http://www.geocities.com/psicoresumenes/
"La nueva epidemia del culto al cuerpo:
Anorexia, Vigorexia, Bulimia y otros trastornos.
Prevención desde la familia y la escuela".
INTRODUCCIÓN
A las puertas
del siglo XXI una nueva epidemia se va extendiendo entre las sociedades
industrializadas, y afecta sobre todo a adolescentes. Esta legión de personas
que se va incrementando peligrosamente comienza a alarmar a especialistas en
medicina, sociólogos, e incluso llega en forma de advertencia de su magnitud al
Congreso y al Senado.
¿Qué nueva
enfermedad es esta? ¿Cuáles son sus síntomas y cómo puede prevenirse?.
No está
todavía registrada por la OMS en su conjunto, aunque si alguna de sus
variables: Anorexia y Bulimia nerviosas, trastornos dismórficos, obsesivo compulsivos,
problemas emocionales y de conducta...
En definitiva
se trata de una obsesión moderna por la perfección del cuerpo, es la nueva
"epidemia del culto al cuerpo".
Esta plaga de
la búsqueda de la perfección tiene distintas formas de manifestarse y algunas
de ellas difieren notablemente entre sí. Hay trastornos de tipo alimentario
como la Anorexia y la Bulimia nerviosas, que vienen de la mano de la denominada
"cultura de la delgadez". Otra como la Vigorexia es una obsesión en
torno al culto del músculo. La dismorfia corporal conlleva una obsesión
reiterada por alguna parte del cuerpo, aunque no exista ningún defecto.
Todos estos
trastornos comparten varios síntomas en común, desear una imagen corporal
perfecta y distorsionar la realidad frente al espejo. Esto ocurre porqué en las
últimas décadas, ser físicamente perfecto se ha convertido en uno de los
objetivos principales de las sociedades desarrolladas. Es una meta impuesta por
nuevos modelos de vida en los que el aspecto parece ser el único sinónimo
válido de éxito, felicidad e incluso salud.
Así en una
reciente encuesta realizada en EEUU a 30.000 personas y publicada en el
Psichology Today se destaca que un 93 % de las mujeres y un 82 % de los varones
interrogados están preocupados por su apariencia y trabajan para mejorarla.
Es abrumador
el número de personas que desearían estar en el "cuerpo de otro".
Según los expertos en psiquiatría desear una imagen perfecta o casi perfecta no
implica padecer una enfermedad mental, sin embargo aumenta las posibilidades de
que aparezca.
Y es en la
adolescencia, cuando este tipo de obsesión se está convirtiendo en una
pesadilla, ya que con una personalidad aún no configurada ni aceptada, con unos
medios de comunicación que transmiten constantemente modelos de perfección y
belleza, se sienten en la obligación de ser cuerpos "Danone"
sacrificando su salud y llegando hasta las últimas consecuencias en sus
conductas inadecuadas.
Voy a
hablaros ahora de los trastornos de alimentación especialmente la Anorexia y
Bulimia nerviosas, dando luego unos apuntes sobre la Vigorexia y los trastornos
dismórficos corporales.
Es más
preocupante el impacto que los trastornos alimentarios ejercen sobre las
mujeres, aunque cada vez hay más hombres con estos. Respecto a la vigorexia es
predominante en los varones, pero ya se están detectando casos de mujeres
obsesionadas por el músculo. Y los trastornos dismórficos afectan por igual a
ambos sexos.
Respecto a la
prevención todo lo recogido para los trastornos alimentarios va a servir para los
demás, en relación con el fomento de la autoestima y las habilidades sociales.
¿Qué son los trastornos de
alimentación?
Los trastornos de alimentación son todos aquellos
que se caracterizan por presentar alteraciones graves en la conducta
alimentaria. Los más frecuentes son la anorexia y la bulimia nerviosas.
ANOREXIA NERVIOSA
La Anorexia
nerviosa es una enfermedad mental que consiste en una pérdida de peso derivada
de un intenso temor a la obesidad y conseguida por la propia persona que
enferma a través de una serie de conductas.
Afecta
preferentemente a mujeres jóvenes entre 14 y 18 años.
