LA
REVOLUCIÓN MEXICANA.
Antecedentes locales y nacionales.
La llamada "pax porfirista" fue un mito, sobre todo en
Chihuahua. El desarrollo económico más bien fue en el porfiriato una
diversificación de actividades económicas, que localmente al igual que en todo
nuestro país si produjo riquezas pero sólo para una minúscula parte de la
sociedad, personas allegadas al régimen de Díaz, entre ellas numerosas
provenientes de otros países. Los latifundistas despojaban a los pueblos y
pequeños propietarios de sus tierras, las empresas mineras pagaban sueldos muy
bajos a quienes trabajaban en ellas, los ferrocarriles pagaban mejor sueldo a
los trabajadores extranjeros que a los mexicanos, empresarios ligados al
gobierno no pagaban impuestos mientras que otros sí tenían que hacerlo, no había
libertad de expresión ni elección democrática de los gobernantes. No podría
haber paz indefinidamente en estas condiciones.
Durante todo el porfiriato hubo en el estado
formaciones de grupos políticos contrarios a la ideología del gobierno, y además
algunas manifestaciones armadas.
El
motín de 1892.
Una serie de hechos casi desconocidos en sus
detalles, fueron los sucedidos en 1892, en que la vida del
presidente municipal de Ascensión terminó violentamente a mano de un grupo de
vecinos. El 28 de noviembre de 1891, sábado, en el Molino de Remigio
Sáenz, entonces presidente municipal suplente, se reunieron numerosos ascensionenses
armados -y de los vecinos que no estaban en esta reunión la mayoría apoyaba a los
presentes-, y discutían inconformes sobre la planilla de candidatos que las
autoridades locales querían imponer, en el siguiente día que se efectuarían las
elecciones. para tranquilizar la tensa situación, Cecilio Guigón, comandante de la policía, realizó algunas
aprehensiones de ciudadanos en el transcurso de la noche.
El domingo en la mañana, el alcalde Teodoro Rueda
disolvió una reunión de vecinos que se habían agrupado enfrente de su domicilio,
exigiendo ellos que Remigio Sáenz tomara el cargo de presidente municipal
mientras se llevaban a cabo las elecciones. En el proceso electoral "ganó" la
planilla oficial dirigida por Rafael Ancheta -en algunas fuentes dice "Anchieta"
y "Archeta"-, quien entró en posesión de su cargo de alcalde el día de año nuevo
de 1892. Ancheta anteriormente había facilitado el trabajo de una empresa deslindadora
para despojar al pueblo de parte de sus tierras, por ello era
rechazado por casi toda la comunidad.
El siguiente día seis a las 5 de la tarde, atrás del
templo católico, dirigidos por Atilano Baca y Jose León Urrutia, que había sido candidato
independiente y apoyado por el pueblo, se reunieron más de cien vecinos armados
para protestar contra el nuevo alcalde, quien llegó con varios de sus
funcionarios para disolver la reunión. En cierto momento subió de tono el
diálogo, y murió a causa de los golpes recibidos José Avalos Salazar, Secretario
del Ayuntamiento y que era el hijo del Comandante del Décimo primero batallón de Infantería
que se encontraba en Chihuahua. El presidente municipal, con severos golpes
recibidos, fue llevado por los sublevados al Molino de
Sáenz.
En la noche del día 6, arribaron desde Janos 39
ciudadanos para someter a los ascensionenses. Los de Janos se organizaron en la casa de
Marcos Sifuentes, y éste los dirigió en combate para tomar el Molino en donde
los amotinados se habían hecho fuertes. En el enfrentamiento murió Sifuentes y un número no
determinado de janenses resultaron heridos, mientras de quienes estaban adentro
del Molino casi nadie sufrió daño alguno; solo Ancheta, que se encontraba detenido
por los sublevados murió en ese momento.
