2. Metafísica y Teología: Las vías de la demostración de la existencia de Dios
2.1 Distinción Esencia y Existencia (Acto de ser)
La metafísica tomista está fundada en la aristotélica.
De Aristóteles adopta Sto Tomás:
-la teoría de la substancia (primera y segunda) y los accidentes
-la teoría de la materia y la forma (hilemorfismo)
-la teoría de la potencia y el acto, y la explicación del movimiento
-la teoría de las cuatro causas
Sin embargo, lo más importante y genuino de su metafísica no
procede de Aristóteles, sino de una reflexión profunda sobre
el concepto cristiano de creación, interpretado platónicamente
como participación.
Efectivamente, el problema del ser en la filosofía cristiana, y, por
tanto, en la filosofía de Sto Tomás, se encuentra profundamente
condicionado por el hecho de la creencia religiosa en la creación del
mundo por Dios a partir de la nada. El mundo pasa de ser algo eterno y sin
origen (filosofía griega, Aristóteles) a ser algo creado en el
tiempo. La creación del mundo, además, no tiene lugar en virtud
de la necesidad, sino que es producto de un acto de la libre voluntad de Dios
que podía perfectamente no haberlo creado. Esto significa que el mundo
es en sí mismo algo absolutamente contingente (no necesario), es decir,
el mundo existe de hecho, pero no existiría de no haber sido creado.
Tomás concluye que en los seres creados cabe distinuir su esencia y
su existencia. Formulada primeramente por los filosófos árabes
Alfarabi y Avicena y judíos (Maimónides) la diferencia entre
esencia y existencia es un principio absolutamente fundamental en el sistema
tomista: le va a servir tanto para explicar la estructura de las sustancias
creadas, como para establecer su radical diferenciación respecto a Dios.
Aristóteles había establecido dos estructuras fundamentales del
ser o substancia: materia-forma (potencia-acto). Tomás de Aquino añade
una tercera, que no se encuentra en Aristóteles: en todo ser (salvo
en Dios) se distinguen realmente la esencia y la existencia. La esencia (“lo
que la cosa es”, aquello por lo que algo es lo que es y no es otra cosa)
es también llamada “quiddidad” (significado de la definición
que responde a la pregunta “¿qué es?” “quid
est?) “naturaleza” (la esencia en cuanto principio de actividad) “forma”.
Por existencia se entiende el hecho de que algo exista, su posición
en la realidad.
Sto Tomás elabora así una profunda modificación del sistema
aristotélico. Para Aristóteles, la esencia es únicamente
la “forma”, y es eterna. Para Sto Tomás, la esencia de los
seres “creados” incluye también “la materia primera” y
-al distinguirse de la existencia- no es eterna. Si en Aristóteles la
substancia tiene dos momentos básicos: materia y forma, para Tomás
estos momentos son tres: materia y forma (=esencia) y existencia
La esencia (salvo en el caso de Dios) está en potencia respecto de la
existencia: puede existir o no existir, es mera posibilidad de existencia.
Por tanto, las esencias son contingentes, no necesarias. La existencia es,
pues, caracterizada como acto de la esencia (acto de ser). Lo decisivo es advertir:
-que las esencias no coinciden con su existencia, no existen necesariamente,
y que, por tanto, han debido recibir la existencia de “algo” exterior
y
-que la existencia o acto de ser es el principio por el cual la esencia es
o tiene Ser (Existe) convirtiéndose de este modo en la última
determinación de lo real.
La distinción entre Dios y el mundo es radical: “Dios es su existencia” mientras
que el resto de los seres sólo participan de la existencia. Las realidades
creadas son compuestos de dos principios (esencia y existencia) mientras que
Dios es simple, en El esencia y existencia se identifican; de otro modo: mientras
que el resto de los seres son contingentes, Dios es el único ser Necesario.
