Tomado de Juventud Técnica Digital

Diciembre 3 2013

 

 

 

¡La culpa, querido Brutus, no es de nuestras estrellas,

sino de nosotros mismos que consentimos en ser inferiores!

 

Shakespeare (Julio César, 1er acto, escena II)


 


 

Las promesas del cielo. La Astrología

 Por el Dr. Jorge Bergado Rosado
 


 

El Profesor BARON estará en la ciudad

solo poco tiempo!

 

Escrito en las estrellas

“Escrito en las estrellas” es el título de una novela (Sidney Sheldon, 1992) y de una telenovela de la poderosa Cadena Globo de Brasil. Es también el título de uno de los muchos libros del astrólogo y estadístico más influyente del siglo XX, Michael Gauquelin, pero la frase es mucho más antigua: “Tu destino, tu sino, tu futuro, está escrito en las estrellas”. ¿Quién la dijo? ¿Quién fue el primero? Tal vez Noah -el protagonista de la novela Los conquistadores del fuego, de J. H. Rosny- cuidando en la noche el fuego reconquistado, miraba el oscuro techo del mundo y los puntos de luz que lo adornaban y se preguntaba muchas de las cosas que hoy todavía nos maravillan al contemplar ese hermoso y sobrecogedor escenario. Ese admirador de los astros que es cualquier hombre, o todos, tuvo dos hijos a semejanza de Abel y Caín: uno bueno y uno malo.
“Y ¿qué será mañana?”  (J. Valladares)

La Astrología, se afirma, nació en Babilonia, aunque tuvo émulos tal vez anteriores en la India y China, donde también se desarrollaron sistemas astrológicos independientes. Todos tuvieron un objetivo común con otros sistemas adivinatorios: predecir el porvenir: el resultado de una cosecha, la victoria en una batalla, la llegada de plagas y calamidades; eran eventos demasiado importantes como para no intentarlo. Oráculos y pitonisas trataban de encontrar esas respuestas observando las vísceras de un buey, el vuelo de los pájaros o la posición de las estrellas. Los contempladores de estrellas habían ya acumulado conocimientos suficientes sobre el movimiento de los objetos en el cielo. Era un momento en que la Astronomía y la Astrología, como dos hermanas, marchaban de la mano y eran casi lo mismo.
 

La Astrología occidental se consolidó en Grecia. ¡Dónde si no! Los griegos desarrollaron una gran cultura, pero eran muy supersticiosos y buscaban augurios por todas las vías y en todas partes antes de emprender cualquier acción. Dieron nombre a los cuerpos celestes más notorios y brillantes, así como a las constelaciones, tomando prestado de su mitología figuras y dioses. Al planeta rojo, como la sangre, le llamaron Ares (Marte para los romanos) su dios guerrero. El brillante y hermoso lucero del alba fue denominado Afrodita (Venus) como la bella diosa del amor. De ellos hicieron predictores que se han conservado casi inalterados hasta hoy (ver 1).

 

Sagitario, ¡P’alante y p’alante! (A. Rodríguez)

Los astrólogos consideran la existencia de doce signos del zodíaco (del griego zoon-diakos: rueda de los animales) que se asocian a constelaciones como Aries, Tauro, Leo, Piscis, Cáncer, Capricornio, y a otras que no representan animales, como Virgo o Libra.

 


Los signos del Zodíaco occidental

Los nombres aluden a cierta semejanza de la disposición de las estrellas que constituyen las constelaciones con el cuerpo de los animales y objetos a los cuales deben su nombre. En realidad las constelaciones son mucho más de doce y dependen del punto de observación, por ejemplo, son diferentes en el hemisferio sur.

Todas son solo formaciones estelares aparentes, por cuanto las estrellas que las constituyen pueden estar a miles de años luz unas de otras. Por ejemplo, la estrella más brillante de Escorpión (alfa Scorpii) es Antares que se encuentra a 550 años luz de la Tierra. Otro de sus componentes, Acrab, es una estrella binaria cuyos componentes están 530 y 1 132 años luz de nosotros. Wei está a “solo” 65 años luz, Zeta1 Scorpii se localiza a 5 700 años luz, Eta Scorpii a 72. Aunque al observarlas sobre el aparente techo combado del cielo nocturno parecen estar muy cerca, en realidad las distancias que las separan son tan colosales que cualquier interacción entre ellas es físicamente imposible.

