◄◄◄ Ir a la página principal

 

 

Falacias universales muy usadas por quienes

favorecen las terapias pseudocientíficas

 

Condensado de wikipedia.com por A. González Arias

Septiembre 2018

 

Una falacia (del latín: fallacia, ‘engaño’) es un argumento que parece válido, pero no lo es. A continuación algunos ejemplos tomados de la WEB y particularizados.

 

El estudio de las falacias se remonta por lo menos hasta Aristóteles, quien identificó y clasificó trece clases de falacias. Desde entonces, cientos de otras falacias se han agregado a la lista y se han propuesto varios sistemas de clasificación.  Aquí van algunas relacionadas con la pseudociencia en general, y las pseudoterapias en particular.

1. Falacia del hombre de paja o espantapájaros.    Consiste en caricaturizar los argumentos o la posición del oponente, tergiversando, exagerando o cambiando el significado de los conceptos (del oponente) para facilitar un ataque lingüístico o dialéctico. Ejemplo:  los pseudocientíficos gustan de calificar a sus críticos como "escépticos" alterando el significado de la palabra, para después descalificar al oponente sobre la base del falso significado. Dicho de otra forma, el pseudocientífico no trata de rebatir los argumentos contrarios, sino una imitación falsa y vulnerable de los mismos (el «hombre de paja») a fin de dar la ilusión de vencerlos con facilidad.  Este ejemplo también se relaciona con otras falacias, la Falacia de la Pista Falsa, que consiste en desviar la atención del oponente y de quienes atienden el debate hacia un tema adyacente para disimular la debilidad de la propia posición, y la Falacia del alegato especial, que trata de convencer a los demás de que el oponente  no puede comprender las sutilezas o complejidades del tema en cuestión, porque no alcanza el nivel de conocimiento o la empatía que supuestamente se requiere.

2. Argumentum ad verecundiam, argumento de autoridad o magister dixit. Consiste en defender algo como verdadero porque lo dijo (o aprueba) alguna personalidad.  Ej.: la magnetoterapia es buena porque alguien que fue ministro de salud en la India alega haber sido curada con ella.  Su opuesto es el argumento ad hominen.

3. Argumento ad hominem. Consiste en considerar falsa una afirmación sobre la base de la persona que la emite.  Ej.: Ud. no puede opinar sobre la eficacia de la homeopatía porque no es médico.

4. Argumentum ad lazarum o apelación a la pobreza. Las medicinas naturales son una necesidad de los pobres (no se analiza para nada si son eficaces o no, su fundamento, etc.).

5. Post hoc ergo propter hoc.  «Después de esto, por tanto a consecuencia de esto».  Asume que si un acontecimiento sucede después de otro, el segundo es consecuencia del primero.  Por ej., muchas personas que recobran la salud han consumido  previamente remedios homeopáticos, cocimientos de hierbas, o algún otro tipo de remedio natural, y atribuyen su curación a esos remedios, pero eso no significa que sean la verdadera causa por la que recobraron la salud.  Lo más probable es que la hubieran recobrado igualmente de no haberlos consumido, o incluso quizás más rápidamente.  En ocasiones estos remedios se combinan con alguna terapia usual, bien demostrada, pero los pseudoterapeutas atribuyen el mérito de la curación al remedio no comprobado,  ocultando incluso a veces que se usó conjuntamente una terapia demostrada.

6. Falacia de la pista falsa.  Consiste en desviar la atención del oponente y los oyentes hacia un tema adyacente para disimular la debilidad de la propia posición.  Por ejemplo, “la homeopatía se ve atacada por la oposición de las grandes transnacionales de medicamentos, que cobran excesivamente por sus productos, no toleran la competencia, etc.”.

7. Argumento ad nauseam. Es un tipo de falacia dirigida a las emociones, donde se asume que una afirmación tiene mayor posibilidad de ser cierta (o de que sea aceptada como verdad) cuanto más veces haya sido oída.  Un argumentum ad náuseam es aquel que emplea la repetición constante de una afirmación hasta que los receptores se convencen de esta. Se atribuye a Goebbels, ministro de propaganda de Hitler en la Alemania nazi, la frase de que “una mentira repetida muchas veces se convierte en una verdad”. (La expresión ad nauseam es una locución latina que se utiliza para describir un debate que se alarga hasta llegar al abandono de alguna de las partes por cansancio; la locución hace alusión a algo que continúa hasta llegar - en sentido figurado -  al punto de producir náuseas )

8. Onus probandi (carga de prueba).  «Affirmanti incumbit probatio» (a quien afirma, incumbe la prueba), significa que la carga o el trabajo de probar un enunciado debe recaer en aquel que rompe el estado de normalidad (el que afirma poseer una nueva verdad sobre un tema). 

9. Argumentum ad ignorantiam (llamada a la ignorancia).  Muy similar al anterior, consiste en sostener la verdad o falsedad de una afirmación alegando que no existe evidencia o prueba de lo contrario, o bien alegando la incapacidad o la negativa de un oponente a presentar pruebas convincentes de lo contrario. Es una falacia muy favorecida por quienes promueven la pseudociencia, quienes  muchas veces en la práctica es como si adoptaran el lema “tengo razón, demuestra que estoy equivocado”.

10. Argumento ad populum.  Argumento falaz que concluye que una proposición debe ser verdadera porque muchas personas lo creen así. Es una falacia porque el mero hecho de que una creencia esté ampliamente extendida no la hace necesariamente correcta o verdadera; “…tanta gente no pueda estar equivocada”’, frase escuchada alguna vez en un medio de comunicación.  La ciencia trabaja sobre la prueba, no sobre el voto popular; votar por una solución como método para saber si una afirmación es cierta o falsa es falaz e incorrecto. En una votación sólo se puede afirmar que el resultado obtenido es el que quiere un mayor número de personas, y eso en democracia debe ser suficiente.

11. Argumento ad antiquitatem. Es una falacia lógica típica en la que una tesis es proclamada como correcta basándose en que esta ha sido considerada tradicionalmente correcta durante mucho tiempo. O sea, «esto es correcto porque siempre se ha hecho de esta manera».  Usualmente es un argumento muy usado por quienes favorecen la ‘medicina natural y tradicional’.  Esta falacia supone además que la antigua manera de pensar: a) fue probada como correcta cuando se introdujo (lo que puede ser falso, ya que la tradición puede estar basada en fundamentos incorrectos), y  b) que los criterios usados en el pasado siguen vigentes en la actualidad, aunque pueden haber cambiado.  Por otra parte, esta falacia también asume que mantener el estatus es preferible a la posibilidad de un cambio, lo cual no tiene por qué ser cierto.