RESUMEN
PALABRAS
CLAVES: Medicina
Natural y Tradicional, Energía piramidal, Efecto placebo
KEY WORDS: Traditional and Natural Medicine, Pyramidal
Energy, Placebo Effect
La
aplicación de
En
ese mismo decenio se crea el Programa Nacional de MTN dirigido fundamentalmente
a la atención primaria de salud. Bajo el auspicio del Centro Nacional de MTN, el programa se propone potenciar, integrar, coordinar y
controlar la aplicación de la llamada Medicina
Tradicional, Bioenergética y Natural.
Uno
de los recursos terapéuticos propios de esta corriente y que ha alcanzado cierta notoriedad e
implantación práctica es la llamada Energía
Piramidal (EP), modalidad vertebrada básicamente en la idea de colocar a
los pacientes (o sus zonas afectadas) bajo una pirámide construida de material
no ferroso con una orientación espacial específica y dimensiones proporcionales
a la famosa Gran Pirámide de Keops.
Numerosos efectos han sido proclamados como
resultado de este proceder, los cuales abarcan tanto a la materia inanimada
(inorgánica o no) como a organismos vivos. Los principales impactos potenciales
sobre la salud que le son atribuidos se producirían fundamentalmente a través
de supuestas propiedades analgésicas, bacteriostáticas, miorrelajantes,
sedantes, y antiinflamatorias. Se afirma que ha sido aplicada exitosamente en
el tratamiento de enfermedades de disímil etiología y fisiopatología tales como
hipertensión arterial, asma bronquial, escabiosis, gastritis, úlceras pépticas, migraña, cervicitis, esclerosis
múltiple y todo tipo de afecciones del sistema osteomioarticular, así como para aliviar síntomas variados como
el agotamiento, la depresión, y la ansiedad 1, 2, 3. Algunos de estos beneficios en la salud
pueden ser alcanzados, según proponen
los difusores de la “piramidoterapia”, no solo de manera directa mediante la
colocación del paciente o su zona afectada
bajo una pirámide, sino también de manera indirecta mediante la
ingestión periódica de agua previamente expuesta al hipotético efecto
piramidal, con lo cual aquella adquiriría propiedades curativas1.
Entre otras
numerosas utilidades que se han atribuido a las pirámides están la
acelerada germinación de semillas, la recuperación de baterías alcalinas
agotadas eléctricamente, la mayor durabilidad en buen estado de los alimentos,
la purificación del agua, y la conservación del filo de hojas metálicas
(cuchillas).
Estos efectos básicos se sustentan, según la
literatura especializada1, en una deshidratación rápida y una acción
restauradora de la materia dentro de la pirámide, originada por una energía (de
procedencia “biocósmica” y “telúrica”) que se origina en el interior de dicha
estructura.
En este contexto y para contribuir al avance del
conocimiento en torno a este controvertido tema, decidimos desarrollar un
sencillo experimento en torno a uno de los mencionados efectos piramidales: la
recuperación de baterías alcalinas (pilas electroquímicas secas) descargadas.
Las implicaciones de tal análisis para el manejo de las pirámides con fines
terapéuticos son obvias, pues si se llegara a descartar la existencia de la
energía piramidal, su empleo en medicina solo se justificaría por el efecto
placebo capaz de producir; si se hallaran, en cambio, indicios de su
existencia, tendría sentido realizar ensayos clínicos con pacientes para valorar
su eficacia. Se trató básicamente de responder a dos preguntas de
investigación: si aumentan su carga eléctrica las pilas dentro de una pirámide
correctamente confeccionada y orientada y si influye de alguna manera la
orientación de la pirámide en este efecto.
MATERIALES
Y MÉTODOS
Se realizó un estudio experimental, a la usanza
de los ensayos clínicos controlados, usando un conjunto de 36 pilas alcalinas
de 1,5 volts, parcial o totalmente descargadas. El diseño experimental comenzó
por la división aleatoria de las baterías en tres grupos de 12 unidades cada
uno utilizando para ello el procesador estadístico EPIDAT 3.1.
