Publicado en diario “La Hora”, 6 Noviembre
2001
Las difundidas prácticas laborales o
de estudio entre los 20 y los 30, sumadas al creciente número de personas que, pasados
los 30, siguen viviendo con sus padres y demoran su casamiento, están creando
una generación de adultos inexpertos, de acuerdo con la investigación “Jóvenes
Occidentales: cómo se envejece lentamente”, realizada en
Estados Unidos.
El estudio, encabezado por el
psicólogo social Stephen Richardson, de San Diego, sostienen que, para los 4,4
millones de norteamericanos y los 600 mil más británicos que este año llegarán
a los 35, el cumpleaños marcará la entrada a la adultez. “Sólo a esta edad las
actitudes, los gustos y las aspiraciones de la gente de estos tiempos cambian
en forma dramática”, afirma el especialista.
“Cultural y psicológicamente, se
convierten en lo que generaciones previas reconocían como adulto bien formados.
Muchos de nosotros, y me incluyo, lo reconocíamos antes de esa edad”, confiesa
este académico de 39 años.
Richardson
describe a los veinteañeros como “inexpertos” o “gorriones”. La alta inflación
de los años 70, seguida por el progresivo incremento en los precios
inmobiliarios, ha elevado una barrera ante los jóvenes que están tratando de
independizarse económicamente y ser adultos responsables.
“Incluso las viviendas más
económicas se han vuelto tan caras que mucha gente sólo puede afrontarlas al
juntarse con otra persona que trabaja, lo que para muchos representa una
atemorizante perspectiva. En vez de eso, dejan el proyecto a un lado y viven
con sus padres, destinando sus ingresos a un rango de elementos de consumo
inimaginables treinta años atrás”, dice el psicólogo proveniente de Cambridge.
Cambio de hábitos
La
investigación de Richardson incluyó unas 200 personas, la mayoría de entre 20
y 40 años, y fue realizada en los últimos cinco años. Sobre los resultados opina Helen Haste,
profesora de psicología de la Bath University: “Cada vez más gente prolonga
su etapa de estudiante. Esto significa que muchos aspectos de la vida adulta
se retrasan, como la independencia económica”. El estudio avivará el debate sobre
el cambio de percepciones de la edad, causado en parte por el incremento de
la expectativa de vida. Hoy la mayoría de la gente vive siete años más que
sus padres. |
Ser adulto no depende de la
biología
El doctor Hugo Litvinoff, psicoanalistade la Asociación Psicoanalítica Argentina, recuerda que “en el siglo pasado hubo consenso en que la edad adulta sólo se alcanzaba entre los dieciocho y veintiún años, lo que demuestra que la maduración de un individuo no está determinada por condicionamientos biológicos, sino por motivaciones culturales y psicológicas”.
“La creciente inseguridad del mundo
actual, la falta de valores estables, los rápidos cambios culturales y el
relajamiento de la autoridad retrasan el despegue del joven de su núcleo
familiar y facilitan de este modo una prolongación de la adolescencia y la
juventud”, apunta Litvinoff.
Tener hijos
“A los 25, la mayoría de los
graduados son económicamente inútiles, casi inempleables, cambian de trabajo de
un segundo a otro. ¿Cómo podemos llamarlos adultos? – dice Francese -. Pero a
los 35 comienzan a volverse serios, hablan de sus carreras y no de sus trabajos
y, más importante aún, de tener hijos”.
Richard Peterson, profesor de
sociología de la Universidad de Vanderbilt, Estados Unidos, dice haber
descubierto que el umbral de los 30 es algo profundamente deprimente: “Los
gustos musicales, lo que significa el rock and roll, se abandonan de repente.
Los gustos se fosilizan. Las personas abandonan la música experimental y
comienzan a escuchar Jazz o clásica”.