La existencia se despliega en distintos niveles de perfección, en grados
más o menos perfectos según las esencias que en cada caso actualiza
pero en todos ellos, Dios es la causa de la existencia. En este contexto sitúa
Tomás el concepto de analogía del Ser. Ser en sentido propio,
es sólo Dios; los seres finitos son seres por analogía, en tanto
que participan del primero. Ambos son “ser” pero en proporción
distinta. La relación del principio de la participación (Platón)
con la distinción esencia-existencia queda patente en el siguiente texto
que resume lo que venimos diciendo:
“Las substancias distintas de Dios no son su existencia, sino
que participan de la existencia. Por tanto, es necesario que todas las
cosas que se diversifican según su distinta participación
en la existencia -de tal modo que son más o menos perfectas- sean
causadas por un ser primero que es perfectísimo. Por eso dice Platón
que antes de la pluralidad de seres es preciso poner la unidad” (Suma
Teológica. I, 44,1)
2.2 Las vías tomistas
2.2.1 El texto de la “Summa theologica”. Estructura
de los artículos
Escrita entre 1266 y 1273, en Roma, Viterbo, París y Nápoles, la Suma Teológica es una exposición sistemática de la Teología cristiana destinada al uso directo de los estudiantes. Está dividida en tres partes. En su estructura argumentativa sigue el método común en la Edad Media consistente en dividir la exposición en artículos. En cada uno de ellos se aportan argumentos diversos, unos a favor y otros en contra, relacinados con el tema que da título al artículo. El título se expresa siempre en forma interrogativa.
La estructura de cada artículo se atiene al siguiente esquema:
-Se exponen en primer lugar las dificultades u objeciones, es decir, los
argumentos opuestos a la postura que defiende el autor. Sto. Tomás introduce estas
dificultades mediante la expresión “Parece que...”
En segundo lugar se exponen los argumentos favorables, siendo encabezados
por la expresión “Por el contrario.../ o En cambio...” . Son
argumentos u opiniones de autoridades a favor de su tesis, contrapunto a las
objeciones.
Viene luego la respuesta de Santo Tomás que comienza con la expresión “Solución.
Hay que decir...”. Aquí va toda la argumentación de Tomás.
Es la parte pricnicpal, llamada “cuerpo del artículo”, donde
explica con detalle su posición. Por último, en las “Soluciones” resuelve
las dificultades que encabezan el artículo, dando respuesta a las mismas
una a una. No se trata, generalmente, de una negación absoluta de tales
argumentos, sino, más bien, de un intento de delimitar la parte de verdad
que pueden contener.
2.2.2 Lectura del texto. (Suma Teológica. Primera Parte. Cuestión 2. Artículos 1,2 y 3)
Los tres artículos de los que tenemos que ocuparnos presentan una problemática
muy concreta: la existencia de Dios. Tras un breve prólogo en el que Tomás
recoge la intención de “exponer -se entiende racionalmente- la doctrina
sagrada -lo contenido en la revelación-” se delimita el problema
de la existencia de Dios como un primer momento en la investigación acerca
de la esencia de Dios. Late en esta problemática la concepción
tomista de la relación razón y fe (véase artículo
dos), y la distinción entre esencia y existencia.
Con relación a la existencia de Dios Tomás presenta una investigación
que se atiene al siguiente orden:
1.¿Es o no es evidente dios por sí mismo?
2.¿Es o no es demostrable?
3.¿Existe o no existe Dios?
1. ¿Es una verdad evidente por sí misma (de evidencia inmediata)?
Sto Tomás distingue entre proposiciones (afirmaciones) que son evidentes
en sí mimas pero no para nosotros y evidentes en sí mismas y para
nosotros. La afirmación “Dios existe” es para Sto Tomás
del primer tipo: evidente en sí pero no para nosotros y por ello es preciso
la demostración.
“Evidente en sí” significa que basta con comprender el significado
del sujeto para “saber” que el predicado le conviene necesariamente
ya que éste está incluido en el sujeto (por tanto que una proposición
sea evidente significa que inmediatamente conocemos que lo que se dice en ella
es verdad y, en consecuencia, que su contrario es imposible). La referencia “para
nosotros” supone incluir al que conoce, esto es, incluir la inteligencia
que comprende la proposición. Si esa inteligencia fuese perfecta inmediatamente
comprendería que la afirmación “Dios existe” es verdadera;
pero no es así, ya que la inteligencia humana es limitada (imperfecta)
y “no conoce la naturaleza de Dios”. Sin embargo se puede conocer
racionalmente su existencia pero ello, como veremos inmediatamente, “por
medio de lo que nos es más conocido ... por sus efectos”
Es importante, dentro de este artículo, la réplica de Sto Tomás
al “argumento de S. Anselmo de Canterbury (s.XI), llamado por Kant argumento
ontológico, y que podemos resumir así: Todos los hombres, cuando
hablan de de Dios, quieren expresar bajo ese nombre el ser más perfecto
que se puede pensar (“lo mayor pensable”). Ahora bien, si este ser
careciese de existencia, no sería el más perfecto (un ser cualquiera
por el mero hecho de existir sería más perfecto que él).
