VOCABULARIO DE PSICOANALISIS
KLEINIANO®
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Aislamiento Ansiedad Ansiedad de castración Ansiedad depresiva Ansiedad paranoide Ansiedad psicótica Anulación Complejo de Edipo temprano Control omnipotente Culpa Defensa esquizoide Defensa maníaca Defensas obsesivas Depresión Desplazamiento Disociación Envidia temprana |
Escisión Fantasía Fase oral sádica Formación reactiva Idealización Identificación Identificación introyectiva Identificación proyectiva Klein Melanie Mundo interno Narcisismo Negación Neurosis Objeto bueno Objeto ideal Objeto malo |
Objeto extraño Objeto interno Objeto parcial Objeto perseguidor Objeto total Padres combinados Posición Posición depresiva Posición esquizo-paranoide Realidad psíquica Realidad, sentido de Regresión Reparación Represión Salud Superyo |
Bibliografía consultadaIsaacs S.,
"Naturaleza y función de la fantasía", incluído en Klein M., Obras
Completas, Tomo III, Paidós-Hormé, capítulo III. Laplanche J. y Pontalis J.,
"Diccionario de Psicoanálisis", Barcelona, Labor, 1981, 3° edición.
Rycroft Ch., "Diccionario de Psicoanálisis", Buenos
Aires, Paidós, 1976. Segal
H., "Introducción a la obra
de Melanie Klein", Buenos Aires, Paidós, 1987. Piccolo E.,
"Defensas en los tests gráficos", Editorial Paidós. Virel A., Vocabulario de las
psicoterapias, Gedisa, Barcelona, 1985, pág. 201). |
Este
mecanismo defensivo "consiste en la disociación primaria entre vínculos de
amor y vínculos agresivos. Tiende a apuntalarla y mantenerla, evitando que los
pares de disociados se unan en la fantasía o en la realidad pues dicha unión
significaría la desorganización del yo fantaseada como caos o locura"
(Piccolo E., "Defensas en los tests gráficos", Editorial Paidós).
"Respuesta del yo a
la actividad del instinto de muerte. Cuando el instinto de muerte es
deflexionado, la ansiedad toma dos formas principales: paranoide y
depresiva" (Segal, 121).
"Ansiedad
especialmente de tipo paranoide y se origina en la proyección que hace el niño
de su propia agresión, pero puede contener también elementos depresivos, por
ejemplo la ansiedad de perder el propio pene como órgano de reparación"
(Segal, 121).
"Ansiedad motivada
por la posibilidad de que la propia agresión aniquile o haya aniquilado al
propio objeto bueno. Se la experimenta por el objeto y por el yo que, en
identificación con el objeto, se siente amenazado. Se origina en la posición
depresiva, cuando se percibe al objeto como objeto total y el bebé vivencia su
propia ambivalencia" (Segal, 121).
"Ansiedad debida a
la proyección del instinto de muerte en un objeto u objetos, a los que entonces
se siente como perseguidores. La ansiedad se refiere a que estos perseguidores
lleguen a aniquilar al yo y al objeto ideal. Se origina en la posición
esquizo-paranoide" (Segal, 121).
"Intenso temor a ser
atacado por objetos 'malos', ya sea internos, internos proyectados o externos.
Cuando se lo utiliza en su sentido estricto, kleiniano, está referido a la
ansiedad que se infiere como el resultado de que el paciente proyecte en
objetos sus propios impulsos destructivos" (Rycroft, 32).
"Término usado generalmente
por los analistas kleinianos para referirse a la ansiedad depresiva y paranoide
(persecutoria). Estas dos formas son consideradas 'psicóticas' sobre dos bases:
(a) se considera que surgen de niveles de la personalidad y de etapas del
desarrollo en las que se originan las psicosis, esto es, la posición depresiva
y la posición esquizo-paranoide" (Rycroft, 32).
Defensa
que "se apoya en el mecanismo de disociación, y como los otros mecanismos
obsesivos [aislamiento y formación reactiva] controla el vínculo agresivo con
el objeto. Apela a fantasías mágico-omnipotentes muy intensas, cuyo contenido
es que una fantasía 'buena' o un acto 'bueno'
pueden borrar, anular, otra fantasía o acto previo 'agresivo'"
(Piccolo E., "Defensas en los tests gráficos", Editorial Paidós).
"Es la relación
edípica tal como la experimenta el bebé al comienzo de la posición depresiva.
Se la experimenta en términos pregenitales antes de alcanzarse la
genitalidad" (Segal, 121).
La
negación y el control omnipotente "son mecanismos que responden a la
impotencia del yo frente a sus impulsos destructivos y a estos impulsos
proyectados en el objeto. La negación como proceso defensivo tiene por
finalidad no ver aquellos aspectos del yo o del objeto que aterrorizan, y
responde a la fantasía de que aquello que no se ve, no existe, y por lo tanto
no implica peligro. Está unida al control omnipotente, a la fantasía de poseer,
tanto el yo como el objeto idealizado, capacidad de control y de manejo sobre
el objeto persecutorio".
