Heróe Nacional Capitán José Abelardo Quiñones Gonzáles


El Capitán FAP José Abelardo Quiñones, nació en el puerto de Pimentel (Lambayeque) el 22 de Abril de 1914. Sus padres fueron José Quiñones Arizola y Juana Rosa Gonzáles Orrego. Hizo sus estudios primarios en la ciudad de Chiclayo. Su educación secundaría en los colegios Sagrados Corazones de la Recoleta y Nuestra Señora de Guadalupe de Lima.

Ingresó como Cadete a la Escuela de Oficiales de Aviación "Jorge Chávez", el 30 de marzo de 1935. Sus excepcionales condiciones para el pilotaje se comentan con asombro hasta la fecha. Así por ejemplo, su primer vuelo sin instructor, lo realizó cuando apenas tenía cinco horas y cuarenta minutos de vuelo de "doble mando", un record difícil de superar". El 20 de enero de 1936, recibió su "Brevete Internacional" luego de totalizar 30 horas y 23 minutos de vuelo con 275 aterrizajes.

Finalizó su preparación como Cadete en 1939 conformando junto con once compañeros la promoción que lleva el nombre del Comandante FAP José Raguz. Se recibió de Alferez, el 21 de Enero de 1939, siendo distinguido con el "Ala de Oro", premio que se otorga al mejor piloto de cada promoción. En la ceremonia de clausura, a la que asistió el Presidente de la República, Mariscal Oscar R. Benavides, el flamante alférez Quiñones dejó para la historia de la aviación militar, una lección de audacia y valor realizando una extraordinaria prueba de alta acrobacia. Con un avión "Caprioni CA-113", apareció en el cielo frente a la tribuna oficial, se apróximó a ella, descendió y ante el asombro de los asistentes, hizo invertir su nave, a un metro y medio de altura, realizando su célebre vuelo rasante invertido.

Sus años como oficial fueron cortos, pero vividos intensamente en Ancón conformando la dotación del Escuadro de Aviación No.4 y posteriormente el XXI Escuadrón de Caza del Primer Grupo Aéreo con sede en Chiclayo. Durante su permanencia en dichas unidades de combate, Quiñones demostró gran habilidad y valor.

En la base de Ancón, los aviones anfibios atrajeron su máxima dedicación. Volaba diariamente y permanecía a lado de los mecánicos constatando el mantenimiento y aprendiendo de ellos. Allí también realizó pioneros vuelos en planeador, cautivando la admiración de los aficionados, con sus intrépidas acrobacias aéreas en las cercanías de "Lomo de Corvina", al sur de Lima.

En Chiclayo, integró la primera escuadrilla de alta acrobacia, conformada por un selecto grupo de aviadores. Ellos eran los tenientes Carlos Frias, Angel Santa María y Fernando Paraud. En el año 1940, se presentó como voluntario para integrar el primer grupo de paracaidistas formado por el Comandante César Alvarez Guerra; el grupo estaba compuesto por ocho personas. En setiembre de dicho año, con motivo de la semana de aviación, realizaron una demostración de paracaidismo considerada como la primera de lanzamiento masivo, efectuada en América Latina.

De este grupo de Chiclayo, salió el destacamento de paracaidistas que incursionaría con éxito sobre Puerto Bolivar el 31 de Julio de 1941. Este hecho también constituyó la primera operación militar aerotransportada efectuada en el continente americano. Antes solo realizada en el mundo por paracaidistas alemanes y soviéticos.

En febrero de 1941 Quiñones, ascendió al grado de teniente, ocupando el primer puesto en el cuadro de mérito. Ese año el Ecuador, respondiendo a una premeditada estratégia política, diplomática y militar, intensificó el hostigamiento a nuestros puestos de vigilancia, pretendiendo afectar con estas agresiones la integridad y soberanía nacional.

Frente a estos actos de provocación, el gobierno del Perú dispuso la intervención de las Fuerzas Armadas convirtiéndose la frontera norte en el Teatro de Operaciones de esta obligada contienda.

El Agrupamiento Aéreo del Norte, contaba, entre otros con el 21 Escuadrón de Caza, comandando por el Teniente Comandante Antonio Alberti Bonino. Este Escuadrón comprendía dos escuadrillas con tres aviones Caprioni CA-114 cada uno y la 41 Escuadrilla con cinco aviones North American 50, "Torito", esta última conformada por los Tenientes Fernando Paraud, Renán Elías, José Quiñones y el Alférez Manuel Rivera López.

