Revista Cubana de Salud Pública. 2011; 37

(Num. Extraordinario 150 aniversario Academia de Ciencias)

 

La Academia y la Homeopatía

The Academy and Homeopathy

Redacción de Anales

Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, Cuba.

Reproducido de Anales de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana. Revista. Febrero de 1866 (Tomo 2 de la colección en la Academia de Ciencias de Cuba, págs. 393-396).  Reproducción original accesible en http://bvs.sld.cu/revistas/spu/vol37_05_11/spusu511.htm

 


 

Por segunda vez se ha presentado en el seno de nuestra Academia la cuestión de la homeopatía. Si en la primera, habiendo recibido aquella un trabajo concerniente al sistema Habanero, le fue fácil devolverlo á su autor, significándole así cuanto distaba la Academia de ocuparse de muy atrás juzgado desfavorablemente y con sobra de razones por las personas y las corporaciones más competentes él ilustradas,-en la ocasión actual, en que ha debido respetarse la procedencia de la consulta, se nombró una comisión ad hoc, de la cual ha sido relator el Dr. D. Luis Ma Cowley.

Bien corta y bien sabida de todos era la respuesta que le correspondía dar á la Academia, tratándose no de un sistema, no tampoco de un verdadero método, sino de un conjunto de hipótesis gratuitas que, por un lado, acusan la ausencia de conocimientos sobre la constitución de la sustancia organizada, sus propiedades y los cambios ó trastornos de que es susceptible, y que, por otro lado, plegándose á toda clase de modificaciones, seduce la imaginación de algunos hombres y envuelve el espíritu de otros con las tinieblas de lo misterioso y de lo sobrenatural.-El Dr. Cowley, sin embargo, al fijar su atención en el cuaderno á que aludimos y que está destinado á combatir el cólera morbo con armas homeopáticas, tuvo sin duda en cuenta que á las sesiones de la Academia concurren á menudo no solo médicos ó individuos que se dedican á este género de estudios, sino otras personas deseosas de saber y á quienes siempre conviene suministrar los antecedentes indispensables para formarse una opinión basada en la verdad de los hechos. De otro modo ¿era posible que la Academia sometiese á examen un trabajo que no necesitaba en realidad de él para hallarse de antemano rechazado? ¿era lógico, siquiera oportuno, que el Dr. Cowley se entretuviese en refutarlo á la luz de un criterio superior y con todos los datos que al efecto ha reunido en su interesante informe? Muy ajenos estamos de creerlo.

Los experimentos hechos por el ilustre Andral en el hospital de la Piedad de Paris con más de cien enfermos, los cuales dieron por resultado que la medicación homeopática fué constantemente nula en sus efectos;

Los que en su clínica del Hôtel-Dieu verificó el venerable Dr. Bally, confiando sudirección á dos homeópatas, los Sres. Currie y Simón. Trató el primero de estos á sus enfermos durante cuatro ó cinco meses con medicamentos enviados á buscar la misma botica de Alemania donde hacia Hahnemann preparar los suyos, y se retiró al fin espontáneamente sin que se curase uno solo de los enfermos sometidos á dicho sistema;

Los que sin el menor éxito efectuó el inmortal Broussais en Val-de-Grâce;

Las observaciones que en un hospital de Lyon recogió el Dr. Pointe bajo la inmediata vigilancia del Sr. Gueyrard, homeópata, á cuya disposición se pusieron treinta camas: quince enfermos fueron asistidos por este en el transcurso de diez y siete días, retirándose el experimentador voluntariamente cuando vió que ningún resultado favorable, ningún alivio sensible se había notado que pudiera atribuirse á la homeopatía;

La experimentación establecida por órden del gobierno de Nápoles con todas las precauciones necesarias para evitar las menores causas de error, administrándose por el Dr. de Horatiis los remedios cuarenta días sucesivos en presencia de una comisión formada de las personas más instruidas, cuyo resultado fue completamente nulo;

Los ensayos que practicaron en multitud de alumnos los Sres. Trousseau y Goureaud, y en los cuales se vió que ochenta glóbulos de los más fuertes medicamentos no produjeron la más leve sensación patológica;

La opinión de Bouchardat, Dumas, Bouillaud, &c., considerando á los homeóptas como médicos expectantes que dejan que la naturaleza lo haga todo y no emplean remedios sino para engañar al público;

La de Orfila, asegurando que si en el análisis de los medicamentos homeopáticos no ha encontrado sustancia alguna apreciable, no le queda tampoco la menor duda de que muchos partidarios de Hahnemann suelen administrar medicamentos á dosis alopáticas, cuyos efectos no tardan entonces en hacerse sentir;

Las infructuosas tentativas que en el cólera de 1849 permitió el profesor Nathalis Guillot en sus salas de la Salpêtrierè, tratándolos por su cuenta el Sr. Teisier, y muriendo todos los enfermos muy rápidamente;

El desengaño sufrido en Marsella por el Dr. Chargé, cuando arreciando allí el cólera (1855) el Maire le concedió dos salas con el objeto de comprobar los brillantes triunfos anteriormente decantados por los médicos homeópatas, consignándose después en una comunicación oficial que durante ocho días de experimentación, 26 enfermos entraron y murieron 21, mientras que en las salas de los médicos alópatas se recibieron 25 coléricos, sucumbiendo 14;

La inutilidad de los esfuerzos que entre nosotros hizo el Dr. D. José Lletor Castro Verde para curar á los invadidos del cólera en 1850, y demostrar de este modo la excelencia del sistema enunciado: "si hemos de dar crédito á lo que se susurra, dice el Dr. Cowley, parece que las defunciones fueron superiores á las entradas que ocurrieron en dicha sala, pues de 14 enfermos murieron 15; la explicación es muy sencilla; el pobre enfermero fue á reunirse con los fallecidos;"

La hilaridad y hasta el desdén con que recientemente se acogió en el Senado francés una petición presentada por los homeópatas y relativa al ejercicio de sus sistema en los hospitales, informando acerca de las pretensiones el eminente químico Dumas; &c. &c. &c.-

Rechazando la Academia enteramente la se-diciente doctrina homeopática como contraria á la razón y á la experiencia, á ménos de incurrir en una grave inconsecuencia no debe descender á la crítica de ningún trabajo que esté basado en los principios de dicha doctrina.