"El
grado de omnipotencia del yo y del objeto idealizado es proporcional al grado
de poder destructivo del yo agresivo y del objeto malo".
"Durante
la etapa depresiva, la negación y el control omnipotente forman parte de las
defensas maníacas frente a la persecución y al dolor. La negación se propone
negar tanto la destrucción del objeto como los sentimientos de dolor,
dependencia y necesidad del yo. Está unida a la fantasía de controlar el objeto,
negando el temor a la separación y la dependencia, y favoreciendo las fantasías
de reparación omnipotente del objeto. Esto siempre implica una privación para
el yo, en la medida en que limita su capacidad de conocimiento" (Piccolo
E., "Defensas en los tests gráficos", Editorial Paidós).
"El
mecanismo de control omnipotente "es necesario, como defensa maníaca,
para: a) negar la dependencia del objeto, el miedo a ser abandonado y la
emergencia de agresión por este abandono, y b) satisfacer la fantasía de reparación
total del objeto, mediante un yo que tiene poderes mágicos de reconstrucción.
M. Klein afirma que el bebé necesita sentir que domina a los objetos
internos externos no sólo para que no
lo abandonen sino para que no se dañen entre sí" (Piccolo E., "Defensas
en los tests gráficos", Editorial Paidós).
"Doloroso
reconocimiento de haber dañado al propio objeto u objetos amados. Se origina en
la posición depresiva, cuando se experimenta ambivalencia hacia los padres
percibidos como objetos totales. Los padres ambivalentemente amados
introyectados durante la posición depresiva forman el núcleo del superyo"
(Segal, 121).
"Uso combinado de la
introyección de objetos buenos y negación, disociación y proyección de aspectos
malos del propio yo, como una defensa contra la culpa, la angustia y la
depresión" (Rycroft, 53).
Las
defensas esquizoides "comprenden mecanismos de escisión del objeto,
idealización, negación y control omnipotente. Tienen por finalidad defender al
yo de intensos temores de aniquilación y muerte. Constituyen una configuración
inseparable: la disociación supone mecanismos de idealización (tanto de la
bondad como de la peligrosidad de los objetos), mecanismos de negación
omnipotente (de las características persecutorias del objeto idealizado, y de
la impotencia), y mecanismos de control omnipotente (del objeto idealizado,
aliado del yo) del objeto persecutorio. Se analizan por separado con fines
didácticos" (Piccolo E., "Defensas en los tests gráficos",
Editorial Paidós).
"Se desarrollan
durante la posición depresiva como defensa contra la experiencia de ansiedad
depresiva, culpa y pérdida. Se basan en la negación omnipotente de la realidad
psíquica, y las relaciones objetales se caracterizan por triunfo, control y
desprecio" (Segal, 122).
"La
organización de DM incluye mecanismos que ya se pusieron de manifiesto durante
la etapa esquizo-paranoide (mecanismo de disociación e idealización, negación y
control omnipotente), pero durante la etapa depresiva adquieren características
especiales. En el primer caso estaban dirigidas a impedir un ataque aniquilante
al yo; ahora tienen como finalidad defender al objeto de los ataques
ambivalentes del yo, y a éste de las ansiedades y de la culpa depresivas".
"En
la situación depresiva el bebé logra una nueva relación con la realidad y
descubre situaciones importantes, a saber: 1) su dependencia de la madre, a la
que teme haber perdido por su agresión; 2) el valor que ella tiene para él; 3)
su ambivalencia, sus deseos agresivos, voraces de destruírla y sus sentimientos
de necesidad y deseos de preservarla. Como consecuencia surgen intensos
sentimientos de culpa depresiva, temor de perder a la madre necesitada, miedo
de haberla destruído ya, preocupación y necesidad de repararla".
"Las
defensas maníacas son un intento de evitar el proceso de intenso dolor y
sufrimiento psíquico que estos descubrimientos implican. La experiencia
depresiva se vincula con el conocimiento de la existencia de un mundo interno y
de la posesión de un objeto valorado al que se necesita. Por eso, las DM se
dirigen a evitar y negar este conocimiento huyendo hacia el mundo exterior, y
negando, evitando o invirtiendo la dependencia del objeto, la ambivalencia, la
preocupación y la culpa".
