1.
INTRODUCCIÓN
Percepción,
proceso mediante el cual la conciencia integra los estímulos sensoriales sobre
objetos, hechos o situaciones y los transforma en experiencia útil. Por
ejemplo, y a un nivel muy elemental, la psicología de la percepción investiga
cómo una rana distingue a una mosca entre la infinidad de objetos que hay en el
mundo físico. En los seres humanos, a un nivel más complejo, se trataría de
descubrir el modo en que el cerebro traduce las señales visuales estáticas
recogidas por la retina para reconstruir la ilusión de movimiento, o cómo
reacciona un artista ante los colores y las formas del mundo exterior y los
traslada a su pintura.
2.
PERCEPCIONES
Los psicólogos de la
percepción reconocen que la mayoría de los estímulos puros de organizados de la
experiencia sensorial (vista, audición, olfato, gusto y tacto) son corregidos
de inmediato y de forma inconsciente, es decir, transformados en percepciones o
experiencia útil, reconocible. Por ejemplo, un automóvil que circula por una
carretera se ve de tamaño real, sin tener en cuenta lo pequeña o grande que sea
la imagen formada en la retina del observador. Del mismo modo, un tema musical
puede ser seguido a través de un conjunto de notas individuales, sin importar
cuántas veces haya cambiado el compositor la clave musical. El proceso de
percepción no se limita a organizar los estímulos sensoriales directos en forma
de percepciones, sino que éstas, por sí mismas, recuperadas de la experiencia
pasada, también se organizan favoreciendo una más rápida y adecuada formación
del proceso de percepción actual.
El estudio y la teoría de la
percepción superan a la psicología teórica y tienen aplicaciones prácticas en
el aprendizaje, la educación y la psicología clínica. Una percepción deficiente
implica experimentar el mundo como un caos, mientras que una ‘extrapercepción’
—eliminar estímulos que no se ajustan a los esquemas de la percepción o
percibir estímulos inexistentes— puede llevar a experimentar el mundo
inadecuadamente, con sentimientos de depresión en el primer caso y de
alucinación o delirio en el segundo.
A pesar del papel
fundamental que la percepción cumple en la vida de las personas y de los
organismos más sencillos, sus procesos permanecen poco claros por dos razones principales:
primero, porque los investigadores sólo han obtenido un éxito limitado al
intentar descomponer la percepción en unidades analizables más simples, y,
segundo, porque las evidencias empíricas, científicamente verificables, se
hacen difíciles de repetir e incluso de obtener, con lo que el estudio de la
percepción sigue dependiendo en gran medida de informes introspectivos, con un
alto grado de subjetividad.
3. TEORÍAS CLÁSICAS
Un
fenómeno que los investigadores han tratado de explicar reiteradamente es el
principio de la constancia perceptiva. Una vez que un objeto ha sido percibido
como una entidad identificable, tiende a distinguirse como un objeto estable,
de características permanentes, a pesar de las variaciones en su iluminación,
situación física observable o distancia a la que aparece. En consecuencia,
aunque un objeto situado a una distancia de 100 metros produzca en la retina
una imagen notablemente inferior que a una distancia de 20 metros, tenderá a
percibirse como si tuviera un tamaño intrínseco.
Según
la teoría clásica de la percepción que el fisiólogo alemán Hermann Ludwig
Ferdinand von Helmholtz formuló a mediados del siglo pasado, la constancia en
la percepción, al igual que la percepción de la profundidad y la mayoría de las
percepciones, es resultado de la capacidad del individuo de sintetizar las
experiencias del pasado y las señales sensoriales presentes. A medida que un
animal o un niño recién nacido explora el mundo que le rodea, aprende
rápidamente a organizar sus observaciones dentro de un esquema de
representación tridimensional, basándose en los descubrimientos de Leonardo da
Vinci: la perspectiva lineal, la ocultación de un objeto lejano por otro más
cercano o una menor precisión visual a medida que los objetos se alejan.