Luego se concluye que en el concepto mismo de Dios está implicada su existencia
(no sólo en el entendimiento sino también en la realidad, puesto
que “mayor es lo que existe en el entendimiento y en la realidad que lo
que sólo existe en el entendimiento”). De este argumento se desprende
que nadie puede negar coherentemente la existencia de Dios si comprende su idea,
pues negarlo significaría no comprender que lo “mayor pensable” (el
contenido -según Anselmo- del término Dios) para serlo, debe existir
necesariamente no sólo en el pensamiento sino también en la
realidad.
Sto Tomás no acepta la demostración de San Anselmo por varias
razones:
a-El que oye la palabra “Dios” no necesariamente entiende que con
ella se “expresa algo superior a cuanto pueda ser concebido”
b-Además se opera un tránsito injustificado desde el orden lógico
(pensamiento) al orden ontológico (realidad). Sto Tomás concluye
que el entendimiento humano no puede mediante el mero examen de sus ideas (conceptos)
demostrar la existencia real del contenido de tales ideas, lo único que
podríamos concluir es que tal idea existe como idea y nada más;
es decir, de la existencia mental a la extramental sólo se puede ir mediante
una justificación adecuada. Kant dirá que el argumento ontológico
tiene el vicio radical de considerar a la existenicia una perfección
(propiedad) de la esencia
2.¿Se puede demostrar?
En este artículo Sto Tomás desarrolla su respuesta a la posibilidad
de demostrar la existencia de Dios teniendo en cuenta el contenido del anterior
artículo: no es posible demostrar la existencia de Dios a partir de
Dios mismo.
Sin embargo la primera dificultad es más radical ya que en ella se destaca
la consideración de que la existencia de Dios sólo es accesible
mediante la fe y, por tanto, que no es asunto de la razón. En la respuesta
a esta primera dificultad tenemos sintetizado el pensamiento de Sto Tomás
respecto a las relaciones Razón y Fe: aquí es central la distinción
entre “artículos de fe” y “preámbulos a los artículos
de fe”. Los primeros son un tipo de verdades que exceden las posibilidades
de la razón y que, por tanto, serían incognoscibles e impensables
sino mediara la revelación divina. Dios “revela” estas verdades
para “salvar” al hombre. Los misterios de la Trinidad o de la Encarnación,
por citar sólo dos, son ejemplos de artículos de fe. Pero este
no es el caso de la afirmación “Dios existe” ya que a tal
afirmación puede “naturalmente” llegar el hombre mediante
la razón. Entiéndase bien, “Dios existe” es una “verdad
revelada”, no es necesario, piensa Sto Tomás, entender el proceso
de demostración racional para saber que Dios existe pero cabe tal proceso.
En todo caso, la revelación divina adquiere el carácter de necesidad
para el hombre ya que la fe aporta una seguridad absoluta en virtud de la veracidad
de Dios, mientras que la razón “únicamente” ayuda a
demostrar los preámbulos de la fe, convirtiéndose así la
filosofía en servidora “ancilla” de la teología.
Sto Tomás distingue dos formas o clases de demostración: “propter
quid” o a priori (que procede de la causa a los efectos o de la definición
de una esencia a la justificación de una de sus propiedades) y “quia” o
a posteriori (que va de los efectos “lo más conocido” a la
causa). Un ejemplo de la primera clase es el ya analizado argumento ontológico
considerado por Sto Tomás inaceptable. En el texto señala claramente
que únicamente serán válidas las demostraciones a posteriori.
En este tipo de demostraciones es fundamental la aplicación del principio
de causalidad que aquí queda formulado:
“siempre que conozcamos el efecto puede demostrarse la existencia
de la causa...ya que el efecto depende de la causa y si el efecto existe...es
necesario
que la causa le preceda en la existencia”
Conoceremos a Dios como causa, no tal cual es en su esencia sino tal como se manifiesta en sus efectos. Conviene aclarar que para Sto Tomás todo efecto depende (en su existencia) del principio de donde procede, es decir, de su causa, y, por ello, no puede tener explicación en sí mismo, exigiendo un fundamento objetivo (algo) que está más allá de él. La relación causa-efecto va a ser pensada como una relación jerárquica en la que la causa es superior al efecto.
3.Demostración o ¿cómo se puede demostrar?
El artículo comienza con dos dificultades que parecen indicar que Dios no existe: a)la existencia del mal en el mundo y b)No hay necesidad de recurrir a dios para explicar la existencia del mundo.
