Experiencia:
Presentarme a una oposición con una alta discapacidad.
Hola, soy una persona de 37 años de edad, titulado como Técnico especialista en delineación y
padezco una enfermedad degenerativa sin tratamiento, por la cual llevo mas de
quince años desempleado (15) dadas mis dificultades de desplazamiento y las limitadas
condiciones laborales que la enfermedad me causa en este sentido. Asi mismo tampoco cobro pension por
incapacidad laboral dado que desde que terminé mis estudios hasta mi ultimo empleo a fecha de la aparición de
mi enfermedad allá por 1992, a penas coticé dos años de trabajo, que fueron insuficientes para el cobro de dicha pensión.
Por ello soy perceptor de una pensión social no contributiva de 460 euros, con la cual como comprenderán
no tengo ninguna prosperidad, ni porvenir pues eso no llega ni para
el pago del alquiler de una vivienda.
Debido a la enfermedad estoy en una silla de ruedas con un grado de discapacidad de 80%.
Les voy a relatar en forma positiva una historia similar a esas que acontecían a Don Quijote y Sancho cuando trataban de
pernoctar en las ventas y hospederías de Castilla, terminando manteados, aunque en mi caso no precisamente
por no pagar. Una experiencia que he vivido en fecha reciente y la opinión y reflexiones que todo ello me ha causado,
las cuales deseo compartir con ustedes porque creo que de todo ello
probablemente “todos” podremos aprender algo nuevo.
Hace unos meses obtuve los resultados de una oposición a cuya convocatoria me presenté y de cuyo nombre
no quiero acordarme porque por otro lado eso es para mi lo menos importante, la cual entre las tasas,
los libros y manuales que he comprado para un mejor estudio y las facturas de taxi de los dias de examen,
me ha supuesto en torno a los 100 euros (1/4 de mi pension no contributiva de un mes).
Una oposición en cuya primer examen denominado prueba teórica quedé clasificado entre los 100 primeros participantes con
mas alta puntuación del total de 700 personas que nos presentamos (con y sin discapacidad) para un número
de 115 plazas y para lo cual uno de los requisitos era estudiar la Constitución Española y diferentes
normativas vigentes relacionadas con legislaciónes sociales, laborales y administrativas.
Por mi puntuación obtenida en esa primera prueba cuyo resultado me motivó bastante, pude acceder a la segunda
denominada "prueba práctica", la cual estaba lejos de lo que yo entiendía como
"una prueba de habilidades prácticas relacionadas con los puestos de trabajo a desarrollar" que yo pensaba iba a realizar
en una oficina, frente a un ordenador, frente a una centralita telefónica u en otros acometidos de la categoría
resolviendo alguna situación real. Una prueba para la que quedamos clasificados en torno a 300 personas
(unos seis con discapacidad) que consistió en un examen de preguntas tipo test sobre supuestos prácticos con una alta
similitud a una prueba teórica, "no práctica" y dos ejercicios corregidos de forma manual, siendo uno de ambos de
informática para valorar conocimientos a nivel usuario mediante un ejercicio, el único que "siendo muy positivo" mas se
me pareció a una prueba práctica.
En toda esta segunda prueba obtuve una puntuación bastante mediocre, con especial escasa
puntación en los ejercicios corregidos de forma manual, sobre las cuales no fué posible realizar alegación alguna
ni comparar resultados con las respuestas correctas, pues no se aportaron.
Finalmente mi puntuación (nota media del primer examen teórico, mas las llamadas prueas prácticas)
se quedó a cuatro puntos de los exigidos para todos los participantes con y
sin discapacidad para poder pasar a la selección de los que optaron a las plazas y a la bolsa de
empleo temporal, por lo que quedé desclasificado de toda posibilidad laboral. He de decir que superaron
la puntuación exigida el mismo numero de candidatos que las plazas ofertadas, mas quince que probablemente habrán cubierto
la plaza de quien ha rechazado el puesto, su destino geográfico o el período de pruebas.
En mi situación realicé un esfuerzo sobre humano para poder estudiar los contenidos que "agudizando el ingenio"
tuve que buscar en Internet, etc.., pues no encontré temarios publicados a la venta, nadie que me los facilitara,
ni opción a prepararlos en academia alguna. Academias de preparación de oposiciónes que por cierto escasamente tienen
en cuenta a las personas con gran discapacidad como yo, pues quise al menos prepararme un poco mas en profundidad
mejorando mis medianos conocimientos para la prueba de informática mediante un cursillo en una de esas academias
mas próxima a mi domicilio a la que tenía que acceder subiendo un
complejo escalón con mi silla de ruedas, requiriendo la ayuda del personal de dicho centro y disimuladamente me dijeron
que no podían atenderme, que mejor me fuese a otra mas accesible, y como en mi distrito no existe otra próxima a mi
domicilio, opté a preparar todo por mi cuenta mediante unos libros de ejercicios que compré en la Casa del Libro de
Gran Vía. Pero mi esfuerzo sobrehumano viene debido a que además de las limitaciones y fácil agotamiento que me causa mi
discapacidad carezco en mi domicilio de un espacio suficiente y condiciones para estudiar debidamente.
