Publicado en Juventud T�cnica por A. Gonz�lez (en vias de publicaci�n).�

En versi�n digital sept 13 2007,� http://www.juventudtecnica.cu.

 

 

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Los iluminados, o el vivo vive del bobo

 

El 4 de noviembre de 1949 el checo Karel Drbal solicit� la patente de un m�todo para recuperar el filo de las cuchillas de afeitar en la Oficina de Patentes e Invenciones de su pa�s.� Su m�todo consist�a en colocarlas el mayor tiempo posible en el interior de una pir�mide hueca, hecha de material aislante, de dimensiones preferiblemente proporcionales a la gran pir�mide de Keops. La patente le fue concedida diez a�os despu�s. La supuesta �teor�a� en que basaba su solicitud �seg�n se lee en el documento- es que la pir�mide concentra en su interior el campo magn�tico terrestre, quien es realmente el responsable de afilar la cuchilla (�?).�Esta idea �novedosa�, al caer en las manos de otros, salt� prontamente de las cuchillas a diferentes objetos inanimados y finalmente a las personas. Y hoy d�a es posible encontrar sujetos que afirman que las pir�mides pueden curar desde la artritis hasta las cardiopat�as... que sirven para restaurar bater�as, para que la comida no se descomponga, para energizar el agua... En fin, el total desbordamiento de la imaginaci�n; Scheherazade no lo habr�a hecho mejor.�

El procedimiento habitual a seguir por estos nuevos aprendices de brujo es m�s o menos el siguiente: �Le duelen las muelas? Pues m�tase debajo de una pir�mide de cart�n a ver si se le quita el dolor. As� de simple.

En la realidad, el desarrollo de la ciencia y los conocimientos cient�ficos no ocurre a trav�s de la �iluminaci�n� de algunos elegidos;� sino que usualmente sigue un camino complejo y a veces un tanto tortuoso.� Verdades aceptadas por todos de pronto dejan de serlo, al detectarse alg�n fen�meno hasta ese momento desconocido.�

Unas veces los cambios son importantes, otras no tanto.� Pero todos tienen una caracter�stica com�n; nunca niegan totalmente el conocimiento anterior, sino que lo enriquecen y lo adaptan a la nueva realidad �siempre de acuerdo a la experiencia y a la evidencia experimental generalizada.

Esto �ltimo es fundamental. Hoy d�a se considera que cualquier resultado cient�fico se acercar� m�s a la realidad en la medida que diferentes investigadores, en diferentes centros de todo el planeta, sean capaces de obtener respuestas similares ante un determinado problema.� No es un asunto de opiniones, sino de mostrar evidencias contundentes que convenzan al resto de los que se interesan en el tema �lo que usualmente no resulta nada f�cil; a veces las �broncas� cient�ficas son fenomenales-.

As�, lo usual es que un nuevo conocimiento se alcance por etapas, mediante diversos aportes y la confrontaci�n de resultados en publicaciones y congresos cient�ficos, hasta que lo novedoso termina por consolidarse. Este proceso tiene lugar continuamente en universidades y centros de investigaci�n bajo la forma de publicaciones cient�ficas y tesis de maestr�a o doctorado.

La publicaci�n de art�culos en revistas internacionales especializadas, de libre acceso a graduados y no graduados de cualquier pa�s, garantiza que el intercambio sea universal.� All� los resultados de cualquier investigaci�n se someten a la cr�tica de �rbitros con experiencia en el tema considerado. Su funci�n es la de aceptar o rechazar el art�culo seg�n la credibilidad de lo que se exponga, o proponer al autor modificaciones previas a la publicaci�n.� Los �rbitros evitan la publicaci�n de repeticiones innecesarias, e impiden que diferencias de criterio se conviertan en un interminable dime-que-te-dir� de descalificaciones personales o de opiniones con escaso fundamento.� Cuando el art�culo sale finalmente a la luz, cualquier otra persona puede expresar sus criterios a favor o en contra, enviando su propio art�culo a la misma revista, o a otra de similar especialidad.

