2. EL ANÁLISIS DEL CONOCIMIENTO
En su explicación del conocimiento humano Hume lo primero que hace es
describir el material que lo constituye. Se trata, según sus palabras
de conseguir “una geografía mental o delimitación de las
distintas partes y poderes de la mente”.
En un segundo nivel de análisis Hume intenta explicar la génesis
(la formación) de los contenidos de la conciencia, determinando las leyes
que regulan esta formación. Comencemos, pues, describiendo con Hume
los elementos del conocimiento humano.
2.1 Los elementos del conocimiento: Impresiones e ideas
Para Hume, percibir es tener presente algo ante la mente de un modo manifiesto.
La palabra “percepción” designa a todo contenido de conciencia
en general (y a los actos en que esos contenidos se presentan).
Las percepciones pueden ser de dos clases: impresiones e ideas. Las impresiones
son los datos de la experiencia presente o actual; impresiones son las sensaciones,
pasiones y emociones en el momento mismo de ver, oír, querer, desear.
Las ideas son las imágenes debilitadas de las primeras, cuando pensamos
o razonamos.
El criterio que diferencia una impresión de una idea es la vivacidad,
la fuerza, la intensidad con la que están presentes en la mente. La distinción
se corresponde aproximadamente a la diferencia existente entre sentir y pensar:
“todo el mundo admitirá sin reparos que hay una diferencia considerable entre las percepciones de la mente cuando un hombre siente el dolor...y cuando con posterioridad evoca esta sensación o la anticipa en su imaginación...una distinción semejante afecta a todas las percepcionesde la mente” (Investigación sobre el entendimiento...sec.2)
Además las percepciones (tanto las impresiones como las ideas) se dividen
en simples y complejas: “Las percepciones simples (impresiones o ideas)
son tales que no admiten distinción ni separación (no se pueden
dividir). Las complejas son lo contrario que éstas y pueden dividirse
en partes”
La relación entre impresiones e ideas es -según Hume- la siguiente:
toda idea procede, en última instancia, de una impresión a la
que se corresponde y representa; las impresiones preceden siempre a sus correspondientes
ideas y nunca a la inversa.
Para probar la prioridad de las impresiones sobre las ideas Hume enumera una
serie de ejemplos-prueba que son:
a)Para aprender el uso de un término referido a una sensación (“rojo”,
por ejemplo) no podemos recurrir a una definición conceptual sino ostensiva
(mostrar un ejemplo o varios del color rojo)
b)No podemos generar una impresión pensando simplemente en ella, es decir,
a través de su idea
c)Cuando falta algún sentido no tenemos ideas referidas a las sensaciones
de ese sentido y, por tanto, tampoco podemos utilizar correctamente los términos
referidos a ellas (un ciego no sabe utilizar el lenguaje visual)
Una vez que ha “probado” la prioridad de las impresiones sobre las
ideas Hume cree estar en condiciones de afirmar lo que denomina “el primer
principio de la ciencia de la naturaleza humana” (llamado también “Principio
de copia”):
“las ideas están precedidas por otras percepciones
más vivaces
de las que derivan y a las que representan”
Este principio constituye el criterio de validez del conocimiento.
Para que una idea sea válida ha de poderse señalar la impresión o impresiones
de las que deriva. Hume hará de este principio un uso crítico aplicado
en primer lugar a la propia filosofía:
“si albergamos la sospecha de que un término filosófico se emplea sin significado (como ocurre -según dice- con demasiada frecuencia), no tenemos más que preguntarnos de qué impresión se deriva la supuesta idea, y si es imposible asignarle una (impresión), eso servirá para confirmar nuestra sospecha, es decir, sabremos que el término “carece absolutamente de significación”
2.2 La asociación de ideas.
Terminado su análisis descriptivo de los elementos del conocimiento, Hume
observa un hecho: nuestras ideas o pensamientos se conexionan, se presentan interelacionados
entre sí. Hume expresa esta interelación a través del término
asociación. La asociación consiste en un fénomeno por medio
del cual de una manera fácil se pasa de una idea a otra. Se trata -piensa
Hume- de un fenómeno natural, de una conexión que la propia naturaleza
realiza entre las ideas, vinculándolas por medio de relaciones. ¿Cuáles
son estas relaciones y qué leyes las rigen? Hume nos introduce de este
modo en el estudio de la génesis de nuestros contenidos de conciencia.
Comienza por advertir que cuando la mente ha recibido impresiones, éstas
pueden reaparecer de dos modos. En primer lugar, pueden reaparecer con un grado
de viveza intermedio entre el de una impresión y el de una idea. La facultad
por medio de la cual repetimos nuestras impresiones de este modo es la memoria.
En segundo término, pueden reaparecer como meras ideas, como débiles
copias o imágenes de impresiones. La facultad mediante la cual repetimos
nuestras impresiones de este segundo modo es la imaginación.
Imaginación y memoria son las facultades mediante las cuales las impresiones
reaparecen de nuevo en la mente como ideas. A la diferencia señalada de
vivacidad entre las ideas de la memoria y las de la imaginación, Hume
añade otra consideración: la memoria preserva la forma y el orden
de las impresiones originales, mientras que la imaginación es libre
de trastocar y alterar dicho orden.
