Lo
primero es aclarar un poco el porqué del nombre "difícil" de esta
escuela de psicología surgida en los Estados Unidos a mediados de la década del
70.
Así como
podemos programar una computadora para funcionar de tal o cual modo; hemos
programado en nuestro cerebro (ayudados por nuestros padres, nuestra cultura,
etc.) ciertas secuencias repetitivas de pensamiento y conducta mediante las
cuales planteamos e intentamos concretar nuestros objetivos. Esta programación
es objeto fundamental de estudio para esta corriente. Lo de "Neuro"
nos remite a la neurología. Es en la fisiología del sistema nervioso dónde se
'encarna' esta programación. "Lingüística" se refiere
al lenguaje; concretamente al estudio de las relaciones entre nuestra
programación neuronal y el lenguaje.
Esta
escuela aborda infinidad de cuestiones de las cuales podríamos destacar una
como esencial: no podemos cambiar las circunstancias pero sí la manera de
interpretarlas y por añadidura nuestro accionar frente a las mismas.
En el
libro "PNL para la Salud" escrito recientemente en colaboración por
Ian McDermott y Joseph O'Connor se mencionan los "4 pilares de la salud
para la PNL", a saber: Sintonía, Objetivos, Agudeza sensorial y
Flexibilidad de conducta.
La sintonía
permite cultivar la calidad de nuestras relaciones. Con los demás y con
nosotros mismos. La sintonía es vital para el terapeuta pero es recomendable en
la vida en general. La sintonía se logra acompañando a los demás. "Ser
capaz de aceptar su modelo del mundo, en vez de exigir que vean las cosas como
nosotros." ... "Acompañar no es lo mismo que estar de acuerdo".
No se trata de adoptar las creencias del otro sino de reconocerlas y aceptarlas.
La
sintonía con uno mismo puede abarcar distintos niveles. Podemos mencionar como
tema clave aquí la importancia de lograr sintonía entre las diferentes
tendencias de nuestra mente.
El
planteo profundo de objetivos es otro de los pilares que propone la PNL.
Saber lo que uno quiere. Parece fácil pero suele no serlo. La confusión
respecto de los propios objetivos, la dificultad para establecer prioridades o
simplemente el plantearlos de modo incorrecto son causantes importantes de
infelicidad.
La agudeza
sensorial se refiere a los sentidos. Los sentidos son las puertas a través
de las cuales nos llega la experiencia. Si relacionamos esto con lo anterior
podemos notar que la agudeza de nuestros sentidos es clave para poder
establecer sintonía. Todos conocemos gente que tiene esa rara habilidad para
darse cuenta de lo que le pasa a otro o a sí mismo. Al escuchar nuestro tono de
voz, al observar un pequeño gesto, un cambio de postura ya se dan cuenta lo que
nos pasa. Eso es agudeza perceptiva. Y esta habilidad se puede entrenar, se
puede desarrollar. La PNL ofrece una gran batería de "ejercicios"
para incrementar la agudeza sensorial.
Podríamos
decir también, que pensar es utilizar los sentidos hacia adentro. Algunas
personas tienden a desarrollar más algún sistema representativo que otros.
Alguien que privilegia lo visual probablemente piense en imágenes. Una persona
más auditiva seguramente mantendrá jugosos diálogos internos. Muchos problemas
de comunicación derivan de una falta de sincronización entre sistemas
representativos. Por ejemplo: Ana es una chica que ha desarrollo
primordialmente el sistema representativo del tacto (quinestésico). Ella no se
siente querida por Juan, su pareja. El le dice constantemente que la quiere
(supongamos que Juan privilegia lo auditivo), pero a Ana eso no le llega. Ella
necesita una demostración quinestésica; un abrazo. Los dos se quieren, pero no
llegan a comunicarse por manejar canales distintos. La simple observación de
una situación de este tipo arroja luz sobre un montón de problemas de pareja.
La flexibilidad
de conducta es la última pata de esta mesa. Supongamos que una persona
logra cierta sintonía consigo mismo como para clarificar y formular objetivos.
Comenzamos a actuar. Si la información que nos proporcionan nuestros sentidos
nos da a entender que no estamos obteniendo lo que buscamos, hay que tener la
suficiente flexibilidad como para cambiar de conducta. Los libros de PNL están
plagados de frase del tipo: "Si lo que hace no le sirve, haga otra
cosa". En la práctica suele no ser tan sencillo, se necesita agudeza
sensorial para captar alternativas, un objetivo poderoso que despierte las
fuerzas de la voluntad. La PNL es como una escuela de gimnasia mental, dotada
de una gran cantidad de ejercicios que ayudan a que podamos reprogramar ciertas
conductas.