"Una
característica especial de la defensa maníaca es la identificación del yo con
el objeto idealizado: el yo se fusiona y confunde con este objeto parcial,
omnipotente, lleno de vida, de poder y alimento, se 'infla' por la fantasía de
haber devorado al objeto idealizado ("la luz del objeto idealizado cae
sobre el yo") , en tanto las características sufrientes, desprotegidas,
necesitadas, dependientes del propio yo, son depositadas en los objetos
externos. La DM implica entonces la utilización de mecanismos de identificación
proyectiva: las características proyectadas son las de un
"necesitado" y "hambriento", mientras que las
características asumidas por el yo son las de un "pecho lleno",
"nutricio", que se autoabastece".
"En
una relación maníaca de objeto participa una triada de sentimientos tendientes
a negar los logros de la situación depresiva. Esta triada está constituída por
el control, el triunfo y el desprecio que se corresponden simétricamente con
los sentimientos depresivos de valorar el objeto, depender de él, temer
perderlo y sentirse culpable".
En este
punto, Piccolo cita a H. Segal: "Controlar
al objeto es una manera de negar la dependencia de él, pero al mismo tiempo es
una manera de obligarlo a satisfacer necesidades de dependencia, ya que un
objeto totalmente controlado es hasta cierto punto un objeto con el que se
puede contar". El triunfo es la
negación de sentimientos depresivos ligados a la valoración e importancia
afectiva otorgada al objeto. Se vincula con la omnipotencia y tiene dos
aspectos importantes. Uno de ellos se relaciona con un ataque primario
infligido al objeto y el triunfo experimentado al derrotarlo (en especial
cuando el ataque está fuertemente determinado por la envidia). Además el
triunfo se incrementa como parte de las DM porque sirve para mantener a raya
los sentimientos depresivos que, de otra manera, surgirían (tales como sentir
nostalgia por el objeto, extrañarlo y echarlo de menos). Desprecio hacia el objeto es también negar cuánto se lo valora;
actúa como defensa contra las experiencias de pérdidas y culpa. Un objeto
despreciable no merece que uno sienta culpa por él y el desprecio hacia
semejante objeto se convierte en justificación para seguir atacándolo".
Piccolo
retoma aquí señalando que "la DM intenta negar la situación depresiva y el
trabajo de duelo, pero prepara el camino para un nuevo colapso depresivo ya que
implica en sí un nuevo ataque sádico al objeto, al que se devora, desprecia y
despoja del poder, del que se apropia el yo para controlarlo. El incremento de
los sentimientos de desprecio motivados por la envidia subyacente interfieren
el desarrollo normal, en la medida en que impiden el proceso de duelo"
(Piccolo E., "Defensas en los tests gráficos", Editorial Paidós).
"Bajo
la denominación de defensas obsesivas hallamos, entre otras, el aislamiento, la
anulación y la formación reactiva, cuyo mecanismo dominante es el anal
retentivo. Es importante diferenciar el llamado control omnipotente (que
corresponde a defensas obsesivas patológicas presentes en cuadros latentemente
psicóticos), del control obsesivo adaptativo" (Piccolo E., "Defensas
en los tests gráficos", Editorial Paidós).
"Estado de ánimo en
que se experimentan parcial o totalmente los dolorosos sentimientos de la
posición depresiva. Puede ser una reacción normal a experiencias de pérdida, o
una reacción patológica de carácter neurótico o psicótico" (Segal, 122).
"Subyace
a este mecanismo la necesidad de disociar el vínculo agresivo del vínculo amoroso
con el objeto, proyectando ambos en los objetos externos. Las características
persecutorias adjudicadas al objeto externo odiado son trasladadas
(desplazadas) a otro u otros objetos externos que pasan a ser temidos y
evitados en tanto son depositarios de fantasías agresivas. Este es el mecanismo
latente de las fobias" (Piccolo E., "Defensas en los tests
gráficos", Editorial Paidós).
"La
disociación es el mecanismo por el cual el yo y un objeto único son divididos
fantásticamente en dos. La división del objeto se establece en función de las
características idealizadas y persecutorias, y en correspondencia con una
división concomitante del yo, estructurándose por lo tanto dos vínculos
simultáneos entre un yo agresivo y un objeto idealizadamente persecutorio, y un
yo lleno de amor con un objeto idealizadamente bueno".
"Esta
división del objeto y del yo corresponde a un mecanismo primario que sin
embargo implica ya un cierto grado de organización de la realidad caótica del
comienzo de la vida, en tanto permite aislar y separar dos tipos de
experiencias que se suceden en forma alternada: experiencias de unión,
protección y satisfacción, y experiencias de abandono, dolor e
insatisfacción".
"La
disociación en sus comienzos responde a una división neta del objeto y del yo,
siendo uno de los pares disociados alternativamente 'no conocido', 'ignorado',
'aislado' por el yo. Las disociaciones primarias dan como resultado objetos
parciales (pecho-pene) (idealizado-persecutorio). Durante la evolución normal,
y en la medida en que disminuye la ansiedad persecutoria, la disociación toma
características menos rígidas en cuanto al grado de distancia entre lo
idealizado y lo persecutorio, acercándose paulatinamente a una división entre
lo bueno y malo, favoreciendo la síntesis depresiva".
