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Remedios que dan asco

Remedios homeopáticos con agentes patógenos “prometen” la cura de muchos males. Sin embargo, las necesarias comprobaciones por medio del método científico les parecen poco útiles a los prescriptores.

PorArnaldo González Arias
16 Mayo, 2008

NosodeAún no es tan lejano el auge que alcanzó la orinoterapia a finales de los años 90. En su apogeo era posible ver en la prensa o en la televisión lo bien que se sentían algunos después de desayunar diariamente sus propios orines. Por suerte, aparte de algunas infecciones, al parecer no hubo mayores consecuencias. Voces racionales entraron prontamente en escena, alertando sobre lo nocivo de tales prácticas, y la tal “terapia” pasó de moda rápidamente.

Y si beber el orine propio puede ser perjudicial, ¿qué cree usted acerca de beber un preparado con orines de otra persona? –enferma, por más señas. ¿O de sus esputos o heces fecales? ¿O de los tejidos de alguien que murió de SIDA o de cáncer?
 
Asqueante, ¿verdad? Pues esto es precisamente lo que predica la variante homeopática del nosode

Un sitio web homeopático define los nosodes como “...medicamentos preparados con agentes patógenos cuya virulencia o toxicidad ha sido eliminada como resultado de su preparación homeopática. Se preparan a partir de órganos con alteraciones patológicas... de microorganismos muertos... o de fluidos corporales que contienen agentes patógenos.”

Lo que no dice el sitio es que la preparación homeopática consiste en diluir y fraccionar repetidamente el producto, hasta un límite en el cual prácticamente no queda una sola molécula del original en el preparado final. Tampoco especifica que cuando se refiere a “alteraciones patológicas de origen humano o animal” se puede referir tanto a esputos contaminados como a tejidos cancerosos.

Un millón a quien lo demuestre

Si no queda nada del producto original, ¿cómo es posible que surjan “estimulaciones curativas” como se alega en el mencionado sitio web? Pues porque, según los homeópatas, el agua de la dilución “recuerda” de alguna manera al producto original, aunque ya no quede nada de él.  Tal propiedad no ha sido nunca demostrada, aunque muchos lo han intentado. Ha habido incluso escándalos como el de J. Benveniste, quien publicó resultados falseados que luego no fue posible reproducir (1, 2)

¿Y de dónde salió la idea de que un preparado diluido de agentes nocivos puede dar lugar a “estimulaciones curativas”? ¿Quién lo demostró?

A pesar de que regularmente se organizan congresos “científicos” sobre el tema, y de que en algunos lugares se otorgan diplomados y maestrías en homeopatía, nadie ha demostrado que este procedimiento funcione. Simplemente, a alguien se le ocurrió ensayarlo a principios de los 1800. Y así hasta nuestros días. Por eso la homeopatía desde siempre ha sido considerada una falsa ciencia o pseudociencia –a excepción de lo que piensan los homeópatas, que “creen” en ella como si fuera una religión.

James Randi, presidente de una fundación educativa privada, ofrece un millón de dólares a quien demuestre que la homeopatía funciona.  En 2002, un productor de la televisión inglesa organizó una demostración con la colaboración de varios científicos de renombre. Los resultados se trasmitieron por la BBC-Two el martes 26 de Noviembre de 2002 a las 9 de la noche. No logró demostrar nada, y la oferta de Randi aún está en pie.

No se ponen de acuerdo

Usualmente ni los mismos homeópatas se ponen de acuerdo entre sí. En el sitio web de marras aparece el malaria nosode, que supuestamente previene la malaria. Sin embargo, el director del Royal London Homeopatic Hospital, refiriéndose al uso de los nosodes, declaró en el 2006: “Estoy muy enojado acerca de esto, porque la gente se va a enfermar de malaria.  No hay razón alguna para pensar que la homeopatía funciona en la prevención de la malaria, y Ud. no encontrará esto en ningún libro o revista de homeopatía”.

Ahora bien, con independencia de si quedan o no residuos de los productos iniciales, o de si el agua efectivamente “recuerda” o no el producto que contenía inicialmente, ¿aceptaría usted tomar, sin garantías científicas, un preparado basado en esputos de tuberculoso o tejidos cancerígenos de un fallecido? ¿Se atrevería a dárselo a sus hijos?

Los remedios homeopáticos se designan usualmente con nombres latinos desconocidos para el paciente común, tales como adenoma mammae, bacillinum, lachesis muta, oscillococcinum o rabies nosode (éste último, saliva de perro rabioso).
 
¿Existen controles acerca de estos preparados; contraindicaciones y las dosis a recetar para cada enfermedad, tal como sucede en la medicina convencional? Cualquiera podría pensar que sí, pero no, no existen. Un homeópata nunca puede equivocarse (no hay contra qué comparar).

¿Conocen realmente los pacientes lo que le están recetando? ¿Están obligados los médicos homeópatas a informarle al paciente el contenido de sus preparados? Al parecer, no.

Sin embargo quienquiera que apruebe recibir, por ejemplo, un tratamiento con sanguis menstrualis (éste se entiende bien) al menos debería hacerlo con total conocimiento de causa. Por tanto, ¿debiera ser opción del paciente el aceptar un medicamento homeopático, o preferir en su lugar uno convencional? ¿Debería existir alguna legislación que al menos obligue al médico a declararle al paciente el contenido de la medicina que le está recetando y cómo fue preparada? Desde luego que si.  ¿No cree Ud.?

(1) Dr Jacques Benveniste replies: Nature (News and Views) 334, 291-291 (1988).
(2)Hirst, S.J., N.A.  Hayes, J.  Burridge, F.L.  Pearce, J.C.  Foreman.  Human basophil degranulation is not triggered by very dilute antiserum against human IgE, Nature, 366:527 (1993).

Más información sobre homeopatía en www.fisica.uh.cu/rationalis/index.htm

 

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