Celso Girón, juez del Distrito Bravos, solicitó la
ayuda del teniente coronel Angel Bouquet , quien salió de Casas Grandes
con 50 hombres fuertemente armados, procedentes de Corralitos, Casas Grandes,
Galeana y se les unió la Policía Fiscal de Janos en el camino. Sin ningun
problema ocupó los edificios públicos de Ascensión, y viendo que la mayoría del
pueblo estaba en contra de las autoridades, y que los sublevados no hacían
ningún movimiento hostil, procedió con mucho tacto político. Estando ausente el
presidente suplente Gregorio Zozaya, acordó con las autoridades que quedaban en
el pueblo que el regidor Eutimio Barrios ocupara la presidencia municipal
mientras llegaba el Jefe Político del Cantón, el Cor. Agustín Sanginés que había sido informado en detalle de los acontecimientos por el personal del Consulado
Mexicano en Deming.
El día 11 en la noche llegó Sanginés, los sublevados
dejaron el Molino y 60 de ellos fueron aprehendidos y después de ser
amonestados, le Jefe Político los envió en paz a sus hogares. Tres de ellos
fueron encarcelados. Algunos sublevados se dirigieron a fortificarse en el
Cerro de la Cal y después en la cercana Loma de las Biznagas, para después
dispersarse y dirigirse algunos a La Mesilla y a Las Cruces, Nuevo México. La
actitud conciliadora de Sanginés evitó un derramamiento mayúsculo de sangre.
Finalmente solo se procedió judicialmente contra José L. Urrutia. En ese mismo
año el Congreso Estatal promulgó una Ley de Aministía en favor de los amotinados
que se encontraban prófugos, y la mayoría de estos aprovechó para regresar a sus
lugares.
El
municipio de Ascensión, zona de movimientos.
Por su estratégica ubicación, lejos de la capital del
estado, en las proximidades de una población importante -Paso del Norte-,
y junto a la frontera internacional, el Municipio de Ascensión fue zona de
manifestaciones y movimientos antiporfiristas. Ocupando este munipio una gran extensión, y con
poca vigilancia por parte de las autoridades estatales, los opositores al régimen llevaron más o menos fácilmente
aquí varias acciones, para luego huir inmediatamente a los Estados Unidos, donde
había grupos políticos y hasta medios de prensa que simpatizaban con
ellos.
Un caso especial son los sobrevientes de Tomochi,
pueblo que fue arrasado por las fuerzas armadas al rebelarse sus habitantes,
entre otras causas, por el arrebatamiento de sus tierras por las compañías
deslindadoras. Los que huyeron a El Paso y otras ciudades cercanas, para
salvarse de la persecusión gubernamental, ocasionalmente entraban a México
a hacer perjucios al régimen. Por ejemplo en 1893, Valente García, Jesús Varela
y Macario Ponce, con 50 de sus seguidores, llamados despectivamente "tomoches"
por las autoridades y los diarios, asaltaron la Aduana de Palomas y se llevaron
dinero y armas, y huyeron hacia los EUA, después de repartir impresos
donde invitaban a los soldados a pelear contra el régimen
porfirista.
Es posible que estos sublevados hubieran seguido por
muchos años con estos asaltos, de no ser por que el gobierno decretó una Ley de
Amnistía a la que se acogieron la mayoría de los prófugos, manifestandolo estos
así a las autoridades locales del lugar donde se encontraban. POr ejemplo, Patrocinio Varela,
que había temporalmente cambiado de nombre y aspecto, ocultando su lugar de
origen, vivía en ese momento en Ascensión, y se presentó a las autoridades,
quedando en libertad inmediatamente y quedándose a residir en esta localidad.
En 1896 Demetrio Cortes, Pomposo Ramos Rojo y un grupo más
pequeño, no todos sus integrantes relacionados con los sucesos de Tomochi,
asaltaron la Aduana de Palomas, llevándose el dinero que había en caja. En
1904 Víctor L. Ochoa repite el asalto, y días más tarde fracasa al
intentar ocupar Ascensión.
