David Fischman
MBA Univ. De Boston
La autoestima del Líder
Imagínese o simplemente recuerde, en su
experiencia pasada, las siguientes situaciones de comunicación de un gerente
con sus subordinados:
-
¡No estoy de acuerdo! Ninguna de las ideas que plantean dará
resultado. Como siempre, yo soy el único que piensa en esta organización.
-
¡Esta es la tercera vez que te equivocas! ¿Es que no tienes cerebro?.
-
Aquí se hace lo que yo digo. Aquí hay una persona que manda, y esa soy
yo. Eso de dar poder, del empowerment, son tonterías. La única forma de hacer
bien las cosas es obedeciendo a un líder, y ese soy yo.
Situaciones como
estas deterioran la motivación de los subordinados y bajan sustancialmente la
productividad en las empresas.
Yo le formulo al lector la siguiente
pregunta: ¿cuál cree que es el elemento común de la personalidad de los
gerentes anteriormente mencionados?. La respuesta es: falta de autoestima.
Según Branden, la autoestima tiene
dos ejes: la capacidad de sentirse competente y seguro, y la capacidad de
valorarse y respetarse a sí mismo. Cuando los gerentes tienen una baja
autoestima actúan como una liga que está presionada hacia abajo y que ejerce
una fuerza para regresar a su posición original. Esa fuerza se traduce en
conductas que tratar de elevar la autoestima a toda costa, pero sin lograr
ningún resultado.
Cuando un gerente tiene baja
autoestima, su conducta menoscaba permanentemente a los demás. Como no se
siente competente, necesita creer que los demás son menos que él. Cada vez que
encuentra errores en sus subordinados, o que se convence a sí mismo de que sus
ideas son las mejores, o cada vez que se siente poderoso porque es el único que
toma decisiones, está tratando de subir su autoestima de forma ficticia. Trata
de sentirse competente, que vale y que es superior a sus subordinados.
Hoy en día la gerencia moderna
propone entregar más poder, confianza y responsabilidad a los subordinados. La
calidad total y la cultura de la innovación se basan en gerentes capaces de
trabajar en equipo con su personal, de crear un clima de cooperación y de
crecimiento personal. Si el gerente tiene baja autoestima, saboteará
inconscientemente cualquier esfuerzo por lograr este tipo de cultura.
Cuando nuestra autoestima es baja,
nos comportamos como cuando tenemos un globo con hueco. Tratamos todo el tiempo
de inflarlo –es decir, de subir la autoestima- con conductas como las antes
mencionadas. El globo se infla un poquito, pero luego a sus estado original.
Para subir la autoestima se requiere un proceso mucho más complejo.
Lo más trágico de la autoestima es
que la persona no es consciente de sus conductas. Se trata de procesos subconscientes
que vienen desde la niñez. Por eso, para elevar la autoestima de forma real se
requiere de una terapia psicológica seria que permita a la persona tomar
conciencia de su conducta e ir construyendo, poco a poco, las bases sobre las
que desarrollará su seguridad y valoración.
Los gerentes con baja autoestima
tienen otro tipo de conductas que también son perjudiciales para el mundo
empresarial. Tratan de ponerse en situaciones en las que terminan haciendo mal
las cosas, donde se demuestran a sí mismos que, efectivamente, no son
competentes. Es el caso, por ejemplo, de un gerente que acepta más y más
trabajo, hasta que se satura, y las cosas le salen mal. O el de una persona que
sabe que al gerente le molesta la impuntualidad y llega permanentemente tarde a
trabajar, con lo que comete una suerte de autosabotaje. A través de
comportamientos subconscientes, terminan comprobando que en realidad no son
personas capaces.
Otras conductas resultantes de una
baja autoestima son los excesivos celos profesionales, la inseguridad para
comunicar sus ideas, el excesivo deseo de mostrar símbolos de status y de
hablar permanentemente de sus logros, así como la incapacidad para innovar y
cambiar.
El Centro Peruano de Liderazgo de la
Universidad Peruana de Ciencias, hizo un estudio en el que se encontró que el
principal tema tabú en las empresas era hablar del estilo de liderazgo del
jefe. Nadie habla del estilo gerencial del jefe por miedo a las represalias.
Entonces, si los subordinados no se atreven a enfrentar este problema por miedo
y el jefe no es consciente de su realidad, ¿cuándo y cómo saldremos de este
círculo vicioso?.