Se han conocido casos en los que un ni�o afectado por discapacidad ps�quica ha llegado a su domicilio o casualmente a manos de alg�n trabajador social, m�dico, etc.., con lesiones en su cuerpo. Cuando se le pregunta por la causa de estas heridas, el discapacitado con afectaci�n ps�quica ya sea ni�o o adulto suele de alguna manera conducir hacia el culpable, pero dado su estado jur�dico de incapacidad su testimonio carece de validez ante un tribunal e incluso a la hora de cursar una denuncia si no se acompa�a con unas pruebas testimoniales de los hechos constatadas por otra persona, por una c�mara de video-vigilancia o similar, cosa que no siempre es f�cil que ocurra en tales casos.
Incluso con el hecho de unas claras lesiones f�sicas y el testimonio pericial de un medico forense afirmando que tales lesiones han sido causadas por un maltrato proveniente de una persona adulta y por tanto no de una auto lesi�n como a menudo el maltratador achaca tratando de encubrir los hechos, no hay una forma veraz de cursar denuncia y por lo tanto no es posible ni tan siquiera iniciar una investigaci�n de los hechos ni hacer un seguimiento del menor para averiguar las verdaderas causas.
Por todo ello, un menor o adulto con discapacidad ps�quica podr�a pasar incluso largos a�os padeciendo un mal trato f�sico unido muy probablemente a otro mal trato psicol�gico mas dif�cil de comprobar a�n sin que nadie intervenga para proteger a la v�ctima.
Una lamentable situaci�n que incluso puede corroborar la instituci�n Defensor Del Menor sobre hechos de este tipo que se han descubierto y en donde se comprob� que con toda probabilidad el afectado podr�a llevar muchos a�os padeci�ndolos.
Por tanto, para evitar esta situaci�n de indefensi�n debiera de realizarse una mejora en la legislaci�n jur�dica contemplando este tipo de problem�tica y cuanto en este art�culo se plantea, creando adem�s un cuerpo policial y judicial especializado en investigar y atender estos delitos mediante profesionales debidamente formados en este sentido con plena autonom�a para hacer un seguimiento e investigar situaciones confusas o sospechosas.
De este modo se garantizar�a la adecuada protecci�n de los discapacitados ps�quicos ante este tipo de situaciones, esclareciendo circunstancias confusas o dudosas que sean motivo de sospecha de este tipo de delito, con especial enfoque hacia el menor porque es en el sector de la infancia donde mas se ensa�an este tipo de agresores y donde la v�ctima es mas vulnerable.
Enrique G Blanco.
Febrero de 2007. Proyecto Abedul.