"Dentro
de la teoría kleiniana, este mecanismo es el precursor de la represión, que
permite el clivaje entre lo conciente y lo inconciente".
"Los
mecanismos de disociación pueden fracasar durante la evolución por la intensidad
de la envidia, la agresión o la mala relación continente con el mundo externo;
en tal caso son reemplazados por mecanismos de splitting masivos y de
identificación proyectiva excesiva, los cuales llevan a la desintegración del
yo como medida defensiva. H. Segal dice que el
yo se fragmenta y escinde en pedacitos para evitar la experiencia de ansiedad.
La desintegración es el más desesperado de todos los intentos del yo para
protegerse de ella. A fin de no sufrirla, el yo hace lo que puede para no
existir, intento que origina una aguda ansiedad específica: la de hacerse
pedazos y quedar pulverizado".
"Aún
cuando la disociación sea lograda, adquiere características patológicas cuando
implica una distancia rígida y excesiva entre las características idealizadas y
persecutorias del yo y del objeto, ya que esto dificulta la capacidad de
síntesis e integración depresiva".
"Según
H. Segal, en situaciones de ansiedad
aumenta la disociación y se utilizan la proyección y la introyección para mantener
a los objetos persecutorios tan alejados como sea posible de los objetos
ideales, a la vez que se mantiene a ambos bajo control".
"La
disociación subyace a todas las defensas neuróticas en tanto tienen todas por
finalidad la escisión del vínculo persecutorio con el objeto. Lo que cambia
entre una y otra es qué vínculo es considerado persecutorio en su relación con
el objeto. Como mecanismo adaptativo da lugar a la disociación esquizoide
instrumental, a la capacidad de dejar de lado determinadas situaciones
afectivas, para lograr ajuste a distintas exigencias de la realidad"
(Piccolo E., "Defensas en los tests gráficos", Editorial Paidós).
Como
defensa maníaca, "los mecanismos de disociación tienden a evitar el dolor
que la ambivalencia produce (amar y odiar al un mismo objeto)" (Piccolo
E., "Defensas en los tests gráficos", Editorial Paidós).
"El bebé la
experimenta principalmente hacia el pecho que lo alimenta. Es posiblemente la
primera manifestación externa del instinto de muerte, ya que ataca a lo que se
siente como la fuente de vida". Si la envidia temprana se torna excesiva,
pasa a ser un factor de consideración psicopatológico (Segal, 122).
"Puede implicar al
yo y al objeto. La primera escisión se hace entre Yo bueno y Yo malo, y entre
objeto bueno y objeto malo. La deflexión del instinto de muerte implica la
escisión entre la parte que se siente conteniendo los impulsos destructivos y
la parte que se siente conteniendo la libido" (Segal, 122).
La escisión del objeto
parcial en un objeto bueno y malo constituye el primer modo de defensa contra
la angustia. El objeto total será igualmente escindido (madre 'buena' y madre
'mala', etc) (Laplanche, 262).
Las fantasías son
contenidos primarios de los procesos mentales inconcientes, y pueden definirse
como los representantes psíquicos de los instintos: no hay acto instintivo que
no sea vivido como fantasía inconciente, aunque luego, esta puede pasar a ser
un modo de defensa contra los impulsos. La fantasía tiende a considerar que el
impulso se satisface efectivamente, mientras que, como defensa, considera que
dicho impulso es realmente inhibido o controlado (Isaacs).
Isaacs distingue la
fantasía como contenido primario de los procesos mentales inconcientes (phantasy),
y la fantasía como los sueños diurnos concientes, las ficciones, etc. (fantasy)
(Laplanche, 143).
Se trata de un concepto
introducido por K. Abraham. Con Melanie Klein se atribuye una importancia
creciente al sadismo oral, ya que constituye el momento culminante del sadismo
infantil. Pero, a diferencia de Abraham, hace intervenir desde un principio las
tendencias sádicas, cuando dice que 'la agresividad forma parte de la relación
precoz del niño con el pecho, aunque en esta fase no se exprese habitualmente
por la mordedura'. Aunque M. Klein discute la distinción de Abraham entre una
fase oral de succión y una fase oral de mordedura, el conjunto de la fase oral
es para la autora una fase oral-sádica" (Laplanche, 154).
Esta
defensa "responde a la necesidad de mantener una disociación entre el
vínculo de amor y el vínculo agresivo establecidos con el objeto, reforzando el
primero y manteniendo bajo control al segundo. Si bien como mecanismo está
basado en una relación divalente (disociación) corresponde evolutivamente a
logros de la etapa depresiva. Supone preocupación por el daño hecho al objeto y
miedo a no poder repararlo" (Piccolo E., "Defensas en los tests
gráficos", Editorial Paidós).