El
Partido Liberal.
El Partido Liberal Mexicano, PLM, fundado
en 1906 por el defensor de los trabajadores y periodista oaxaqueño Ricardo
Flores Magón y otros mexicanos exiliados en San Luis Missouri, sostenía entre
sus principios puntos como la educación primaria obligatoria, descanso dominical
para el asalariado, un salario mínimo, jornada laboral diaria máxima de ocho
horas, etc., que sirvieron de base no solo a la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos en 1917, sino que fueron tomados como sus ideas
originales por partidos socialistas y comunistas de todo el mundo. Esta y otras
acciones similares le costarían a Flores Magón muchos años de cárcel en los
Estados Unidos, en donde murió en 1922 prisionero y casi ciego, rechazando la
libertad ofrecida para no tener que cambiar su ideología. Magonistas y maderistas nunca se
identificaron totalmente: los magonistas que querían un cambio radical e
inmediato y acusaban a Madero de dirigir una Revolución que sólo favorecía a las
clases medias y altas.
El PLM promovío y participó en pronunciamientos contra
Díaz en toda la nación, antes que Madero convocara a la la lucha armada. En 1908, 13 integrantes del PLM que habían sido
hecho prisioneros en Casas Grandes al planear una insurrección en masa se
fugaron y con algunas bombas de fabricación doméstica intentaron tomar la Aduana
de Palomas. Dirigido por Praxedis Guerrero, José Inés Salazar y Enrique Flores
Magón, hermano de Ricardo, se enfrenataron a una guardia más numerosa y bien
armada, muriendo entre los atacantes Francisco Manrique y hecho prisionero
Lázaro Padilla. El grupo rebelde regresó a Ascensión a fusionarse con el de Enrique
Portillo y continuar la lucha, pero Portillo había sido detenido días antes y
mejor se trasladaron a los Estados Unidos, en donde grupos de trabajadores
norteamericanos simpatizantes del Partido Liberal Mexicano les dieron protección
de los agentes del gobierno mexicano que les perseguían en el vecino
país.
El PLM adquirió una cantidad inesperada de
simpatizantes en Ascensión a finales de la primer década del siglo XX, cuando
una severa crisis económica produjo altas tasas de desempleo, inflación y
escasés de productos básicos. A este partido se adhirieron en Ascensión
artesanos, pequeños propietarios, comerciantes, en general, la naciente clase
media simpatizó con este partido, aunque posteriormente se identificarían más
con el maderismo. Sin embargo en ninguno de los casos lo hicieron abiertamente,
debido a la actitud represiva de las autoridades locales.
Primeros años de la Revolución
Mexicana.
El 20 de noviembre se 1910 fue la fecha que indicó Francisco
Indalecio Madero González para iniciar la lucha armada en contra del gobierno
federal. Diversas acciones, no bien documentadas la mayoría de ellas, se
llevaron a cabo en este municipio.
En los finales de febrero y principios de
marzo de 1911, se vio pasar por la cabecera municipal el tránsito a tropas
federales que se dirigían a Casas Grandes, en donde el 6 de marzo Madero fue
derrotado en su intento al apoderarse de esta última plaza, que después pudo
ocuparla sin mayor problema al ser abandonada por las fuerzas federales, las que
se habían trasladado a defender Ciudad Juárez. Posteriormente, el ejército
maderista se dirige a esta ciudad. De camino llegan hasta Estación Guzmán en
donde acampan y salen de aquí al amanecer, pasan por un lado de la Laguna Santa
María y siguen rumbo a la Hacienda de la Nariz para seguir en dirección al
sur de Ciudad Juárez, ya entonces rodeada por los
revolucionarios.
