La Formación del Psicólogo en Chile

Revisión de los últimos 20 años

 

Marcelo Urra [1]

Universidad de Artes, Ciencias y Comunicación

 

 

La Psicología en Chile

            A inicios de la década de los ochenta comienza en nuestro país el llamado crecimiento explosivo y desorganizado de Escuelas de Psicología. La universidades privadas que las cobijaron comenzaron a desarrollar programas de pregrado que en términos de la orientación teórica o énfasis profesional no fueron nuevos en relación a los existentes en la Universidad de Chile y en la Pontifica Universidad Católica de Chile, situación que se mantiene hasta ahora (Passache y Manzi, 1997, citado en Toro y Villegas, 1999). Sin embargo, y dado que el Colegio de la Orden no tiene la tuición legal para salvaguardar la calidad de la formación y el desempeño profesional de los psicólogos, lo nuevos proyectos de Escuela de Psicología, pese a los esfuerzos del Colegio,  no fructificaron en el sentido de velar por condiciones mínimas para el funcionamiento de escuelas de Psicología, quedando esta función en manos de las instituciones privadas que las crearon (Morales et al, 1988). Por su parte, el sistema universitario privado comenzó a ser cuestionado respecto al nivel de la formación que entregaban a sus alumnos, apareciendo públicas críticas a la calidad académica de las nuevas escuelas de Psicología (ver Avendaño, 1996) y dudas respecto al nivel intelectual de sus estudiantes (Descouvieres, 1985). Con el paso de los años muchas universidades de las recién creadas, y sus respectivas escuelas comenzaron a desarrollar proyectos de Psicología que se fueron fortaleciendo: agruparon académicos de reconocida experticia en áreas profesionales y/o que hacían importantes contribuciones a nivel teórico de la ciencia; otorgaron fondos económicos para desarrollar investigación en Psicología (ver Toro y Villegas, 1999). Otras no lo hicieron.

            Por otra parte, también a inicios de los 80 se constatan las negativas consecuencias de la intervención en las universidades, por parte de las autoridades del régimen militar. En el caso de la Pontificia Universidad Católica de Chile, con impedimentos para contratar a académicos con criterios estrictamente académicos, y en la Universidad de Chile, el desmantelamiento físico, humano y académico de su Escuela de Psicología (Descuvieres, 1985), las más antigua de Latinoamérica.

 

Consecuencias

            Frente a esta crisis, ligada a la formación de las nuevas escuelas de Psicología, y los efectos de la intervención del estado en las universidades es que, considero, se fomentó la preocupación y la discusión acerca de la formación de psicólogos en Chile. Generó varias consecuencias como la creación, en 1994, de la Comisión de Acreditación de Psicólogos Clínicos Especialistas en Psicoterapia, bajo el patrocinio conjunto del Colegio de Psicólogos de Chile, A. G. y la Sociedad Chilena de Psicología Clínica, la cual consagra a la Psicología Clínica como formación de pos-título o post-grado, adicional al título profesional de psicólogo o psiquiatra, y que en definitiva habilita legalmente para el ejercicio de la Psicoterapia.

            Durante ese mismo año se constituye la Red Chilena de Unidades Académicas de Psicología, la cual es una instancia que reúne a los directores de escuela de Psicología del país. No tiene un carácter resolutivo, pero si propende a la autorregulación de sus miembros. Entre otras actividades, la Red ha detectado la variabilidad de criterios referentes a duración de la carrera, régimen semestral o anual, formación especializada o general, frente a los cuales se han desarrollado comparaciones con lo que ocurre en otros países, lográndose interesantes conclusiones (Campos, 1999).

            Un tercer hecho relevante ocurre en Argentina el año 95. Se forma el Comité Coordinador de Psicólogos del Mercosur, en el cual participa el Colegio de la Orden de nuestro país. Unos de los objetivos de este comité es compatibilizar la legislación de los países miembros y asociados, para hacer posible la libre circulación de profesionales psicólogos, garantizando un eficaz control sobre las responsabilidades profesionales (Colegio de Psicólogos de Chile, 1998). Uno de los últimos acuerdos de la Comisión lo constituyen las directrices curriculares para la formación de psicólogos en el Mercosur. Incluyen garantizar la formación generalista en pregrado, contenidos mínimos, integración teórico-práctica, atención a las problemáticas sociales, entre otras (ver Colegio de Psicólogos de Chile, 1998). Más concretamente establecen una carga horaria mínima de 3.500 horas, y 350 horas de prácticas profesionales.

            Más recientemente, el Colegio de Psicólogos de Chile, A. G. (1998), estableció los Requisitos Mínimos de Colegiatura. Establece contenidos mínimos, exigencias de admisión, estructura curricular, exigencias de graduación, estructura administrativa y académica, e infraestructura. En lo particular, 4.000 mil horas docentes presenciales mínimas.

            Queda claro entonces que frente a la crisis en las formación de psicólogos iniciada a partir de los años 80 las instituciones de la Psicología chilena se están haciendo cargo por la formación y ética de la disciplina, de gran prestigio a nivel regional.

 

Reflexiones en torno a la formación

            En relación a la reflexión y análisis de la situación de la formación de los psicólogos chilenos, encontramos más bien homogeneidad respecto de las opiniones, siendo la conclusión general, el escaso nivel de adecuación de los contenidos entregados en pregrado, en relación a las necesidades del país (Morales, Sziklai, Díaz y Scharager, 1988; Moyano, 1990; Gissi, 1991, Avendaño, 1996). Cabe mencionar la discusión sobre el tema de la formación orientada a la ética y al desarrollo personal, de la cual encontramos sólo dos antecedentes: durante el IV Congreso Nacional de Psicólogos (Asún, 1985) y en el V Congreso Nacional de Psicología (Bolgeri et al, 1997), planteándola como un tercer eje formativo, junto a la formación académica y la habilitación profesional.