El primer
grupo se colocó bajo una pirámide orientada de manera que uno de sus
pares de lados paralelos de la base quedase perpendicular al eje norte-sur
(orientación correcta) determinado
por una brújula; otro grupo se situó bajo una pirámide mal orientada (una de las diagonales de la base se ubicaba sobre el
eje norte-sur) y el tercer grupo se ubicó fuera de la pirámide, al aire libre.
Las dos estructuras se construyeron usando cartulina y siguiendo el mismo
diseño (pirámides cerradas) e idénticas dimensiones: cada lado de la base mide
35,25 y cada arista
Las pilas se ubicaron en posición vertical con
el polo negativo hacia abajo; en el caso de los grupos asignados a las
pirámides, estas últimas se apoyaron sobre el mismo plano que las baterías, de
manera que quedaron totalmente cubiertas por las pirámides. Los tres grupos se mantuvieron
durante 20 días en un lugar alejado de cualquier fuente de corriente (o campo
magnético) y separadas entre sí a una distancia superior a diez centímetros.
El voltaje se comprobó por medición con un
voltímetro digital adecuadamente calibrado. Además de la medición inicial, se
realizaron registros de los voltajes de las 36 baterías en otros dos momentos:
a los diez y a los veinte días. Todas las mediciones se realizaron con el mismo
voltímetro y por uno de los investigadores, quien actuaba a la ciega
(desconociendo a qué grupo pertenecía cada batería). Debido a la variabilidad natural que suele
producirse en los registros, en cada ocasión se hicieron dos mediciones
sucesivas. Si éstos coincidían, se aceptaba ese registro común como válido; en
caso contrario, se realizaba un tercer registro y se aceptaba la mediana de los
tres valores como el registro correcto.
Para realizar el análisis de los resultados, en
cada grupo de baterías se realizaron dos comparaciones: entre la media de los
voltajes obtenidos al inicio del
experimento y las medias registradas a los 10 y
a los 20 días respectivamente.
Se recurrió para
ello a la prueba
no paramétrica de Wilcoxon para dos muestras pareadas.
RESULTADOS
La media y la desviación estándar del voltaje,
ya sea en las baterías bajo la pirámide bien orientada como en los restantes
grupos, mantuvieron valores muy similares en las tres mediciones. Como puede
apreciarse en
Ninguna de las diferencias valoradas
resultó estadísticamente significativa.
Según arrojaron los resultados de este
estudio, se produjo una pequeña disminución de la media aritmética (0.01
voltios) luego de permanecer las baterías bajo la pirámide bien orientada por
un intervalo de veinte días. Ello revela que, en lugar de recuperarse, lo que
aconteció fue una ligera y justificada pérdida de carga eléctrica promedio. Por
añadidura, se observó que el patrón fue básicamente el mismo para los dos
grupos restantes lo cual, unido a lo anterior, hizo totalmente innecesario los
análisis intergrupos. La única diferencia que no fue totalmente despreciable se
registró en la pirámide mal orientada al comparar el promedio inicial con el
registrado a los 20 días; esta no fue significativa pero en cualquier caso, fue
de signo opuesto a lo que la teoría de
En principio, estos resultados
constituyen un indicio empírico que cuestiona nítidamente el hecho de que las baterías alcalinas se recarguen
eléctricamente tras permanecer bajo una pirámide. Pero, adicionalmente, una de
las condiciones bien reconocidas para considerar que existe una relación de
causa-efecto entre dos eventos es la plausibilidad biológica o física de dicha
relación, premisa que en este caso no se cumple de manera aceptable. En efecto,
el funcionamiento general de las pilas se basa químicamente en una reacción de óxido-reducción que produce
corriente. La generación de tal
energía viene dada por la tendencia de los electrones a fluir del ánodo al
cátodo, dependiendo de la capacidad del agente reductor para liberarlos y a la
del oxidante para su captura. En el caso particular de las baterías alcalinas
comunes, éstas se agotan porque las sustancias que las constituyen al aportar y
recibir electrones se consumen y es sumamente difícil hacer que los
compuestos químicos resultantes se transformen en los de partida. Dicha
transformación puede lograrse, en
baterías de tipo recargable (níquel-cadmio por ejemplo), única y
exclusivamente mediante el paso de una corriente en sentido inverso a través de
las celdas del dispositivo, reacción conocida como electrólisis11.