Desde el inicio de las operaciones, la Escuadrilla de Quiñones, participó en diversas misiones de reconocimiento sobre territorio enemigo, lo que permitió detectar concentraciones de tropas ecuatorianas en la zona y determinar como objetivo para la aviación la región de Chacras y Quebrada Seca, siendo este último lugar donde los ecuatorianos habían ubicado la mayor parte de su Artillería, complementada por numerosas baterías de ametralladoras.

Al retornar de una misión, el 7 de julio, cuando estaban a inmedicaciones de Puerto Pizarro, Quiñones observó de cerca la explosión del avión de su compañero Renán Elías como consecuencia de una bomba de 50 libras que se había quedado atascada en el portabombas. Vio caer al mar, piloto y máquina envueltos en llamas.

El 21 de julio el XXI Escuadrón de Caza recibió la orden de operaciones que disponía: ..."Para que, actuando en apoyo de la Primera División Ligera impida el tránsito y concentración de tropas enemigas desde Huaquillas, Chacras y Quebrada Seca".

El 23 de julio, la escuadrilla despega de su base en Tumbes para cumplir la misión de "atacar y destruir" los núcleos de fuego antiaéreo de Rancho Chico y de Quebrada Seca.

A las 8:00 horas, la Escuadrilla estuvo sobre su primer objetivo. Siguiendo a su Comandante Antonio Alberti, se lanzaron sobre dicho objetivo, hombres y máquinas, para arrojar parte de las bombas; iban escalonados a 500 metros respectivamente. Luego del primer pasaje exitoso, recompusieron la formación para efectuar el segundo. En el tramo final, a unos trescientos metros del objetivo, en pleno pique, el avión de Quiñones fue alcanzado, en las partes vitales de la máquina, por el intenso fuego antiaéreo ecuatoriano.

Lejos de lanzarse en paracaídas y así salvarse, Quiñones optó por el sacrificio. Su gran temple, su elevado concepto del cumplimiento del deber, su ascendrado patriotismo y su espíritu de lucha, lo impulsaron a ofrendar su vida. Restableció su avión en llamas, al que le llamaba cariñosamente "Pantera", lo enfiló hacia el puesto enemigo y se estrelló contra él, logrando destruir completamente la batería ecuatoriana.

Con este acto heróico José Abelardo Quiñones Gonzáles entró a la inmortalidad, cumpliendo fielmente la consigna de su Escuadrilla: "Derribados pero sobre el objetivo".

Con Decreto Supremo No, 12 del 24 de Julio de 1941, fué ascendido postumamente por acción heroica al grado de Capitán de Aeronaútica.

El propio adversario reconoció el heroismo de Quiñones, al ser devuelto sus restos mortales, el 18 de Octubre de 1942, al Consul del Perú en Guayaquil, el Coronel Octavio Ochoa, Jefe de la IV Zona Militar del Ecuador expresó: "A nombre de la Fuerza Aérea Ecuatoriana entrego a la Fuerza Aérea Peruana los restos de quien supo honrar a su patria, a su pueblo y a sus Fuerzas Armadas. Mi pueblo rinde homenaje al pueblo peruano dignamente encarnado en la figura heroica de José Abelardo Quiñones".

Los restos del héroe fueron trasladados el 7 de Noviembre de 1942, al cementerio general de la ciudad de Chiclayo. Veinte años mas tarde, el 22 de setiembre de 1961, fueron depositados en el mausoleo ubicado en la Plaza de Armas de la Guarnición Aerea de Las Palmas, colocándose junto a él un trozo de su avión NA-XXI-41-3.

En 1966, por Ley No.16126 se declaró al Capitán José Abelardo Quiñones "HEROE NACIONAL", ordenando además, dicha norma legal, que sus restos sean colocados en LA CRIPTA DE LOS HEROES; que se le erijan sendos monumentos en Lima y en Chiclayo (los cuales fueron inaugurados en 1991) y se establezca como "DIA DE LA AVIACION MILITAR", el 23 de Julio, fecha de su inmolación

 


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