Una tradición oral menciona a un problema
sucitado en Guzmán entre dos jefes revolucionarios a quien Madero estimaba
mucho: José Garibaldi, australiano y nieto del prócer italiano del mismo nombre,
y Francisco Villa. Un soldado de Villa fue despojado de un rifle en un incidente
por quienes acompañaban a Garibaldi, y los viilistas respondieron desarmando a
algunos elementos de la Legión Extranjera; por poco hubo un enfrentamiento a
gran escala, evitado por la ecuanimidad de Madero. No se ha difundido mucho
sobre la valiosa participación de los extranjeros veteranos de guerra que como
Garibaldi, lucharon en favor de la Revolución Mexicana. En este grupo había no solo estadounidenses
sino también ciudadanos de Canadá, Francia y Sudáfrica, destacándose ellos
en habilidades como el manejo de explosivos, ametralladoras y cañones.
Francisco I. Madero (a
la izquierda, sentado) y Venustiano Carranza, dos caudillos revolucionarios que
visitaron durante la lucha el municipio de Ascensión.
El 16 de abril los magonistas escribieron desde
Estación Guzmán una carta a Madero, manifestándole su desacuerdo en diversos
puntos. La carta estaba firmada por José Inés Salazar, Leónides Zapata, Luis
García, José Parra y Tomás Loza. Madero ordenó Francisco Villa el arresto de
ellos y otros magonistas, quienes fueron enviados a la cárcel a Ciudad Guererro,
pero estos que parecían ser especialistas en fugas desde hacía varios años, en
el camino huyeron y pronto volvieron a la lucha.
Los magonistas desconocieron los Tratados de Paz de Ciudad
Juárez y a Madero como jefe de la lucha armada, invitando a los mexicanos a
tomar la bandera roja del PLM, a continuar en la lucha y a recuperar las tierras
para el pueblo. A finales de mayo de 1911 José María Rangel ocupó Ascensión
decomisando a los vecinos dinero, armas, parque, caballos y alimentos, uniéndose
algunos ascensionenses a este grupo, el que después se dirigió Palomas, donde
las fuerzas federales al mando de Ramón Chávez impidieron que se apoderaran del
lugar. El mes siguiente toman Sabinal, para dirigirse posteriormente a Janos. En
noviembre de ese año hubo enfrentamientos entre tropas maderistas y algunos
seguidores de José Inés Salazar, que se identificaba con el Partido Liberal y
los Flores Magón, en Estación Guzmán y en Ascensión. En febrero de 1912 un
grupo de revolucionarios dirigidos por Salazar obligaron a los mormones de
Col. Díaz a abandonar el lugar, para dedicarse los sublevados al saqueo,
ese grupo también saqueó el edificio del gobierno municipal y quemó su valioso
archivo en Ascensión. Después poco a poco el magonismo fue perdiendo fuerza en
todo el país.
Un revolucionario ascensionense importante fue el Gral.
Francisco Miranda (1873-1919), identificado inicialmente con el magonismo. Con aptitudes de
líder, organizó políticamente y después militarmente, a grupos revolucionarios
en Janos y Ascensión. Participó en los encuentros armados de La Mojina y las
tomas de Casas Grandes y San Buenaventura. Su trabajo en Chihuahua es poco
conocido, ya que más bien trabajó en la preparación de levantamientos militares
en los pueblos de la sierra en el vecino estado de Sonora. Murió en las
cercanías de Janos cumpliendo su deber.
Francisco Villa en
Ascensión.
Francisco Villa se incorporó a la lucha armada tan pronto
como esta dio inicio, llevando una accidentada vida como revolucionario. Se
destacó en la Toma de Ciudad Juárez y luchó contra el usurpador Victoriano
Huerta.
Después de su triunfo en Bustillos, los villistas
en unión con los soldados de Máximo Castillo atacaron Nuevo Casas Grandes a
mediados de junio de 1913. En la siguiente semana Villa se estableció en
Ascensión, preparando un numeroso grupo armado que se posteriormente se
convirtió en la base de sus famosos Dorados, guardia que siguió a su general
hasta el final, y a la poderosa División del Norte que desempeñó un papel
de primera importancia en la lucha contra Huerta. Desde aquí, el Gral. Villa
enviaría a sus hombres de confianza a comprar armas, a buscar más combatientes y
a ponerse en contacto con Venustiano Carranza, quien había convocado al pueblo
mexicano a luchar contra Victoriano Huerta. Villa salió de Ascensión a mediados
del siguiente mes de agosto con su ejército rumbo a los Cerros Rayados, para
tomar el ferrocarril en Estación Guzmán.