La teoría de
Lo anterior es fácilmente
extensible al campo de la salud, donde
las pirámides quizás puedan atenuar determinados síntomas (cefalea,
dolores articulares, etc) o enfermedades de orden psicosomático en virtud de un
simple efecto placebo, algo científicamente estudiado y reconocido en relación
con la subjetividad variable de cada paciente, y que puede ser inducido por
cualquier tipo de tratamiento o atención. Algunos divulgadores de la
piramidoterapia, han llegado a mencionar casos milagrosos de curación de
enfermedades de etiología extremadamente compleja como la esclerosis múltiple5,
por citar tan solo un ejemplo, de evolución crónica y hasta ahora incurable.
Esto resulta en extremo poco plausible, pues los mecanismos necesarios para
detener la desmielización que ocurren en el sistema nervioso central durante
esta enfermedad no pueden ser explicados por la acción de ninguna energía.
Es posible que, como ha ocurrido en
múltiples ocasiones y ha sido señalados por los defensores de
Procede adicionar que una acuciosa pesquisa y
revisión webográfica reveló la ausencia casi total de trabajos que no sean de
índole anecdótica o descriptiva, de modo que la evidencia estadística de una
posible relación causa-efecto resulta virtualmente inexistente. De hecho, solo
se conoce de un solo trabajo experimental que haya sido publicado en una
revista científica médica arbitrada12, y sus resultados contradicen
la existencia de la energía piramidal.
Los resultados y análisis derivados de
este experimento no permiten descartar la existencia de la energía piramidal ni
de todos los efectos que se le atribuyen (incluidos los terapéuticos). La
ocurrencia o no de los mismos queda abierta a una explicación teórica y a
contrastaciones todavía pendientes. Pero
los resultados obtenidos sí abonan claramente la convicción planteada por los
físicos8,9 que pone en tela de juicio tal existencia. En cualquier caso, nuestros resultados junto
con la ausencia de una teoría que permita suponer lo contrario, hacen pensar
concluyentemente que la permanencia de las baterías alcalinas bajo una
pirámide, cualquiera sea su orientación, no tiene efecto alguno sobre su carga
eléctrica.
---------------------
Agradecimiento: Los autores del presente artículo quieren
agradecer al Dr. Ulises Sosa por su revisión del plan experimental y las
sugerencias que realizó para su óptimo desarrollo.
BIBLIOGRAFÍA
1. Sosa U. Energía Piramidal
Terapéutica ¿Mito o realidad?”
(accesible en http://www.bvs.sld.cu/libros/energia_piramidal/indice_p.htm en marzo de 2006).
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piramidal en Ortopedia, ¿mito o realidad? Revista Cubana de Ortopedia y
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piramidal Revista Cubana de Medicina General Integral. 2003; 19(2):208-209.
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Medicina General Integral. 2003; 19(2):111-113.
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Alemany E. ¿Creer en cuatro
varillas? Periódico El
guerrillero. 17 de julio de 2004
(accesible
en http://www.guerrillero.co.cu/pinardelrio/2004/julio/creer.htm
en marzo de 2006).
6.
Fernández L.
Más allá del enigma faraónico.
Periódico El Habanero oct 2001 (accesible en http://www.elhabanero.cubaweb.cu/2001/octubre/nro210_01oct/cienc_1oct042.html
en marzo de 2006).
7.
Centro
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científico-técnico del periódico Juventud Rebelde (mayo de 2004).
(accesible en http://www.jrebelde.cubaweb.cu/secciones/en-red/mayo-2004/laenergia-9.htm
en marzo de 2006).
9. González A. Falsas energías,
pseudociencia y medios de
comunicación masiva Revista Cubana de Física. 2002; 19(1): 68-73.
10. Silva LC. Las pautas para el debate científico: reflexiones a raíz de una
controversia sobre la energía piramidal Revista Cubana de Salud Pública.
2006; Vol. 32 No. 3.
11. Acevedo R. Química Física Tomo II. Ciudad de
12. Díaz PD,
Silva LC, Benet M. Valoración experimental del efecto de la
energía piramidal sobre el agua Medisur 2006; 4(1): 44-47.
