuentro con la Dra. Krieger:

“Háblame de ti” me dijo, y las palabras comenzaron a salirme a borbotones. No recuerdo qué le dije. Sí recuerdo que todo era sobre enfermería y curación.  Cuando terminé, todo lo que hizo fue sonreír y decir, “yo siento que tú eres una bodhisattva, querida”.

“¿Qué es eso?’” le pregunté.

“Yo soy budista, querida”, respondió (2).

Fue en los años setenta del siglo pasado que Dolores Krieger desarrolló su sistema terapéutico con la colaboración de Dora Kuntz, una entusiasta teosofista y “sanadora” intuitiva que presidió la Sociedad Teosófica de Estados Unidos de 1975 a 1987.  El sitio oficial del TT describe así sus orígenes y fundamentos:

El Toque Terapéutico es una interpretación contemporánea de varias prácticas curativas antiguas. Es un proceso de intercambio de energía dirigido conscientemente durante el cual el practicante usa sus manos como foco para facilitar el proceso (3).

Y añade más adelante:

El Toque Terapéutico es una práctica con bases científicas. En 1971, la Doctora en Enfermería Dolores Krieger, junto con Dora Kuntz, condujeron algunos experimentos para examinar los efectos de los sanadores de manera analítica. Usaron un grupo experimental, que recibió la terapia de aplicación de las manos sobre el cuerpo y un grupo de control que no la recibió. La Dra. Krieger midió la hemoglobina en ambos grupos antes y después de una serie de sesiones de sanación. Hubo un incremento significativo de los niveles de hemoglobina en las personas tratadas. De ese experimento temprano nació el Toque Terapéutico (3).

En realidad, como reconoce el sitio, el TT no es tan nuevo en su teoría o en su práctica. Existen, con mayor o menor fortuna, técnicas similares como la Imposición de manos y el Reiki, que fueron creados antes que el TT. Más contemporáneos, pero también anteriores al TT fueron las Manos de Luz, creadas por una física retirada de la NASA, o el Toque Sanador de la enfermera Janet Mengen. En realidad en el TT el “terapeuta” no toca al paciente sino que aproxima sus manos al cuerpo del paciente y supuestamente las utiliza como vía para 'canalizar energías' que fluyen desde y hacia el doliente.

 

Una sesión de Toque terapéutico. En realidad el terepeuta nunca toca al paciente. http://www.therapeutictouch.org.au/ 

 

Estas propuestas terapéuticas tienen elementos teóricos comunes que pretenden vincular conceptos modernos y bien definidos como “energía” o “luz”, con otros tan antiguos como prana, chacras, qi y meridianos procedentes de viejas culturas orientales. En realidad todas esas interpretaciones comparten algo central y común, a pesar de nombres y culturas: la creencia en la existencia de un espíritu inmaterial, modernizado en forma de energía vital o bioenergía, característica y  exclusiva de los seres vivos. Esa energía vital era insuflada en los protohombres o protohembras (los nombres cambian según el mito), por un demiurgo poderoso durante el acto primigenio de la creación. Con la muerte la bioenergía escapa del cuerpo, y la enfermedad obedece a un desajuste de tal energía. Así intentan explicar la vida, la enfermedad y la muerte.

El Vitalismo, nombre genérico de tales formas de pensar, reinó en la Biología hasta que, durante los siglos XIX y XX, se demostró con todo rigor que no existe tal energía especial para la vida y que todo el complejo proceso del metabolismo y del intercambio de energía entre los seres vivos y su entorno, no solo obedecen a leyes físicas y químicas, sino también que pueden ser medidos y cuantificados con exactitud. La vida es un fenómeno físico-químico resultado de la evolución de la materia en planetas cuyas condiciones lo permiten.

No falta nada.

No hay misterios;  así es.

El Toque terapéutico como el Reiki y otras técnicas de imposición de manos, apelan a viejos conceptos vitalistas, como los chacras de la medicina ayurvédica. http://northshorehypnosis.com/Reiki.htm 

 

 

No obstante, los viejos conceptos vitalistas se revisten de un lenguaje y términos más modernos y se reciclan constantemente. El TT es un ejemplo entre muchos de este renacer y uno de los más exitosos. Existe una Asociación Internacional de Toque Terapéutico (TTIA, por su  sigla en inglés) con representaciones en Alemania, Canadá, Australia, Noruega, Rusia y Turquía, que organiza cursos y eventos sobre el tema (4). Según el sitio Quackwatch existían en los años noventa del siglo pasado más de 100.000 personas entrenadas en cursos de TT, de ellos más 43.000 profesionales de la salud (5). En Cuba no se practica aún, al menos no oficialmente, pero dada la creciente popularidad y apoyo a estas corrientes bioenergéticas y neovitalistas, no sería sorprendente que algún día aparecieran cursos y practicantes, como ya sucede con la energía piramidal y la radiestesia.