En el cuerpo del artículo expone las cinco “vías” que
demuestran la existencia de Dios. Por vías hay que entender “argumentos” o
procesos lógicos que permiten acceder a la razón humana al conocimiento
de la existencia de Dios a partir de la experiencia sensible. Todas ellas recurren,
en última instancia, al principio de causalidad, que es el nexo de unión
que permite enlazar los hechos observados con una realidad suprema que los transciende.
Si negásemos este principio -por ejemplo Hume- toda la argumentación
se desmorona. Los cinco argumentos obedecen, en líneas generales, a una
misma estructura argumentativa que, aunque no aparece de modo explícito
en todas ellas, viene a ser el siguiente:
Punto de partida: Todas y cada una de las vías parten de un dato real
suministrado por la experiencia sensible y que no puede ser razonablemente negado.
Se trata de algo perfectamente observable: “Es evidente, y los sentidos
lo atestiguan...”
Primer paso de la vía: La aplicación del principio de causalidad
a dicho punto de partida. Los hechos de los que partimos, en tanto que efectos,
postulan la existencia de las correspondientes causas.
Segundo paso de la vía: Corolario del principio de causalidad: es
absolutamente imposible que se pueda dar una serie infinita de causas subordinadas
unas a
otras; es necesario suponer una causa primera.
Término final: Tal causa primera es lo que universalmente se reconoce
con el nombre de Dios, o lo que es lo mismo, la afirmación de la existencia
de Dios como causa de los efectos constatados en el mundo sensible.
PRIMERA VIA: Del Movimiento
El punto de partida de esta vía, en su opinión la más clara
y manifiesta, es que hay seres que se mueven: la presencia de realidades cambiantes
en el mundo es innegable. A continuación aplica el principio de causalidad: “todo
lo que se mueve es movido por otro”, esto es, el ser que cambia, no puede
ser la causa de su propio cambio, pues nada se da a sí mismo lo que no
tiene, nada puede ser llevado de la potencia al acto sino por algo que es en
acto y de ninguna manera puede ser llevado por sí mismo porque nada está en
potencia y en acto a la vez y respecto de lo mismo. La explicación última
del movimiento hace pensar en una serie de motores móviles que se
van accionando unos a otros.
El segundo paso determina que no es posible el proceso al infinito en la
serie de motores movidos. Si un ser se mueve por otro y éste a su vez por otro...necesariamente
habrá uno primero que sea la causa del movimiento y que como tal, como
causa, sea inmóvil. Si la cadena motor-móvil fuera infinita, esto
significaría -piensa Tomás- que no tiene principio. Y si no hay
un primero que dé el primer “impulso” a la cadena, es imposible
que haya un segundo motor, ni un tercero, ni los que ahora vemos a nuestro alrededor “los
motores intermedios no mueven sino por el movimiento que reciben del primero”.
En conclusión: si ahora hay seres que realmente se mueven, y todo lo que
se mueve es movido por otro, es necesario que exista un Primer Motor inmóvil
que dé razón del movimiento del Universo, al que llamamos “Dios”.
SEGUNDA VIA. De la causalidad eficiente
El hecho de experiencia es esta vez la constatación de que en el mundo
hay un orden determinado de causas eficientes (observamos que hay efectos que
tienen su causa y a la vez esta causa tiene la suya...). Si aplicamos el principio
de causalidad tenemos que no se da ni es posible que una cosa sea causa de sí misma.
El paso tercero expone la imposibilidad de una serie infinita de causas eficientes
por lo que tiene que haber una causa eficiente primera “ya que suprimida
una causa, se anula su efecto, si no existiese la primera de las causas eficientes,
tampoco existirían las intermedias ni la última”.
En conclusión, existe una causa eficiente primera (causa incausada) a
la que llamamos “Dios”
TERCERA VIA. De lo posible y necesario. (Vía de la contingencia)
Aquí el punto de partida es que sabemos que los seres del mundo son contingentes:
si bien son (existen) podrían no ser (no existir). En el mundo sensible
todo los seres son contingentes: hubo un tiempo en que no existían, y
un día más o menos lejano dejarán de existir.
El siguiente paso consiste en comprobar que lo contingente requiere de lo
necesario: si todas las cosas fuesen contingentes, esto es, si su existencia
fuese tan
sólo
una posibilidad, habría algún tiempo en que no habría
existido nada. Pero si esto fuese así (que nada -absolutamente nada-
existiese) nada pudo empezar a ser, porque, de nada y por obra de nada, no
sale nada, y,
en consecuencia, tampoco ahora existiría cosa alguna. Luego hay que
concluir que debe existir algo necesario (un ser cuya existencia “es” siempre),
a ese Ser Necesario por sí mismo causa de la existencia de los demás
seres lo llamamos “Dios”
Observación: la dificultad principal de la argumentación está en la posibilidad de que el mundo fuera eterno, en cuyo caso sería falso afirmar que en algún momento nada existió. La idea de que el mundo empezó a existir no es, según Tomás, racionalmente necesaria; se puede, racionalmente, admitir que el mundo es eterno; Tomás cree que no lo es, pero insiste en que solamente lo cree, en que lo sostiene solamente en virtud de la fe (S.T. I, q.46, a.2) . De hecho, las “cinco vías” pretenden demostrar que Dios existe incluso si el mundo es eterno.