"Mecanismo esquizoide
vinculado con la escisión y la negación. Se niegan las características
indeseables del objeto, y el bebé proyecta en él su propia libido. Aunque
pertenece primordialmente a la posición esquizo-paranoide, la idealización
puede formar parte de las defensas maníacas contra ansiedades depresivas"
(Segal, 122).
"El
mecanismo de idealización está inevitablemente unido al mecanismo de
disociación e inicialmente defiende de ansiedades persecutorias. La creciente
idealización del objeto bueno tiene por finalidad alejarlo del persecutorio y
hacerlo invulnerable. Dicho mecanismo se vincula con la negación mágica
omnipotente: las características indeseables del objeto son negadas, mientras
simultáneamente es recubierto de 'bondad' (amor, invulnerabilidad, poderes
mágicos, poder omnipotente de protección, etc.). El monto de idealización está
en relación directa con el monto de persecución frente al objeto, y es una
defensa resultante de ansiedades persecutorias (temor a ser atacado y destruído
por el objeto)".
"El
mecanismo de idealización forma parte también de las defensas maníacas en la
situación depresiva (mitigando en tal caso la ansiedad depresiva), adjudicando,
por otra parte, al objeto una gran riqueza de contenido y una gran capacidad
reparatoria. Entonces, si el objeto es perfecto y lo posee todo, no está
destruído, no puede atacar retaliativamente al yo (ansiedad persecutoria), ni
el yo tiene que penar por él ni preocuparse por repararlo (ansiedad
depresiva)".
"Los
mecanismos de idealización tienden a negar la fantasía de destrucción del
objeto, otorgándole invulnerabilidad, riqueza de contenidos, belleza. Un objeto
así, no dañado ni moribundo, evita tanto el temor a la persecución como el
sufrimiento psíquico (duelo)".
"Dentro
de la teoría kleiniana, la idealización es precursora de buenas relaciones de
objeto (en tanto el objeto idealizado es el precursor del objeto bueno). Una
idealización extrema, sin embargo, traba la relación con el objeto real, puesto
que no existen objetos ideales sino idealizados. Un cierto monto de
idealización se mantiene a lo largo de la vida adulta (enamoramiento, ideales
de vida, etc.)" (Piccolo E., "Defensas en los tests gráficos",
Editorial Paidós).
"Se la considera
siempre un resultado de procesos introyectivos y proyectivos" (Segal,
122). Véase Identificación introyectiva, Identificación proyectiva.
"El resultado de la
introyección del objeto en el yo, el cual se identifica entonces con algunas de
sus características, o con todas" (Segal, 122).
"El resultado de la
proyección de partes del Yo en un objeto. Puede tener como consecuencia que se
perciba al objeto como habiendo adquirido las características de la parte
proyectada del Yo, pero también puede resultar en que el Yo llegue a
identificarse con el objeto de su proyección" (Segal, 122).
"Mecanismo que se
traduce por fantasías donde el sujeto introduce su propia persona, en su
totalidad o en parte, en el interior del objeto para dañarlo, poseerlo y
controlarlo" (Laplanche, 189).
La identificación
proyectiva patológica "resulta de la desintegración diminuta del Yo o de
partes del Yo, que luego se proyectan en el objeto y se desintegran; tiene como
consecuencia la creación de 'objetos extraños'" (Segal, 123).
"Melanie Klein
(1882-1960), pionera del análisis de niños y de la investigación de los estados
depresivos y esquizoides" (Rycroft, 72).
"Resulta de la actividad
de la fantasía inconciente, en la que se introyectan objetos y se construye
dentro del yo un mundo interno complejo. En el mundo interno se siente a los
objetos internos en relación dinámica los unos con los otros y con el yo"
(Segal, 123).
NARCISISMO
“Para Melanie Klein no es
necesario hablar de fase narcisista ni de narcisismo primario, sino sólo de “estados
narcisistas” definidos por un retorno de la libido sobre los objetos
introyectados. Este retorno de la libido sobre el yo caracteriza al narcisismo
secundario” (Virel A., Vocabulario de las psicoterapias, Gedisa, Barcelona,
1985, pág. 201).
La
negación y el control omnipotente "son mecanismos que responden a la
impotencia del yo frente a sus impulsos destructivos y a estos impulsos
proyectados en el objeto. La negación como proceso defensivo tiene por
finalidad no ver aquellos aspectos del yo o del objeto que aterrorizan, y
responde a la fantasía de que aquello que no se ve, no existe, y por lo tanto
no implica peligro. Está unida al control omnipotente, a la fantasía de poseer,
tanto el yo como el objeto idealizado, capacidad de control y de manejo sobre
el objeto persecutorio".
"El
grado de omnipotencia del yo y del objeto idealizado es proporcional al grado
de poder destructivo del yo agresivo y del objeto malo".
