Por Miguel Canduela

 

Técnicas de intervención de Psicología Deportiva

LA MOTIVACIÓN.


Cualquier comportamiento humano que persiga la consecución de un objetivo puede entenderse como guiado por una causa interna que algunos han bautizado con el nombre de "Motivación", la cual se podría definir como el conjunto de factores dinámicos que determinan la conducta de un individuo. En el origen de nuestras conductas no hay sólo una causa, sino todo un conjunto indisoluble de factores (conscientes e inconscientes, fisiológicos, intelectuales, afectivos, sociales y culturales) que están en interacción recíproca. En ocasiones, algunos de estos factores se pueden presentar en franca oposición; en estos casos se debe tender hacia la integración de los mismos propiciando que el individuo (deportista en este caso) centre sus objetivos y su conducta en los "motivos" que sean más trascendentales para él.


Una buena técnica para mantener y aumentar el interés hacia la práctica de un deporte es el establecimiento de metas u objetivos, los cuales preferentemente deberán cumplir las siguientes características:
- Realistas pero que impliquen esfuerzoo.
- Que sean específicos (precisos) y se puedan evaluar de forma "concreta".
- Enfocados primordialmente hacia la ejjecución personal (marcas personales) más que ha resultados en las competencias.
- Marcar fechas para su consecución. - Establecerlos a corto, mediano y larggo plazo.


Junto con el establecimiento de objetivos es muy importante identificar y definir las estrategias que van a permitir la consecución de los mismos, en este sentido es fundamental contar con el apoyo de una persona que posea suficientes conocimientos sobre el deporte en cuestión y sus técnicas de entrenamiento, ya que el verdadero reto del establecimiento de metas y objetivos es desarrollar los planes estratégicos que posibiliten su cumplimiento y determinar el nivel de exigencia de los objetivos de acuerdo a las potencialidades de cada deportista (realistas pero que impliquen esfuerzo).


Por último, es muy importante evaluar el cumplimiento de dichos objetivos y generar la retroalimentación correspondiente, reconociendo los logros obtenidos y analizando todo el proceso en general, ya que dicha información puede ser muy útil en el establecimiento de nuevos objetivos.


De acuerdo a opiniones de algunos entrenadores deportivos de alto nivel, resulta fundamental establecer y mantener en los deportistas las expectativas de que pueden lograr metas "relativamente muy altas", por ejemplo, J. Valdano {ex-entrenador del Real Madrid) habla de la importancia que tiene en la motivación de los futbolistas el mantener el "sueño" hacia el objetivo; en este sentido, el deportista deberá estar convencido del proyecto en el que está participando y de sus capacidades para manejar las situaciones que se le presenten en relación con el mismo.

LA CONFIANZA.


La "autoconfianza" supone la creencia de que se está "perfectamente" capacitado para enfrentarse a las demandas de la situación que se le presenta; resulta evidente que la falta de confianza en uno mismo es un obstáculo que afecta al rendimiento deportivo, ya que la persona con estas características dudará constantemente en lugar de actuar con decisión y desplegar sus habilidades en el momento adecuado.
La confianza es un factor dinámico que varía de una situación a otra e incluso de un momento a otro (de acuerdo a la información que se tenga y al entorno que rodea a la situación), aunque se puede afirmar que a nivel psíquico existe una "base estructural" que afecta de manera considerable las interpretaciones que cada persona hace de las situaciones que se le presentan y de sus posibilidades dentro de ellas, influyendo notablemente sobre la generación de expectativas de éxito o fracaso y, por ende, sobre los niveles de autoconfianza.
Constantemente estamos en diálogo con nosotros mismos a través de nuestros propios pensamientos los cuales, en ocasiones, pueden ser de índole negativa (duda, incapacidad, falta de control) o positiva (ánimo, seguridad, eficacia). Diversas investigaciones han probado que la convicción de ejecutar algo con éxito (expectativas de autoeficacia) producen un efecto favorable sobre la ejecución misma; por este motivo es que deben potenciarse los automensajes positivos, para que generen la confianza en el éxito y permitan al deportista desempeñarse en condiciones favorables. El deportista deberá aprender a centrar su mente en pensamientos positivos y ser capaz de identificar y sustituir los negativos por pensamientos alternativos y/o diálogos internos positivos.
Es muy importante que la autoconfianza se encuentre "apoyada" o se desarrolle sobre bases sólidas y reales, en este sentido el deportista debe estar bien preparado en lo referente a condición física y preparación técnica, acorde con el nivel de exigencia de la competencia. Las creencias personales sobre la capacidad de éxito pueden estar distanciadas de la capacidad "real" de éxito, tanto por exceso como por falta de confianza; en dichos casos es conveniente aproximar dicha discrepancia para que el deportista desarrolle una estrategia o un estilo de juego congruente con sus capacidades y cualidades deportivas.