Pues bien, aunque la imaginación puede combinar ideas simples arbitrariamente
o descomponer ideas complejas en otras simples y reagruparlas luego como le plazca,
se guía en sus operaciones por algunos principios universales “que
normalmente prevalecen”. El hecho de que unas mismas ideas simples se unan
regularmente en ideas complejas, indica que hay algún principio unificador,
merced al cual una idea lleva naturalmente a otra; Hume no acierta a explicar
este principio, que describe como una “fuerza suave”; lo que sí indica
son las cualidades de las que surge la asociación de ideas, y por las
cuales la mente es llevada de una idea a otra. Dichas cualidades, llamadas leyes
de asociación, son tres: semejanza, contigüidad en el tiempo y/o
en el espacio y causa y efecto. Es claro -dice Hume- que nuestra imaginación
pasa fácilmente de una idea a otra semejante; es evidente también
que la imaginación adquire la costumbre de asociar ideas “percibidas” en
un tiempo y/o espacio próximo; en cuanto a la causa y el efecto, no hay
-dice- otra relación que produzca una conexión más fuerte
en la imaginación que la de causa y efecto (sobre el análisis de
la causalidad volveremos más adelante.
2.3 Objetos de conocimiento
“Todos los objetos de la razón e investigación
humana pueden dividirse en dos grupos, a saber: relaciones de ideas y cuestiones
de hecho; a la primera
clase pertenecen las ciencias de la Geometría, Algebra y Aritmética
y, en resumen, toda afirmación que es intuitiva o demostrativamente
cierta. Que ‘el cuadrado de la hipotenusa es igual al cuadrado de
los dos lados de un triángulo’ es una proposicipon que expresa
la relacion entre estas partes del triángulo. Que tres veces cinco
es igual a la mitad de treinta expresa una relación entre estos
tres números. Las proposiciones
de esta clase pueden descubrirse por la mera operación del pensamiento,
independientemente de lo que pueda existir en cualquier parte del universo.
Aunque jamás hubiera habido un círculo o un triángulo
en la naturaleza, las verdades demostradas por Euclides seguirían
siendo ciertas y evidentes.
No son averiguadas de la misma manera las cuestiones de hecho, los segundos
objetos de la razón humana; ni nuestra evidencia de su verdad, por
muy grande que sea, es de la misma naturaleza que la precedente. Lo contrario
de cualquier
cuestión de hecho es, en cualquier caso, posible, porque jamás
puede implicar una contradicción, y es concebido por la mente con
la misma facilidad y distinción que si fuera totalmente ajustado
a la realidad. Que ‘el sol no saldrá mañana’ no
es una proposición
menos inteligible ni implica mayor contradicción que la afirmación ‘saldrá mañana’.
En vano, pues, intentaríamos mostrar su falsedad. Si fuera demostrativamente
falsa, implicaría una contradicción y jamás podría
ser concebida distintamente por la mente". (Investigación
sobre el conocimiento...I)
Según el texto el conocimiento se ocupa o bien de relaciones entre ideas
o bien de relaciones entre hechos (en expresión de Hume “cuestiones
de hecho”).
*Relaciones de Ideas: Las relaciones de ideas son los conocimientos tratados
por las ciencias formales (Matemática). La verdad de una proposición
que pertenezca a este ámbito (ej: el triángulo es un polígono
de tres lados) es independiente de la experiencia, con lo cual es una verdad
necesaria: es así y no puede ser de otro modo. Las relaciones entre ideas
son, por tanto, relaciones invariables y, en consecuencia, es posible establecer
una certeza demostrativa estricta. Por certeza entiende Hume que afirmar lo contrario
implicaría contradicción.
*Cuestiones de hecho: Las relaciones entre hechos son, en cambio, relaciones
variables ya que lo contrario de una proposición referente a una cuestión
de hecho no implica contradicción y puede ser concebido por la mente con
la misma facilidad y distinción. Es así que de las cuestiones de
hecho (de ellas se ocupan las ciencias “empíricas”) no puede
haber “certeza demostrativa” sino que tan sólo cabe “probabilidad”,
esto es, las proposiciones sobre cuestiones de hecho pueden tener una gran probabilidad
de cumplirse y de ser verdaderas, pero pueden no ser totalmente ciertas, si entendemos
por proposición cierta aquella que es lógicamente necesaria (su
contraria es imposible) que es lo que entiende Hume. Lo único que nos
garantiza la verdad de las proposiciones que afirman relaciones entre hechos
es la experiencia, de manera que sólo podemos estar seguros de aquello
que está o presente a los sentidos o registrado en la memoria, mas no
de lo que trascienda estos límites, porque lo contrario de cada
hecho es siempre posible.
De lo anteriormente expuesto se deduce que hay dos modalidades fundamentales
de conocimiento: “certeza” y “probabilidad” en mayor
o menor grado. Dado que la probabilidad carece en cualquier caso de justificación
racional estricta, Hume la llamará CREENCIA. A continuación advierte
Hume que cualquier conclusión sobre cuestiones de hecho que vaya más
allá de las impresiones “actuales” de nuestros sentidos o
de lo registrado en la memoria, únicamente puede basarse en la conexión
causa y efecto:
“todo razonamiento sobre cuestiones de hecho envuelve una inferencia causal”
El análisis de la causalidad es así central en la teoría
humeana del conocimiento. Este análisis señala el punto culminante
de la crítica de Hume a la metafísica tradicional.