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Biomagnetismo: no se deje engañar por los falsos profetas         

PorArnaldo González Arias
4 Febrero, 2013

Hoy día es común encontrar en los medios de difusión, pero sobre todo en la Internet, personas que tratan de vivir a costa de la ignorancia y la credulidad de los demás, tergiversando los conceptos científicos y adaptándolos a sus propios fines. A veces los mezclan con nociones religiosas para ampliar lo más posible el rango de aceptación. En realidad, no hay otra finalidad que la de hacer dinero a como de lugar, publicitando métodos que presentan como novedosos, la mayor parte de las veces ‘descubiertos’ por quienes los promueven, y que supuestamente curan diversas dolencias o ‘mejoran la calidad de vida’ –sin explicar cómo la mejoran –.  Es común que estos personajes también publiquen libros en casas editoras de dudoso prestigio y se atribuyan títulos científicos poco claros o engañosos, que en realidad no poseen el respaldo de alguna universidad.

Biomagnetismo médico. Medición de los campos electromagnéticos
Biomagnetismo médico.  Medición de los campos electromagnéticos generados por el cerebro usando un magnetoencefalógrafo SQUID.  (Adaptado de   http://www.lanl.gov/quarterly/q%20spring03/meg%20helmet.shtml)

A lo anterior se ajusta perfectamente el tergiversado y supuestamente ‘novedoso’ biomagnetismo promocionado en el sitio Biomagnética Salas  por un psicólogo que se proclama con más de 30 años de experiencia en “nuevos métodos concernientes al equilibrio y la salud de manera integral” (sic).  En una de las páginas del mencionado sitio se puede leer que es miembro fundador del Colegio de Biomagnetismo Médico; más adelante se alega que posee una maestría… en Biomagnetismo Médico.  O sea, esta persona fundó el colegio… y en el proceso se autoadjudicó una maestría.  Desde luego, no aparece referencia a universidad alguna. 

Pero además, al contrario de los psiquiatras, los psicólogos no son médicos.  No se gradúan en facultades de medicina y no están autorizados para diagnosticar y recetar medicamentos o aplicar terapias, excepto unas pocas excepciones (calmantes y similares).  Sin embargo, en una de las páginas del sitio se puede leer: “en su práctica de consultorio en Biomagnética ha trabajado con su modelo que permite hacer tanto curaciones directas como curaciones a distancia, pudiendo trabajar con pacientes en otros países haciendo diagnóstico y tratamientos para múltiples enfermedades” (sic.) (1)  Es decir, el sitio reconoce la práctica de algo para lo que el promotor no está ni facultado ni autorizado, por no ser médico.  Este singular párrafo me recordó aquel viejo dicho: “Murió como Chacumbele (2); él mismito se mató”. 

Biomagnética Salas promociona además todo tipo de terapias alternativas –la mayoría fraudulentas –como la imposición de manos, masaje holístico, imposición de imanes y magnetitas, homeopatía, quiropraxis, naturoterapia, ozonoterapia, frecuencias Rife, metatrón, Dot1-1 y algunas más. También cursos y libros, como el titulado Biomagnetismo y espiritualidad: como entender y aplicar cuánticamente un modelo biomagnético.  Obviamente, es un libro apto tanto para creyentes como para amantes de la ciencia. Si Ud. es creyente, puede que lo atraiga la espiritualidad; si prefiere la ciencia, ahí tiene lo cuántico biomagnético, para que quede muy claro cuánto sabe el autor de otras ciencias, ajenas a la psicología.

Entre las funciones de los ministerios de salud de cualquier país se encuentra la de prevención; se toman medidas profilácticas antes de que ocurra el mal con el fin de evitar perjuicios innecesarios a los ciudadanos.  La prevención también debería tomar en cuenta de forma activa la censura a los intrusos y a los falsos profetas, con la colaboración de los tribunales si fuera necesario.  Nadie ha comprobado que estos personajes puedan causar un bien; sin embargo sí pueden causar, y han causado, perjuicios de muy diversos tipos, tanto por obra como por omisión.  Un reciente editorial de una revista médica recuerda que un importante logro de nuestra Salud Pública fue la eliminación de la publicidad comercial de medicamentos alrededor del año 1964, pues “es una medida que protege la salud de las personas, que en muchos casos pueden ser inducidas a consumir un producto que puede causarles daño”. (3)

Es de lamentar que, a pesar de las innumerables evidencias que condenan las prácticas pseudocientíficas, no sólo hay quienes se lavan las manos ante la promoción de falsos productos o terapias.  También están los que, en vez de dedicarse a actualizar sus conocimientos científicos, imitan a aquellos alquimistas de la Edad Media que sin fundamento científico buscaban tenazmente  la piedra filosofal.  Esta ilusoria sustancia, además de transmutar cualquier metal en oro, también sería capaz de proveer un elíxir de larga vida e incluso la inmortalidad; una panacea capaz de aniquilar cualquier enfermedad. Lo cierto es que una y otra vez hay quienes aceptan, apoyan y promocionan los espurios reclamos comerciales de los falsos profetas.  Aún más, los invitan a impartir conferencias magistrales en eventos científicos, como si estos personajes fueran personalidades relevantes del mundo de la ciencia, sin que en realidad hayan publicado un solo artículo científico en toda su vida. 

