Publicado en Orbe por A. González,

Año IX, No. 12, 2008

 

 

 

 

 

 

 

 

Magnetismo, combustibles

y agua ‘magnetizada’

 

 

En la Internet abundan los sitios que promueven las ventajas de ‘magnetizar’ el combustible para obtener un mejor rendimiento en los motores de gasolina o diesel.  También abundan los sitios sobre el Tarot o la Astrología, sin que por ello el uno o la otra adquieran categoría de ciencia.

Algo similar a la Astrología sucede con el asunto de la ‘magnetización’ de los combustibles.  Cuando Ud. busca información donde realmente hay que buscarla -en las revistas técnicas especializadas- no se encuentra un sólo artículo que justifique esas pretensiones.  Solo aparecen anuncios comerciales, patentes no comprobadas, e incluso supuestas ‘investigaciones’ saturadas de parámetros subjetivos donde obviamente se pueden introducir errores de cualquier tipo (por ejemplo, resultados que dependen del desempeño individual de choferes de transporte o equipos pesados).  Tales reportes carecen por completo de credibilidad científica; sin embargo, a veces hasta se otorgan premios por esos resultados.

 

Figura 1. Banco de pruebas para motores de combustión interna ►

 

Las investigaciones en un banco de pruebas (ver fig. 1)[1], con cifras que demuestren el control reproducible de los diferentes reglajes del motor, su régimen a diferentes potencias y el registro de todas las demás variables de interés, amén del consumo de combustible, sencillamente no aparecen. (Si el lector conoce de algún reporte con estas características, favor de enviarlo al autor).

 

¿Que hay de cierto en este asunto?

 

En el año 2000 Coey y Cars, del Trinity College de Dublín, publicaron lo que se considera el primer artículo sobre el tema en una revista especializada de magnetismo[2].  Reportaron las diferencias observadas en los depósitos de carbonato durante la evaporación de agua corriente, con y sin tratamiento magnético. Éste consistió en hacer pasar previamente el agua por una tubería sometida a un campo magnético externo, generado por imanes permanentes.  Los depósitos usuales de calcita se convirtieron en aragonita tras el tratamiento (fig. 2).  Calcita y aragonita son diferentes formas sólidas del carbonato de calcio que, con la misma fórmula química CaCO3, difieren en su estructura cristalina microscópica.

Aunque hay muchas hipótesis, hasta el momento no existe un modelo físico que explique correctamente lo que sucede.  El agua ni siquiera es paramagnética; es diamagnética, lo que significa que tiende a ser repelida muy débilmente por el campo magnético en vez de ser atraída por él.  Por tanto, no es posible considerar que se magnetiza de forma similar a como lo hace, por ejemplo, un clavo frotado con un imán.  Sin embargo, a menudo se utiliza incorrectamente el término ‘magnetizada’ para designar ese estado especial que adquiere el agua tras someterse al campo magnético.  Desde luego, nada de lo anterior tiene que ver con los combustibles (compuestos formados esencialmente por carbono e hidrógeno, sin sales disueltas).

 

Figura 2.  Sales depositadas provenientes de agua sin tratamiento (calcita, izq.) y de agua tratada magnéticamente (aragonita, der.)►

 

  El tratamiento magnético del agua no es novedoso; hay patentes registradas desde 1945. A partir de esa fecha aparecieron informes sobre el agua en movimiento y los campos magnéticos; se alegaba un incremento de los procesos de cristalización, o que la capacidad de ‘mojar’ del agua aumentaba, con cambios que perduraban de 10 a 25 horas.  La velocidad del agua en la tubería es crítica para que aparezcan las propiedades deseadas, así como el valor de la intensidad del campo aplicado, que no debe apartarse de ciertos límites.  En 1998 el Dpto. de Energía de los EE.UU. recomendó el tratamiento magnético como un método eficaz para evitar incrustaciones en las calderas, reducir su temperatura y ahorrar energía[3].  Una vez aplicado el tratamiento, los nuevos depósitos que se forman no son de costra dura (calcita), sino de una costra más fina, blanda y porosa (aragonita), más fácil de eliminar.

También se ha observado que al colocar un magnetizador en una tubería con la costra ya formada, ésta comienza a reducirse paulatinamente (fig. 3).  El proceso puede tomar meses, pero en circunstancias ventajosas sólo se han necesitado días u horas para remover viejos depósitos de costra dura.  El autor asistió, ya hace algunos años, a una reunión resumen nacional donde se analizó el resultado de investigaciones aplicadas a la eliminación de costras en las tuberías de los centrales azucareros. En ocasiones el tamaño de los trozos desprendidos fue tal que se hizo necesario detener el funcionamiento del central por obstrucción de las tuberías.

Existen informes de que el agua tratada magnéticamente sirve para incrementar el ‘poder limpiador’ de los detergentes, mejorar la calidad del hormigón, favorecer el crecimiento de las plantas o generar propiedades desinfectantes; tales beneficios no han sido realmente comprobados. Tampoco hay evidencias científicas de que la ingestión del agua tratada sea benéfica para la salud en algún sentido; (a pesar de los muchos sitios en la Internet que así lo aseguran).  Recetar agua ‘magnetizada’ para tratar alguna dolencia puede ser perjudicial para el paciente, si el tratamiento adecuado se deja a un lado (ver www.fisica.uh.cu/rationalis/index.htm).

 

Figura 3. Investigación en un edificio en EE.UU. Costra original tubería de entrada (izq.) y secciones cortadas 3 y 6 meses después de la instalación del tratamiento magnético (der). (Dpto. Municipal de Agua de Kansas City)

 


 

[1] Ver, por ejemplo, http://www.sc.ehu.es/nmwmigaj/bancomot.htm

[2] Coey J.M.D. and Cass S., J. of Mag. and Mag. Materials, 209(2000), p.71-74.

[3] http://xnet.rrc.mb.ca/rcharney/Magnetic%20water%20conditioning.htm