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Primer tramo del cruce de La Rioja, de Chumbicha (Catamaca) hasta Chilecito. En amarillo ruta transitada. |
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Todavía no amanece en Catamarca y estoy saliendo de la ciudad rumbo a Chumbicha por la ruta nacional 38, cuatro kilómetros mas allá de esa localidad y ya de día, ingreso a la provincia de La Rioja tomando la ruta 60 a la derecha para atravesar la Sierra de Ambato.
Unos cincuenta kilómetros mas adelante y estoy en Aimogasta, en dos horas de viaje llevo recorrido 155 kilómetros. Aquí en una especie de rotonda se encuentran las rutas nacionales 60, que es por donde llegamos y seguiremos adelante, la 75 y la provincial 9, es aquí donde empiezo a padecer la falta total de carteles viales, padecimiento que me acompañará durante todo el cruce de la provincia. Los olivares que por momento y en cantidad se asomaron a la ruta para verme pasar, alimentan de aceitunas a la planta de Nucete, que se encuentra en esta localidad, que fue creada y perteneció durante sesenta años a Juan Nucete y que hoy, por arte de magia de la política y la corrupción, está en manos de un tucumano llamado Manzur, no se si les suena.
Siguiendo la traza del ramal A5 desde Mazán, esquivando por el norte la Sierra de Velasco, llego a Alpasinche donde la ruta 60 se cruza con la emblemática ruta 40 mas o menos en el kilómetro 4000 desde Tierra del Fuego hacia Jujuy. Allí tomaré este camino hacia el sur que al terminar el día, me dejará en San Juan. Al oeste de la Sierra de Velasco que tiene picos de mas de 2.000 metros de altura, hay un valle fértil con un río denominado De los Sauces o Río Grande, en el que existen varios pueblos alineados junto a la ruta 40 entre ellos, San Blas de los Sauces, capital del departamento considerado el vergel de La Rioja.
Después de visitar la estación, punta de rieles del ramal A3 y las instalaciones del cable carril a La Mejicana, que parecen detenidas en el tiempo con sus cangilones colgando de los cables y una sensación que en cualquier momento se empiezan a mover, sigo viaje sin dejar de pensar en esas obras monumentales que se hicieron en nuestro país en el siglo XIX y sin entrar en detalle de la utilidad que tuvieron o no, pienso en algunas de esas cosas que nos han empobrecido.
Nonogasta se encuentra a quince kilómetros siempre por la ruta 40 hacia el sur y siguiendo desde allí a la derecha hacia Villa Unión, me topo de golpe con la Cuesta de Miranda, travesía asombrosa cruzando el paso del río Miranda entre la Sierra de Sañogasta y la Sierra de Famatina, siguiendo el ancestral camino del Inca. La ruta asfaltada construida sobre la antigua traza de tierra y pedregullo famosa por su peligrosidad, es una obra de ingeniería digna de conocerse y disfrutarla por quienes nos gusta manejar en caminos de montaña.
A cuarenta kilómetros de haber dejado atrás la asombrosa cuesta de Miranda llego a un cruce de caminos que como es común en toda la provincia, sin ningún cartel indicador. Resulta ser la ruta 76 y a la derecha está Villa Unión y a la izquierda el Parque Nacional Talampaya, yo sigo por la ruta 40 a Guandacol, tierra del caudillo Felipe Varela y 15 kilómetros mas, el límite provincial con San Juan.
De Guandacol en La Rioja a Huaco en San Juan transito 80 kilómetros complicados, de entrada en un puesto policial riojano un policía muy atento me pregunta si conozco el camino, le digo que no y me advierte que está cruzado por una cantidad de badenes donde los arroyos que bajan de la sierra hacia el este, algunos traen agua, otros piedras y otros incluso ramas y palos. Hora y media me demandan esos ochenta kilómetros pero ya en San Juan la ruta 40 me regala un bonus track o yapa como se dice aquí, es el cruce de la Sierra de La Batea desde Huaco a San José de Jachal por la ruta provincial número 491 antigua traza de la ruta 40, ya que se hizo un tramo nuevo de la 40 por ser la antigua muy complicada y peligrosa pero que con cautela, vale mucho la pena conocerla.
A las 18,30, tras recorrer unos 600 kilómetros estoy en San José de Jachal provincia de San Juán, tomando un café con un sándwich de miga y pensando en los 160 kilómetros que me faltan para llegar a San Juan Capital donde una cena y una cama en el Hotel Provincial son ahora la meta. |