Todo eso supuestamente en aras de una mejor atención a la población. No se deje engañar.

Haría falta un voluminoso tratado para describir las falsedades asociadas a la gran cantidad de ‘terapias’ alternativas que se promueven en Biomagnética Salas.  Es por eso que sólo nos referiremos al biomagnetismo, al parecer el ‘buque insignia’ del mencionado Instituto.  Información fidedigna acerca de algunas de las restantes terapias apócrifas se puede consultar en otro lugar.

La gratuidad es también un reclamo publicitario muy efectivo
¿En que se diferenciará la ‘moderna’ de la antigua? La gratuidad es también un reclamo publicitario muy efectivo; lo que viene después no es gratis. (http://www.biomagnetica.com.mx/bienvenidos.html )

Magnetoterapia y biomagnetismo

La poca credibilidad que pudiera quedar a los defensores del posible efecto benéfico de los imanes permanentes (magnetoterapia) se deshizo en el aire con el advenimiento de los modernos equipos de IRM (formación de Imágenes por Resonancia Magnética) que se emplean de forma cotidiana en los hospitales.  En ellos, gran parte del cuerpo del paciente se somete a campos magnéticos miles de veces más intensos que el que puede generar el imán de mano más potente, a veces durante un período de tiempo largo, sin que nunca se hayan observado alteraciones en la presión arterial, la circulación de la sangre, o de cualquier otro tipo.  Sin embargo, los magnetoterapeutas simplemente cierran los ojos ante esa realidad y tratan de seguir embaucando a todos aquellos que se lo permiten, aplicando imanes en la piel para ‘sanar’ muy diversas dolencias o calmar el dolor.  Además de esta evidencia indiscutible, existen infinidad de referencias históricas que muestran la falsedad de la magnetoterapia –aunque algunos le hayan cambiado el nombre y hablen ahora de magnetoterapia ‘moderna’ (figura 2) o de biomagnetismo…  ‘para engañarte mejor’, como diría el lobo a caperucita roja. (4, 5, 6).
Una especialista ajusta el casco del magnetoencefalógrafo a una paciente
Una especialista ajusta el casco del magnetoencefalógrafo a una paciente en el Laboratorio Nacional de los Álamos, Nuevo México, EE.UU.  Las investigaciones actuales para mejorar la tecnología incluyen la colaboración con las universidades de Nuevo México, Nebraska, Oregón y San Francisco. (http://www.lanl.gov/quarterly/q_spring03/meg_helmet_measurements.shtml)
Mediante técnicas de computación se puede mapear la actividad eléctrica del cerebro
Mediante técnicas de computación se puede mapear la actividad eléctrica del cerebro en función del tiempo.  Los mapas se utilizan para diagnosticar epilepsia, apoplejía, desórdenes mentales o para estudiar las funciones cerebrales. (http://www.lanl.gov/quarterly/q_spring03/electrical_activity.shtml )

El biomagnetismo reconocido por la ciencia es otra cosa, y no tiene nada que ver con la ‘espiritualidad’, la magnetoterapia o la fraudulenta imposición de manos.  El cuerpo humano en estado normal genera pequeñas corrientes eléctricas, que a su vez dan origen a campos magnéticos y eléctricos de pequeñísimo valor.  El biomagnetismo se refiere al estudio de esos biocampos, que se alteran cuando aparecen anomalías en el organismo.  Los biocampos se estudian con fines de diagnóstico exclusivamente, no con fines terapéuticos. (7)  

Las funciones cerebrales y cardiacas son las que generan impulsos nerviosos más intensos.  Cuando las corrientes son variables o pulsantes, los biocampos generados aparecen en forma de radiación electromagnética: ondas invisibles capaces de atravesar muchos materiales y que se propagan en todas direcciones.  La componente eléctrica se puede medir con electrodos colocados en la piel que detectan diferencias de potencial; la técnica es muy popular.  Se denomina electrocardiograma cuando se refiere al corazón y electroencefalograma si se aplica al cerebro.  La componente magnética es menos intensa que la eléctrica y mucho más difícil de detectar. 

