En revista “Management & Gestión”, Agosto 1996, pp 22-24.
Innovación y
resolución de problemas
El estilo es lo
que cuenta
Hace aproximadamente 20 años, el Dr. Michael
Kirton, eminente psicólogo británico, descubrió que el estilo preferido por
cada individuo para resolver problemas (o su creatividad) juega un rol muy importante
en la determinación de cómo esa persona aborda un problema. A partir de esta observación
desarrolló la Teoría de la Adaptación / Innovación, donde afirma que
existe un espacio de continuidad entre los extremos de alto nivel de adaptación
y de alto nivel de innovación, y que la posición de cada individuo dentro de
esos límites permite describir cómo prefiere usar la creatividad para resolver
problemas.
Específicamente, Kirton teorizó que las personas que
ocupan el extremo de alto nivel de adaptación suelen luchar por mejorar el sistema
existente y les satisfacen más los trabajos que requieren ese tipo de enfoque
en la resolución de problemas. Los trabajos que coinciden con este estilo
incluyen campos como la odontología y la cirugía (donde el objetivo consiste en
arreglar lo que está mal en el sistema existente o mejorarlo), la contabilidad
en lugar de las finanzas, y los puestos eclesiásticos. Estos individuos tienden
a ser vistos como agentes de estabilidad o “anclas” por su grupo o su organización.
Las personas que ocupan el extremo de alto nivel de innovación,
al contrario, buscan cambiar el sistema existente y se sienten más
satisfechos cuando tienen un trabajo relacionado con el desarrollo de productos
nuevos, la reingeniería y otras funciones que implican transformar la empresa. Los
puestos más adecuados para este estilo son aquellos donde el objetivo está
puesto en la investigación y el desarrollo, los empleos de ventas y marketing,
y los puestos financieros en lugar de los contables. Estos individuos tienden a
ser vistos como agentes de cambio y se los considera más espontáneos o menos
avocados a las actividades de planificación que sus colegas que presentan un
mayor nivel de adaptación.
El lugar que un empleado ocupe en el espacio de continuidad
entre Adaptación e Innovación se define en función de quién es. No es una
elección de la persona. Sumado a eso, el estilo de creatividad personal tiende
a ser estable con el tiempo. Hasta la fecha no se ha podido definir ningún tipo
de propensión cultural o género. Tampoco está demostrada ninguna forma de
relación con la generación a la que se pertenezca. Aunque el estilo personal se
puede medir después de los 10 años, todos los indicadores demuestran que se determina
mucho antes. En realidad, las diferencias de estilos entre hermanos son observables
a los dos años.
¿Qué sucede si las responsabilidades del trabajo de
un individuo requieren un estilo de resolución de problemas distinto del que
esa persona prefiere usar?.
La respuesta es simple: aunque le resulte imposible
cambiar sus preferencias, la persona deberá cambiar su conducta para desempeñar
bien su trabajo. Y para cambiar la conducta se requiere una clase de energía
denominada energía de recorte. Cuando un empleado debe ejercer un puesto
que no requiere su estilo de resolución de problemas preferido, se genera una situación
similar a la de un individuo que debe luchar constantemente para cargar un peso
muy grande. Por eso, la satisfacción laboral es inversamente proporcional a la
energía de recorte requerida para desempeñar bien un trabajo.
En esencia, la energía de “retorno a cero”,es
decir que lleva al individua a cero para que pueda comenzar a hacer el trabajo.
Si la energía de recorte de un individuo tiende a agotarse en este proceso, será
muy poca la energía restante para poder hacer su trabajo. De esta forma, su
rendimiento y su satisfacción laboral se verán afectados. Cuando la persona está
muy conforme con su trabajo, por lo general es poca la energía de recorte que
consume. Y si a la persona le gusta su trabajo, significa que le permite
aplicar su estilo de resolución de problemas.
La gente que prefiere mejorar el sistema está dotada
de una capacidad natural para la implementación, mientras que la gente que
prefiere cambiar el sistema está dotada de una capacidad natural para general
ideas. Esa “capacidad natural” surge de considerar que las personas
tienen talentos naturales para las distintas partes del proceso de innovación.
No sería realista suponer que cada individuo realiza bien todas las partes del proceso de innovación, aunque en el pasado muchas organizaciones esperaban que las personas hicieran todo el trabajo. En la actualidad , se conforman equipos para responder a todas las necesidades y, por extensión, se supone que un equipo organizacional es eficiente cuando sus miembros tiene distintos estilos de resolución de problemas y cada uno se desempeña en puestos que exigen poner en práctica su estilo preferido. Todos los estilos de resolución de problemas tienen una valiosa contribución para hacer a la organización y todo el mundo tiene un rol para cumplir dentro del proceso de innovación.
Cuando a un grupo de personas se les pide que
mencione adjetivos para describir a los individuos con alto nivel de adaptación,
por lo general eligen términos como “estancado”, “aburrido” e “insulso”. Cuando
se les pide que describan a los innovadores, suelen mencionar los calificativos
“alborotador”, “inconstante” y “absurdo”.
¿Porqué la gente se inclina a proponer descripciones
negativas para definir a un grupo que considera distinto?. Sucede que los seres humanos son
animales que viven en sociedad y cada grupo se circunscribe al identificar a
los que están fuera de él. Es muy fácil caer en una mentalidad del tipo “nosotros
contra ellos” y la gente que pertenece a distintas nacionalidades, religiones
e ideologías lo hace constantemente. Sin embargo, para que las unidades organizacionales
sean más innovadoras, los empleados deben cambiar su mentalidad y valorar de
verdad a los que son diferentes. Cuando a un grupo se le pide que mencionen
adjetivos de valoración, surgen palabras como “comprometido”, “responsable”
y “estable” para describir a los que más se adaptan, y “visionario”, “pionero”
y “emprendedor” para describir a los más innovadores.
El grado de diferenciación de los miembros de un
equipo en su estilo de resolución de problemas y el grado de respeto que
merecen sus miembros entre sí, están directamente relacionados con la forma en
que los empleados se comportan unos con otros y con la efectividad de todo el
equipo.
Por ejemplo, una persona A puede pensar que otra B
ocupa una posición similar a la suya en la escala de Adaptación / Innovación y,
a la vez, considerar que una tercera C está muy lejos de esa posición. A podrá
entablar una amistad con B si piensa que es un empleado capaz y la persona A
respetará a C si lo considera capaz, pues sabe que contribuye a llenar un vacío
dentro del equipo porque representa un estilo distinto.
Por el contrario, A evitará a B si piensa que es
incompetente. Incluso tenderá a considerarlo un aprovechador que hace perder
tiempo al equipo y no da nada a cambio. Finalmente, es posible que A proyecte
un sentimiento muy negativo hacia C si lo considera incompetente además de
distinto. Tenderá a “matarlo”, en un sentido figurado, con su indiferencia o
negándose a aceptar sus servicios.
No siempre es posible rotar a los miembros de un
equipo para que su composición resulte la ideal. Sin embargo, se puede mejorar
la percepción de la capacidad de los demás al poner de manifiesto el aspecto positivo
que cada persona tiene para aportar al
grupo. El objetivo fundamental del líder, en este sentido, consiste en hallar
la forma de ayudar a los miembros de su equipo a reconocer y valorar las contribuciones
de todos.