Los síntomas
más frecuentes son:
- miedo intenso a
ganar peso, manteniéndolo por debajo del valor mínimo normal.
- escasa ingesta de
alimentos o dietas severas.
- imagen corporal distorsionada.
- sensación de estar gorda cuando se esstá delgada.
- gran pérdida de peso (frecuentemente en un período breve de tiempo).
- sentimiento de culpa o desprecio por haber comido.
- hiperactividad y ejercicio físico exccesivo.
- pérdida de la menstruación.
- excesiva sensibilidad al frío.
- cambios en el carácter (irritabilidadd, tristeza, insomnio, etc.).
BULIMIA NERVIOSA
La Bulimia
nerviosa es un trastorno mental que se caracteriza por episodios repetidos de
ingesta excesiva de alimentos en un corto espacio de tiempo en forma de
"atracones" y una preocupación exagerada por el control del peso
corporal que lleva a la persona afectada a adoptar conductas inadecuadas y
peligrosas para su salud.
Afecta
también mayoritariamente a mujeres jóvenes aunque algo mayores que en la
anorexia.
Los síntomas más frecuentes son:
- comer
compulsivamente en forma de atracones y a escondidas.
- preocupación constante en torno a la comida y el peso.
- conductas inapropiadas para compensarr la ingesta excesiva con el fin de no
ganar peso: uso excesivo de fármacos, laxantes, diuréticos y vómitos
autoprovocados.
- el peso puede ser normal o incluso ellevado
- erosión del esmalte dental pudiendo lllegar a la pérdida de piezas dentarias.
- cambios de carácter incluyendo: depreesión, tristeza, sentimientos de
culpabilidad y odio hacia una misma.
Aspectos socio-culturales y educativos
de estos trastornos
Las conductas
alimentarias en las personas están reguladas por mecanismos automáticos en el
sistema nervioso central (SNC) . La sensación de hambre procede, tanto de
estímulos metabólicos, como de receptores periféricos situados en la boca o el
tubo digestivo. Se induce la sensación de apetito, que desencadena la conducta
de alimentación. Al cesar los estímulos aparece la sensación de saciedad y se
detiene el proceso. Las personas normales, en situación de no precariedad
presentan unas reacciones adaptadas a los estímulos de hambre y de sed, con
respuestas correctas hacia la saciedad.
Desde hace
tiempo, el hipotálamo se reconoce como el lugar donde radican los centros del
hambre y la saciedad, pero es a través de la corteza cerebral donde se
establecen mecanismos mucho más complejos relacionados con la alimentación, que
están vinculados a experiencias previas.
Este proceso
puede parecer automático y elemental, sin embargo no sólo son aspectos
biológicos los que condicionan la conducta alimentaria sino otros mucho más
complejos relacionados con experiencias psicológicas (los sentimientos de
seguridad, bienestar y afecto que se experimentan a través del pecho materno en
la lactancia), sociales ya que desde siempre el acto de comer ha sido
eminentemente social y culturales, ya que la forma de comer y las
características de los alimentos definen a los diferentes grupos culturales.
Así se habla de dieta mediterránea, comida americana, italiana, india...,
platos típicos, menús tradicionales, incluso comida basura.
En la
actualidad, el acto de comer sigue siendo un fenómeno de comunicación social. A
través de la comida el grupo se siente cohesionado e identificado, en la
mayoría de los actos sociales la comida ocupa un lugar preferente.
Haciendo
historia de los trastornos alimentarios puede decirse que se recogen conductas
alimentarias desordenadas desde la antigüedad y en los ágapes era frecuente
recurrir al vómito provocado, pero para reiniciar la comilona. El comer
abundantemente era privilegio de pocas personas, de ahí que el sobrepeso, la
obesidad, era signo de salud, belleza y poder.
Las
posibilidades de que este proceso natural de alimentarse se altere son
múltiples. En unas ocasiones, la causa es física, enfermedades que dificultan
el proceso de la alimentación o alteran el aprovechamiento normal de los
alimentos; por último este proceso natural puede verse alterado por factores
sociales: religión, cultura, status, moda etc...
