Publicado en “Orbe”,
Osvaldo de Melo*
Energías vitales y piramidales: El
espejismo de las pseudociencias
De entre todos los términos que
usualmente maneja
Cada vez que hace falta, aparece
como varita mágica para “explicar” cualquier efecto asociado lo mismo con
ciertas terapias médicas alternativas, que con pirámides de cartón. En general,
el relato o descripción de un suceso o efecto dado se realiza sobre la base de
la especulación más fantasiosa, incorporando algunos términos científicos como
recurso para ganar en credibilidad y avalar el supuesto fenómeno.
En tal sentido, la seudociencia
tiene un cierto vínculo con la ciencia ficción, existiendo en cambio notables
diferencias: los escritores de ciencia ficción no tratan de engañar a nadie. Se
sabe que lo que cuenta una novela de ese tipo es mentira, y el mérito mismo de
la novela radica en otros muchos factores menos que en la veracidad y ni
siquiera en la factibilidad científica de lo contado. Precisamente lo que tiene
de incorrecto la seudociencia es una cierta componente fraudulenta. Y que
conste, que el fraude no siempre (aunque también a veces) descansa en el hecho
de que el efecto observado sea o no real. La dificultad se centra en la
explicación científicamente falsa (no pocas veces con la mejor de las
intenciones) que se da al efecto en cuestión.
Pero el problema del uso de la
palabra energía no está en su empleo mismo, ya que hace ya tiempo está
incorporada al vocabulario popular con acepciones mucho menos estrictas que las
científicas. Cuando la madre comenta: “¡qué energía tiene mi hijo Carlitos!, no
se cansa nunca”, por supuesto que no está incurriendo en la más mínima falta.
Porque ella no usa la palabra en busca de ganar autoridad o credibilidad.
Además, se puede entender lo que quiere decir sin necesidad de que refiera el
tipo de energía (cómo se transforma desde los alimentos, o se distribuye en el
cuerpo de Carlitos).
EN LOS PANFLETOS SEUDOCIENTIFICOS
Algo distinto ocurre en los
panfletos seudocientíficos. Aquí la inclusión de la palabra tiene como objetivo
dar un toque de seriedad que permita convencer a muchas personas de que lo que
se está proponiendo o describiendo no sólo es verdad, sino que está justificado
científicamente.
Un problema grave relacionado con
esto es que muchas personas pueden confundir un artículo o un programa de ese
corte con uno de divulgación científica. Y esto porque en ambos casos hay
muchos argumentos que se pasan por alto. En el caso de la popularización seria
los argumentos se omiten por razones de espacio o para facilitar la compresión
por los lectores. En el caso del artículo seudocientífico los argumentos que
“se pasan por alto” generalmente no existen en lo absoluto.
En el caso de las extrañas
energías tan divulgadas por las seudociencias casi nunca queda claro un punto
importantísimo: ¿de qué tipo de energía estamos hablando?
Estas, se reconoce desde hace
tiempo, pueden clasificarse en dos tipos: cinética, que es la que es inherente
al movimiento de los cuerpos, y potencial, que tiene que ver directamente con
alguna interacción. Pero interacciones en la naturaleza tan solo se conocen
tres actualmente: la gravitatoria, la electro-débil y la nuclear. Por tanto,
cualquier energía debe tener su origen o en el movimiento o en alguna de las
tres interacciones anteriores. Y para definir algo como una energía, su origen
debe estar claro.
Así por ejemplo, cuando se habla
de energía química se está hablando de una con origen en la interacción
electro-débil. Y lo mismo cuando se trata de la eléctrica. La calorífica, por su
parte, que es una energía en tránsito de un cuerpo con mayor temperatura a otro
de menor temperatura, puede tener su origen en el movimiento de los átomos o
también en la radiación, que es una manifestación de la interacción
electro-débil.
Entonces uno se pregunta, ¿cómo
clasificar a la llamada energía piramidal?,¿y a la tan manida bioenergía o
energía vital?,¿existen como consecuencia de cuál de las tres interacciones?
Un punto clave en la comprensión
de un fenómeno a que nos enfrentemos puede descansar en tratar de responder a
algunas interrogantes relacionadas con la transmisión energética. Sabemos bien
cómo llega la energía eléctrica a las viviendas, o cómo la solar nos llega de
tan lejos. Pero, ¿cómo se propagan todas las piramidales o vitales; ¿a través
de qué mecanismo o de qué substancias se transmiten?;¿de dónde vienen y hacia
dónde van? Y luego, está el asunto de la detección: ¿con qué instrumentos se
detectan? Y el de la transformación: ¿cómo se pueden transformar en otras
energías más conocidas? ¿Pudiéramos obtener un poco de electricidad a partir de
la piramidal?.
OBJECION SEMANTICA
Algunos adeptos a los temas
seudocientíficos aducen que estas extrañas energías son de un nuevo tipo no
conocido antes y que no pueden detectarse pues los instrumentos habituales no
funcionan con ellas. Sabemos que la ciencia tiene sus límites y que es muy
difícil rebatir los argumentos que se colocan fuera de éstos. Pero aún así,
existe la objeción semántica de que no sería correcto clasificar con el nombre
de energía algo que aun de existir, no se sabe lo que es.
Además, en el caso de que las
raras energías fueran en realidad la manifestación de una nueva interacción de
la naturaleza (algo que seria sin duda una verdadera revolución en la ciencia
moderna), serían necesarias evidencias contundentes más que especulaciones
sobre resultados empíricos de dudoso rigor. Por cierto,la tendencia de
Sin dudas, la reflexión sobre
estos temas puede resultar sumamente interesante como una vía más para estar en
capacidad de separar de un lado la verdadera ciencia y del otro... el puro
cuento.
*Doctor en Ciencias Físicas.
Decano de