Las doce constelaciones astrológicas se “desplazan” debido al movimiento de giro de la Tierra alrededor de su eje, alrededor del Sol y la precesión que le acompaña. A través de ellas se “mueven”, también aparentemente, los planetas astrológicos: el Sol, Mercurio, Venus, la Luna, Marte, Júpiter, Saturno, Neptuno, Urano y Plutón. Aunque sabemos que el Sol no es un planeta, como tampoco lo es la Luna, y que Plutón ha dejado de ser considerado como tal, se mantienen astrológicamente en esa categoría. La Tierra, centro del sistema, se consideraba inmóvil, y así se sigue considerando, a pesar de Copérnico. Los astrólogos construyen las llamadas Cartas Astrales teniendo en cuenta la posición aparente de cada planeta en cada signo (casa).

Carta astral


El axioma central es que esa posición ejerce una influencia importante sobre nuestro planeta y los seres que lo habitan. Se resume en una frase sugestiva, profunda y repetida por todos los astrólogos serios: “Como es arriba, es abajo”. Proviene de un documento árabe del siglo IX, La Tabla Esmeralda, que es un libro de Alquimia (la vieja hermana difunta de la Química). En realidad la frase no tiene nada que ver con la Astrología pues describe que en un proceso de destilación lo que está arriba (el vapor) proviene de lo que está debajo (el líquido) y que al condensarse (el de arriba) vuelve a ser el que está debajo (2).
Las cartas astrales sirven para predecir cosas diferentes. Por ejemplo, predecir cómo será una persona según su fecha de nacimiento. La otra pretendida utilidad y que inunda páginas enteras de diarios y el ciberespacio, hace pronósticos sobre los buenos o malos augurios que nos esperan en el futuro inmediato según el signo zodiacal de cada cual, los conocidos horóscopos.


La influencia de los astros
El conocido astrónomo y divulgador científico Carl Sagan, explicaba así la alegada influencia de los astros sobre las personas y sus destinos:
¡Cómo puede la ascendencia de Marte en el momento de mi nacimiento influir sobre mí, ni entonces ni ahora! Yo nací en una habitación cerrada, la luz de Marte no podía entrar. La única influencia de Marte que podía afectarme era su gravitación. Sin embargo, la influencia gravitatoria del partero era mucho mayor que la influencia gravitatoria de Marte. Marte tiene mayor masa, pero el partero estaba mucho más cerca (Carl Sagan, 3).


Michael Gauquelin y su esposa y

colaboradora Francoise

 

En 1955 Michael Gauquelin publicaba en su libro “La Influencia de los Astros” evidencias estadísticas que parecían demostrar la existencia de una relación positiva entre la posición de Marte en el momento de nacer y las potencialidades atléticas de las personas. Este llamado “Efecto Marte” se convertiría en el estandarte de los defensores de la Astrología como una ciencia verdadera y estaría en el centro de un acalorado debate científico.

Gauquelin nació en 1928 en París (se suicidó en 1991) y fue, desde niño, un apasionado de la Astrología. Graduado de Psicología en la Sorbona, pronto volvió su atención a su pasión de siempre y con la ayuda de su esposa Françoise se dedicó a investigar la veracidad de las predicciones astrológicas (4).

Sus primeros resultados le llevaron a adoptar una posición crítica hacia la Astrología. En uno de sus experimentos hizo llegar, sin identificación, las Cartas de Nacimiento de diez famoso criminales y de diez personas ordinarias a varios astrólogos. El resultado: ninguno de los astrólogos fue mejor que el azar. Eso y el análisis crítico de algunos intentos anteriores de otros investigadores, le llevó a adoptar una posición de escepticismo frente a la pretendida ciencia (5).

Gauquelin realizó un largo proceso de recopilación de las fechas y lugares de nacimiento de personas destacadas. Así pudo reunir una lista de 5 726 eminencias, entre ellos 508 médicos, 570 campeones en deportes, 676 militares, 906 pintores famosos y otros 361 pintores, 500 actores, 494 políticos, 349 científicos y 884 sacerdotes que relacionó entonces con las cartas astrales de nacimiento de cada uno en busca de correlaciones estadísticamente significativas. Un esfuerzo extraordinario, si tenemos en cuenta que ni él ni su esposa recibían remuneración alguna, ni tiempo de su jornada para estos trabajos. Todo lo costeaban de su peculio utilizando medios de transporte público.