Dado que la primera prueba fue en época de verano pude prepararla sentado todas las tardes en una mesita
de campo de las existentes en un parque próximo a mi domicilio al que me iba todas las tardes con mi silla de
ruedas hasta caer la tarde. El buen tiempo de verano me ayudó mucho para todo ello y así aprobé la primera
parte con un resultado que consideré bueno, a pesar del nerviosismo propio de un examen que a veces traiciona
y hace que salgan las cosas peor que los conocimientos que uno posee.
El segundo examen, que fue en pleno diciembre, época de mucho frío me vi con serias dificultades para
prepararlo asimilando unos temarios para ampliar y recordar los conocimientos de secretariado que obtuve en una
librería especializada. Me vi con serias dificultades para el estudio porque en mi distrito no hay biblioteca
pública y tenía que desplazarme a la mas próxima en un autobús repleto siempre de viajeros. Debía todas
las tardes de permanecer inmóvil largos ratos en la parada con un frío atroz.
Llegando a dicha biblioteca a veces bastante cansado por mi enfermedad, para estudiar en una sala saturada de
personas estudiantes porque la planta de arriba de dicho lugar que ocupa el 50% de la misma está sin servicio
por reforma, siendo a veces difícil la concentración en tales condiciones.
Evidentemente y a pesar de la discapacidad, al no alcanzar la puntuación mínima exigida de 50 puntos
para todos los candidatos no fui seleccionado, habiendo superado tal nivel de puntuación tan solo dos
discapacitados y con puntuaciones que superaron a la mínima de
algunos aprobados sin discapacidad. Dos personas con discapacidad que serán las únicas que
opten a cubrir el cupo de plazas reservadas del total de 115 plazas
(y a buen seguro ninguno de ambos con gran discapacidad, pues a simple vista ni muletas
llevaba ninguno de mis otros compañeros discapacitados), el resto sin cubrir las
darán por desiertas porque dirán que los otros participantes con discapacidad no alcanzamos el mínimo exigido.
Después de toda esta experiencia no se si me presentaré de nuevo a otras convocatorias de empleo público, dado el
inmenso esfuerzo, tensión y estress que he padecido durante todo el período que han durado dichas pruebas, algo que
la enfermedad acusa seriamente. Así como a mi gran incertidumbre sobre las condiciones laborales que me
hubiesen aguardado de haber aprobado. Sinceramente no se si repetiré la experiencia.
Lo único positivo es que todo ello me ha ayudado sin duda alguna a levantar la autoestima, tras quince años sin
empleo y a penas sin saber si aún sería capaz de estudiar y organizarme como en mi época de estudiante cuando aún
no padecía discapacidad ni enfermedad alguna. Lo cual hice creo que bastante bien.
Con todo, mi deseo ya no está en poder aprobar otra convocatoria porque si les soy sincero me siento muy cansado
para ello y siento que las condiciones no son las que necesitamos las personas en mi situación, ni en cuanto a la
selección ni en cuanto a los puestos de trabajo, condiciones laborales, etc…. Máxime cuando además, dentro de las
plazas reservadas para personas con discapacidad no existe una diferenciación ni preferencia para una persona que
concurre a una convocatoria con una gran discapacidad cuyo grado de minusvalía es superior al 75% u 80%
“la cual posee unas muy graves limitaciones y dificultades incluso para desarrollar un puesto de trabajo”
respecto a otras personas que concurren con un grado mínimo de discapacidad de 33%, lo que es una clara e injusta
desigualdad y discriminación para quienes padecemos una alta discapacidad y que nos vemos en la necesidad de intentar
lograr un puesto de trabajo debido a que cobramos una precaria prestación social no contributiva de 460 euros que no es
suficiente ni para vivir y desarrollarse como cualquier otro sencillo ciudadano ni tan siquiera para afrontar
las gastos cotidianos que una enfermedad de este tipo genera.
Pienso de forma honesta, en la felicidad que deberán sentir aquellos que en estas fechas saben ya que han aprobado
una convocatoria de empleo fijo de este tipo. Quienes saben que seguro tienen ya una plaza fija,
un buen empleo, un futuro bonito por delante en un momento social y laboral
incierto y lleno de eventualidad como el que vivimos. Personas que saltan y corren, que rebosan salud y vitalidad,
que ven a partir de este momento una vida mas estable y segura llena de sueños que se harán realidad.
Mi sentimiento es noble, sincero y sin malicia alguna pues quienes
hoy tenemos una severa discapacidad como la que yo padezco por la que tenemos muy quebrada la salud, aún si aprobamos una
oposición de este tipo no podríamos ver la vida con esa ilusión que ofrece la salud y vitalidad.