CUARTA VIA. De los grados de perfección.
El punto de partida es la “observación de la mayor o menor pefección
que descubrimos en los seres”. En la experiencia comprobamos diversos
grados de perfección: “hallamos entre ellos que hay alguno que
es más o menos bueno, verdadero y noble que otro y lo mismo sucede con
las demás cualidades”.
Sto Tomás considera que poseer en mayor o en menor grado (es decir, no absolutamente) una perfección es poseerla en virtud de una causa que, por su parte, la poseerá en grado máximo; es decir, atribuimos -el más y el menos- según su diversa proximidad a lo máximo que, en definitiva, es la causa de la atribución. Pues bien, a lo que es causa de todas las perfecciones lo llamamos precisamente Dios.
Las perfecciones citadas en la vía por Sto Tomás (bondad, verdad
y nobleza) son las llamadas perfecciones transcendentales, es decir, que están
presentes en toda la realidad (tienen la misma extensión que la de “ser”).
Tomás afirma que la presencia en grados de estas perfecciones remiten
a un ser perfectísimo que es la causa de tal presencia en la realidad.
Aquí esta presente el principio platónico de la participación
(recordemos que las cosas del mundo sensible eran en cuanto que participaban
de la realidad perfecta de las ideas)
QUINTA VIA. De la finalidad
Esta vía se basa en el orden que se aprecia en el universo: “Vemos
que cosas que carecen de conocimiento, como los cuerpos naturales, obran por
un fin”, es decir: que su movimiento está ordenado a conseguir
algo, que no actúan por puro azar. Ahora bien lo que carece de conocimiento
no tiende a un fin si no lo dirige alguien que entienda y conoce -“una
inteligencia”- (aplicación del principio de causalidad a lo observado,
esto es, si no tienen conocimiento del fin al que tienden es que algún
ser inteligente los dirige y orienta). Puesto que no se puede aceptar una serie
indefinida de inteligencias rectoras hay que aceptar que existe una inteligencia
suprema que sea ella misma a la vez causa primera y fin absoluto. A esa inteligencia
la llamamos “Dios”.
2.3 Esencia de Dios
Las cinco “vías” -cuyo término es, en todas ellas,
el mismo Ser- constituyen también un acceso a la esencia de Dios. En
la Suma contra Gentiles, que se centra en la prueba del movimiento, la nota
característica de la esencia divina es la inmutabilidad. En cambio,
la Suma Teológica comienza por la simplicidad : en Dios no hay composición
alguna: ni de materia-forma, ni de esencia-existencia. Dios es el Ser que existe
por sí mismo, aludiendo de esta manera a la palabra dirigida a Moisés: “Yo
soy el que es”. De la simplicidad se hacen derivar otros atributos divinos:
primero, la perfección y la bondad, luego la infinitud, la inmensidad
(u omnipresencia), la inmutabilidad y la eternidad.
En realidad, Sto Tomás de Aquino reconoce que aunque Dios es, en sí mismo
lo más cognoscible (puesto que es acto puro, sin mezcla alguna de potencialidad
o materia), sin embargo, para nosotros es lo más incognoscible (teología
negativa):
“Como de Dios no podemos saber lo que es, sino sólo lo que no es,
tampoco podemos tratar de cómo es, sino más bien de cómo
no es” (S.T).
Por eso los atributos que se aplican a Dios son “negativos” (inmutabilidad,
infinitud), incluso cuando se expresan de modo positivo (simplicidad es, por
ejemplo, ausencia de composición). Negamos que a Dios le pueda pertenecer
todo lo que sea parcial y limitado (vía de negación). Sin embargo,
también se predican de Dios atributos positivos (por ejemplo, la bondad),
tomados de las criaturas (en la medida en que los efectos -las criaturas- participan
de la perfección de su causa). Más esta atribución sólo
puede hacerse por analogía: vía de eminencia (atribuimos a Dios
las perfecciones que se dan en el universo elevadas al máximo grado
posible)
Final