El nombre de la Rosa

Una sesión de TT transcurre en cuatro etapas:

  • 1ra etapa: Centrado, un proceso de meditación que se dice necesario para que el terapeuta pueda alinear su nivel energético con el del paciente.

  • 2da etapa: Aseguramiento, en el cual el terapeuta usa sus manos para detectar las fuerzas que emanan del paciente sin tocarlo.

  • 3ra etapa: Limpieza o aclaramiento, el terapeuta barre con sus manos la energía estancada como preparación para la última etapa.

  • 4ta etapa: Transferencia, en la que el terapeuta transfiere la energía de su cuerpo al paciente.

Un entusiasta de estos métodos curativos afirma algo muy cierto, y con lo cual cualquier persona podría estar de acuerdo:

Yo he notado que todos nosotros poseemos el toque sanador en cierta medida cuando confortamos con amor a un niño enfermo o a una mascota querida. Llámese espiritual, energético, imposición de manos o toque terapéutico sanador, esto típicamente incorpora una consciencia altruista, compasiva, amorosa o piadosa que trasciende la usual barrera que nos separa de nuestros congéneres” (6).

Este efecto benéfico es real, pero no tiene nada que ver con desconocidas e inmensurables energías corporales o extracorpóreas.  Tiene que ver con mecanismos psicosomáticos, mediante los cuales la mente de una persona que se siente atendida contribuye a modificar, mediante efectos fisiológicos conocidos, el funcionamiento de órganos y sistemas  corporales que pueden conducir al alivio, mejoría o incluso la remisión de los síntomas y de la enfermedad. Este mecanismo psicosomático es conocido en medicina como efecto placebo y forma parte, siempre, de cualquier tratamiento médico. De hecho uno de los problemas más difíciles de superar en el diseño de cualquier investigación terapéutica es incorporar grupos de estudio que permitan descartar o al menos medir la contribución del placebo a posibles mejorías observadas (7).

Aunque los defensores del TT lo niegan con más pasión que argumentos, es fácil comprender que una ceremonia compasiva como la que realiza el sanador en estos procedimientos incorpora inevitablemente efectos de tipo placebo, como parte (o tal vez todo) del beneficio.

Para evaluar la contribución del placebo y las expectativas de curación se emplean varios métodos. Si se trata de fármacos en forma de píldoras, jarabes o inyectables, es relativamente sencillo: se emplean similares que no contienen el producto en estudio, solo el vehículo en que se encuentra incorporado. La persona no sabe si está recibiendo el producto en estudio o el placebo (como tampoco lo sabe el terapeuta, lo cual es mejor aún). Solo al final, cuando se han realizado todas las mediciones y evaluaciones se descubre el enmascaramiento y se procesan los datos. En procederes que implican una manipulación del paciente esto es más difícil. En acupuntura, por ejemplo, se han empleado puntos no acupunturales cercanos a los reales.

Pero ¿cómo introducir placebos en el ritual de una sesión de TT? Generalmente, en los estudios que encuentran efectos positivos del TT, los sujetos que sirven como controles son simplemente personas no tratadas, en las cuales está ausente cualquier ilusión o expectativa de mejoría.

Por supuesto, muchos médicos y enfermeras han expresado serias dudas y criterios en contra del TT por considerarlo una pseudoterapia, pero ¿cómo probarlo?  La respuesta más contundente a esta pregunta fue publicada en 1998 por el Journal of the American Medical Association JAMA, una de las revistas médicas más importantes del mundo. El artículo en cuestión tenía la peculiaridad de ser el resultado de un trabajo realizado como parte de una tarea escolar por una niña de nueve años. Así, Emily Rosa se convirtió en la autora más joven en publicar en esta y probablemente en cualquier otra revista científica (8).

 

Esquema del experimento de Emily Rosa para comprobar las pretendidas capacidades perceptivas de los practicantes del Toque Terapéutico. http://www.quackwatch.com/01QuackeryRelatedTopics/tt.html

 

El método que empleó fue tan sencillo como inteligente. Si recordamos los pasos del TT, el segundo de ellos se basa en que el practicante “sienta” con sus manos el campo energético de la otra persona. Emily colocó sobre una mesa un biombo opaco con dos agujeros por donde una persona podía pasar las manos, pero no ver lo que ocurría del otro lado. Emily colocaba una de sus manos a una distancia fija por encima de una de las manos del sujeto y este debía probar su capacidad perceptiva identificando cuál de las manos era explorada. Como solo existen dos alternativas de respuesta (derecha o izquierda), cualquier persona tiene un 50% de posibilidades de acertar, solo adivinando.

