Publicado por A. González Juv. Téc. Digital, enero 2008
Bioenergía: verdad e ilusión
¿Que es? ¿Cómo se mide? La otra bioenergía.
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La revista científica
Journal of Biomass and Bioenergy,
de la Elsevier Pub. Co.[1],
se dedica a publicar artículos sobre “recursos biológicos, procesos
químicos... y productos de biomasa para nuevas fuentes renovables
de energía”. Otra revista, el Journal of Biobased Materials and En la actualidad la mayor parte de la bioenergía se obtiene del etanol proveniente del almidón de los granos de maíz. Sin embargo, los defensores de este tipo de energía alegan que las nuevas tecnologías podrían hacer rentables una amplia variedad de posibles materias primas y desechos agrícolas, tales como los tallos del propio maíz y la paja de cereales. También se ha mencionado el marabú como posible fuente potencial de bioenergía –tenemos muchísimo desperdigado por todo el territorio nacional. Los residuos servirían no sólo para producir etanol, sino también plásticos y diversos productos químicos que actualmente se obtienen de combustibles fósiles como el petróleo o la hulla. La creación de tecnologías novedosas permitiría al agricultor recibir ingresos por partida doble, vendiendo los alimentos y convirtiendo los residuos sobrantes en combustibles para el sector del transporte.
¿Cómo se mide la bioenergía? Uno de los pilares fundamentales de la ciencia moderna es el principio de conservación de la energía. Las energías no aparecen ni desaparecen. Se transforman unas en otras. De aquí que toda energía, por el sólo hecho de serlo, debe ser medible o mensurable, es decir, se debe poder expresar su valor en números. De lo contrario, ¿cómo comprobar que esa energía particular cumple el principio de conservación y que aquello que suponemos una energía efectivamente lo es?
Lo anterior implica que alguien tuvo que verificar alguna vez esa
transformación a partir de valores numéricos (lo que muchas
veces se obvia en los cursos básicos de física y en los artículos de
divulgación científica).
La transformación
de la energía no
se deduce a partir de otro
principio ni es un
postulado teórico, es un resultado inducido[3]
de la evidencia experimental. Por tanto, una pregunta clave es la siguiente: ¿cómo se mide la bioenergía? Con un calorímetro de bomba, que sirve para medir el calor de combustión de las sustancias. La sustancia que se desea medir se coloca dentro de un recipiente hermético de paredes gruesas (figura 2), se inyecta oxígeno puro a una presión de 20 atmósferas y mediante un dispositivo eléctrico accesorio se inicia la combustión haciendo pasar una corriente intensa por una resistencia (figura 3). El oxígeno a alta presión garantiza la combustión total de la muestra una vez iniciada. El incremento de temperatura asociado a la combustión se mide con un termómetro especial que determina incrementos de 0.01 oC, y de ahí se puede calcular el calor evolucionado durante el proceso. Se necesitan correcciones para tomar en cuenta el calor añadido al quemarse la resistencia, las pérdidas de calor hacia el exterior durante el proceso y el efecto de los residuos gaseosos. Las correcciones permiten transformar el calor obtenido en la bomba hermética a volumen constante (Qv), en otro valor más práctico; el que se obtendría si el experimento se hubiera hecho a presión constante en contacto con la atmósfera (Qp).
El calor evolucionado a presión constante Qp es igual a
la variación de entalpía ΔH, una magnitud que depende
solamente de los estados inicial y final del proceso, y no de la
forma en que éste se lleva a cabo (lo que se conoce en termodinámica
como una función de estado). El resultado final es un
número, el calor de reacción o calor de combustión, que da
una medida de la bioenergía almacenada en la sustancia y de su
capacidad para convertirse en trabajo útil.
Como la variación de entalpía no depende
de la forma
en que la combustión
se lleve a cabo, se pueden comparar
energéticamente pr También resulta posible medir de esta manera el valor energético de los alimentos y calcular, directa o indirectamente, su capacidad para generar calor en el organismo, contraer un músculo o establecer diferencias de potencial en las membranas celulares. A veces se utiliza el término bioenergética para designar el estudio de estos procesos[4], que en realidad no se refieren a la bioenergía como tal, sino a la forma en que la energía proveniente de los alimentos, y almacenada en las células, se transforma en energía mecánica, eléctrica, o de otro tipo. La otra bioenergía En la pseudociencia[5] es usual encontrar una sutil apropiación de términos científicos conocidos para designar supuestos objetos o fenómenos cuya existencia ni siquiera está comprobada. De esa forma se trata de dar apariencia científica a lo que no lo es, presentando las creencias como supuestas evidencias. Y no siempre se hace a propósito o conscientemente, sino más bien por desconocimiento acerca de la ciencia y su metodología. Se crea de esta manera una especie de subcultura marginal que pretende ser ciencia sin aplicar sus métodos. Así, en determinados círculos pseudocientíficos bioenergía designa un “algo” diferente al concepto explicado en la sección anterior. Este “algo” es una imaginaria “energía” cuya existencia se asume o postula, pero que ni los mismos que la postulan saben bien lo que es. Se considera asociada exclusivamente a la vida y a los seres vivos, de forma que cuando la planta o la persona mueren, la tal “bioenergía” desaparece. No es una forma de energía que la ciencia pueda reconocer porque, por más que Ud. busque y rebusque, resulta imposible encontrar una definición concreta o una descripción clara de como se mide ese “algo”. Además, si la tal “energía” desaparece cuando la vida se extingue, evidentemente no puede cumplir el principio de conservación. Y si no desaparece... ¿adonde va? ¿Se disipa en el medio ambiente? ¿Se convierte en calor? ¿Es tan sutil que no se puede medir o detectar? Si no se puede detectar, ¿como sabe Ud. que está ahí? De aquí que cuando alguna sociedad bioenergética intenta describir las propiedades de “su” bioenergía, no es difícil encontrar afinidades con el misticismo, el alma, el espíritu u otros conceptos religiosos, –aunque las terminologías utilizadas no sean las mismas que comunmente emplea la religión. Esto último, según los que conocen del tema, además de no ser ciencia es pésima teología. Es muy fácil separar la falsa bioenergía de la verdadera. Cuando alguien le argumente sobre estos temas, pregunte como quien no quiere la cosa: Y cuando la vida cesa... ¿adonde va la bioenergía? O mejor aún: ¿Y Ud... cómo mide la bioenergía?
[2] http://www.aspbs.com/jbmbe.html [3] Inducción: en el campo de la lógica, proceso en el que se razona desde lo particular hasta lo general, al contrario de la deducción. [4] Enciclopedia Encarta 2007 [5] Pseudociencia: falsa ciencia |