Nº4 - 1996

ALCMEON 19

El pensamiento paranoide

Dr. Hugo R. Marietán

Contenido paranoide

El sufijo “oide” significa semejante, por eso se designa como paranoide a la persona que presenta rasgos atenuados que hacen recordar a la psicosis delirante paranoica.
Desconfianza
El rasgo paranoide se caracteriza por girar alrededor de un núcleo que es la desconfianza. La falta de confianza, en última instancia, es un problema de fe. En la fe, que es el fundamento de la creencia, no hay lugar para la duda o el análisis, es creer sin que importe entender. Si bien tiene su máxima expresión en lo místico y religioso, la fe se enseñorea en todos los terrenos de lo mental. Somos personas confiadas, confiamos en nuestro entorno, confiamos en que la rutina que tuvimos a lo largo de nuestra vida se va a repetir en el día de hoy, y luego en el día de mañana y así sucesivamente.
Hay una confianza básica, ingenua, en el sistema y en el medio que vivimos. También tenemos confianza en el resto de la gente; más allá de la crítica que podemos hacer, básicamente confiamos en nuestra comunidad, en nuestros familiares. De no existir esa confianza, esa fe, el grupo se disgregaría. Es una confianza ingenua, porque si nos ponemos a analizar, sólo se basa en la repetición, en la costumbre, y eso es lo que descubre el paranoide. Es un hombre o una mujer que se planta frente al consenso y se pregunta el por qué de las bases de ese consenso y obtiene una conclusión negativa: que no estamos asentados en una comunidad que pueda darle tranquilidad absoluta y que las personas que lo rodean pueden ser potencialmente sus enemigos, no son leales o fieles. Aquí falta entonces la adhesión al sistema de creencias común, a lo consensuado.

Abuso del razonamiento deductivo

Si alguien desconfía de un sistema de creencias consensuado, evidentemente debe formar, si no se desmorona como persona, su propio sistema de creencias. Éste se va a basar en un uso abusivo del razonamiento, de la interpretación, que formará una posición muy particular en relación con el resto de las personas. Utiliza básicamente un tipo de razonamiento deductivo que parte de un prejuicio, por ejemplo: “Me quieren perjudicar”, que los hechos particulares sólo confirman o no. Es este prejuicio el origen de muchos de sus juicios falsos, y hace que interprete las acciones de los demás como rebajantes, amenazantes y hostiles; en consecuencia, siempre son obstinados, rígidos y están a la defensiva.
“El pensar razonado es el juez infalible sobre el ser o el no ser. Ninguna cosa inmediata debe aceptarse de por sí como real: todo debe «fundamentarse». Sólo es real lo que puede explicarse. Lo que no puede explicarse mediante axiomas libres de contradicción no existe.”(#)
Búsqueda de las claves
Los paranoides tratan de buscar las claves que revelan las intenciones de los demás, buscan la segunda intención, la prueba que demuestre que estaban en lo cierto. Dividen a las personas entre los que están con ellos y los que están en contra, no hay términos medios.

Evitación de la intimidad

Se mantienen firmes en su postura; evitan la intimidad por temor a dar información que pueda ser utilizada como arma por sus enemigos. “Evito la intimidad, el contacto, mantengo un tipo de relación superficial, y por supuesto que voy a ser susceptible, voy a estar alerta ante las actividades de los demás. Detalles que para otros pueden ser cosas triviales, banales, para mí encajan perfectamente en un patrón concatenador de hechos, que pueden llegar a ser indicios de un complot o algo que están tramando en mi contra.”

Estado de alerta

Por eso están muy alertas. Se nota en el paranoide, cuando se lo observa, el estado de alerta, de tensión. Es una persona que está en lucha: “olfatea” el ataque, el complot y la infidelidad donde los otros nada ven.

Rencorosos
Son rencorosos, recuerdan los agravios, las humillaciones y los insultos por siempre, y están a la espera del retrueque y la venganza. La sobrevaloración, la intolerancia a la crítica, la autojustificación de los errores, el humor irónico y la necesidad del contrincante (siempre están peleando con alguien), completan los rasgos de esta personalidad.
Desde el punto de vista clásico se caracteriza a estas personalidades por los siguientes items: desconfianza, susceptibilidad, proyección, autorreferencia, grandiosidad. En este caso, “proyección” es atribuirle a los demás intenciones que coinciden con los prejuicios del paranoide.

Grandiosidad
Decimos “grandiosidad” porque tienen su propia manera de ver el mundo y le dan un alto grado de validez respecto de la forma en que lo evalúan los demás. “La diferencia entre los otros y yo es que pienso; lo que digo lo razono en todos los detalles y las otras personas no. En consecuencia las conclusiones que saco son mejores y verdaderas, lo he comprobado muchas veces. Es así. Mi mujer, por ejemplo, tiene dos neuronas: una para controlar los esfinteres y la otra para mantener el equilibrio. Si usa una de ellas la otra se descontrola, o se hace pis o se cae al piso. Así que opta por no usarlas, no pensar.”

