EL BORRADOR DE LA HISTORIA

50 AÑOS

TECNOCASA 

(Inventos que revolucionaron el hogar)

El placer del baño

A mediados del siglo pasado era un lujo tener un baño dentro de la casa, pero en los '70 casi todos ya contaban con uno. Del antiguo WC con estanque en la pared y una cadena para descargar el agua, se pasó a los sanitarios de colores y líneas redondeadas, mientras que la tina perdió sus patas y quedó empotrada en las paredes del baño. Pero la prisa y la reducción del espacio en la vivienda popularizaron la ducha, conocida hace 50 años como "lluvia". El baño de tina, sinónimo de relajación y bienestar, dio paso a las tinas con chorros de masajes y jacuzzis.

 

"Chanchos" modernos

En 1950 se publicitaba la revolución para la dueña de casa chilena: la enceradora Robot-Fakir. El aparato eléctrico automatizaba el trabajo, pues con tirar de un cordón caía al piso una porción de cera "científicamente calculada". La máquina terminaba al fin con los dolores de espalda causados por los "chanchos" de fierro, que tenían una plancha de metal unida a un cepillo y requerían de fuerte presión para obtener brillo. Hoy, pese a que las alfombras muro a muro y los suelos vitrificados relegaron el "chancho eléctrico", estos electrodomésticos siguen su evolución.

 

Bate, bate

Había que tener un brazo resistente hace 50 años para hacer un merengue o preparar huevo mol. Los batidores de alambre eran indispensables en las cocinas de la época. Con el tiempo surgió la batidora de manivela y más tarde la eléctrica, que incorporaba un bol. Le siguió la batidora eléctrica manual, más liviana y portable, para mantener el control sobre la preparación. Hoy numerosos aparatos se unen en "centros de cocina", cuyo motor mueve una batidora, activa la picadora de verduras, exprime jugos y licua frutas y alimentos.

 

Vida segura

"Cuidado con el perro", amenazaba un cartel a la entrada de la casa. Los sistemas de alarma para las viviendas hace 50 años no pasaban de una tranca, dos cerrojos y alguna advertencia a ladrones. Con el aumento de la delincuencia, en los '80 se masificaron los porteros eléctricos, que de simples citófonos pasaron a incluir sensores de luz y cámaras de video. También aparecieron las alarmas infrarrojas para puertas y ventanas, conectadas con centrales de seguridad y mesas telefónicas, que se activan apenas alguien traspasa la barrera.

 

El frío que viene

Hace medio siglo los chilenos conservaban productos perecibles en agua fría, mientras que algunos tenían grandes hieleras de madera y metal, que almacenaban alimentos por unos pocos días. Los refrigeradores eléctricos recién aparecían y lentamente comenzaron a usarse masivamente. Según el censo de 1970, el 29% de las viviendas contaba con uno. Hoy la cifra supera el 70% y ya están llegando aparatos digitales que podrán conectarse al supermercado y que llevan un registro de los alimentos. Por una pantalla en la puerta, es posible además ver televisión y navegar por internet.

 

Cocinando en segundos

Los microondas se usaron durante la Segunda Guerra Mundial en los radares y, por casualidad, se descubrió que podía usarse para cocinar a una velocidad mucho mayor que los hornos tradicionales. Los primeros tenían una potencia de unos 1.600 watts, y se usaron en restaurantes y cocinas industriales. A Chile el microondas llegó a principios de los '80. Era grande, con botones y mandos manuales. Hoy es digitale y programable, y cerca del 15% de las viviendas cuentan con uno. Pronto se podrán conectar a internet para bajar recetas.

 

Los megaalmacenes

El almacén de la esquina fiaba y ofrecía los abarrotes mínimos para abastecer una casa. Pero de a poco sucumbió a la modernidad. El minimarket, atendido por un puñado de dependientes, y donde había más variedad de productos, derivó en supermercados y luego en hipermercados, en los que se venden electrodomésticos, ropa y hasta línea blanca. Los primeros supermercados surgieron a fines de los '50 y en el futuro tenderán hacia el comercio electrónico. En Chile ya existe un supermercado virtual, que ofrece productos a través de internet.

 

Herméticamente cerrados

Cinco meses dura la leche dentro del Tetrapack, envase recubierto de aluminio por dentro y cartón plastificado por fuera. No le entra aire, luz, ni germen alguno. Tampoco a las carnes y mariscos sellados al vacío, ni a los frascos de los colados de bebé. Sin embargo, hace algunas décadas el contenedor más confiable era el papel, con el que se envolvía azúcar, harina, arroz o té de hojas, mientras que la leche y el aceite se almacenaban en botellas de vidrio, al igual que las conservas de frutas y mermeladas.

 

Lavado y secado con un botón

El blanco, blanco de hace 50 años no se conseguía con biosolves ni blancoactivos, sino con escobilla, jabón gringo y una mezcla de ceniza y agua. La ropa se lavaba en artesas, restregándola sobre una tabla ondulada. Aunque en los '50 ya se había inventado la lavadora eléctrica, tardó en masificarse en Chile tanto que ni siquiera fue considerada en el censo del '70. Actualmente, cerca del 50% de las viviendas del país cuentan con lavadoras, algunas de las cuales se autoprograman, regulan la temperatura, calculan el detergente y centrifugan.

 

Qué plancha

Hace cinco décadas no se usaba una plancha, sino dos o tres. Eran de fierro, pesaban varios kilos y se abrían para llenarlas con carbones al rojo vivo. En el sur, las planchas eran de una sola pieza de metal con mango y se calentaban sobre enormes cocinas a leña. A mediados de los '60 apareció la "plancha con cordón", artefacto eléctrico que tenía un regulador de temperatura. Hoy, la plancha lanza vapor, tiene termostato, regula su temperatura de acuerdo con la tela y se desconecta sola cuando se la deja encendida por descuido.

   

De la Luna a la casa

Productos que hoy son tan comunes como el teflón, el velcro y las plataformas de las zapatillas, fueron incorporados a la vida cotidiana gracias a uno de los proyectos más grandes del ser humano: la carrera espacial. Los costos de esta aventura obligaron a la Nasa a justificar la inversión, trasladando los beneficios de las investigaciones a la gente.

El velcro de los trajes espaciales, por ejemplo, se usa ahora en billeteras, bolsos y ropa; los célebres zapatos de Neil Armstrong fueron adaptados para el deporte; y la comida deshidratada con que se alimentaron los astronautas hoy se vende en la mayoría de los supermercados. Además se perfeccionaron materiales como el plástico, se crearon las fibras de carbono y se desarrollaron paneles solares, productos que hoy son de uso común.

 

El velcro de los trajes espaciales, por ejemplo, se usa ahora en billeteras, bolsos y ropa (Foto: NASA).

 

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