Convocó a practicantes de TT a servir como sujetos para la investigación y logró que veintiuno de ellos, con experiencias declaradas en el TT de entre uno y veintisiete años, acudieran a su llamado. Se realizaron en total 280 ensayos de los cuales acertaron solo en 123 (44%) inferior incluso a una selección aleatoria. No se comprobó relación estadística significativa entre el porcentaje de aciertos de cada individuo y sus años de experiencia profesional (8).

El resultado fue un golpe demoledor para el postulado central de la doctrina.

El TT contra-ataca

Poco después de la publicación comenzaron a llegar críticas que ponían en duda este sencillo, pero contundente experimento.

Larry Sarner las agrupa y responde a ellas en un artículo, del cual extraemos algunas de las críticas más ilustrativas (9).

1. El experimento carece de valor pues no se realizó a doble ciegas.

Sí, es importante hacer experimentos controlados a doble ciegas, pero el doble enmascaramiento solo es necesario cuando las condiciones experimentales son tales que las expectativas del investigador pueden hacer que vea lo que no existe, sobre todo cuando la evaluación depende de escalas subjetivas. El experimento de Emily fue un simple test binario con solo dos respuestas posibles, mutuamente excluyentes y sin ambigüedad posible. Solo se requería enmascarar al sujeto, no al observador. El diseño experimental empleado es correcto y suficiente.

2. La estadística es incorrecta. El número de participantes es muy pequeño y se esperaba de ellos una tasa de éxito del 100%, lo cual es irrazonable.

Si bien el sentido común esperaría una tasa de éxito cercana al 100% en personas que declaran poseer esa capacidad, el estudio estableció dos niveles de acierto para considerar como probada esa capacidad: 65% que es solo un poco más que el simple azar y 75 % que sería considerado como una demostración muy fuerte. En realidad solo uno de los participantes logró alcanzar esos límites (8 aciertos de 10), y así fue incluido en el estudio. Sin embargo en una segunda prueba confirmatoria su tasa de éxitos bajó a 6 de 10, aunque se mantuvo la tasa original en los datos del estudio.

Con respecto al número de sujetos, Emily tuvo más participantes que la mayoría de los estudios realizados por practicantes de TT con pacientes y el análisis estadístico del estudio tuvo en cuenta ese valor. Si los participantes hubiesen tenido como promedio la capacidad de acertar en 2 de 3 ensayos la probabilidad de que el resultado global sea falso es solo de 1 en 20. Si su habilidad, como se alega, fuese mayor, digamos 3 de cada 4, la probabilidad de error se reduce a 3 de 10.000.

3. Los practicantes no fueron oficialmente validados como verdaderos representantes de TT. Incluso uno de ellos declara haberla practicado por más tiempo del que tiene de establecida esta terapia.

No existe un certificado oficial de calificación en TT. Todos los sujetos declararon que tenían esa habilidad y algunos tenían artículos publicados sobre el tema y habían hecho apariciones públicas. Una de ellos ciertamente declaró que había estado haciendo algo parecido desde antes de que se formalizara la TT. Algo sí queda muy claro después de este ensayo: un practicante calificado de TT deberá ser alguien que demuestre objetivamente que puede detectar los campos de energía del paciente. Hasta el momento no se conoce ninguno.

4. El campo de Emily no era adecuado para la prueba. Ella tenía,  a) manos muy frías o bioenergeticamente muertas,  b) un campo puberal descontrolado,  c) un campo demasiado perfecto (o demasiado sano)  d) un campo de rango muy corto, e) un campo muy amplio que cubría ambas manos, o f) de manera consciente o inconsciente modificó la orientación del campo para engañar a los probandos.

A los participantes se les permitió “sentir” el campo de Emily antes de la prueba y seleccionar cuál de las manos de ella querían explorar. Si en esa fase no pudieron sentirlo o experimentaron algo extraño ¿por qué no lo dijeron? Emily estaba haciendo el papel de paciente y la TT afirma que las convicciones o creencias del paciente no afectan en nada la eficacia de la TT. Si todas esas posibilidades pueden afectar un proceso tan fundamental para la TT, esta se convierte, solo por eso, en algo muy inestable.

5. Lo que se hizo no fue un ensayo, sino un juego. Lo que se pidió hacer a los practicantes no tiene validez pues el TT es una práctica holística que no se puede analizar y descomponer en partes.