LA CONCENTRACIÓN.


Puede definirse como la capacidad psíquica a través de la cual el sujeto controla sus procesos de pensamiento y de focalización, con el objetivo de centrarse exclusivamente en alguna tarea determinada, logrando estar "completamente separado" del ambiente externo y de cualquier distracción potencial, propiciando una sensación de que "tú y la acción que estás realizando es lo único que existe en el mundo". Cuando la mente está completamente involucrada en la ejecución que se está realizando, se "entra" en lo que algunos autores y atletas han denominado el "cocoon"; de acuerdo a Garfield. Ch. A. (1987), dicho estado de concentración libera grandes reservas de energía y nos proporciona una experiencia única.


La concentración no se refiere a forzar la atención hacia la tarea que se está realizando (dichos pensamientos pueden llegar a ser una distracción), sino a estar completamente metido en ella; durante la competencia el deportista deberá centrar su atención en el aquí y el ahora, evitando que su mente divague en lo que ha pasado, en lo que puede ocurrir o en cualquier otro aspecto ajeno a la misma. Cuanto más novedosa sea una situación tendrá más probabilidades de distraer al deportista, por este motivo resulta conveniente incorporar al entrenamiento las posibles dificultades y "novedades" que pudieran presentarse en la competencia.


En los deportes y situaciones que exigen un alto grado de esfuerzo físico y generen fatiga y dolor (como en el caso de los corredores, triatletas, etc.), puede resultar conveniente disociar la atención y centrarla en estímulos externos, "olvidando" lo que sucede en el cuerpo, ya sea fijándose en objetos externos o en pensamientos ajenos al dolor. De acuerdo a las referencias de algunos atletas, en la competencia de alto nivel es muy importante saber controlar el esfuerzo y el dolor a través de la concentración (teniendo conciencia de lo que sucede en el cuerpo para controlarlo); por el contrario, entre más recreativa es la práctica se tiende más a disociar, disfrutar (no sufrir mucho) y no pensar en la competencia. Aunque los deportistas suelen tener sus preferencias de focalización de la atención, es común que se alternen estrategias asociativas y disociativas dependiendo de la situación.

LA ATENCIÓN.


Nideffer (1976) distingue dos dimensiones principales de la atención:


a) AMPLITUD: se refiere a la cantidad de información específica que una persona atiende en un período de tiempo dado; puede ser focalizada (reducida: un estímulo concreto) o global (amplia: diversas situaciones al mismos tiempo)


b) DIRECCIÓN: que consiste en hacia donde dirige la atención el deportista: a elementos externos o internos a sí mismo.


Cada deporte exige diversas combinaciones de focos atencionales e incluso la habilidad de cambiar de un tipo de atención a otro en breves espacios de tiempo; de acuerdo a dichas exigencias y a las características de cada deportista, sería conveniente estructurar ejercicios donde se practiquen y mejoren los focos atencionales relacionados con la actuación deportiva.

Rituales de ejecución.

 
En algunas situaciones deportivas puede resultar conveniente definir un ritual de ejecución y que el deportista esté involucrado con dicho ritual mientras lo realiza, ya que de esta forma estará más concentrado en su ejecución deportiva que en los demás factores que la rodean; los cuales suelen ser especialmente perturbadores en la competencia (público, presión por obtener el resultado, etc.).

Activación y concentración.


Dichos factores mantienen una relación bastante estrecha, ya que a medida que la activación aumenta, el enfoque atencional se va reduciendo y toda la información que es menos importante se va quedando fuera, centrándose el deportista en todo aquello que es importante; si la activación sigue subiendo y sobrepasa los niveles óptimos, el enfoque atencional sigue reduciéndose y comienza a eliminar también la información relevante.

 

 

Fuentes: Guías Didácticas del Master en Psicología del Deporte, Universidad Autónoma de Madrid, Comité Olímpico Español.

 

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