ARTÍCULOS Y OPINIONES



LA INQUIETUD ESENCIAL


Autor: Ángel Gómez

Hubo un tiempo en que los hombres comenzaban a serlo arrancando a la tierra circundante no sólo lo que ésta le ofrecía sino también lo que mantenía oculto a los sentidos porque en la naturaleza humana está no resignarse a la oscuridad y al frío sino deshacerlos con fuego, ni soportar el hambre, sino arrancar del seno de la tierra los frutos que ésta le niega, ni resignarse a la muerte y al destino, sino preservar la vida y buscar la libertad. Pero también está en su esencia la nostalgia de su primitiva forma de ser, el negarse a sí mismos creando los instrumentos de oscuridad, muerte y cautiverio. Por eso, los dioses siempre han sido compañeros inseparables de los hombres.

Dice Hesíodo, al comienzo de su Teogonía, que "en primer lugar existió Caos, luego Gea la del ancho pecho, y después Eros, el más hermoso de los inmortales que en la mente de dioses y hombres introduce una dulce languidez que domina los corazones y sojuzga toda prudencia". De la acción sucesiva de estos tres elementos, que respectivamente vienen a representar al vacío ilimitado, la materia terrestre y la fuerza vital, procede todo cuanto existe y, en primer lugar según Hesíodo, los dioses encerrados unos en el Tártaros, pobladores los otros del Olimpo. De éstos la más cruel era Némesis, depositaria de la envidia divina y ejecutora de la venganza sobre cualquier mortal que se atreva a escapar a su condición de ser contingente, débil, mediocre, predestinado. Por eso Némesis condujo a Creso, rey de Lidia orgulloso de su poder a la expedición que causó su ruina y Faetón fue arrojado al abismo cuando quiso conducir el carro del sol. Y también por eso una rapaz insaciable devora día tras día al entrañas del pobre Prometeo.

Habitantes de mi patria, Tebas mirad: he aquí a Edipo, que descifró los famosos enigmas y era muy poderoso varón cuya fortuna ningún ciudadano podía contemplar sin envidia; mirad a qué terrible cúmulo de desgracias ha venido.Porque el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado. Nadie se eleve a ninguna cima para destacar del común rasero de los vecinos sin sufrir la envidia de los dioses ni la mofa de los suyos. Nadie cometa el pecado de desmesura sin atroz penitencia. Vayamos tras la gente a donde vaya Vicente, bailemos al ritmo de amplificadores y equipos de sonido, olvidemos que la libertad es la essentia in re de lo humano. Los caminos que se alejan de la movida llevan hasta Hades, el que con despiadado pecho habita moradas bajo la tierra donde Tántalo sufre la sed y Agamenón la soledad.

Publicado en la Revista Oá! Revista do esencial, nº 2, Año 1997.

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