DELIRIOS Y DEFENSAS CONTRA LA HOMOSEXUALIDAD

 

Para Freud, el conflicto central del paranoico reside en cómo enfrentar la fantasía de deseo homosexual inconciente. El creador del psicoanálisis identificó cuatro formas de resolver el conflicto, que desembocan en los delirios de persecusión, erotomaníaco, celotípico y de grandeza. Una comparación con el punto de vista del DSM-IV.

 

Todos nosotros, en algún momento de nuestra existencia, nos pasó por la cabeza pensar: "¿y si mi pareja me está engañando?", cuando un día volvió media hora más tarde lo acostumbrado. Sin embargo, pronto hemos descartado tal idea por ridícula, al haber constatado diversos elementos de juicio objetivos en su contra.

También pudo habernos ocurrido, en la calle o en una reunión, haber fantaseado con que tal o cual persona estaba enamorada de nosotros. Sin embargo, pudimos también descartar esta idea, aunque persistiese el deseo de ser el objeto de amor del otro, porque diversas constataciones en la realidad se convirtieron en una prueba objetiva de que nuestra creencia fue errónea.

En ambos casos, las creencias en cuestión tal vez pudieron constituír una idea fija, pero no llegaron a estructurarse como un delirio. En la idea delirante, el sujeto tiene la firme convicción de ser un 'cornudo' a pesar de estar casado con la mujer más fiel del mundo, o de que el otro está profundamente enamorado de él a pesar de todas las evidencias en contra, a pesar de que el supuesto enamorado no le da ni la hora, y aún más, a pesar de que el otro le explica reiteradamente que él no significa absolutamente nada en su vida.

 

El enfoque freudiano

 

Pero, ¿cuál es el origen de estas ideas delirantes, tan firmes e inconmovibles? Freud, a propósito de su análisis del caso Schreber, formula una hipótesis: ciertos tipos de delirios, bastante frecuentes, tienen su raíz en los intentos del sujeto por defenderse de la angustia producida por la emergencia de deseos homosexuales inconcientes: "el núcleo del conflicto en la paranoia- dice Freud- es la invitación de la fantasía de deseo homosexual" (Freud, pág. 58).

Esquemáticamente tenemos, entonces, un punto de partida (un deseo homosexual inconciente), y un punto de llegada (un delirio). Ambos puntos no están desvinculados, porque el primero lleva al segundo a través de una serie de procesos inconcientes. La relación no es tan fácil de ver, porque, ¿qué relación podría haber, por caso, entre cosas tan aparentemente disímiles como un deseo homosexual y un delirio de grandeza o de persecusión? O bien, ¿qué relación podría haber entre un deseo homosexual y la creencia en la infidelidad del cónyuge? Para poder explicar esta relación, nos ayudaremos con el esquema adjunto, donde podremos apreciar cómo el deseo homosexual termina en algo distinto, en un delirio, gracias a un proceso de desfiguración de tal deseo para hacerlo menos intolerable a la conciencia.

En el esquema encontramos cuatro columnas: la primera es el punto de partida (deseo homosexual inconciente), y la última es el punto de llegada (el delirio). Las dos columnas del medio describen el proceso inconciente que tuvo lugar para la 'transformación' del deseo en una formación sustitutiva delirante.

 

 

FANTASIA HOMOSEXUAL  INCONCIENTE

ENTRA EN CONFLICTO CON

JUSTIFICACION

SINTOMA

YO LO AMO

YO NO LO AMO

...pues lo ODIO (cambió el verbo)

y por proyección  queda: él me  ODIA.

Delirio de persecusión

YO LO AMO

YO NO LO AMO

...pues  yo LA amo (cambió el objeto)

y por proyección queda: ella ME ama.