Lo que se estaba evaluando no era la capacidad curativa de la TT, sino una habilidad proclamada, algo así como preguntar a un cirujano que diga en qué mano tiene el bisturí sin mirar.

6. Las conclusiones de los autores son ilógicas y retadoras. Nadie ha dicho que sentir el campo energético humano sea necesario para practicar el TT.

Los teóricos del TT lo afirman y repiten consistentemente. Esa habilidad es la razón de la existencia del TT y así lo aseguran todos los estudios publicados por sus practicantes. Que algunos sanadores energéticos digan hoy lo contrario no niega que lo hayan afirmado por más de 25 años.

7. No importa cómo funciona el TT. Aún si es un placebo ¿cuál es el daño?

Primero que todo, no hay evidencias científicas que sustenten esa afirmación. ¿En qué se basan para afirmarlo? ¿Pensamiento positivo, meditación, magia? La Ciencia necesita mucho más. Aun si existiera un efecto placebo, estaría basado en una mentira y eso está más allá de toda ética profesional y humana.

8. La publicación fue un insulto al trabajo de un grupo de enfermeros calificados que trabajan muy duro.

¿Por qué? ¿Porque fue realizado por una niña? ¿Cuál es la edad mínima para pensar científicamente? Un panel de 15 editores de JAMA lo revisó antes de su publicación y al hacerlo tuvieron muy en cuenta que debía cumplir todos los requisitos formales exigidos. El editor de JAMA, George Lundberg, lo dijo muy claramente: “La edad no importa. Lo que nos ocupa es la buena ciencia. Este trabajo es buena ciencia”.

Hubo otros argumentos que aludían a la Teoría de la Conspiración o que simplemente pedían cerrar el caso y hablar de otra cosa (9).

El toque final

El señor Courcey, el enfermero que citamos al comienzo, inició una protesta formal en contra del uso de una técnica que, a su juicio, no tenía méritos científicos ni médicos y era una ceremonia religiosa. Fue una larga campaña. Finalmente la directiva del hospital decidió que el TT no se ofrecería a los pacientes del hospital y que si alguno lo solicitaba expresamente, esta ceremonia sería realizada por alguna de las monjas católicas de la institución en lugar de un enfermero. La diferencia puede parecer sutil, pero pone las cosas en su lugar. El enfermero Courcey declara estar satisfecho con la decisión tomada y termina con un llamado: “Si Ud. trabaja en un hospital donde se practique el TT, por favor proteste y comuníqueme el resultado” (1).

Los practicantes del TT ensalzan y destacan siempre el carácter humanitario y altruista del TT,  lo cual no significa que trabajen solo por amor a la Humanidad que sufre. En un post publicado el 5 de marzo de este año en el sitio web de la TTIA, Sue Conlin reflexiona acerca de las diferentes tarifas que se aplican a los pacientes (10). Parece que son muy diferentes y que la TTIA está tratando de reducirlas porque al final pregunta: ¿Qué piensa Ud.? ¿Cuánto cobrar por una sesión de Toque Terapéutico?

Hasta ahora parece que no han logrado consenso, aunque para mí eso no es un gran problema. Yo sé perfectamente cuánto pagaría por una sesión de TT.

Referencias y fuentes

1) Courcey, K. “Fighting TT Quackery in Oregon: A Front-Line Report”. Disponible en http://www.quackwatch.com/01QuackeryRelatedTopics/ttprotest1.html. 

2) http://hopefulhealer.com/featured-nurse-dr-dolores-krieger/. 

3) http://therapeutic-touch.org/what-is-tt-2/

4) http://therapeutic-touch.org/int-contacts/  5) Barrett, S. “Why Therapeutic Touch Should Be Considered Quackery”. Disponible en: http://www.quackwatch.com/01QuackeryRelatedTopics/tt.html,

6) Johnston, L.  Healing Touch. Disponible en: http://www.healingtherapies.info/Healing-Touch.htm.  7) Bergado, J. El Homo sapiens, la fe y el efecto placebo. Revista Cubana de Salud Pública. 2012; 38(5): 679-685

8) Rosa, L, Rosa, E,Sarner, L,Barrett, S  A Close Look at Therapeutic Touch. JAMA. 1998; 279(13):1005-1010. doi:10.1001/jama.279.13.1005.

9) Sarner, L. Therapeutic Touch: Responses to Objections to the JAMA Paper. Disponible en: http://www.quackwatch.com/01QuackeryRelatedTopics/ttresponse.html,

10) Conlin, S. What do you charge? Disponible en: http://therapeutic-touch.org/category/interactive-blog/