El efecto Marte
Los resultados de este nuevo y más amplio estudio fueron sorprendentes y su impacto en los medios inmediato y rotundo. Por ejemplo, los datos mostraban una correlación positiva entre el nacimiento de atletas de alto rendimiento y la posición de Marte a la hora y fecha de nacimiento reportadas. De ahí el nombre popular acuñado por la prensa. Correlaciones semejantes se encontraron con otros planetas: Júpiter y Saturno; pero, muy importante, no con todos. Y es que contrariamente a lo que proclamaba la prensa sensacionalista, los resultados de los Gauquelin no confirmaban la validez de la Astrología en su totalidad, mucho menos la veracidad de los pronósticos horoscópicos, pero aparentemente aportaban una evidencia confirmada de que los astros SÍ tenían alguna influencia sobre las personas y su destino.

Por supuesto, la existencia de una relación estadística entre dos fenómenos, no significa que exista entre ellos una relación causal. Por ejemplo: un estudio demostró una correlación estadísticamente significativa entre la tasa de nacimientos y la llegada de cigüeñas a un poblado en Norteamérica, lo cual no demuestra que la fábula  sobre el origen de los bebes tenga ninguna validez —cosa que el enfant terrible de los chistes cubanos, Pepito, nunca creyó por mucha correlación que se le demostrase.

Gauquelin era un científico serio y honesto, y como tal, estaba consciente de ello. Por eso trató de encontrar causas que pudieran explicar el pretendido efecto. Le seducía la idea de una relación entre los astros y la herencia y trató de demostrarla sin éxito. Él mismo era consciente de que las características hereditarias quedaban determinadas en el momento de la concepción y que nada podría ya cambiarse 42 semanas después. Por eso especulaba e invertía el argumento, las características hereditarias conferían al bebé una especie de “sensibilidad astral” que le llevaba a nacer en el momento más propicio según su astro guía. Original pero altamente improbable.

Por otra parte, análisis posteriores han puesto de manifiesto serias debilidades en los datos de los Gauquelin y su procesamiento. Gauquelin trabajaba con correlaciones, pero nunca calculó lo que se conoce como tamaño del efecto. Por ejemplo el tamaño del efecto del resultado del lanzamiento de una moneda sobre el resultado del lanzamiento siguiente es cero. Son sucesos totalmente independientes. Si entre dos sucesos existe una relación causal determinista (siempre que suelto la manzana cae al suelo) el efecto tiene tamaño uno. En el caso de los datos de Gauquelin, el publicitado efecto Marte tiene un tamaño de apenas 0,02 a 0,05. Estadísticamente significativo, sin dudas, pero muy pequeño, demasiado pequeño.

Por otra parte la Estadística tiene sus trampas. Una de ellas tiene que ver con el número de observaciones. Supongamos que una técnica adivinatoria tiene una efectividad de 51%, solo 1% más que responder al azar. Sin embargo, si se realizan 100 000 intentos, con esa misma afectividad, la diferencia entre el adivino y el simple azar será estadísticamente significativa, más aún, será altamente significativa con una p (probabilidad de error) igual a 0,0000000003. Las largas listas empleadas por Gauquelin tendían a producir ese efecto de significación espuria.

Otro error que viciaba los datos de Gauquelin era la veracidad de lo consignado en los registros sobre la fecha y hora reales del nacimiento. Eran datos retrospectivos de personas nacidas antes de 1950, cuando la inscripción la hacían los padres días después del parto y muchas veces, deliberadamente o no, se falseaban las fechas. Solo se requería que esos datos falseados estuvieran presentes en uno de cada sesenta registros para alterar los resultados de Gauquelín. De hecho, sus resultados no pudieron ser confirmados con datos de nacidos después de 1950, cuando ya la inscripción se hacía en el propio hospital, como sucede también en Cuba.

Acuarius
Cuando la Luna está en la Séptima Casa, y Júpiter se alinea con Marte, la paz guiará a los planetas y el amor conducirá las estrellas… cantaban los Fifth Dimension en pleno auge del Movimiento Hippy allá por los setenta del pasado siglo. Esa protesta contra la guerra, ese canto de paz y amor, esa inconformidad con la sociedad y sus prejuicios, esa rebeldía de cabellos largos, se quedó corta cuando no atacó a las causas, es decir al sistema, y torció el camino. El desaliño y las drogas se pusieron de moda, como también se pusieron de moda viejas y nuevas doctrinas religiosas, filosóficas, médicas y amatorias de mayor o menor alcurnia. Resucitó el Kamasutra, dio nueva vida también a la Medicina Ayurvédica e insufló bríos renovados a la Astrología. El New Age, la Nueva Era, ha sido la herencia ideológica y social de aquellas primaveras que clamaban: seamos realistas, hagamos lo imposible.