Delirio de erotomanía

YO LO AMO

 

Caso mujer:

YO LA AMO

YO NO LO AMO

 

 

YO NO LA AMO

...pues ELLA  lo ama (cambió el sujeto)

 

 

...pues EL lo ama (cambió el sujeto)

Delirio de celos

 

 

Delirio de celos

YO LO AMO

YO NO LO AMO

...pues me amo a mí

Delirio de grandeza

 

 

 

Columna 1) En todos los casos, la fantasía homosexual inconciente puede quedar representada mediante la afirmación "yo lo amo", en el caso del hombre, o "yo la amo", en el caso de la mujer. El caso femenino es ejemplificado por Freud en el delirio de celos, o celotípico.

Columna 2) Cuando la fantasía homosexual inconciente amenaza con irrumpir en la conciencia, entra en conflicto con una tendencia a rechazarla, lo cual puede expresarse mediante la afirmación contradictoria: "yo No lo amo" en el hombre, o "yo NO la amo" en el caso de la mujer. Queda así instalado un conflicto entre un impulso que busca descargarse, y una fuerza opuesta que se lo impide.

Columna 3) Cuando aparece esta fuerza opuesta, el sujeto buscará justificarla, preguntándose "¿por qué yo debería no amarlo, o amarla?". Es aquí donde comienzan las diferencias, ya que en las dos primeras columnas el conflicto central era igual para todos los casos. Estas formas diferentes de justificar el rechazo dará lugar a distintas ideas delirantes.

Como puede verse en el esquema, en el delirio de persecusión el sujeto busca justificar que no lo ama, "porque lo odia". Podemos pensar que el odio es también un impulso reprobable, es decir es inaceptable por la conciencia, y entonces proyecta dicho impulso en la otra persona, con lo cual es ahora esta persona de afuera quien lo odia. Y si alguien me odia, pensaría el delirante, entonces puede atacarme y destruírme, con lo cual queda configurado el delirio de persecusión.

En el delirio erotomaníaco, el sujeto justifica por qué "no lo amo" mediante el argumento de que es porque "yo la amo". Por ejemplo: "yo en realidad no amo a Carlitos, porque a quien amo es a mi esposa". Podemos suponer aquí - esto no lo dice Freud- la intervención de la creencia implícita de que sólo se puede amar a una persona por vez, que es un mito bastante difundido: quien ama a dos personas a la vez, a alguna debe estar engañando. Finalmente, este "yo la amo" es proyectado a la otra persona, con lo cual resulta que es la otra persona quien lo ama, quedando así establecido el delirio erotomaníaco.

En el delirio celotípico, aparecen ejemplificados el caso del varón y de la mujer. En el primero, el sujeto busca justificar por qué "no lo ama" argumentando que es porque "es ella quien lo ama". Parece estar aquí implicado un mito parecido al anterior: al otro no lo pueden amar dos personas al mismo tiempo, y por lo tanto, si "yo no lo amo" es porque "ella lo ama". Y como señala Freud, el sujeto "sospecha de la mujer con todos los hombres a quienes él está tentado de amar".

Otro tanto ocurre en el caso de la mujer: "la mujer celosa sospecha del hombre con todas las mujeres que a ella misma les gustan a consecuencia de su narcisismo prediponente, devenido hipertenso, y de su homosexualidad".

En el delirio de grandeza, se justifica la negación "yo no lo amo" arguyendo que en realidad "yo no amo a nadie", y "me amo solamente a mí", y así queda conformado el delirio de grandeza.

En cada uno de los cuatro casos, la modificación recae en alguno de los elementos de la oración inicial "yo lo amo". En el delirio persecutorio, lo que cambia es la acción, el verbo: de amar se pasa a odiar; en el delirio erotomaníaco, cambia el objeto sobre el cual recae la acción de amar: no es sobre otro hombre sino sobre una mujer; en el delirio celotípico lo que cambia es el sujeto: no es él quien lo ama, sino ella; y en el caso del delirio de grandeza, hay, como dice Freud, una "desautorización en conjunto de la frase íntegra".

 

El enfoque del DSM-IV

 

Los delirios descriptos por Freud a propósito del caso Schreber, aparecen indicados en el DSM-IV dentro de la categoría general "Trastorno delirante", donde se ubican varios subtipos, según cual sea su tema predominante.