FRANCISCO VILLA.
Como nota interesante y aparte, cabe mencionar la estancia
por unas horas de Venustiano Carranza en algunas estaciones del ferriocarril en
este municipio en marzo de 1914, cuando se dirigía a Ciudad Juárez procedente de
Sonora. En Estación Barrial recibió un telegrama sobre el estado de la situación
de sus fuerzas armadas. Carranza y Madero al parecer han sido los únicos
personajes que habiendo pisado este suelo ascensionense, hayan ocupado después
el cargo de Presidente de la República.
El
asalto a Columbus y la expedición punitiva.
Todavía se discuten las causas por la que Villa atacó
el tranquilo pueblo de Columbus. El gobierno norteamericano autorizó en cierto
momento que tropas carrancistas se transportaran a través de territorio de su
país, para fortalecer a las defensas de Aguaprieta, Sonora, que Villa se
disponía a atacar, sufriendo una terrible derrota. Indudablemente que el
acercamiento entre Carranza y el gobierno norteamericano hizo
cambiar a Villa su actitud de respeto hacia las propiedades y vida de los
norteamericanos en nuestro país. Pero de este punto a invadir Estados Unidos
había una gran diferencia, que muchos pensaron que Villa no iba a superar pero
el Centauro del Norte no tomó en consideración esta forma de pensar.
Desde el día 3 de marzo de 1916, varias autoridades
norteamericanas recibían y reenviaban informaciones sobre el desplazamiento
hacia la frontera de Francisco Villa, a quien habían puesto atención desde que
algunas de sus tropas habían asesinado a 17 ingenieros norteamericanos que
viajaban en el ferrocarril de Chihuahua a Cusihiriachi, en las
proximidades a Santa Isabel de Los Berros el 10 de enero de ese año. De Santa
Isabel salió Villa, ya declarado fuera de la ley como "el cabecilla y reaccionario
exgeneral" por un edicto firmado por el mismo Carranza, el 17 de febrero lo vieron
en la madrugada rumbo a Namiquipa, rumbo al norte... después nadie sabe ni lo ha visto
durante muchos días, tampoco han sido vistos cientos de jinetes que van con él. El 6 de marzo
las noticias parecían confirmarse: el grupo ha sido detectado en las cercanías de Casas Grandes, pero no se creía que Villa fuera a cruzar la
frontera, aunque se habían visto un grupo de villistas en los alrededores de
Palomas. El día 7 se le ubicaba a 50 millas de la frontera, el día 8 el
secretario de Estado en Washington recibe un telegrama en donde se le da a
saber que Pancho Villa se encontraba a 25 millas de la frontera en la Hacienda
de Nogales, Janos, y que se dirigía a Sonora. Un mexicano informó a unos
soldados norteamericanos más tarde ese día que había visto a Villa en Boca
Grande. Era difícil creer a tantos rumores, que de Villa en ocasiones pasadas y posteriores
tanto circularon por aquí y por allá.
En realidad Villa ha cabalgado secretamente y sin detenerse durante 16 días en vez de
tomar el camino de 5 días, llevándose prisioneros a quienes se encuentra
en el camino para que no den noticia de su ubicación. El día 8 llega a la Hacienda de Boca
Grande al amanecer la primera avanzada villista, esta Hacienda está en suelo en suelo ascensionense, en medio del triángulo que forman las ahora comunidades de Colonia Guadalupe Victoria, Ejido Josefa Ortiz de Domínguez y Ejido Gral. Manuel Gutiérrez Sáenz. El
jefe llagaría a mediodía a Boca Grande. En esta hacienda uno de sus generales,
Candelario Cevantes ha mandado fusilar a primera hora a los vaqueros norteamericanos Mackiney y
Corbett. Se dedican los villistas a matar reses y recoger caballada, y a enviar
espías para estudiar el camino y las condiciones del pueblo de
Columbus.