Así existen
otros trastornos importantes como pueden ser la obesidad o falta de apetito
derivada de enfermedades que las podemos considerar físicas y otras
enfermedades que son mentales y desencadenadas por una serie de factores
psicológicos, socio-culturales y educativos.
A partir de
esta alteración en la conducta alimentaria aparecen los trastornos de
alimentación de los que estamos hablando y que son fundamentalmente la Anorexia
y la Bulimia nerviosas, quizás los más conocidos y preocupantes y otros
a los que me referiré brevemente:
Síndrome del
gourmet: Las personas que lo padecen viven pendientes de la preparación,
compra, presentación e ingestión de platos exquisitos. Han perdido interés en
sus relaciones sociales, familiares y laborales. Se cree que es consecuencia de
daños en el hemisferio derecho del cerebro: tumor, golpe hemiplejia... No
suelen estar demasiado gordas ni les preocupa su obsesión. Los tratamientos son
neurológicos y psiquiátricos.
Trastorno
nocturno: Quienes lo sufren -del 1% al 3% de la población- se levantan a
comer por la noche, aunque continúan dormidos. No son conscientes de lo que
hacen y no recuerdan nada al despertar. Si les cuentan lo que han hecho, lo
niegan rotundamente. A menudo, hacen régimen durante el día. También se da en
personas alcohólicas, drogadictas y con trastornos de sueño... Les tratan en
unidades de trastornos de sueño.
Pica: (de pica,
"urraca", en latín). Las personas que padecen este trastorno se
sienten impulsadas a ingerir sustancias no comestibles: tiza, arcilla, yeso,
trocitos de pintura, almidón, óxido, ceniza...
Suele darse
entre mujeres con tendencia histérica, embarazadas y como consecuencia de
déficits alimentarios serios. También es un hábito cultural de ciertos pueblos.
Síndrome
de Pradrer-Willy: Es un problema congénito asociado a un retraso mental. Si a las
personas afectadas por el problema no se les controla el acceso a la comida,
comen sin parar hasta que acaban muriendo. Parece estar relacionado con un mal
funcionamiento del hipotálamo. El Prozac ayuda a controlar el problema, que no
tiene cura de momento.
Comedoras
compulsivas: Las personas que padecen este trastorno se dan frecuentes
atracones, durante los cuales sienten que no pueden parar de comer. A menudo
comen deprisa y a escondidas, o bien no dejan de comer y picar a lo largo de
todo el día. Se sienten culpables y avergonzadas por su falta de control.
Tienen todo un historial de fracaso con distintas dietas y regímenes. Suelen
ser personas depresivas y obesas.
¿Por qué afectan mayoritariamente a las
mujeres?
Existen casos
dudosos de santas de la antigüedad que posiblemente padecieran anorexia
nerviosa, pero al disfrazarse estas actitudes con una vida de penitencia y sacrificio
solo nos hacen reflexionar sobre el hecho de que eran mujeres y jóvenes (Santa
Wilgerfortis o Santa Liberata, Santa Catalina de Siena, Sor Juana Inés de la
Cruz).
La
descripción científica de estas enfermedades se remonta al año 1689 en que el
Dr. Morton la denomina Consunción nerviosa, y en 1874 los doctores Gull en
Londres y Lassegue en París hacen diagnóstico denominándolas Anorexia histérica
y Apepsia histérica y señalando que eran consecuencia de interacciones
centrales y hereditarias. Ya en esta época se referían a estos trastornos como
propios de mujeres. Freud completó el cuadro con su descripción de las neurosis
histéricas haciendo hipótesis psicológicas dentro de sus planteamientos
psicoanalíticos y relacionando estos trastornos con la condición femenina
(envidia del pene, pérdida de la líbido etc...).
En 1914 el
doctor Simod describió este trastorno como Caquexia Hipofisiaria, señalando que
era una enfermedad que afecta a mujeres que tras el parto comienzan a perder
peso y mueren. En 1939 Otto Sheehan realizó el diagnóstico diferencial entre
Caquexia Hipofisiaria y Anorexia nerviosa.
