En noviembre de 2014 la Agencia de Protección del Medio Ambiente  (Environmental Protection Agency, EPA) propuso al gobierno de los EE.UU. reducir los niveles aceptables que existían hasta el momento de 0.075 partes por millón (ppm) hasta  no más de 0.065 ppm pues, según investigaciones  recientes, esos niveles no eran los más adecuados para proteger la salud pública. (Descargar propuesta 2014). Se estima que  la reducción hasta 0.060 ppm sería capaz de prevenir  cada año  1.8 millones de ataques de asma y 7,900 muertes prematuras en los EE.UU. 

 La aprobación de la propuesta será publicada en http://gpo.gov/fdsys/search/home.action y http://www.regulations.gov., Docket No. EPA-HQ-OAR-2008-0699.


 

 

 

 

 

 

Efectos del ozono sobre la salud

Tomado de http://www.epa.gov/groundlevelozone/index.html el 26-11-2014.

Ver también http://www.stateoftheair.org/2014/health-risks/health-risks-ozone.html

Más sobre el ozono

 

El ozono en el aire que respiramos puede dañar nuestra salud, mayormente en días calientes y soleados, cuando puede alcanzar niveles dañinos.  Valores incluso relativamente bajos de ozono pueden causar efectos negativos en la salud.  Los niños, las personas con problemas pulmonares, los adultos mayores y las personas activas fuera de las viviendas, incluyendo quienes trabajan al aire libre, pueden ser particularmente sensibles a su efecto.

Los niños son los que presentan más riesgos a la exposición del ozono, porque sus pulmones se están  desarrollando aún y son los más propensos a encontrarse realizando actividades al aire libre cuando los niveles de ozono son altos, lo que incrementa la exposición.  Son también más propensos que los adultos a padecer asma.

Efectos sobre las vías respiratorias.  El ozono es un potente oxidante que puede irritar las vías respiratorias causando tos, ardentía, resuello, falta de aire; puede agravar el asma y otras dolencias pulmonares.

Respirar ozono puede generar una variedad de problemas de salud incluyendo dolor en el pecho, tos, irritación de la garganta y congestión.  Puede empeorar la bronquitis, efisemas y el asma.  El ozono ambiental puede también disminuir la función de los pulmones e inflamar la envoltura pulmonar.  La exposición repetida puede dañar de forma permanente el tejido pulmonar.

 

El ozono puede:

·     Hacer más difícil una respiración profunda y vigorosa.

·     Causar falta de aire y dolor cuando se hace una aspiración profunda.

·     Causar tos y dolor o irritación en la garganta.

·     Inflamar y dañar las vías respiratorias

·     Agravar dolencias pulmonares como asma, efisema y bronquitis crónica.

·     Incrementar la frecuencia de los ataques de asma.

·     Hacer los pulmones más susceptibles a infecciones.

·     Continuar dañando los pulmones incluso cuando los síntomas han desaparecido.

Alvéolos rellenos de aire.  El ozono es capaz de causar la contracción de los músculos en las vías respiratorias, atrapando aire en los alvéolos.  Esto conduce al resuello y a la falta de aire.  En personas con asma puede generar  ataques.

Estos efectos pueden conducir a incrementar las ausencias a clases, el uso de medicamentos, las visitas al médico y los servicios de urgencia y los ingresos en hospitales.  Las investigaciones también indican el riesgo de muerte prematura por dolencias en el corazón o los pulmones.

El ozono es particularmente propenso a alcanzar niveles perjudiciales en días calientes y soleados en un ambiente citadino. Es una parte importante en el smog urbano. Puede ser transportado a grandes distancias por el viento y, por esta razón, incluso las áreas rurales pueden experimentar grandes niveles de ozono.  En algunos casos puede presentarse durante todo el año en  regiones sureñas y montañosas.

Inflamación de las vías respiratorias.  Junto a la inflamación aparece un flujo de glóbulos blancos, se incrementa la formación de mucosidad y la acumulación y retención de fluidos.  Esto causa la muerte y efusión de células en las vías respiratorias.  El proceso es comparable a la inflamación de la piel causada por las quemaduras solares.

 

Traducido por AGA.


 

N. del E.  Resulta  imposible compatibilizar las evidencias sobre el efecto del ozono ambiental EXTERNO  con las pretensiones de los terapistas del ozono que reportan beneficios sobre los tejidos al insuflarlo directamente en la piel, los ojos o DENTRO del organismo (columna vertebral, vagina, vía rectal, ...¡vías respiratorias! o haciendo burbujear ozono en la sangre extraída para después reinyectarla). Nunca se reporta algo tan esencial como los métodos de medición o las cifras de las concentraciones aplicadas, lo que hace suponer la ausencia recurrente de estudios farmacodinámicos y farmacocinéticos valederos, tal como se puede inferir de  dos recientes artículos de revisión favorables a la ozonoterapia donde esos datos no se mencionan.1,2  En el reconocido texto Bases Farmacológicas de la Terapéutica, de Goodman & Gilman, se define un fármaco como “...cualquier sustancia que produce efectos medibles o sensibles en los organismos vivos y que se absorbe, puede transformarse, almacenarse o eliminarse”.  Sin embargo, una afirmación que refleja con claridad meridiana las inquietudes clínicas, científicas, académicas, éticas y de protección al paciente de los ozonoterapistas contemporáneos  aparece en el artículo de A.Schwartz, ginecóloga y  presidenta de la Asociación Española de Profesionales Médicos en Ozonoterapia, también presidenta de la International Medical Ozone Federation: según los autores, “El ozono no es un fármaco y como tal no provoca efectos colaterales” (sic).

1. Schwartz, A; Martínez-Sánchez, G. La Ozonoterapia y su fundamentación científica. Revista Española de Ozonoterapia. 2012. Vol. 2, nº 1, pp. 163-198.

2. Elvis A.M.  and Etka J.S.,  Ozone therapy: A clinical review J Nat Sci Biol Med. 2011 Jan-Jun, 2(1): 66–70. doi:  10.4103/0976-9668.82319.