El porte
Si lo describimos, observamos que es muy detallista, puntilloso; es una persona de porte prolijo, no es un desaliñado o un bohemio: es atildado y conserva una postura erecta, desafiante; la mirada es hacia los ojos, de estudio. Mira a los ojos o de costado. Los rasgos suelen ser duros, el entrecejo ceñido. Inspira respeto. Cuando está frente a nosotros nos estudia, sentimos la sensación de estar rindiendo examen. Sopesa constantemente lo que decimos, cómo lo decimos, y sobre todo cómo nos dirigimos a él. Se considera una persona respetable y de valor. No es conveniente tutear a un paranoide, hacerlo esperar o no mantener ciertas reglas mínimas de cortesía.

Un hombre de dos caras
Si tenemos oportunidad de hablar con un familiar, vamos a encontrar un rasgo cuya descripción aún no he hallado en la literatura: el paranoide tiene una conducta bifronte: tiene un tipo de conducta para los allegados y otra muy distinta para los otros. “En casa siempre está malhumorado, poco comunicativo, pero con sus amigos o en el trabajo es otra persona: hace bromas, charla con todos, se hace querer.”
“Hay algo que me da mucha bronca de mi padre, en casa lee el diario, mira televisión, siempre con mala cara. Si cualquiera lo llama por teléfono, se convierte en otra persona, es parlanchín, chistoso. Cuelga el tubo y vuelve a tener mala cara.”

Respeto por la jerarquía
Otro rasgo es el respeto por la jerarquía. A pesar de la desconfianza, el paranoide valoriza mucho la jerarquía. Es éste un elemento muy importante para ser tenido en cuenta por el psicoterapeuta. Tienen un sistema de jerarquías, respetan a unos y desvalorizan a otros. Y así en todos los ítems de la vida. En la familia o en el trabajo, por ejemplo, respetan sólo a las personas a las que les atribuyen cualidades suficientemente valiosas. Al resto los descalifican. Sólo consiguiendo el respeto de un paciente paranoide podemos realizar un tratamiento eficaz. Y esto depende, amén de nuestra personalidad y conocimientos, de una actitud franca y coherente, sin ocultamientos (es un experto en captarlos), y del trato que le dispensemos. “Para conseguir respeto hay que tenerlo”, decía Baruch Espinosa.



Sociedad Internacional Wernicke-Kleist-Leonhard

Estimados colegas:
Desde el siglo XIX la discusión científica sobre la nosología de las psicosis endógenas está dominada por dos conceptos diametralmente opuestos: por una parte el abordaje de Carl Wernicke y Karl Kleist, desde el cual Karl Leonhard desarrolló su modelo de subdivisión de las psicosis endógenas con el mayor grado de diferenciación, y por otra parte el concepto de psicosis unificada, nosológica y patogenéticamente, el cual está asociado a los nombres de Wilhelm Griesinger y Heinrich Neumann. Un intento de acuerdo entre los conceptos de diferenciación y unidad de las psicosis endógenas es la dicotomía elaborada por Emil Kraepelin.
Sistemas actuales de clasificación como el ICD y el DSM intentan sintetizar el esquema de orientación pronóstica de Kraepelin con la orientación sintomatológica de las clasificaciones de Eugen Bleuler y Kurt Schneider. Por el contrario, la burda diferenciación en sólo unas pocas entidades diagnósticas ha permanecido sin cambios hasta el presente y pareció en un principio ser confirmada por la moderna farmacopsiquiatría.
A la dicotomía de Kraepelin no le ha sido posible hacer una contribución a la etiología de las psicosis endógenas. Por esa razón somos de la opinión de que deben considerarse alternativas de las construcciones nosológicas usuales actualmente en la investigación biológico-psiquiátrica, y debe desarrollarse un método de mayor diferenciación diagnóstica. Las bases pueden ser provistas por la clasificación de las psicosis endógenas de Karl Leonhard, la cual se basa en descripciones psicopatológicas y subdivisiones nosológicas de Wernicke y Kleist, quienes siempre acentuaron la interrelación entre la biología y la psicopatología.
La moderna investigación biológico-psiquiátrica puede hacer uso de los conocimientos obtenidos sólo si se establece una relación entre los hallazgos biológicos y las entidades nosológicas. De ese modo, se requiere investigar dentro de un sistema de clasificación complementaria tan diferenciado como sea posible.
Deseamos invitarlos a unirse a nosotros, trabajando hacia este objetivo y tener el placer de darles la bienvenida como miembros y colegas en la Sociedad Wernicke-Kleist-Leonhard.

Prof.Dr.Helmut Beckmann Würzburg
por el Comité Ejecutivo de la Sociedad

 

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