Para
situarnos en el tema señalaré que es a partir de 1925 cuando los cánones de
belleza femenina dan un giro importante, ya que con la desaparición total del
corsé (se usó casi 4 siglos), la mujer comienza a mostrar su cuerpo de otra
manera. En este año aparecen por primera vez los figurines de moda en los que
se apunta una estilización progresiva, se acortan los vestidos, se enseñan las
piernas y hay una supresión de curvas. Coincide con la incorporación de la
mujer al deporte en la alta burguesía y comienza la moda de mujeres delgadas
que incluso se vendaban el pecho para iniciar el sutil camino a la androginia.
Esta
progresiva exhibición del cuerpo femenino es imparable y hace que la mujer se
preocupe ya que comienza a ser observado y criticado. Sin embargo las modelos
de belleza de los años cincuenta como Marilin Monroe o Ava Gadner siguen
mostrando una mujer más llena de curvas, aunque no gorda.
Es a partir
de los años 50 cuando la preocupación por los trastornos de alimentación es
evidente porqué se empiezan a estudiar desde diferentes líneas, considerando no
sólo los factores biológicos y psicológicos sino también los sociales y
educativos que influyen en esta nueva cultura de la delgadez.
También el
papel de la mujer es analizado a partir de los años 60, no sólo en relación con
la moda, sino por el cambio social que se produce a partir de su incorporación
masiva al mundo laboral. La ausencia de una persona que se responsabilice de
los horarios de comida (papel tradicionalmente atribuido a la madre) la
desaparición del hábito de comer en familia, la supresión de la merienda y la
cena se destacan como factores que pueden conducir a una dieta errónea.
Vemos como estos
trastornos de la conducta alimentaria afectan mayoritariamente a mujeres a
través de todos estos factores, pero no hay que culpabilizarlas por este cambio
social de hábitos en la alimentación familiar, puesto que también hay que
considerar los diferentes estilos de vida que han impuesto los trabajos de
jornada prolongada (tanto para hombres como para mujeres) los traslados en la
ciudad a los centros de trabajo, el frenético ritmo urbano que han propiciado
que el comer fuera de casa sea a veces imprescindible.
Sin embargo
en todas las definiciones de estos trastornos aparece que afecta
mayoritariamente a mujeres, en el caso de la anorexia nerviosa se habla de
prepúberes y adolescentes y en menor medida a adultas y a varones jóvenes.
Todas las
estadísticas señalan que el 90% son mujeres entre 14 y 18 años, aunque la edad
va descendiendo peligrosamente hacia niñas menores de doce años.
Si una de las
características de la Anorexia y la Bulimia nerviosas es el temor obsesivo a
engordar y un peculiar trastorno del esquema corporal que les hace verse más
gruesas de lo que están, vemos que la obsesión con la cultura de la delgadez es
más fuerte entre las mujeres.
Los cánones
de belleza actuales y el rechazo social a la obesidad femenina hacen que las
adolescentes sientan un impulso irrefrenable de estar tan delgadas como las
modelos "top models" que la publicidad y medios de comunicación
presentan a diario.
No es casual
que el perfil de la joven anoréxica sea mayoritariamente el de una chica
responsable y estudiosa, que desea realizar correctamente su rol social y que
tiende a un perfeccionismo exagerado.
Los mensajes
educativos dirigidos a las jóvenes sobre todo estimulan a que hay que ser
doblemente responsable que los chicos para conseguir éxito en la vida profesional
y compatibilizarla armoniosamente con la familia.
Uno de los
índices para lograr el éxito y la aceptación social va a ser tener un físico
apropiado, estar delgada, y dado que la pérdida de peso puede realizarse con
voluntad y esfuerzo he aquí el reto por el cual se va a empezar a ser
responsable "también" en este terreno.
A los 15 años
una de cada cuatro chicas hacen régimen en España, sin que en casi ningún caso
tengan problemas de sobrepeso. A la pregunta de ¿"te ves gordo/a aunque
los demás te vean delgado/a?" el 58 % de estas chicas de 15 años contestó
afirmativamente frente a un 19% de chicos.