Partiendo
también de la estimulación táctil y auditiva, un niño aprende con rapidez un
sinnúmero de asociaciones específicas que se corresponden con las propiedades
de los objetos en el mundo físico. Tales asociaciones, o percepciones, se
forman automáticamente y a tal velocidad que ni siquiera un adulto bien
entrenado puede descifrar —con un grado fiable de aciertos— las señales
visuales de las que proceden.
Los defensores de
la teoría clásica de la percepción creían que la mayoría de ellas procedían de
lo que denominaban ‘inferencia inconsciente a partir de sensaciones no
advertidas para el sujeto’. Sólo cuando se tiene una ilusión o una percepción
deformada, como cuando las casas y los automóviles aparecen como juguetes desde
un avión, el sujeto se hace consciente de tales sensaciones y accede a
comprender su papel en la organización de las percepciones. Precisamente, gran
parte de la investigación experimental sobre la percepción consiste en examinar
a los sujetos con material de estímulo ilusorio, en un intento de diferenciar
las unidades individuales de percepción del proceso global.
4. TEORÍA DE LA GESTALT
Según
la escuela de psicología de la Gestalt, célebre en la década de 1920, la percepción
debe estudiarse no analizando unidades aisladas como las sensaciones simples,
sino tomando en cuenta configuraciones globales (en alemán, Gestalten)
de los procesos mentales. En este sentido, la unidad perceptible real es la
forma: una estructura mental que toma sus atributos de una estructura
correspondiente a los procesos cerebrales. Los experimentos de los partidarios
de esta teoría muestran que la percepción de la forma no depende de la
percepción de los elementos individuales que la constituyen. En consecuencia,
la cuadratura se puede percibir tanto en una figura hecha con cuatro líneas
rojas como en otra hecha con cuatro puntos negros. Del mismo modo, la mente
percibe la música no como una suma de notas individuales de varios instrumentos
y voces, sino según las leyes de organización que hacen que el individuo
perciba una unidad simple y organizada de principio a fin.
Aunque esta escuela hizo
importantes contribuciones al estudio del aprendizaje y de los procesos
creativos, los informes introspectivos de los que dependía para explicar la
percepción continuaron siendo demasiado subjetivos. Es más, los procesos
fisiológicos innatos, a los que la psicología gestáltica atribuía las leyes de
organización de la percepción, han sido ampliamente refutados.
5.INVESTIGACIONES ACTUALES
Desde
el inicio de los estudios sobre la percepción, los psicólogos han intentado
diferenciar en el proceso perceptivo lo innato de lo aprendido. Los
experimentos en los que ingenuos animales y bebés huían de los llamados
‘acantilados visuales’, se diseñaron para demostrar que la percepción de la
profundidad es innata. A través de experimentos similares, los teóricos de esta
escuela intentan calcular las proporciones de lo innato y lo aprendido en el
comportamiento perceptivo.
Recientemente, sin embargo,
muchos psicólogos han llegado a la conclusión de que esta aproximación
dicotómica apenas tiene base científica y aporta muy poco al estudio de la
percepción, por lo que desde un enfoque más clásico proponen que la capacidad
perceptiva proviene de la capacidad animal y humana de organizar la experiencia
global de los individuos, lo que significa incluir las múltiples experiencias
fisiológicas del desarrollo en la experiencia formal del aprendizaje.
Argumentan que, aunque el recién nacido pueda carecer de experiencia visual,
tiene sin embargo otras experiencias sensoriales que pueden contribuir a su
capacidad para percibir la profundidad en los ‘acantilados visuales’. A través
de las primeras experiencias de ese tipo, los animales y los seres humanos
aprenden, por así decirlo, cómo aprender.
En un descubrimiento reciente que muestra prometedores avances para desentrañar el misterio del proceso perceptivo, los investigadores de la psicología experimental han descubierto que ciertas células nerviosas y las células de la retina de anfibios y mamíferos pueden reconocer formas y movimientos específicos, en vez de reaccionar simplemente a cantidades dadas de energía luminosa reflejada por los objetos. Estas células responden a configuraciones concretas como discos y anillos, a movimientos concretos de los objetos y a la estimulación simultánea de otras ubicadas también en la retina del ojo.