"Durante la etapa depresiva, la negación y el control omnipotente forman parte de las defensas maníacas frente a la persecución y al dolor. La negación se propone negar tanto la destrucción del objeto como los sentimientos de dolor, dependencia y necesidad del yo. Está unida a la fantasía de controlar el objeto, negando el temor a la separación y la dependencia, y favoreciendo las fantasías de reparación omnipotente del objeto. Esto siempre implica una privación para el yo, en la medida en que limita su capacidad de conocimiento" (Piccolo E., "Defensas en los tests gráficos", Editorial Paidós).
"Los
mecanismos de negación tienden a desconocer la realidad psíquica (el insight adquirido acerca de la agresión,
la valoración del objeto y el temor a atacarlo), y las partes de la realidad
externa acordes a sus conflictos (negación del abandono, de situaciones que
producen frustración y tristeza, del miedo al alejamiento de la madre real,
etc.)" (Piccolo E., "Defensas en los tests gráficos", Editorial
Paidós).
La escuela kleiniana
considera "que los orígenes de las neurosis están en el primer año de vida
y no en los primeros años, como indica el psicoanálisis clásico, y que consiste
en fracasos en el intento de pasar a través de la 'posición depresiva' y no en
una fijación en una variedad de etapas a través de la niñez. Como resultado, la
posición depresiva desempeña el mismo papel en la teoría kleiniana que el
complejo de Edipo en la teoría clásica" (Rycroft, 73).
"El término objeto
parcial bueno se aplica generalmente al pecho o pene tal como se lo experimenta
en la posición depresiva en relación con experiencias buenas. Se siente al
objeto bueno como fuente de vida, amor y bondad, pero no es ideal. Se reconocen
sus malas cualidades y,en contraste con el objeto ideal, puede ser
experimentado como frustrante; se lo siente vulnerable a los ataques, y por
consiguiente se lo suele sentir dañado o destruído. Se siente que el pecho
bueno y el pene bueno pertenecen respectivamente a la madre buena y al padre
bueno, pero se los puede experimentar antes de que se establezca plenamente la
relación de objeto total" (Segal, 123).
Junto al objeto malo, son
los primeros objetos pulsionales, parciales o totales, tal como aparecen en la
vida de fantasía del niño. La cualidad de 'bueno' se le atribuye, no solamente
por su carácter gratificador, sino sobretodo porque sobre él se proyectan las
pulsiones libidinales del sujeto. Objetos buenos y malos se hallan sometidos a
los procesos de introyección y proyección (Laplanche, 262).
"Pecho o pene. Es
experimentado por el bebé durante la posición esquizo-paranoide como resultado
de la escisión y de la negación de persecusión. El bebe atribuye todas sus
experiencias buenas, reales o fantaseadas, a este objeto ideal al que anhela
poseer y con el que ansía identificarse" (Segal, 123).
"O persecutorio. Es
experimentado como resultado de la escisión ocurrida durante la posición
esquizo-paranoide. El bebe le proyecta toda su hostilidad y a su actividad
atribuye toda experiencia mala" (Segal, 123).
Junto al objeto bueno,
son los primeros objetos pulsionales, parciales o totales, tal como aparecen en
la vida de fantasía del niño. La cualidad de 'malo' se le atribuye, no
solamente por su carácter frustrante, sino sobre todo porque sobre ellos se
proyectan las pulsiones destructivas del sujeto. Objetos malos y buenos se
hallan sometidos a los procesos de introyección y proyección. (Laplanche, 262).
"Son el resultado de
identificaciones proyectivas patológicas, en las que se percibe al objeto
escindido en pequeños fragmentos, conteniendo cada uno una parte proyectada del
Yo. A estos objetos extraños se los siente cargados de mucha hostilidad"
(Segal, 123).
"Objetos
introyectados en el yo" (Segal, 123).
"Objetos
característicos de la posición esquizo-paranoide. El primer objeto parcial que
experimenta el bebé es el pecho. Pronto experimenta otros objetos parciales,
ante todo, el pene" (Segal, 123). Objetos parciales son: el objeto ideal
(pecho o pene), el objeto malo (o persecutorio), y el objeto bueno.
"El objeto parcial
(pecho, pene) se halla escindido en un objeto 'bueno' y un objeto 'malo',
constituyendo esta escisión el primer modo de defensa contra la angustia"
(Laplanche, 262).
"Con Melanie Klein,
en la expresión 'objeto parcial' el término 'objeto' adquiere todo el valor que
le ha otorgado el psicoanálisis: aunque parcial, el objeto (pecho u otra parte
del cuerpo) posee en la fantasía caracteres similares a los de una persona (por
ejemplo persecutorio, asegurador, benévolo, etc)." (Laplanche, 264).