En Suecia y
EEUU ya hay un 16% de chicas menores de 16 años que hacen dieta, algunas
reconocieron que la comenzaron a los 9 años.
Es curioso
observar que las lesbianas tienen el índice de trastornos alimentarios tan bajo
como el de los chicos heterosexuales; sin embargo en los chicos homosexuales
este índice se situa a la par que las chicas heterosexuales.
Existe un
anhelo de perfeccionismo corporal latente tanto en chicos como en chicas pero
los varones tienen (por el momento) unos modelos más musculados, no tan
delgados. Pero ya está apareciendo una nueva enfermedad llamada
"Vigorexia" que consiste en una actividad física exagerada en los
chicos, especialmente en gimnasios que se convierte en obsesión ya que a pesar
de su musculación se miran en el espejo y se ven enclenques.
El impacto
entre la población adolescente de programas de TV sobre todo videos musicales
influyen en estas tendencias.
El psiquiatra
Carlos Delgado reflexiona sobre que la anorexia y la bulimia nerviosa no son
enfermedades de niñas tontas que desean ser delgadas. Son personas con una
grave perturbación psicológica. Muy frágiles. En un momento dado se ven frente
a un conflicto: no pueden evolucionar psicológicamente como personas ni pueden
crecer, el conflicto es angustioso. Deciden crecer retrasando su desarrollo.
Requieren mucha ayuda.
En el I
Congreso sobre Trastornos de la alimentación celebrado en Granada, en Abril de
1997 se hablaron de los tratamientos multidisciplinarios para prevenir y curar
estas patologías.
La detención
precoz y un buen diagnóstico son las primeras armas para combatirlas pero es
preciso realizar programas de prevención y promoción de la Salud desde los
ámbitos familiares, educativos y sociales.
En Navarra, a
iniciativa del Instituto Navarro de la Mujer, en colaboración con el Instituto
Navarro de Deporte y Juventud, estamos realizando campañas de sensibilización y
prevención de estos trastornos para las familias y profesorado. Os traigo estos
folletos en los que analizamos los síntomas más frecuentes y la forma en que se
puede desde la familia a prevenir, detectar y solicitar ayuda terapéutica en
estos casos.
Actuaciones para prevenir y ayudar en
este tipo de trastornos
Enseñar y
educar desde la infancia, en la familia y en los centros escolares, a llevar
una vida saludable inculcándoles hábitos de alimentación sana y de actividad
física adecuadas a sus facultades.
Ayudarles con
comprensión y confianza a conocer su propia realidad biológica y psíquica, sus
capacidades y limitaciones infundiéndoles seguridad en sus propios valores, de
forma que puedan sentirse a gusto consigo misma y se acepten como realmente
son.
Fomentar la
autonomía y criterios capaces de evitar que los excesivos mensajes de los
medios de comunicación y la publicidad sobre una imagen corporal falsamente
perfecta, se convierta en una meta a conseguir y en un modelo que se olvida de
los valores integrales de la persona.
Es muy
conveniente realizar las comidas en familia, a ser posible nunca en solitario,
aprovechándolas para una verdadera comunicación y contacto.
Evitar
proponerles metas académicas, deportivas, o estéticas inalcanzables con arreglo
a su capacidad mental o constitución física, ya que ello les podría producir
una disminución de su autoestima.
Si precisan
perder peso por razones de salud, hacerlo siempre con un estricto control
médico. Si manifiestan sus deseo de perder peso innecesariamente o comienzan a
reducir su alimentación y ante la más mínima sospecha de pérdida excesiva o
reducción anómala de su alimentación, consultar con especialistas de atención
primaria.
Es preciso
saber que la preocupación continua por la comida en este tipo de trastornos
alimentarios se convierte en algo obsesivo, que la persona no puede dejar de
hacerlo con el consiguiente sentimiento de confusión y estados de ansiedad y
depresión.
Cuando ya se
haya detectado el trastorno alimentario, utilizar la calma y el sosiego para la
búsqueda de soluciones, y para ello, la familia no se debe culpabilizar ni
recriminar estas conductas. Todo ello ayudará a una mayor eficacia. En estos
casos es importante buscar ayuda a través de los dispositivos sanitarios de
atención primaria quienes evaluarán el problema y lo derivarán si procede a
otros ámbitos de atención especializada y de salud mental en su caso.
