NUEVA YORK (Reuters
Health) - Equivocarse es humano y perdonar divino,
según un antiguo proverbio, pero se sabe que los seres humanos que perdonan
experimentan beneficios significativos en su salud física y mental.
Sin embargo, investigadores informaron que estos efectos beneficiosos para la
salud, así como la disposición a perdonar a los demás, a nosotros mismos y a
sentir que Dios nos ama, pueden variar de acuerdo a la edad.
``En conjunto, nuestros hallazgos ponen de manifiesto que el perdón es un
fenómeno pluridimensional'', escribieron el autor
principal del estudio, Loren L. Toussaint,
de la Universidad de Michigan, y sus colegas.
``Existen diferencias según la edad en algunas formas de perdón y en su
relación con la salud'', añadieron.
Sus conclusiones se basaron en respuestas a un sondeo de más de 1.400 adultos
durante los cinco meses que duró el período de estudio.
En general, los adultos jóvenes, de 18 a 44 años, informaron que eran menos propensos
a olvidar que las personas de mediana edad, de 45 a 64 años, y los adultos
mayores de 65 años.
Estos jóvenes eran también menos propensos a pensar que Dios los había
perdonado, escribieron los investigadores en el Journal
of Adult Development.
Sin embargo, entre los participantes en el sondeo de todas las edades, los
informes sobre la disposición a perdonarse a sí mismos y a los demás se
asoció con menos angustia, incluidos los sentimientos de inquietud,
desesperación y nerviosismo.
Además, los adultos jóvenes que reportaron un grado mayor de capacidad para
perdonarse a sí mismos fueron más propensos a sentirse satisfechos con sus
vidas, mientras que los de mediana edad, y mayores, que poseían un alto grado
de capacidad para perdonar a los demás tuvieron mayor tendencia a reportar
más satisfacción con su vida.
Pero no todo el perdón tiene efectos beneficiosos inmediatos, indicaron los
hallazgos. El perdón activo o pedir perdón en vez de concederlo, se asoció
con un aumento de angustia entre todos los participantes del estudio.
Otros actos de perdón activo incluyen pedir perdón a Dios por haber
perjudicado a alguien o rezar por las personas de las que se ha recibido
algún mal.
Los investigadores especularon que esto puede deberse a que las personas que
piden perdón de forma activa están ``dando el primer paso'' en el proceso del
perdón, lo que les puede ocasionar un aumento del estrés.
En otros hallazgos, la asistencia a ceremonias religiosas se asoció con una
disminución de la angustia, especialmente entre los adultos jóvenes y de edad
mediana y a un aumento de la satisfacción sobre la vida entre los jóvenes y
adultos mayores.
La asistencia a las ceremonias religiosas también se asoció con el aumento de
los índices sobre la propia salud entre todos los grupos de edad.
El estudio se subvencionó en parte por el Instituto Nacional de Salud Mental.
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