Estos subtipos son el delirio erotomaníaco, el de grandiosidad, el celotípico, el persecutorio, el somático, el mixto, y finalmente un subtipo no especificado.

El tipo erotomamíaco "se aplica cuando el tema central de la idea delirante es que otra persona está enamorada del sujeto. La idea delirante suele referirse a un amor romántico idealizado o a una unión espiritual, más que a la atracción sexual".

Por su parte, el delirio de grandiosidad "se aplica cuando el tema central de la idea delirante es la convicción de tener algún extraordinario (aunque no reconocido) talento o intuición, o de haber hecho un descubrimiento importante".

En el delirio celotípico, en cambio, el tema central de la idea delirante "es que el cónyuge o amante es infiel. Esta creencia aparece sin ningún motivo y se basa en inferencias erróneas que se apoyan en pequeñas "pruebas" [...] que son guardadas y utilizadas para justificar la idea delirante". Freud describe este delirio en "Psicoanálisis y Psiquiatría" (1).

En el tipo persecutorio, "el tema central de la idea delirante se refiere a la creencia del sujeto de que está siendo objeto de una conspiración, es engañado, espiado, seguido, envenenado o drogado, calumniado maliciosamente, perseguido u obstruído en la consecusión de sus metas a largo plazo".

El delirio somático se aplica "cuando el tema central de la idea delirante se refiere a funciones o sensaciones corporales". El tipo mixto se aplica cuando no hay ningún tema delirante que predomine, mientras que el tipo no especificado, por último, corresponde a los casos donde la idea delirante no puede identiticarse claramente o bien, cuando no está descripta en los anteriores tipos de delirio.

 

 Dos comparaciones importantes podemos trazar entre el enfoque del DSM-IV y el freudiano:

1) El DSM-IV agrega tres subtipos más: el somático, el mixto y el delirio no especificado. El delirio somático aparece descripto brevemente también en el caso Schreber, aunque Freud no lo relaciona explícitamente con las defensas homosexuales cuando encara una sistematización de los tipos de delirio a tal efecto.

Por ejemplo, podemos reconocer un delirio somático cuando Schreber "sostiene haber experimentado en los primeros años de su enfermedad destrucciones en diversos órganos de su cuerpo [...], pero él ha vivido un largo periodo sin estómago, sin intestinos, sin pulmones casi, con el esófago desgarrado, sin vejiga, con las costillas rotas, muchas veces se ha comido parte de su laringe al tragar, etc" (Freud, pág 17). Esta descripción se ajusta a la del DSM-IV, cuando en éste manual se hace referencia, por ejemplo, a que "algunas partes del cuerpo tienen evidentes malformaciones".

 

2) El DSM-IV hace un tratamiento descriptivo de los delirios: se limita a caracterizarlos tal como se nos presentan en la clínica, y sin invocar sus causas psicodinámicas o los procesos inconcientes que subyacen a sus manifestaciones observables. El enfoque freudiano, por su parte, hace una escueta descripción de los delirios, pero intenta explicarlos a partir de hipótesis psicoanalíticas, y más concretamente, como una forma de manifestación de defensas inconcientes contra mociones homosexuales. El punto de vista del DSM-IV corresponde al de una psicología 'superficial' -lo que no implica un juicio desvalorizador-, en oposición al punto de vista freudiano, que corresponde al de la psicología profunda. Pablo Cazau

 

Citas

 

(1) Ver Cazau Pablo, "El síntoma en psiquiatría y psicoanálisis", El Observador Psi, N°22, página 51.

 

Bibliografía consultada

 

Freud Sigmund, "Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides) descrito autobiográficamente (1911)" (caso Schreber), en Obras Completas, Tomo 12, Buenos Aires, Amorrortu, 1995.

"DSM-IV - Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales", Barcelona, Masson, 1995.

 

Hosted by www.Geocities.ws

1