Nosotros en cambio vemos todo muy complejo, con trabajo o sin trabajo porque no hay condiciones adecuadas
para nosotros, ni tan siquiera laborales.
¿Habría un programa especial u horario convenido para mi enfermedad en una empresa así? O tendría que empezar a
pelear en ello también después de haber aprobado para hacerlo entender a falta de planes y organización laboral
para estas situaciones ¿Y si así fuera? ¿Cuál sería el salario si la jornada por las condiciones de salud se viera
notoriamente reducida?¿Sería suficiente para hacer frente a los elevadísimos gastos de la vida? ¿Quedaría reducido
a una cantidad similar a la prestación social no contributiva que recibe alguien como yo que no supera los 460 euros
mensuales? La cual por cierto se nos quita cuando superamos un sueldo de 600 euros al mes.
¿Podría vivir dignamente con una cantidad así? Y en cuanto al transporte para asistir al lugar de trabajo,
¿Me garantizaría alguien un transporte adaptado para poder llegar hasta el puesto de trabajo diariamente dada
mi enfermedad? No lo se, (ante cualquier empleo eventual nadie lo garantiza, solo tus propios familiares si
te pueden llevar en un vehículo particular). Todo incierto.., nada se nos habla de todo ello cuando alguien en mi
situación se presenta a una convocatoria de empleo público.
Numerosos discapacitados tenemos serios problemas con el factor transporte para acceder diariamente a un puesto de trabajo,
muchos compañeros copagan los servicios de un taxi que son carísimos porque las ayudas no cubren la totalidad del coste de
este servicio, reduciendo aún mas su escaso salario, a otros les llevan sus propios familiares en un coche de la familia
“los que lo poseen” y tienen quien les pueda llevar. A mi nadie me ha ofrecido nunca soluciones en esta materia, ni la misma
administración cuando le he planteado el problema frente a una oferta de empleo privado porque la primer solición es
comienza tu a pagartelo hasta que pasados seis meses comiences a percibir parte de la ayuda, y eso implica que
desde el primer dia comienzas a abonar a un taxi adaptado la descomunal cantidad de 20 euros por carrera (40 euros diarios),
da risa porque probablemente esa cantidad ni la ganaría en una jornada partida o a tiempo parcial, de modo que
¡pondría dinero para ir a trabajar! no se si se comprende la absurda situación, además ¿Quien puede ir a trabajar en taxi?
incluso con subvención ¡menuda ruina seremos así para el gobierno!. No se puede ir a trabajar en taxi porque no lo hace ni
el director de una sucursal bancaria.
Con este tipo de enfermedades, ¿no se que será mas rentable si trabajar o no trabajar y perder la autoestima y dignidad
como persona si a todo ello añadimos que cualquier discapacitado con un contrato laboral estable sufre además la
exclusión a numerosas ayudas y subvenciones para la adquisición de ayudas técnicas, bonos de autobús u otros transportes
públicos colectivos, tarifas sociales como la del teléfono, pago de la letra de viviendas sociales cuando se posee una.
Además de ello sumemos el severo e injusto descuento en nomina que se realiza a personas con discapacidad.
En definitiva, que en nuestro caso y cuando se trata de una enfermedad pocas veces brilla el sol en nuestro alrededor
si no lo hacemos brillar nosotros mismos a veces soñando utopías en unas condiciones de enfermedad muy reducidas.
Probablemente nos sale mas económico y nos duele menos la cabeza y el físico quedándonos en casa, desde luego muy a
pesar nuestro, al menos en mi caso, porque en ello va la dignidad, máxime cuando con muchísimo esfuerzo hemos estudiado
alguna actividad académica de la que nos gustaría poder desarrollarnos, aunque sea mínima mente tal como la enfermedad
nos deja y en la que nadie nos da una verdadera oportunidad.
Deberían de aplicarse otros métodos evaluadores en las oposiciones y especialmente ante estos casos,
donde pueda verse y demostrarse verdaderamente el esfuerzo y el interés de quienes se presentan a una de estas plazas.
Mientras tanto, y en especial a las personas con una compleja discapacidad no nos queda sino continuar durmiendo el
sueño de los tiempos mientras vemos pasar la vida de nuestros contemporáneos y la nuestra….
Con todo, deseo felicitar de corazón a quienes han aprobado una oposición de este tipo con y sin discapacidad
para que valoren siempre lo que han obtenido y para que no olviden y se solidaricen siempre desde sus puestos con
quienes padecemos una discapacidad y llevamos años y años sin empleo, sin ser escuchados y
luchando por un puesto de trabajo que nos permita mejorar nuestra situación económica y social.
Si han llegado leyendo hasta aquí solo me queda agradecerles muy sinceramente el tiempo que me han dedicado,
rogandoles concienciación y que conciencien a otros sobre este problema si ello está en sus manos.
Un saludo cordial.
Anónimo.