"Para los
kleinianos, la relación con los objetos parciales no califica únicamente una
fase de la evolución psicosexual (posición paranoide), sino que sigue
desempeñando un importante papel cuando ya se ha establecido la relación con
los objetos totales" (Laplanche, 264).
"Son objetos en los
que se ha proyectado parte del instinto de muerte. Originan ansiedad
paranoide" (Segal, 124).
"Se refieren a la
percepción del otro como persona. La percepción de la madre como objeto total
caracteriza la posición depresiva. El objeto total es lo opuesto tanto del
objeto parcial como de los objetos escindidos en partes ideales y
persecutorias. La ambivalencia y la culpa se experimentan en relación con
objetos totales" (Segal, 124).
"Imagen fantaseada
de los padres combinados en coito. Se origina cuando no se diferencia al padre
de la madre y se siente su pene como parte del cuerpo de la madre. Cuando surgen
ansiedades edípicas esta fantasía se reactiva regresivamente como medio de
negar el coito parental. Por lo general se la experimenta como figura
terrorífica" (Segal, 124).
"La imago de los
padres acoplados designa una teoría sexual infantil que se expresa en diversas
fantasías que representan a los padres como unidos en una relación sexual
ininterrumpida: la madre conteniendo el pene del padre o al padre en su
totalidad; el padre conteniendo el pecho de la madre o a la madre en su
totalidad; los padres inseparablemente confundidos en un coito. Se trataría de
fantasías muy arcaicas e intensamente ansiógenas" (Laplanche, 192).
"Término utilizado
por la teoría kleiniana para describir ciertas configuraciones de las
relaciones con los objetos y de la distribución de la libido, a través de las
cuales pasa el individuo durante su desarrrollo. Las dos posiciones que han
sido establecidas en esta teoría son la esquizo-paranoide y la depresiva, pese
a que se hacen referencias, también, a una posición maníaca. El concepto tiene
afinidades con el concepto clásico de 'etapa del desarrollo libidinal', pero
difiere en el sentido de que hace referencia a pautas de fantasía y de
relaciones con los objetos antes que al apego a un objeto en particular y a la
zona erógena. Ambas posiciones ocurren en el primer año de vida, durante la
etapa oral de la teoría clásica" (Rycroft, 90).
"Comienza cuando el
bebé reconoce a su madre como objeto total. Es una constelación de relaciones
objetales y ansiedades caracterizada por la experiencia del bebe de atacar a
una madre ambivalentemente amada y de perderla como objeto externo e interno.
Esta experiencia origina dolor, culpa y sentimientos de pérdida" (Segal,
124).
"Tipo de relaciones
de objeto consecutivo a la posición paranoide; comienza alrededor del cuarto
mes y se supera progresivamente en el curso del primer año, aún cuando pueda
encontrarse también en el curso de toda la infancia y reactivarse en el adulto,
especialmente en el duelo y en los estados depresivos.
Se caracteriza por los
siguientes rasgos: el niño es, en lo sucesivo, capaz de aprehender a la madre
como objeto total; se atenúa la escisión entre objeto 'bueno' y 'malo', las
pulsiones libidinales y hostiles tienden a relacionarse con el mismo objeto; la
angustia llamada depresiva se refiere al peligro fantaseado de destruír y
perder a la madre a consecuencia del sadismo del sujeto; esta angustia es
combatida mediante diversos modos de defensa (defensas maníacas o defensas más
adecuadas: repartición, inhibición de la agresividad) y se supera cuando el
objeto amado es introyectado en forma estable y aseguradora" (Laplanche,
276-277).
"Posición alcanzada
en su esquema de cosas por el bebé (o por el paciente en análisis) cuando
advierte que tanto su amor como su odio están dirigidos hacia el mismo objeto
-la madre-, tiene conciencia de su ambivalencia y se interesa por protegerla de
su odio y para llevar a cabo la reparación por el daño que ha causado su odio.
Como el sistema de Klein incluye el instinto de muerte y hostilidad innata
hacia la madre y la envidia de ella, se concibe que esta crisis desempeña un
papel esencial en el desarrollo de cada bebé, al margen de la cualidad de los
cuidados maternales, y su resultado, según se sostiene, determina todo el
desarrollo posterior. Se considera que las personas saludables y neuróticas han
pasado por la posición depresiva, que las personas con problemas depresivos
están fijado en ella y que las personas con problemas esquizoides y paranoides
no han logrado alcanzarla" (Rycroft, 90).
"La posición
depresiva desempeña el mismo papel en la teoría kleiniana que el complejo de
Edipo en la teoría clásica" (Rycroft, 73). Véase al respecto Neurosis.
"La primera fase del
desarrollo. Se caracteriza por la relación con objetos parciales, el predominio
de escisión en el yo y en el objeto, y la ansiedad paranoide" (Segal,
124).