El proceso de cr�tica y confrontaci�n� tambi�n tiene lugar en los congresos cient�ficos, pero como en los congresos no hay �rbitros, aqu� siempre es recomendable mantener cierta precauci�n; no es muy raro encontrar que alguna ponencia supuestamente cient�fica en realidad no lo sea. Tambi�n existen los congresos �cient�ficos� que de ciencia no tienen nada, f�ciles de reconocer porque las referencias a tesis y publicaciones arbitradas brillan por su ausencia o aparecen fuera de contexto.

Estas son, de forma aproximada y muy resumida, las reglas actuales del juego para el desarrollo del conocimiento cient�fico.

Algo muy diferente tiene lugar cuando aparece alg�n �iluminado� como Drbal, alegando haber �descubierto� �usualmente sac�ndoselo de la manga- un nuevo principio, m�todo o terapia. Han existido muchos �iluminados�; a�n los hay, y de seguro los habr� en el futuro.

Es necesario aclarar que poseer una patente no es garant�a de avales cient�ficos.� Cualquiera puede obtener los derechos de patente acerca de casi cualquier cosa que se le ocurra, desde un abrelatas hasta un m�todo para explorar el sistema solar, sin presentar previamente resultados experimentales o te�ricos.� Basta con describir lo que se desea proteger como creaci�n propia, y ya est�. Hay miles y miles de expedientes acumulando polvo en las oficinas de patentes que nunca fueron �ni ser�n- utilizados.

�Y las pruebas cient�ficas acerca de las virtudes piramidales? Pues resulta que, despu�s de casi 60 a�os de la solicitud del checo Drbal, no es posible encontrar un s�lo art�culo en alguna revista internacional que de fe del restablecimiento del filo de las cuchillas. Y por mucho que Ud. busque, tampoco aparecen evidencias acerca de cualquier otra de las virtudes atribuidas a las pir�mides por los� posteriores �iluminados�. Sin embargo, evidencias cient�ficas que nieguen esas virtudes s� que las hay1,2,3.

Tambi�n es posible encontrar �vivos�, habituados a vivir de los bobos, que saben aprovecharse muy bien de situaciones como �sta. Venden camas y viviendas �piramidales�, organizan excursiones a Egipto y, desde luego, se disgustan monumentalmente, llegando hasta la ofensa, cuando alguien se cuestiona los supuestos poderes de las pir�mides bajo bases cient�ficas, -�...�o, que me malogran el negocio!-. (Ver, por ej., el sitio alicantino www.piramicasa.com). Ning�n m�dico espa�ol se ha prestado a dar sus avales para ese �negocito�; algunos de nuestro patio s�.

Y lamentablemente, a�n quedan por ah� muchos bobos y bobas (�o ser�n �vivos�?!!!) que quiz�s por desconocimiento, quiz�s por conveniencia, prefieren la c�moda e ilusoria v�a que ofrecen los �iluminados� al complejo y tortuoso �pero real y veraz- camino de la ciencia.

 

(N. del A.: Los art�culos citados se pueden consultar en www.fisica.uh.cu/rationalis/index.htm)

 

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1.� J. �lvarez Gonz�lez, J. �lvarez Collazo, R. Souto, Y. Santos, L. Gal�n y C. D�az, �Ausencia de �efecto piramidal� sobre cardiomicitos aislados de rata�, Rev. Cub. Inv. Biom�dicas, 26,3, 2007

2. �P.L. Hern�ndez, A Perera y A. Ulloa, �Una valoraci�n experimental de la energ�a piramidal. Implicaciones para la pr�ctica m�dica�, Revista de Medicina General Integral (en v�as de publicaci�n), 2007

3.� P. D�az Rebollido, L. C. Silva Ay�aguer, M. Benet Rodr�guez, �Valoraci�n experimental del efecto de la energ�a piramidal sobre el agua�, Medisur 2006;4(1)