La constelación de Escorpión. El círculo rojo señala a su estrella más brillante Antares, así llamada porque por su brillante color rojizo antagonizaba con Ares (Marte).

El desarrollo histórico de la Ciencia  en el Renacimiento marcó la separación definitiva entre los hijos de Noah, el contemplador de estrellas. La Astronomía siguió el camino de la Ciencia y ha logrado en apenas un par de siglos avances importantes en el conocimiento del Universo, del Sistema Solar y de nuestro hogar planetario. Es una paradoja que Johannes Kepler, el padre fundador del estudio científico de los astros, haya sido también el último defensor de la Astrología,  una pseudociencia que ni los más denodados defensores han podido salvar de tal condición.

Para el público, los horóscopos son parte de la cotidianidad mediática, aunque pocos le prestan verdadera atención. En Cuba estuvimos libres de ellos hasta que Opina, una revista que circuló durante los años ochenta del siglo XX, los popularizó de nuevo. No es que nadie se lo tome muy en serio, pero intercambiar Zodíacos tiene onda. Pura frivolidad postmodernista.

 

Romeo, Julieta… y la Astrología
Pero los adeptos fervientes del New Age, de la curación cuántica, las terapias florales y del poder de los astros sí que se toman estas cosas muy a pecho. El siguiente testimonio demuestra que luchar contra los demonios, aquí, allá o acullá, puede tener consecuencias.


“La familia de mi novia es gente lista que creen en cosas raras. Ella tiene una extensa familia, todos firmes creyentes en conceptos alternativos incluyendo la astrología, los fantasmas y los poderes psíquicos. Al menos la mitad de ellos visita regularmente a un iridólogo. En el último cumpleaños de la madre de mi novia se hizo una gran fiesta. En forma de experimento, encontré un sitio web de astrología en Internet e imprimí 30 copias de los doce signos zodiacales. Pero, cambié 15 copias…de modo que el contenido ya no se correspondía con el signo anunciado. En la fiesta entregué copias a cada uno pidiéndoles que evaluaran, en una escala de 1 a 5 con cuanta precisión describían sus características. Por supuesto, no le dije que había 15 con los signos cambiados. Al final el resultado fue en promedio 3.8 para los correctos y 3.9 para los cambiados.  Cuando todo acabó les dije la verdad…La respuesta fue alarmante. Me llamaron sabelotodo, me gritaron insultos en los oídos y el padre de mi novia, muy irritado me exigió una disculpa. Conclusión: el escepticismo puede ser muy reconfortante, pero ha arruinado mi vida amorosa” (traducción libre de 6).


Más allá de las desventuras amorosas del joven Romeo, sus resultados no son nada sorprendentes. Los horóscopos, como todo buen oráculo, son ambiguos y moldeables a diferentes interpretaciones. La Historia recoge la famosa predicción del Oráculo de Delfos al rey Creso de Lidia (Antigua Grecia, 595-547 a.n.e) detenido ante el río Halis antes de atacar al Imperio Persa: si cruzas el río caerá un imperio. Creso atacó y el oráculo se cumplió, su ejército fue destruido y su reino desapareció para siempre (7).

 

 

Bibliografía citada y fuentes

1.- Astrología. Disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Astrolog%C3%ADa

2.-Kelly IW: The concepts of modern Astrology. A critique. Psychological Report 1997, 81: pags 1035-1066 (versión expandida disponible en: www.astrology-and-science.com/hpage.htm)

3.-Sagan C: en Cosmos: un viaje personal. Citado por (2)

4.-Dean, G: The Gauquelin work. 1 A concise history with photographs. Disponible en: http://www.astrology-and-science.com/g-hist2.htm

5.-Gauquelin M: L'Influence des Astres 1955:62. Citado por (4)

6.-Anónimo: True Confessions: How testing sun signs ruined my love life. Disponible en: http://www.astrology-and-science.com/s-true2.htm

7.-Carroll RT: Astrology. En: The Skeptic’s dictionary. Disponible en: http://skepdic.com/astrology.html