El día 8 en la noche salieron los villista rumbo
a Vado de Piedra, al poniente, pero al poco momento cambiaron su dirección
hacia el norte, pasando por el oeste y a sólo unos kilómetros de Palomas. Cruzan
la línea divisoria internacional, esperando a que pase el tren de la una de la
mañana y continúan su viaje a Columbus bajo un frío inclemente. El 9 de marzo, fecha de aniversario de un cañoneo
inmisericorde que hizo la flota norteamericana a Veracruz en la guerra que
a México le costó más de mitad de su territorio, Villa y sus tropas entraron a Columbus, sin
ser ni siquiera detectados inicialmente ni por un perro.
De repente, se escuchan balazos, ventanas quebrándose, puertas que son derribadas, incendios, saqueos, relinchos, voces pidiendo ayuda,
disparos, huídas, ladridos, gritos de Viva Villa, creando una gran confusión.
Samuel Rabel, quien tenía deudas con Villa y que era buscado por los villistas, se encontraba a salvo fuera de Columbus. En su momento, las
ametralladoras y fusiles del ejército norteamericano aumentaron el caos. Nunca
había sucedido algo igual antes en los Estados Unidos.
Los villistas, perseguidos por militares
norteamericanos, regresaron a México a la orden de su jefe: "¡ Vámonos
muchachitos!", con un buen botín: tres ametralladoras, 300 rifles, mucho parque
y mantas, y dejando en Columbus ocho "gringos" muertos y siete
heridos, más también Villa tuvo bajas en este asalto, entre estos a
algunos heridos que los ciudadanos norteamericanos querían quemar vivos. Al pasar por
Ascensión, en donde fueron todavía alcanzados por algunos de los
muchachitos, el grueso del contingente villista descansó, sepultaron a algunos de
los suyos que habían sido heridos en Columbus y reorganizados, siguieron
adelante.
Pancho Villa State Park, en
Columbus NM, en recuerdo del ataque de este caudillo revolucionario.
Siete días después una columna del Ejercito de los Estados Unidos
entraba por Palomas en búsqueda y persecusión de Villa, en la denominada
"Expedición Punitiva", que en un momento aumentó a 10 000 soldados. En un
momento se consideró Ascensión para cuartel general de la campaña, pero se optó
por Colonia Dublán. La Expedición Punitiva incluía entre su equipo a vehículos
armados motorizados y aviones de guerra. El cielo de Ascensión fue el primero en
el extranjero que cruzaron los aviones de la USAF. Los norteamericanos pasaron
por Boca Grande, El Espía -en donde uno de los soldados dejó una inscripción
en las rocas-, la abandonada Col. Díaz y en el río próximo a Ascensión lavaron
sus ropas. Bajo fuertes muestras de antipatía y rechazo de la población
ascensionense, siguieron en dirección al sur.
Esta campaña fue un fracaso, por que nunca
pudieron ni ubicar con seguridad en qué región se encontraba Francisco Villa. Volverían los soldados norteamericanos a su país por
Palomas en febrero del siguiente año. A su paso por Ascensión, un
vaquero le propuso a un desanimado oficial de la Expedición Punitiva cómo
encontrar a Pancho Villa: "dele de comer a sus mejores caballos con esta
hierba, que hay mucha en el monte, y sus caballos le llevarán a donde se
encuentra al que andan buscando" - me contaron que así le dijo-, al tiempo
que le entregaba una poca de esa hierba al militar norteamericano, (esta planta por cierto es altamente
tóxica, los vaqueros de esta región la llaman "hierba loca").
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