            La excepción la encontramos en los problemas fundamentales para la formación científica y el entrenamiento profesional de los psicólogos, planteados por Villegas (1999), el cual se ha planteado como programa de investigación para todas las Américas, con el patrocinio de la Sociedad Interamericana de Psicología (SIP). No está centrado en los contenidos, sino en el proceso de la formación, lleno de ambigüedades y criterios poco claros en las escuelas formadoras de psicólogos. Por ejemplo, en relación a: requerimientos de ingreso a la carrera, condiciones de permanencia en la carrera, requisitos de egreso, graduación y titulación, formación académica, entrenamiento profesional, ética de la Psicología, como disciplina, ciencia y profesión, y compromiso y responsabilidad social del psicólogo. Considero como un paso realmente efectivo para la asunción de la responsabilidad por el desarrollo de la disciplina, la realización y los resultados de esta investigación.

 

Campo profesional y especialización

            Por último resulta necesario hacer otra consideración. Bien es sabido que existe una sobreoferta de psicólogos. Alonso y Nicenboim (1999) sostienen que en países desarrollados tasas de 30-40 psicólogos por cada 100 mil habitantes, ya implica desocupación y subocupación de los profesionales. Considerando los datos de Toro (1999) quien hace una estimación de cinco mil psicólogos en Chile en el 2000, 33 por cada 100 mil habitantes, la situación del campo profesional comienza a ser preocupante. En ese contexto algunas escuelas han asumido esta situación creando programas de post-grado con el fin de disminuir el perfil a los estudios de licenciatura, y de ese modo defender a sus titulados de la gran abundancia de psicólogos sólo con licenciatura. En todo caso, no dudamos que hay otras escuelas que han creado post-grados con fines claramente académicos o de contribución de especialistas para resolver problemas de la región o del país. Con todo, de acuerdo a Villegas (2000) lo que comenzará en los próximos años será una proliferación de cursos de post-grado y de pos-título en la disciplina.

 

En síntesis

            Vemos un gradual aumento de la preocupación acerca de la formación del psicólogo, lo que a mi juicio estaría ligado a una crisis en relación al tema, ligada la intervención de las universidades durante el régimen militar, y la creación explosiva de escuelas de Psicología en universidades privadas. Todo esto a principios de la década de los 80.

            El aumento de la preocupación trajo consigo la toma de importantes decisiones, determinaciones y creación de instancias.

            Tenemos buenas expectativas de lo que pueda ocurrir en el futuro. Naturalmente que estará determinado por lo que podamos hacer los actuales estudiantes de Psicología, en el futuro, y en el presente. Para quienes nos identificamos con la perspectiva de Desarrollo Nacional no tenemos dudas que los grandes problemas nacionales, demandan de la Psicología una respuesta resuelta. Para ello el fortalecimiento de la disciplina en lo académico, lo científico y lo gremial, resultan cruciales para su logro.

 

1. Estudiante de Psicología. Correspondencia: Escuela de Psicología Universidad de Artes, Ciencias y Comunicación, Av. Salvador 1200, Providencia, Santiago. E-mail: [email protected]

 

 

Referencias

Alonso, M. & Nicenboim, E. (1999), “Comentario y Cronología de la Psicología en las Américas”, en M. Alonso & A. Eagly (Ed.), Psicología en las Américas, Caracas, Sociedad Interamericana de Psicología.

Asún, D. (1991), Psicología y Ética, Simposio, IV Congreso Nacional de Psicólogos, Santiago de Chile.

Avendaño, C. (1996), “Formación Profesional del Psicólogo. Antecedentes acerca de la Formación del Psicólogo en Chile”, Revista Terapia Psicológica, 6, 2, págs. 43-47.

Bolgeri, P.; Celis, A.; Campos, P.; Iturra, A. & Boric, A. (1997), El Desarrollo Personal del Estudiante de Psicología. Simposio, V Congreso Nacional de Psicología. Santiago

Campos, D. (1999), Historia de la Red Chilena de Unidades Académicas de Psicología. Objetivo, Trabajo y Proyecciones, II Congreso Latinoamericano de     Estudiantes de Psicología, Santiago de Chile.

Colegio de Psicólogos de Chile (1998), Boletín Informativo, Agosto, 1998.

Gissi, J. (1991), “La Psicología Latinoamericana: pasado, presente y futuro”, IV Congreso Nacional de Psicólogos, Santiago de Chile.

Morales, M., Sziklai, G., Díaz, R., Scharager, J. (1988), “La Formación Profesional de los Psicólogos en Chile. Análisis de la Opinión de Psicólogos y Estudiantes de la Carrera”, Revista Chilena de Psicología, 9, 1, págs 31-42.

Moyano, E. (1990), “Contexto Social, Psicología y Formación del Psicólogo”, Psicología y Ciencias Humanas, 3, 1, págs. 31-34.

Toro, J. P. (1999), “Formación del Psicólogo en América”, en G. Zaror (Coor.), Videoconferencia, Formación del Psicólogo en América, II Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Psicología, Santiago de Chile.

Toro, J. P. & Villegas, J. F. (1999), “La Psicología en Chile”, en M. Alonso & A. Eagly (Ed.), Psicología en las Américas, Caracas, Sociedad Interamericana de Psicología.

Villegas, J. F. (1999), “La Formación del Psicólogo en América Latina: Condiciones para Desplazar, Difundir y Asumir la Responsabilidad”, Conferencia Inaugural II Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Psicología, Santiago de Chile.

Villegas, J. F. (2000), Comunicación personal.

 

 

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