"Modalidad de las
relaciones de objeto específica de los cuatro primeros meses de la existencia,
pero que puede volver a encontrarse durante la infancia y, en el adulto,
especialmente en los estados paranoico y esquizofrénico.
Se caracteriza por los
siguientes rasgos: las pulsiones agresivas coexisten desde un principio con las
pulsiones libidinales y son singularmente intensas; el objeto es parcial
(principalmente el pecho materno) y se halla escindido en dos: el objeto
'bueno' y el objeto 'malo'; los procesos psíquicos que predominan son la
introyección y la proyección; la angustia, intensa, es de naturaleza persecutoria
(destrucción por el objeto 'malo')" (Laplanche, 278).
"Configuración
psíquica postulada por Melanie Klein y donde el individuo lucha con sus
impulsos destructivos por medio de (a) la escisión, tanto de su yo como de las
representaciones de objetos en partes buenas y malas, y (b) una proyección de
sus impulsos destructivos sobre el objeto malo por el cual se siente
perseguido. Según Klein, la posición esquizo-paranoide constituye el primer
intento del infante para dominar su instinto de muerte y precede a la posición
depresiva. El fracaso ante el intento de abandonar la posición
esquizo-paranoide (esto es, de alcanzar la posición depresiva) es
responsable" de muchos trastornos, entre ellos los obsesivos (Rycroft,
90).
Se ha indicado que la
traducción del nombre de esta posición es incorrecta, y que en realidad debería
designársela como "posición paranoide-esquizoide", ya que primero se
constituyen objetos persecuatorios (paranoide) y luego se monta la defensa
contra ellos (escisión - esquizoide).
Posición esquizoide.-
Según Rycroft (53), es un concepto de Fairbairn similar al concepto de posición
esquizo-paranoide de M. Klein, con la diferencia que no utiliza la idea de
instinto de muerte.
"La experiencia de la
realidad psíquica es la experiencia del propio mundo interno, incluyendo la
experiencia de impulsos y los objetos internos" (Segal, 124).
"Es la capacidad de
experimentar la realidad psíquica como tal y de diferenciarla de la realidad
externa. Implica la experiencia simultánea y la correlación de los mundos
interno y externo" (Segal, 124).
La
regresión "es la reactualización de vínculos objetales correspondientes a
momentos evolutivos ya superados en el desarrollo individual. El yo claudica
frente a situaciones actuales que no puede resolver y apela a modalidades de
relación evolutivamente más primitivas, que en su momento fueron eficaces para
mantener el equilibrio" (Piccolo E., "Defensas en los tests gráficos",
Editorial Paidós).
"Actividad del yo dirigida a restaurar un objeto amado y dañado. Surje durante la posición depresiva como reacción a ansiedades depresivas y a la culpa. La reparación se puede usar como parte del sistema de defensas maníacas, en cuyo caso adquiere las características maníacas de negación, control y desprecio" (Segal, 124).
"Mecanismo en virtud
del cual el sujeto intenta reparar los efectos de sus fantasmas destructores
sobre su objeto de amor. Este mecanismo va ligado a la angustia y a la
culpabilidad depresivas: la reparación fantasmática del objeto materno, externo
e interno, permitiría superar la posición depresiva asegurando al yo una
identificación estable con el objeto benéfico" (Laplanche, 365).
La
represión "fenoménicamente se manifiesta como 'lagunas' en el pensar,
sentir o verbalizar. Es el olvido no intencional de hechos, fantasías,
ocurridos en la realidad externa o interna. Implica la necesidad de mantener
disociados (olvidados) aspectos del vínculo objetal vividos como conflictuales
o peligrosos".
"Está
relacionado en parte con el mecanismo de negación (responde a la fantasía
'necesito no conocer tal aspecto mío y del objeto; si no lo conozco no
existe'). Supone el mecanismo de disociación, aunque es más evolucionado y
adaptativo que la disociación".
"Dentro
de la teoría kleiniana en la evolución normal la represión es la heredera del
mecanismo de disociación, y se hace posible como resultado de la elaboración de
la etapa depresiva" (Piccolo E., "Defensas en los tests
gráficos", Editorial Paidós).
"Se considera que
las personas saludables y neuróticas han pasado por la posición depresiva, que
las personas con problemas depresivos están fijados en ella y que las personas
con problemas esquizoides y paranoides no han logrado alcanzarla"
(Rycroft, 90), habiendo quedado estas últimas fijadas a la posición
esquizo-paranoide.
"Según la escuela de
M. Klein existiría, desde la fase oral, un superyo que se formaría por introyección
de objetos 'buenos' y 'malos' y que el sadismo infantil, que entonces se
encuentra en su acmé, haría particularmente cruel" (Laplanche, 421).
"Los padres
ambivalentemente amados introyectados durante la posición depresiva forman el
núcleo del superyo" (Segal, 122).