Para medir los débiles campos magnéticos generados por el organismo es necesario utilizar un instrumento muy sofisticado, el magnetómetro SQUID, siglas que en idioma inglés representan al Superconducting Quantum Interference Device (Dispositivo Superconductor de Interferencia Cuántica), cuyo esquema aparece en la figura 1.  Este instrumento puede medir campos magnéticos con una intensidad 100 millones de veces menor que el campo magnético terrestre, pero sólo se encuentra en lugares muy específicos, capaces de proveer la alta tecnología que se necesita para su desempeño.  No es un equipo que se pueda llevar en un maletín como el electrocardiógrafo, ya que el sensor superconductor requiere de muy bajas temperaturas para poder trabajar, del orden del Helio líquido (-269 oC), tan sólo unos 4 oC por encima del cero absoluto. 

El SQUID se utiliza principalmente para diagnosticar y tipificar la epilepsia, pues permite registrar actividades eléctricas en el cerebro cuando el electroencefalograma no detecta anomalías apreciables; la técnica se denomina magnetoencefalografía (MEG).  Posee la ventaja de que no es necesario colocar electrodos en piel del paciente; basta con ubicar los sensores a corta distancia, en una posición fija. Su principal desventaja, además de la necesidad de trabajar a muy bajas temperaturas, es que la señal a medir es varios órdenes menor que los "ruidos magnéticos" ambientales generados por lámparas de luz fría, equipos electrónicos y líneas de transmisión, por lo que es obligatorio aplicar la técnica en un recinto magnéticamente aislado.

Los modelos más recientes emplean un casco detector que se asemeja a los secadores de los salones de belleza, con más de 150 sensores superconductores, capaz de levantar un mapa completo del cerebro de una sola vez procesando los datos mediante una computadora (figuras 3 y 4).  Estos sistemas alcanzan una resolución de ¼ de milímetro y un tiempo de respuesta de 1 milisegundo.  El casco se aísla de interferencias externas mediante una cubierta semiesférica de plomo.  A la temperatura del Helio líquido el plomo también se vuelve superconductor y refleja como un espejo cualquier campo magnético que provenga del exterior.

Otras aplicaciones del SQUID han sido la de buscar micropartículas magnéticas contaminantes en los pulmones de mineros y soldadores, medir la cantidad de sangre que fluye por el corazón y determinar el contenido de hierro en el hígado en pacientes afectados de anemia, ya que los glóbulos rojos o hematíes contienen hierro en forma de hemoglobina, que el SQUID puede detectar y cuantificar.

Una variante reciente de esta técnica se ha utilizado para analizar arritmias cardiacas en el feto (magnetocardiografía fetal), imposibles de detectar con un estetoscopio o por otras técnicas como la electrocardiografía y el ultrasonido.  Consulte información adicional sobre la tecnología SQUID para mediciones biomagnéticas.  Esa información, desde luego, no tiene nada que ver con la tergiversación pseudocientífica del término y las supuestas curaciones de Biomagnética Salas o el ‘Biomagnetismo Espiritual’ mencionado al inicio.

(1) A. González Arias.  Biomagnetismo vs. Magnetobiología.  Rev. Cub. Fis. vol. 22, No. 2, 2005; accesible en http://www.fisica.uh.cu/biblioteca/revcubfi/2005/FIS%2022205/RCF2222005-188.pdf
(2)Mackay, Charles, Memoirs of Extraordinary Popular Delusions and the Madness of Crowds, London: Office of the National Illustrated Library, 1852. Second edition text, cap. 7.  First published: 1841.  Accesible en  http://www.econlib.org/library/mackay/macExtoc.html.
(3)Eric J. Engstrom, Magnetische Versuche in Berlin, 1789–1835: Zur Entkörperung magnetischer Glaubwürdigkeit [Magnetic trials in Berlin, 1789-1835: on the disembodiment of magnetic credibility], Med. hist. J. 41 (2006) 225–269, www.elsevier.de/medhistj
(4)Roger M. Macklis, Magnetic Healing, Quackery, and the Debate about the Health Effects of Electromagnetic Fields. Annals of Internal Medicine, 1 March 1993 | Volume 118 Issue 5 | Pages 376-383
(5) http://www.biomagnetica.mx/gente_biomagnetica.html
(6)Chacón Vélez.
(7)  Prof. Dr. F. Rojas Ochoa. Revista Cubana de Salud Pública 2012; 38(4). Editorial.   Accesible en http://bvs.sld.cu/revistas/spu/vol38_4_12/spu01412.htm

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