Tabla 1: Voltaje medio y desviación estándar según grupo y momento
de la medición
Grupo |
Parámetro |
Momento de la
medición |
||
Al inicio |
A los 10 días |
A los 20 días |
||
Pirámide bien
orientada |
Media |
0.90 |
0.88 |
0.89 |
Desviación
estándar |
0.51 |
0.51 |
0.50 |
|
Pirámide mal
orientada |
Media |
0.99 |
0.89 |
0.91 |
Desviación
estándar |
0.39 |
0.42 |
0.43 |
|
Al aire libre |
Media |
0.81 |
0.79 |
0.80 |
Desviación
estándar |
0.52 |
0.55 |
0.52 |
Tabla 2: Resultados del test de Wilcoxon (valores p) según grupo y
momentos para la comparación
Grupo |
Momentos para la
comparación |
|
Inicio-10 días |
Inicio-20 días |
|
Pirámide bien
orientada |
0,726 |
0,917 |
Pirámide mal
orientada |
0,260 |
0,128 |
Al aire libre |
0,916 |
0,293 |
Resultados de las tres mediciones en cada una de las baterías
estudiadas
Cuadro 1: Registros de
voltajes realizados para las baterías
ubicadas bajo la pirámide bien orientada.
Batería |
Mediciones |
||
Inicial |
A los 10 días |
A los 20 días |
|
1 |
1.39 |
1.39 |
1.39 |
2 |
0.79 |
0.59 |
0.78 |
7 |
1.35 |
1.35 |
1.35 |
8 |
0.05 |
0.00 |
0.05 |
14 |
1.29 |
1.29 |
1.29 |
16 |
1.42 |
1.41 |
1.42 |
19 |
0.64 |
0.44 |
0.44 |
20 |
1.31 |
1.31 |
1.31 |
22 |
0.62 |
0.84 |
0.67 |
24 |
0.67 |
0.99 |
0.90 |
31 |
1.31 |
0.86 |
0.99 |
34 |
0.00 |
0.05 |
0.04 |
Media |
0.90 |
0.88 |
0.89 |
Desviación
estándar |
0.51 |
0.51 |
0.50 |
Cuadro 2: Registros de voltajes realizados para
las baterías ubicadas bajo la pirámide
mal orientada.
Batería |
Mediciones |
||
Inicial |
A los 10 días |
A los 20 días |
|
6 |
0.77 |
0.71 |
0.68 |
10 |
1.29 |
1.29 |
1.29 |
13 |
0.86 |
0.76 |
0.75 |
15 |
1.33 |
1.33 |
1.33 |
17 |
1.44 |
1.44 |
1.44 |
21 |
1.44 |
0.67 |
1.44 |
23 |
0.83 |
0.70 |
0.80 |
26 |
0.60 |
0.51 |
0.56 |
27 |
0.54 |
1.18 |
0.71 |
28 |
1.18 |
1.32 |
1.18 |
29 |
1.31 |
0.73 |
0.70 |
33 |
0.30 |
0.02 |
0.01 |
Media |
0.99 |
0.89 |
0.91 |
Desviación
estándar |
0.39 |
0.42 |
0.43 |
Cuadro 3: Registros de voltajes realizados para
las baterías ubicadas al aire libre.
Batería |
Mediciones |
||
Inicial |
A los 10 días |
A los 20 días |
|
3 |
0.98 |
0.99 |
0.99 |
4 |
1.32 |
1.04 |
1.32 |
5 |
1.29 |
1.29 |
1.29 |
9 |
0.00 |
0.00 |
0.00 |
11 |
1.37 |
1.38 |
1.37 |
12 |
0.12 |
0.18 |
0.09 |
18 |
1.31 |
1.31 |
1.31 |
25 |
1.03 |
0.22 |
0.94 |
30 |
0.68 |
1.45 |
0.72 |
32 |
0.84 |
0.84 |
0.77 |
35 |
0.77 |
0.77 |
0.77 |
36 |
0.01 |
0.01 |
0.00 |
Media |
0.81 |
0.79 |
0.80 |
Desviación
estándar |
0.52 |
0.55 |
0.52 |