Es
conveniente agruparse en asociaciones de familiares con personas afectadas o
grupos de ayuda mutua para intentar mejorar la atención a estos problemas, y
sensibilizar a la sociedad sobre este tipo de enfermedades. Estas asociaciones
realizan acciones reivindicativas para conseguir una mejor asistencia médica y
psicológica denunciando a los medios de comunicación por la utilización de
mensajes negativos.
Todas las
personas relacionadas con la educación también tienen un papel importante en la
detección precoz de estos trastornos, observando los comportamientos, cambios
emocionales y de aspecto físico que pueden hacer pensar en este tipo de
trastornos alimentarios.
PREVENCIÓN DESDE EL AULA
Los mismos
consejos que se ofrecen en el folleto para prevenir y ayudar en este tipo de
trastornos nos van a servir para que en el aula comencemos a trabajar desde la
infancia. Estos mensajes vamos a enmarcarlos en una Educación para la Salud
entendiendo este concepto no solo en la prevención de estas enfermedades sino
en un espacio más amplio y positivo de promoción de salud ya que el centro
educativo no puede permanecer al margen, sino que debe elaborar proyectos y
programas en este ámbito.
En este tema
transversal que lógicamente va a aplicarse tanto a alumnos como a alumnas vamos
a hacer especial hincapié en incidir no solo en los aspectos de buena nutrición
y dietas equilibradas que ya se abordan, sino en otros mensajes:
- Como
defenderse del culto excesivo al cuerpo
- Los inconvenientes de ser perfectos/aas.
- Como mejorar la autoestima.
Las personas
con trastornos de alimentación han adquirido unos conocimientos a veces
exhaustivos de la buena alimentación. Conocen perfectamente las dietas
saludables, saben más de calorías, grasas, proteínas, que el resto del
alumnado.
Ocurre que
cuando empiezan con sus dietas restrictivas emplean estos conocimientos
suprimiendo precisamente los alimentos que necesitan para su correcto
desarrollo y recurriendo a productos "lights". A veces estas
informaciones les llegan desde las propias dietas que suelen utilizar sus
madres o profesoras, recurren a laxantes y diuréticos y comienzan en el caso de
la bulímicas a provocarse vómitos cada vez más frecuentes.
También los
mensajes publicitarios van a ayudar a que esta conducta errónea se considere
como una obligación, la adolescente recibe el mensaje: "Debes estar
delgada"; la delgadez tiene prestigio, lo propio, lo natural, lo redondo
molesta, perjudica. El grado de insatisfacción con el esquema corporal se
empieza a producir en la infancia, hay una condena y rechazo de los niños y
niñas con algo de gordura, es el insulto más frecuente en la escuela: "Te
estás poniendo como un cerdo, pareces una vaca, gorda, ballena etc....".
Así muchas
familias comienzan también a influir en sus hijos/as obligándoles casi con
crispación a visitar a pediatras y a restringir su alimentación por temor a la
obesidad.
Es preciso
por lo tanto reorientar desde la escuela las ideas erróneas sobre la percepción
de un cuerpo saludable, que no tiene porque ser excesivamente delgado.
En la escuela
se pueden observar fácilmente cambios físicos y psicológicos que van a hacernos
reflexionar sobre que chicas sobre todo están comenzando a padecer trastornos
de alimentación. Los adelgazamientos exagerados o muy rápidos, la palidez,
tristeza, signos de ejercicio físico agotador, aislamiento, incomunicación son
signos de que puede haber problemas.
Es
fundamental potenciar la autoestima, ofrecer modelos humanos no estereotipados
y favorecer positivamente las diferencias estableciendo medidas de acción
positiva para compensar posibles situaciones de menosprecio en el ámbito
escolar.
La prevención
en la escuela va a consistir fundamentalmente en desarrollar habilidades
personales y sociales, potenciar hábitos y actitudes saludables, así como
promover una acción responsable y solidaria con la comunidad.
