Publicado en
Orbe, La Habana, 47, 12, abril 2007
por J. Alvarez*
La Mecánica Cuántica
y la Energía Vital
Le
pregunto a un Físico: ¿Pudiera explicarme, de manera sencilla, qué hay
que saber para poder comprender la Mecánica Cuántica?
Respuesta: Bueno, ante
todo tiene que hacerse de una base matemática muy sólida y hacerlo de manera
escalonada: cada nivel (disciplina matemática) lo llevará a comprender el nivel
siguiente. Tendrá que estudiar, por ejemplo, aritmética, geometría euclidiana,
álgebra superior, cálculo diferencial e integral, ecuaciones diferenciales,
cálculo vectorial, matrices, etc. Aprender todo eso le llevará, más o menos,
unos quince años de estudios regulares. Y aún así con esto no se consigue
aprender realmente la mecánica cuántica. Solo tendrá las herramientas
requeridas para aproximarse a ella.
Pregunta: ¿Y no cree
que esto lleva a que la gente no se interese por la Mecánica Cuántica? Para
alguien que pretenda divulgar una idea de Mecánica Cuántica a un público
general, la tarea no resulta fácil, es más, yo diría que es casi imposible.
Respuesta: De acuerdo.
Además, las complejidades matemáticas se agravan por el hecho de que se trata
de una teoría muy poco intuitiva. El sentido común es casi inútil para
aproximarse a ella. El Físico Richard Feynman dijo que no sirve preguntarse por
qué es así, nadie sabe. Simplemente es como es ....
Como
soy una persona de mente abierta entrevisto también a un especialista en
“Energías Vitales” (Medicina Bioenergética), pues pienso que aquí pudiera haber
algo interesante.
Le
pregunto al especialista: ¿Pudiera explicarme de manera sencilla que se necesita
saber para comprender y trabajar con la “Energía Vital”?
Respuesta: Es muy
difícil explicar esto de manera sencilla pues este es un campo que está lleno
de “misterios”, de cosas aún no conocidas que no tienen una expresión material
determinada o medida. Son cosas que vienen de épocas casi remotas. No obstante,
si usted lo desea puede comenzar a aprender a nuestro lado e ir adquiriendo
experiencia práctica, que es lo importante. Especializarse en estos aspectos de
la “Energía Vital” no es cosa de poco tiempo y es muy difícil su comprensión.
No cualquiera puede trabajar en esto. Quizás le lleve quince años adquirir la
experiencia que yo tengo ahora.
Me asaltan entonces las dudas: ¿tanto
tiempo para llegar, apenas, solo al umbral de un conocimiento? ¿Cuál es
entonces la diferencia entre la Mecánica Cuántica y una doctrina basada en
“Energías Vitales”?
La respuesta es que, aunque no podamos
entenderla, podemos verificar que la Mecánica Cuántica funciona. Podemos
comparar lo que cuantitativamente predice la Teoría Cuántica con las longitudes
de onda de líneas espectrales de los elementos químicos, verificar el
comportamiento de los semiconductores y de los microprocesadores, saber qué
tipos de moléculas se forman a partir de sus átomos constituyentes, comprobar
la existencia y determinar las propiedades de estrellas enanas blancas, podemos
saber qué pasa con los máseres y los rayos láser y qué materiales son
susceptibles de qué tipos de magnetismo. No tenemos que ser físicos consumados
para ver lo que revelan los experimentos. En cada uno de esos casos (como en
muchos otros) las predicciones de la Mecánica Cuántica son asombrosas y se
confirman con gran precisión. En la Mecánica Cuántica se conoce la naturaleza y
de manera cuantitativa, por pasos, se hacen predicciones de lo que ocurrirá si
se realiza un experimento específico. Si se confirma la predicción de forma
numérica y precisa, podemos tener confianza en lo que hacemos.
Pero el especialista en “Medicina
Bioenergética y Fuerzas Vitales” nos dice que aunque no se pueda medir la
Energía o Fuerza Vital, su doctrina es también verdadera porque funciona: puede
curar a las personas. Perfecto, podemos aceptar esta “evidencia” y entonces,
con método científico y realizando estudios con grupo control y a doble ciegas,
veamos si las “Terapias Vitales” funcionan mejor que los placebos. Si es así,
podemos aceptar que hay algo, aunque sólo sea que algunas enfermedades son
psicogénicas y pueden ser curadas o aliviadas con actitudes y estados mentales
adecuados. Sería muy bueno también, comparar la eficacia de sistemas
“Bioenergéticos” alternativos. Pero los ejemplos de este tipo son prácticamente
inexistentes en la terapéutica basada en las “Energías Vitales”. No le queda
más remedio que tratar de imponer un autoritarismo irracional: “es así y
funciona desde tiempos remotos”.
Y me siguen asaltando las interrogantes.
¿Es razón esto para desechar algunas formas de medicina alternativa? De ninguna
manera. La medicina natural nos da una buena cantidad de ejemplos. Quizás el
más conocido es el de la quinina. Este alcaloide es extraído de la corteza de
la quina, un árbol particular de la selva amazónica. Un pueblo premoderno
descubrió que un té hecho de este árbol, aliviaba los síntomas de la malaria.
Podemos suponer que ese pueblo debió probar todos los árboles y las plantas en
distintas formas lo cual, sin lugar a dudas resulta ser un inmenso conjunto de
“experimentos” hechos, probablemente, durante muchas generaciones. Esto hoy no
podría realizarse por razones de ética médica ya que, seguramente, muchas
infusiones debían de ser inútiles o provocar incluso la muerte.
Es
de imaginar que en estos casos, los chamanes curanderos borraban de la lista
estas medicinas potenciales y pasaban a “estudiar” otras y así, por ensayo y
error, a la larga llegaban a la meta. Así, debido a la riqueza molecular del
reino vegetal, ha nacido una información esencial y una farmacopea que
funciona. Aún queda mucho por hacer para extraer los tesoros de este
conocimiento popular mundial. Pero esto hay que hacerlo no al estilo de los
curanderos de antaño, sino con métodos científicos modernos y con estudios
debidamente controlados.
Ciertos
tipos de conocimiento popular son válidos e inestimables. Otros, en el mejor de
los casos, son solo metáforas ....
Inspirado en un articulo
de Carl Sagan
* Doctor en Ciencias.
Investigador del Instituto
de Cardiología
y Cirugía cardiovascular. La
Habana, Cuba.