A través del
denominado "curriculo oculto" es decir los valores y actitudes que se
encuentran de forma implícita en el que hacer cotidiano de las clases, conducta
del profesorado repartición de papeles etc.. se puede influir también positiva
o negativamente en los trastornos de alimentación.
Es preciso
que los programas que se desarrollen para esta prevención contengan mensajes
positivos y no excesivamente dramáticos.
Respecto a
materiales didácticos pueden recurrirse a cosas muy sencillas que pongan de
relieve el atractivo del cuerpo humano en todos sus aspectos, buscar muñecos/as
menos estilizados que la Barby, utilizar recortables con la figura humana sobre
todo la femenina más redondeada y cubrirla con ropas divertidas.
En
adolescentes, la experiencia de nuestra campaña con el alumnado de 2º y 3º
consistió en presentar una película "La boda de Muriel" que realmente
no tenía mucha relación con los trastornos alimentarios. Pero la protagonista
era bastante rellenita y planteaba de forma muy explícita sus problemas con la
ropa, las amistades, su familia, sus conflictos emocionales etc...
A partir de
la evolución de Muriel o Mariel en la recuperación de su autoestima, la
identificación con ella era más positiva, se le veía cada vez más guapa (y no
había adelgazado) conseguía las metas que se proponía y el final era feliz.
Esta película
acompañada de una charla por profesionales de Salud mental expertos en el tema
de estos trastornos dio lugar a animados coloquios en los que el alumnado,
especialmente las chicas expresaron los problemas socioculturales de este
anhelo de delgadez.
También los
chicos fueron alertados de los peligros que supone el excesivo culto al cuerpo
y fueron conscientes del daño que se produce y se sufre al ridiculizar a las
personas por su aspecto físico.
Es
interesante también leer testimonios de jóvenes que han sufrido estos
trastornos y los han resuelto. Se pueden ver programas de TV, estudiar anuncios
publicitarios, obras de teatro, películas para discutir en grupo todos estos
aspectos.
VIGOREXIA
La vigorexia
es un trastorno mental denominado así por el psiquiatra estadounidense Harrison
G. Pope del Hospital Mac Lean de la Facultad de Medicina de Harvard en Belmonte
(Massachusetts) y sus colegas de las Universidades de Providence y de keele.
Sus estudios
publicados en la revista Psychosomatic Medicine, los realizaron entre adictos a
la musculación, y comprobaron que entre los más de nueve millones de
estadounidenses que acuden regularmente a gimnasios cerca de un millón podrían
estar afectados por este desorden emocional.
En nuestro
país no existen por el momento estudios sobre personas que podrían estar
afectadas por este trastorno.
Sus síntomas
son evidentes, los que la padecen tienen tal obsesión por verse musculosos que
se miran constantemente en el espejo y se ven enclenques. Sentirse de este modo
les hace invertir todas las horas posibles en hacer gimnasia para aumentar su
musculatura.
Se pesan
varias veces al día, y hacen comparaciones con otros compañeros de gimnasio. La
enfermedad va derivando en un cuadro obsesivo compulsivo que hace que se
sientan fracasados, abandonen sus actividades y se encierren en gimnasios día y
noche. También siguen dietas bajas en grasas y ricas en hidratos de carbono y
proteínas para aumentar la masa muscular y tienen más riesgo de abusar de
sustancias como hormonas y anabolizantes esteroides.
Aunque a la
vigorexia se le denomina "la anorexia de los 90" es un trastorno
mental diferente, no es estrictamente alimentario, pero sí comparte la
patología de la preocupación obsesiva por la figura y una distorsión del
esquema corporal.
La vigorexia
todavía no está incluida en las tablas de trastornos psicológicos o
psiquiátricos y se le considera una dismorfia corporal, ya que también se le
conoce como dismorfia muscular.
Así los
pacientes aquejados de vigorexia comparten con los dismórficos y anoréxicos los
mismos pensamientos obsesivos y siguen unos rituales reiterativos ante el
espejo que les devuelve su imagen distorsionada.
Estos
trastornos derivados de la excesiva preocupación por el cuerpo que nos inunda
en este final de siglo se están convirtiendo en una verdadera epidemia. Desear
una imagen perfecta no implica padecer una enfermedad mental, pero sí aumenta
las posibilidades de que aparezca.
Aunque
biológicamente hay explicaciones a estos trastornos, por desequilibrios en los
niveles de serotonina y otros neurotransmisores cerebrales, no cabe duda de que
los factores socio-culturales y educativos tienen una gran influencia.
Por ello los
tratamientos de las personas afectadas por vigorexia tendrían que ser
multidisciplinario y combinar la farmacología con terapias cognitivo-conductuales.
Desde la
prevención apostamos por ofrecer desde los medios de comunicación modelos
humanos no estereotipados y enseñar desde la infancia a defenderse del culto
excesivo al cuerpo y la obsesión por la perfección.
DISMORFIA CORPORAL
Una
historiadora, Almudena Albí en su libro "Tu cuerpo es tuyo"
(Editorial Aguilar) expone como liberar a hombres y mujeres de la esclavitud de
los canónes de belleza. La meta, dice, es estar moderadamente preocupada por el
cuerpo sin que se convierta en una obsesión. Lo ideal no es el cánon impuesto
por las revistas de belleza y los modelos publicitarios, sino estar contenta
con una misma y aceptarse como se es.
Hay otro tipo
de trastorno que afecta a una gran mayoría de la población y que comienza en la
adolescencia. ¿Quién no se ha sentido alguna vez acomplejado por el tamaño de
su nariz? ¡Qué sufrimiento se tiene con el acné en la pubertad!
Estos
complejos agudizados igualmente por la obsesión de la belleza física se
convierten a veces en auténticas enfermedades mentales con ansiedad, depresión,
fobias, movimientos compulsivos-repetitivos (sobre todo miradas al espejo) y
que conducen a la llamada Dismorfia corporal.
Fue en 1886 y
por el doctor italiano Morselli cuando se acuñó el término de dismofia corporal.
Ya Freud había descrito en su literatura científica el caso del "Wolf-man,
hombre lobo" una persona que a pesar de tener un exceso de vello corporal
centraba su excesiva preocupación por el físico en su nariz. La veía horrible,
prominente y llena de cicatrices.
Existe un
amplio número de personas que están más o menos preocupadas por su apariencia,
pero para ser diagnosticado de dismofia, el afectado tiene que sufrir
reiteradamente una obsesión con una parte de su cuerpo que le impida llevar una
vida normal.
Algunas
estimaciones apuntan que un 1% de la población sufren este trastorno. algunos
de sus síntomas son:
La solución a
este problema suele ser una atención farmacológica con tratamientos como el
Prozac y otros antidepresivos y ansiolíticos. Pero es preciso apoyarse en la
psicoterapia, ya que son personas que deben aprender a recuperar la autoestima
y perder el miedo al fracaso.
La psicóloga
Isabel Pinillos especialista en las terapias a pacientes con trastornos
obsesivo-compulsivos habla en su libro "Obsesiones obsesivas" de
casos de dismorfia corporal. Emplea con ellos un método llamado "sistema
motivo" que es una terapia activa que requiere el compromiso y el esfuerzo
del paciente para que este pueda curarse.
Hay otros
trastornos de tipo obsesivo-compulsivo que sin estar relacionados con el
esquema corporal aparecen también en la infancia y la adolescencia. A veces el
perfeccionismo, el miedo al fracaso, el temor al ridículo, al que dirán, la
limpieza y las enfermedades conducen a gente muy joven e inteligente al inicio
de estos procesos.
Hasta hace
poco se consideraban estos trastornos, tanto los alimentarios como los de
vigorexia y dismorfia corporal como manías propias de la edad del crecimiento y
que se corregirían con la edad.
Hoy día, sin
caer en el alarmismo hay que estar preparados desde la familia y la escuela
para la detección precoz de los mismos y sobre todo para la prevención.
Pamplona 25 de febrero de 1999
Isabel Fernández Casas
Técnica del área de Salud del INAM
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA RECOMENDADA
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